Manama, Bahrein.– La crisis en el mundo árabe llegó ayer con fuerza al Golfo Pérsico. Por lo menos una persona murió y otras 20 resultaron heridas cuando la policía intervino para dispersar a los manifestantes durante un "Día de la ira" en Bahrein, un pequeño reino petrolero aliado de Estados Unidos.

Fueron las primeras grandes manifestaciones inspiradas en las protestas de Egipto y Túnez en llegar a Bahrein, hogar de la V Flota norteamericana y un país crucial para los intereses norteamericanos.

La mayoría chiita del país, cerca del 70%, se queja de la discriminación en el acceso a los servicios y a los empleos gubernamentales por parte de los gobernantes sunnitas. Además, en las manifestaciones de ayer participaron también grupos de oposición que buscan cambios más profundos por parte de la dinastía gobernante del país, como la transferencia de más poderes al Parlamento.

"Los manifestantes piden el fin de las violaciones de los derechos humanos, la reforma de la Constitución y un nuevo gobierno y primer ministro, ya que el actual, el príncipe Khalifa ben Salman al Khalifa, lleva 40 años en el poder", dijo el activista Mohammed al–Maskati, presidente de la Asociación de la Juventud para los Derechos Humanos de Bahrein.

La protesta, que fue llamada "Día de la ira", como en Egipto, fue organizada por grupos políticos juveniles y activistas de derechos humanos a través de Internet. La fecha no fue elegida al azar: ayer se conmemoró el aniversario de la Constitución de 2002, que promulgó reformas políticas.

Pese a que la protesta había sido prohibida por el gobierno, la gente se manifestó en 16 localidades del reino; en algunas ciudades los manifestantes se enfrentaron con la policía, que disparó gases lacrimógenos y balas de goma. En Dahih, un suburbio de Manama, la capital, un joven de 20 años murió al recibir el impacto de una bala, y otras dos personas se encuentran en estado crítico.

Para evitar el descontento social, la semana pasada el gobierno había anunciado la entrega de 1000 dinares (algo menos de 2000 euros) a cada familia de Bahrein.

Dos muertos por la represión durante las protestas

En un episodio más del denominado “efecto contagio” de las revoluciones de Túnez y Egipto, miles de manifestantes se reunieron hoy en el centro de Manama, capital de Bahrein, para reclamar por un cambio de régimen.

La represión policial contra las protestas callejeras ya dejaron como saldo a por lo menos dos manifestantes muertos. La gente que se juntó a pedir el cambio de gobierno en el reino de la península arábiga, lamentó la pérdida de los manifestantes.

Una de las víctimas, Ali Mcheimeh, fue herido ayer cuando las fuerzas de seguridad dispersaron una manifestación anti–gubernamental en la localidad chiita de Diya, al este de la capital, informó el Ministerio del Interior de Bahrein.

El otro manifestante murió hoy cuando las fuerzas de seguridad dispersaron una marcha de chiitas frente a un hospital céntrico de Manama, informó un diputado de la oposición.

El Ministerio del Interior confirmó en un comunicado que el joven murió "a raíz de las heridas sufridas" y que será abierta una investigación para determinar si las fuerzas de seguridad "recurrieron al uso injustificado de las armas".

La policía de Bahrein dispersó ayer varias manifestaciones contra el gobierno en localidades chiitas en torno a la capital, organizadas vía Internet en reclamo de una apertura democrática y en apoyo a las revueltas populares en Túnez y en Egipto.

Siguiendo la estela de estas sublevaciones, proseguían las protestas convocadas por internautas que llamaron en Facebook a manifestarse para pedir reformas políticas y sociales en el país, de mayoría chiita.

El bloque chiita en el Parlamento, el movimiento Al Wefaq, que cuenta con 18 diputados sobre un total de 40, anunció que suspendía su participación en la asamblea en respuesta a la "salvaje" represión de las manifestaciones.

Bahrein, un reino compuesto por 33 islas y un pequeño sector continental de la península arábiga sobre las costas del Golfo, tiene una población mayoritariamente de extracción chiita, pero la dinastía reinante es de origen sunnita.

El país basa su economía en la extracción de petróleo y las transacciones bancarias, aunque posee grandes reservas de gas natural, destilerías de crudo y producción de cemento y aluminio.

El PBI per cápita del reino ronda los 30 mil dólares anuales, con una población de 700 mil habitantes, alfabetizados en un 90% y con una esperanza de vida de casi 75 años, una de las más altas del mundo islámico.

Bahréin, cuyas reservas de petróleo están prácticamente agotadas, es relativamente pobre en comparación con las otras monarquías petroleras de la región.