Medio Oriente

El futuro de la “Primavera Árabe” está en juego

El empuje de los jóvenes árabes choca con las balas

Por Michael Slackman
The New York Times, 17/03/11
La Nación, 19/03/11

Manama, Bahrein.– Muhammad al–Maskati está preso en su departamento; su Blackberry fue secuestrada por el gobierno; las calles que rodean su edificio están colmadas de tanques, y en los hospitales de toda la ciudad se apiñan los heridos.

Maskati es un activista por los derechos humanos, de 24 años, que hace poco tiempo se sintió a punto de lograr, con éxito, una revolución pacífica al estilo de Egipto, por medio de un obstinado compromiso con los métodos no violentos. Pero después los tanques sauditas entraron en Bahrein y los manifestantes fueron reprimidos, mientras todo el poder del Estado azotaba a civiles que no estaban armados.

"Creímos que funcionaría", dijo Muskati, con la voz quebrada por la depresión, aunque revelaba también cierto ribete de furia. "Pero ahora, la agresión ya es demasiada. Ahora ya no se trata de protestar, sino de autodefensa."

La Primavera Arabe no necesariamente terminó, pero ha chocado contra dictadores dispuestos a usar la fuerza letal para preservar su poder. El impulso de los jóvenes que pedían un cambio se estancó primero en Libia, donde el coronel Muammar Khadafy lanzó a sus tropas contra el pueblo, y luego en Bahrein, donde el rey Hamad ben Isa al–Khalifa alistó a Arabia Saudita para que le ayudara a aplastar a los manifestantes.

Las protestas de Bahrein formaban parte de la transformación que se propagaba arrolladoramente en Medio Oriente, impulsada por gente joven que no sentía el mismo miedo que había refrenado a sus padres.

Al principio, parecía tratarse de una fuerza imparable, impulsada por el poder de las características demográficas: alrededor del 60% de la población del mundo árabe es menor de 30 años. Ellos empezaron a dar nueva forma a sociedades en las que los jóvenes se someten a los viejos, y a derrumbar las viejas jerarquías junto con los gobiernos.

El movimiento aún obliga al cambio en lugares como Marruecos y Jordania, guía transiciones en Egipto y Túnez y actúa en países como Argelia y Yemen. Los jóvenes siguen al frente, con la ayuda de las herramientas online con las que crecieron para movilizar las manifestaciones, eludir la vigilancia y transgredir las fronteras de las clases sociales.

El acceso de esta generación a una vida sin fronteras, gracias a Internet y a cadenas de televisión panárabes como Al–Jazeera, la expuso a las características de otras sociedades, lo que estimuló su furia ante la política represiva y el estancamiento económico que despojaba a la juventud de la región de oportunidades y libertades.

Hace tiempo se había predicho que la gente joven emergería como una fuerza poderosa debido a que la edad promedio en todo Medio Oriente es de apenas 26 años. Pero lo que sorprendió a muchos fue la ausencia de discurso religioso y la adopción del pluralismo por parte de una generación que fue más observante que sus padres y que con frecuencia buscó alivio en el islam para compensar el despotismo de sus gobernantes y el dolor producido por sus vidas malogradas.

Esta generación rechazó tanto a los líderes tradicionales de la oposición como a los inofensivos partidos políticos que prestaron buen servicio a los dictadores proporcionándoles un barniz de legitimidad política, como el caso de la Hermandad Musulmana, que muchos consideran que está coptada por el statu quo .

Las personas jóvenes entrevistadas en toda la región repitieron las mismas ideas, tácticas y motivaciones que generaron las revoluciones de Egipto y Túnez.

En Marruecos y Jordania, los monarcas ya ofrecieron concesiones, lo que alimentó el entusiasmo y la esperanza. Se trata de una fuerza impulsada por jóvenes como Tarek al–Naimat, de 23 años, que se unió a Facebook hace unas pocas semanas, convencido de que era una herramienta más poderosa que la Hermandad Musulmana.

Las primeras victorias de Túnez y Egipto les dieron más valor.

"Teníamos miedo de los jóvenes, pero ahora llegamos a verlos como la fuerza que mueve la región", dijo Mustafá Rawashdeh, ex director de una escuela en Karak, Jordania, que fue despedido después de intentar constituir un sindicato de maestros. "Los jóvenes percibieron los vientos de cambio, y nos condujeron y nos impulsaron a seguirlos."

Pero después, las fuerzas del coronel Khadafy abrieron fuego, y esa represión fue sucedida por la implementada por el rey Hamad.

El idealismo de los jóvenes activistas fue desafiado, entonces, por la amarga realidad de la represión; los dejó en un estado de desaliento, pero sin haber perdido su resolución.

Es una pausa aleccionadora, mientras los bahreiníes atienden a sus heridos y la oposición libia escapa del avance de las fuerzas leales a Khadafy. El futuro de la Primavera Arabe está en juego.

"No creo que persistan las protestas pacíficas", dijo Maskati. "Ahora, lo que hay que hacer es resistir la agresión."


Fuerte represión a manifestantes en Bahrein

Inter Press Service (IPS) / Al Jazeera, 16/03/11

Manama (corresponsal).– Al menos dos personas murieron y cientos resultaron heridas luego de que fuerzas de seguridad en Bahrein reprimieran a manifestantes pro–democráticos en la capitalina Plaza Pearl.

Helicópteros sobrevolaban la zona mientras soldados apoyados por tanques llegaron este miércoles a la plaza, escenario de manifestaciones contra el gobierno desde hace una semana, informó el corresponsal de Al Jazeera.

Se escucharon múltiples explosiones y se vieron columnas de humo en el centro de Manama.

Nuestro corresponsal señaló que la policía, apoyada por militares, atacó a los manifestantes de todos lados y utilizó gases lacrimógenos para dispersarlos.

Los manifestantes, intimidados por las fuerzas de seguridad, se replegaron, añadió.

Fuentes hospitalarias indicaron que dos manifestantes habían muerto y cientos más resultaron heridos en la ofensiva. La agencia de noticias Reuters indicó que tres policías también habían muerto.

Ali Al Aswad, miembro del opositor partido Wefaq, dijo a la cadena Al Jazeera que el gobierno usó helicópteros Apache para disparar contra los manifestantes pacíficos.

Afirmó que la situación era muy grave, y que Bahrein se dirigía al desastre.

"Las fuerzas de seguridad están matando personas. Llamamos a la Organización de las Naciones Unidas a que nos ayude", dijo.

El operativo de las fuerzas de seguridad se produjo luego de que se declarara un estado de emergencia en este país del Golfo, y al menos dos personas murieran en disturbios en el suburbio chiita de Sitra, a las afueras de Manama.

Una orden del rey "autorizó al comandante de las fuerzas de defensa de Bahrein a adoptar todas las medidas necesarias para proteger la seguridad del país y de sus ciudadanos", según señalaba un comunicado leído por televisión el martes.

Cientos de tropas lideradas por Arabia Saudita ingresaron el lunes a Bahrein como parte de una iniciativa del Consejo de Cooperación del Golfo para proteger las instalaciones gubernamentales en medio de un agravamiento de las protestas.

No estaba claro si en la represión este miércoles habían participado fuerzas sauditas.

Syed Al Alawi, un testigo, dijo a la cadena Al Jazeera que las tropas estaban rodeando el hospital de Salmania y no permitían el ingreso de médicos o enfermeras.

"Las tropas del Consejo de Cooperación del Golfo están para luchar contra fuerzas extranjeras, y en lugar de eso están atacando al pueblo de Bahrein. ¿Cuál es nuestra falta? Estamos pidiendo nuestros legítimos derechos", dijo Alawi.

Al menos 500 manifestantes han estado acampando en la Plaza Pearl en el centro de Manama.


(*) Publicado en acuerdo con Al Jazeera.


Bahrein

La intervención saudita entraña más
peligros que soluciones

Por Barbara Slavin
Inter Press Service (IPS), 15/03/11

Washington.– La incursión de Arabia Saudita en Bahrein es una medida riesgosa que puede inflamar el descontento interno que soportan ambos gobiernos y favorecer la propaganda de Irán entre las poblaciones chiitas de sus vecinos árabes.

Autoridades sauditas y funcionarios de Emiratos Árabes Unidos ––país que envió 500 policías para apoyar a los 1.000 efectivos sauditas–– dijeron que habían ingresado el lunes al reino a pedido del propio gobierno de Bahrein para proteger la infraestructura de la nación y dar espacio a una solución política.

Sin embargo, algunos analistas dijeron que no existía una amenaza aparente a la infraestructura y que la intervención pareció ser un intento torpe de intimidar a los manifestantes que construyeron una ciudad con tiendas de campaña en la capitalina Plaza Perla, imponiendo controles en las calles del centro financiero de Manama.

"No entiendo. No creo ni por un minuto que esto sea una respuesta colectiva a una decisión de los ministros de Relaciones Exteriores del Consejo de Cooperación del Golfo", dijo el experto saudita Thomas Lippman, del Council on Foreign Relations.

La medida pareció reflejar el pánico de los sauditas y de la familia musulmana sunita que gobierna Bahrein, los Khalifa, ante la persistencia de las protestas populares. El rey ha declarado el estado de emergencia por tres meses, tras semanas de manifestaciones contra el gobierno.

La población del país es predominantemente chiita y durante mucho tiempo se ha quejado de discriminación en el gobierno y en la economía.

En los últimos días también hubo manifestaciones en la saudita Provincia Oriental, mayoritariamente chiita y conectada a Bahrein por un paso elevado de 26 kilómetros. Allí se encuentran la mayor parte de las instalaciones petroleras sauditas.

"Los sauditas temían que las manifestaciones en Bahrein contagiaran a los chiitas de la Provincia Oriental. Así que simplemente tuvieron que avanzar", dijo Simon Henderson, analista de temas del Golfo en el Washington Institute for Near East Policy.

Henderson sostuvo que era posible que las fuerzas sauditas, que parecieron incluir tanto a unidades de la Guardia Nacional como del ejército fueran usadas para dispersar barricadas impuestas por los manifestantes en torno al sector financiero de Manama, puntal de la economía de Bahrein.

Este martes ya se reportaron enfrentamientos y las muertes de dos manifestantes y un saudita, en circunstancias poco claras.

Henderson dijo que la intervención saudita podría dificultarle aún más a Bahrein llegar a una solución política. Mientras los chiitas denuncian discriminación, otros ciudadanos también tienen quejas sobre los cambios políticos que han reducido el poder del parlamento y sobre el hecho de que la familia Khalifa domine los principales puestos ministeriales.

El primer ministro, tío del rey Hamad, ocupa ese cargo desde la independencia de Bahrein, en 1971.

Los medios de comunicación sauditas han acusado al chiita Irán de fomentar el malestar en ambos países, pero los analistas sostienen que hay pocas pruebas de esto.

"Irán no es la fuerza guía en estas acciones", dijo este martes Afshin Molavi, experto en temas de Irán en la New American Foundation ante una audiencia del Woodrow Wilson International Center for Scholars.

Molavi observó que los medios estatales iraníes que se dirigen a los ciudadanos que hablan persa, prácticamente no mencionan la situación en Bahrein. Sin embargo, el canal satelital iraní Al–Alam, que transmite en idioma árabe, se ha centrado mucho en las protestas y en la incursión saudita.

Las 10 principales notas que cubrió el lunes Al–Alam tuvieron que ver con Bahrein, dijo Molavi.

Según Lippman, "Irán puede beneficiarse de esto cruzándose de brazos" a ver cómo se desata la ira en el mundo árabe ante la intervención saudita.

Un funcionario iraní que habló a condición de no revelar su identidad dijo a IPS que Irán había condenado la acción saudita y que probablemente orquestara sus propias maniobras militares pero no enviara fuerzas a Bahrein.

Haciéndose eco de otras declaraciones regionales, el funcionario dijo creer que Bahrein había obtenido la aprobación de Estados Unidos para hacer que sauditas y emiratíes ingresaran a su territorio cuando el secretario de Defensa Robert Gates visitó Bahrein la semana pasada.

El gobierno de Barack Obama negó esto, pero no condenó la medida de Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, aunque urgió a las tropas extranjeras y a las autoridades de Bahrein a contenerse.

"Ésta no es una invasión de un país", dijo el lunes Jay Carney, portavoz de la Casa Blanca.

Además de afirmar que le preocupan los "derechos universales" del medio millón de ciudadanos de Bahrein, Washington se mostró preocupado por proteger su base en ese país árabe, donde está apostada la quinta flota de Estados Unidos.

Unos 3.000 militares vigilan 30 embarcaciones y 30.000 navegantes de Bahrein. Estas fuerzas estadounidenses tienen por objetivo proteger de Irán a los estados del Golfo. La base también se usa para apoyar a los soldados estadounidenses en Iraq y Afganistán.


(*) Con aportes de David Elkins.


¿Por qué Arabia Saudita interviene en Bahrein?

Por Pablo Esparza
BBC World, 16/03/11

Desde que comenzó la ola de protestas en el mundo árabe y musulmán hace apenas tres meses, el envío de tropas sauditas y de los Emiratos Árabes Unidos a Bahrein fue la primera intervención extranjera en la crisis interna de un país. Un hecho que pone de relieve la importancia estratégica de este pequeño estado del Golfo Pérsico.

Con tanques, gases lacrimógenos y helicópteros, las fuerzas de seguridad de Bahrein desalojaron este miércoles a cientos de opositores de la plaza de la Perla, el lugar donde se habían reunido durante semanas. Al menos tres personas murieron en la acción.

El ejército de Bahrein impuso además un toque de queda de 12 horas diarias, de cuatro de la tarde a cuatro de la madrugada.

De este modo, el rey Hamad al Khalifa, quien gobierna el país desde 1999, dio un paso más en la represión a los manifestantes que piden reformas democráticas y más representación política, especialmente para la población chiita.

Pese a que esta confesión islámica representa el 70% de la población, durante décadas el poder ha sido ejercido por la minoría sunita, encabezada por la familia Al Khalifa, estrecha aliada de la vecina dinastía Saud.

Intervención saudita

El problema de Saud al Faisal –ministro de Exteriores saudita desde 1975– es con Irán (…). Recientemente, la esfera de influencia saudita se redujo en Líbano, Siria, Egipto y los Territorios Palestinos y desapareció en Irak

Esta alianza es una de las razones que motivaron el desplazamiento este lunes de mil efectivos de la guardia nacional saudita –y unos 500 agentes de los Emiratos Árabes Unidos– al archipiélago de Bahrein.

"Esta intervención fue una petición de las autoridades de Bahrein a través del Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo. Desde su punto de vista es sólo ayuda exterior. Pero desde la perspectiva de los manifestantes es una intervención extranjera", comentó a BBC Mundo Paul Rogers, profesor en la universidad británica de Bradford.

Las reacciones internacionales fueron dispares. Washington aseguró que esta acción no es una invasión, pero al tiempo pidió moderación al gobierno saudita, uno de sus socios clave en la región y suministrador de casi el 12% del petróleo que consume Estados Unidos.

En cambio, Irán criticó este miércoles duramente la intervención y las acciones de las fuerzas de seguridad.

Las miradas sobre Bahrein

Pese a su pequeño tamaño, son muchos los ojos que miran y las voces que opinan sobre Bahrein, cuya importancia geopolítica y económica se revelan enormes: en esa isla del Golfo Pérsico se aloja la quinta flota naval de Estados Unidos y frente a sus costas circula el 33% del petróleo mundial.

Pero además, algunos analistas apuntan que Bahrein se está convirtiendo en un tablero de ajedrez donde las dos potencias regionales, Arabia Saudita e Irán están jugando una partida con implicaciones que van más allá de la isla.

"El problema de Saud al Faisal –ministro de Exteriores saudita desde 1975– es con Irán (…). Recientemente, la esfera de influencia saudita se redujo en Líbano, Siria, Egipto y los Territorios Palestinos y desapareció en Irak. Irán no sólo tuvo éxito en desmantelar la hegemonía regional saudita, sino que además penetró en las sociedades civiles árabes y musulmanas", escribió el 14 de marzo Madawi Al–Rasheed, profesora de la universidad londinense King’s College, en el diario estadounidense The New York Times.

En cambio, otros expertos advierten que la percepción saudita podría estar exagerando el crecimiento de la influencia iraní en la región.

"Irán tiene sus propios problemas económicos internos serios. Creo que los sauditas perciben a Irán como una amenaza mucho mayor de lo que es", indicó Rogers.

Temor al "contagio"

Los gobernantes sauditas parecen aterrados de que las revueltas se extiendan a las regiones chiítas del este del país.

En este sentido, destacan los expertos, Riad observa con desconfianza las protestas en el país vecino también por un interés político interno al considerar que podrían tener ecos en sus provincias orientales, de mayoría chiita y que ya fueron escenario de disturbios en las últimas semanas.

"Los gobernantes sauditas parecen aterrados de que las revueltas se extiendan a las regiones chiitas del este del país", señaló el experto de seguridad de la BBC Jonathan Marcus.

"Esa zona alberga las mayores infraestructuras petroleras y concentra a la mayor parte de los chiitas (...), que se enfrentan más o menos a los mismos problemas que sus vecinos de Bahrein. No sería la primera vez que pidieran más derechos", apuntó la profesora Elsa Foucraut en un artículo reciente escrito para el Centro Noruego para la Construcción de la Paz.

Más allá de los efectos inmediatos de las protestas en Bahrein, sugiere la investigadora, el influjo del movimiento opositor en ese país –que cuenta a diferencia de Arabia Saudita con una activa sociedad civil– podría resultar clave en una región caracterizada por gobiernos de corte autoritario.

"Aunque las protestas no se extiendan a Arabia Saudita y otros países del Golfo, lo que está sucediendo en Bahrein tendrá, probablemente, una influencia más sutil y a más largo plazo en los regímenes de la zona. El país ya está siendo un lugar de ensayo para las reformas económicas y políticas en el Golfo", concluye.