Medio Oriente,
se extienden
las protestas

Libia tiene la tasa de desempleo juvenil más alta del norte de África

La economía y los problemas sociales
explican las protestas

afrol News, 16/02/11

Mientras la economía de Libia se ahoga en petrodólares y su "gran líder", Muamar Gadafi compra apoyo en el extranjero, casi la mitad de sus jóvenes están desempleados. El sector no petrolero es muy reducido.

Libia es el país más rico del norte de África. Si se tiene en cuenta su PIB per cápita, Libia se encuentra económicamente, de hecho, a nivel de Europa del Este.

Pero eso no refleja la economía real del habitante medio en Libia, donde alrededor de la mitad de la población se queda fuera de la economía impulsada por el petróleo. La tasa de desempleo se encuentra en un sorprendente 30 por ciento, mientras que se estima que el desempleo juvenil ronda entre el 40 y el 50 por ciento. Es la tasa de desempleo juvenil más alta en el norte de África.

También otros indicadores de desarrollo revelan que muy poco de los petrodólares se ha invertido en el bienestar de los 6,5 millones de habitantes de Libia. Los niveles de educación son más bajos que en la vecina Túnez, que tiene poco petróleo, y un sorprendente 20 por ciento de los libios son analfabetos.

Además, una vivienda digna no está al alcance de la mayoría de la mitad de la población desfavorecida. También el nivel de precios, generalmente altos en Libia, ejerce una presión aún más fuerte en estos hogares.

Pero la clave del descontento popular es la falta de oportunidades de trabajo, que contrasta fuertemente con la imagen de Libia como una nación rica, tal y como difunde constantemente el régimen y sus medios de comunicación, al más puro estilo soviético.

Las pocas opciones laborales que hay para los jóvenes libios es alistarse a la policía o las fuerzas armadas, trabajar en obras de construcción o dedicarse al pequeño comercio. Pero incluso en este caso, son necesarios contactos y corrupción para tener una verdadera oportunidad.

Pero, ¿cómo puede ocurrir esto en un país tan rico? La respuesta es que la economía de Libia está totalmente impulsada por el sector petrolero, y la evolución de los sectores fuera del petróleo se ha centrado en los proyectos megalómanos de Gadafi. Ambos están dominados por trabajadores extranjeros.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) presentó ayer sus más recientes indicadores de la economía libia. Según estos últimos datos del FMI, las exportaciones de Libia en 2010 ascendieron a la impresionante cantidad de 47.800 millones de dólares. Y lo más interesante es que se generaron 46.300 millones de dólares en exportaciones de productos derivados del petróleo y el gas.

El gran sector de los hidrocarburos en Libia crea una riqueza inmensa y se calcula que el gobierno tiene ahora en el exterior unos activos de 105 billones de dólares, lo que es lo mismo, 16.000 dólares por ciudadano libio. Pero no crea muchos puestos de trabajo. Unos pocos empresarios de Libia, próximos al régimen de Gadafi, y algunos ingenieros libios y trabajadores del sector petrolero viven de la producción de petróleo y gas. Pero son los empresarios, ingenieros y trabajadores extranjeros quienes realmente están mucho más implicados en el sector.

El líder libio Gadafi, durante años, ha tratado de diversificar la economía, poniendo en marcha repentinas inversiones millonarias en proyectos gigantescos. Un "Gran Río Artificial" iba a crear terrenos agrícolas en el desierto. Las mejores carreteras y los trenes de alta velocidad iban a recorrer el país a lo largo de todo su desierto y en todas direcciones para impulsar el comercio. Y grandes extensiones de la costa mediterránea de Libia se han reservado para numerosos complejos turísticos.

Estos intentos para impulsar el sector no petrolero han dado algunos resultados sobre el papel. En la mayor parte de los últimos cinco años, según muestran las nuevas cifras del FMI, el sector no petrolero ha estado creciendo mucho más rápido – con unas tasas de crecimiento del 6 al 10 por ciento – que el sector de los hidrocarburos. Podría parecer que ya se está creando una diversificación de la economía de Libia, con posibilidades para la necesaria creación de empleo.

Pero no es así. La mayoría de los proyectos megalómanos del líder libio han sido erróneamente evaluados, al no estar basados en las necesidades de desarrollo del país o de su población. Francamente, la mayoría son sólo una pérdida de miles de millones de dólares.

Y lo más importante es que no crean trabajo para los libios. Los gigantescos proyectos se someten a licitación internacional, con empresas extranjeras que emplean a sus propios ingenieros e incluso llevan a su propia mano de obra para hacer las construcciones. Incluso la comida de los trabajadores extranjeros es, en su mayoría, importada.

El gran plan de infraestructuras ferroviarias que ya está en marcha incluye conectar al país – escasamente poblado – de este a oeste, desde la frontera con Egipto a la frontera con Túnez, con un tren de alta velocidad. Además, se va a construir una línea a través del desierto del Sahara, casi despoblado. Los proyectos han ido a parar a empresas de China y Rusia, que llevarán a Libia todas las infraestructuras y mano de obra desde sus respectivos países.

El informe emitido ayer por el FMI, teniendo en cuenta la alta tasa de desempleo, dice en un lenguaje muy claro que los disturbios en el norte de África no han llegado a Libia "todavía". Según el FMI, el gobierno iba a responder a estos retos mediante la supresión de "los impuestos y derechos de aduana sobre los productos alimenticios producidos localmente e importados".

Además, "anunció la creación de un fondo de varios billones de dólares para la inversión y el desarrollo local, que se centrará en la creación de viviendas para la creciente población", según el FMI. Y nuevas políticas tienen el objetivo de "adaptar la mano de obra para la transformación económica".

Sin embargo, entre grandes sectores de la población libia, el plan de modestas reformas presentado por Gadafi – en el poder desde 1969 – llega demasiado tarde y suena a palabras vacías de contenido. Hace sólo un año, el régimen anunciaba que se reduciría el desempleo en un 50 por ciento durante el año 2010 gracias a los grandes proyectos de infraestructuras que se llevan a cabo en el país. Pero no ha sucedido nada.

Mientras tanto, los grandes problemas sociales se suman a las frustraciones políticas y una oposición a la dictadura, sobre todo en la segunda ciudad de Libia, Bengasi. Inspirados por las revoluciones en Túnez y Egipto, también un número cada vez mayor de libios sólo ve una solución en el colapso total del régimen de Gadafi.

De este modo, hoy ha tenido lugar en Bengasi la primera gran protesta contra el régimen de Gadafi. Varios miles de manifestantes exigieron la dimisión de Gadafi, pero la policía dispersó a la multitud.