Muerte de bin Laden

La cadena de revoluciones árabes arrolla a Al Qaeda

Por Ignacio Cembrero
WebIslam, 04/03/11

Muamar el Gadafi volvió a acusar ayer, por enésima vez, a las células clandestinas de la organización terrorista Al Qaeda de estar detrás de la rebelión en Libia. "Sus reivindicaciones [de los rebeldes] son las de Bin Laden", llegó a afirmar la semana pasada mintiendo sobre las exigencias de los libios sublevados.

Las revoluciones árabes, triunfantes como en Túnez, o aún en curso, como en Yemen, suponen, sin embargo, un gran revés para Osama bin Laden y sus fieles, que ya estaban en declive en varios países, excepto acaso en África subsahariana.

"Al Qaeda está totalmente superada por este mar de fondo que sumerge al mundo árabe", afirma Jean–Pierre Filiu, autor del libro Las nueve vidas de Al Qaeda (París, Fayard 2009).

"El empuje democrático invalida todo lo que los yihadistas proponen y sus métodos de actuación", insiste Filiu, que ahora es profesor de la Universidad de Columbia. "Las sublevaciones populares han acabado en semanas con regímenes que Al Qaeda amenazaba, pero a los que nunca puso en peligro a lo largo de sus 20 años de existencia", recalca.

A la voz de los académicos se añadió ayer la del secretario de Defensa de EE UU, Robert Gates. Lo sucedido en el mundo árabe "hace trizas el argumento de Al Qaeda, según el cual la única manera de deshacerse de un régimen autoritario es la violencia extremista", declaró.

Es "un revés extraodinario para Al Qaeda", destacó Gates, que fue director de la CIA. Añadió que también lo es para Irán, cuya "represión salvaje" contrasta con el comportamiento de los Ejércitos de Túnez y Egipto.

La organización terrorista apenas se ha manifestado ante unos acontecimientos que marcarán la historia del mundo árabe, y ese silencio parcial pone de relieve su desconcierto ante unos manifestantes que formulan exigencias en las antípodas del credo islamista radical.

Hubo un llamamiento de su rama magrebí, instando a los jóvenes tunecinos a acudir a sus campamentos en Argelia, y más tarde otro de la yemení reclamando que los nuevos sistemas políticos se rijan por la ley islámica.

También prometió Al Qaeda, en otro comunicado, "hacer todo lo posible para ayudar" a la insurrección en Libia y acabar con el "impostor, pecador y bastardo" de Gadafi, pero en la práctica no consigue hacer nada.

"Al Qaeda cosechará un fracaso aún más espectacular si –de manera directa o a través de alguna de sus extensiones territoriales– no logra hacerse presente a corto plazo, mediante atentados suficientemente espectaculares y contra blancos no musulmanes", resalta Fernando Reinares, investigador en temas de terrorismo del Real Instituto Elcano.

Gadafi aplastó, a finales de los noventa, al Grupo Islámico Combatiente Libio (GICL), que se había atrincherado en las dos pequeñas cordilleras de Cirenaica. Libia fue además, en marzo de 1998, el primer país del mundo que lanzó una orden internacional de detención contra Bin Laden, bajo cuya autoridad se colocó el GICL.

Desde Occidente siempre se alabó a Gadafi por la dureza con la que reprimió a los radicales islamistas, pero también por cómo supo ayudarles a reinsertarse en la sociedad, tras cumplir su condena.

Saif el Islam, el hijo mayor del líder, dirigía un programa de rehabilitación del que se han beneficiado 360 expresos islamistas, 110 a mediados de este mismo mes. El más célebre de ellos, Noman Benotman, dirige ahora desde Londres la Fundación Quilliam, financiada por el régimen libio.

Aunque Al Qaeda sea una víctima colateral de las revoluciones árabes, puede aún renacer. Si una represión despiadada y golpes de Estado militares sofocan las sublevaciones en varios lugares del mundo árabe, la organización terrorista tendrá una segunda oportunidad.


Las revueltas populares han marginado a Al Qaeda en el mundo musulmán

Los países árabes reciben con indiferencia
la muerte del jefe terrorista

Por Naiara Galarraga
El País, 03/05/11

La muerte de Osama bin Laden fue recibida con bastante indiferencia en el mundo árabe y musulmán, salvo un par de excepciones: los foros islamistas más fanáticos y los palestinos de Hamás. Al Qaeda ha quedado convertido en un grupo marginal, aunque mortífero, tras las revueltas árabes. El clamor popular en demanda de democracia, dignidad y libertad ha logrado derrocar ya a los autócratas de Túnez y Egipto, y mantiene movilizaciones cotidianas en Yemen y Siria y una guerra abierta en Libia. Unas revoluciones en las que no ha habido demandas religiosas ni expresiones de odio a Occidente.

"En algún momento la opinión pública árabe vio a Bin Laden como una esperanza de acabar con el modo en que Occidente lidia con los países árabes y musulmanes, pero ahora esas naciones dicen: nosotros solos haremos el cambio, no necesitamos que nadie hable en nuestro nombre", explicó Mahjood Zweiri, de la Universidad de Catar, a la agencia Reuters. Muchos árabes ven a Bin Laden como un mártir, pero también son muchos los que le culpan de que Occidente asocie al islam con el terrorismo.

Arabia Saudí, donde nació el líder de Al Qaeda, expresó su esperanza de que su muerte repercuta directamente en los esfuerzos internacionales en la lucha contra el terrorismo.

Los musulmanes integristas clamaron venganza en los foros radicales en Internet. "Que Dios te maldiga, Obama", "¡Americanos!, todavía es legal cortaros el cuello" u "Osama habrá muerto pero su mensaje de yihad nunca morirá", se podía leer en los foros integristas.

El primer ministro Ismail Haniya, del movimiento islamista palestino Hamás, condenó "el asesinato de un guerrero santo", Bin Laden. Analistas consultados por Reuters sugirieron que esta condena era un mensaje interno, en un intento de calmar a los grupos salafistas de Gaza.

Bien distinta fue la reacción de Fatah, aunque ambos partidos han anunciado su reconciliación. "Librarse de Bin Laden es bueno para la causa de la paz en todo el mundo, pero lo que cuenta es superar los discursos y métodos, los métodos violentos, creados y animados por Bin Laden y otros", afirmó Ghasan Jatib, el portavoz de la Autoridad Palestina, liderada por Fatah y que gobierna Cisjordania.

Los Hermanos Musulmanes, antes ilegales pero tolerados en Egipto y recién convertidos en partido político gracias a la revuelta democrática, aprovecharon el momento para pedir a Estados Unidos que saque sus tropas de los países musulmanes y reiterar: "Las revoluciones han probado que la democracia no es algo ajeno a Oriente Próximo y que no necesitamos ocupaciones extranjeras", dijo Essam al Erian, veterano miembro de este movimiento que renunció a la violencia hace décadas.

Hora de la retirada en Afganistán e Irak

Este añadió que "con la muerte de Bin Laden se elimina una de las razones por las cuales se ha practicado la violencia en el mundo". Al Erian también hizo una petición clara al presidente estadounidense: "Es hora de que Obama se retire de Afganistán e Irak y acabe la ocupación de fuerzas estadounidenses y occidentales de todo el mundo, que han dañado a los países musulmanes durante tanto tiempo". Cualquier árabe tiene muy presente que la mayoría de las víctimas de las guerras lideradas por Estados Unidos tras el 11–S son iraquíes y afganos.

El presidente afgano, Hamid Karzai, calificó la noticia de "importante". En su opinión, "los talibanes deben aprender la lección y abandonar la lucha".

El Gobierno iraquí aseguró que "es un gran golpe en el ánimo de los miembros de Al Qaeda en Irak y la zona".

Para el primer ministro libanés en funciones, Saad Hariri, Bin Laden y Al Qaeda han sido una "mancha negra" en la historia del islam. "El daño que ha infligido a la imagen del islam y del mundo árabe no es menor que el causado por los enemigos de los árabes y de los musulmanes en el mundo".

Nadim Houry, de Human Rights Watch en Líbano, dijo a Reuters que "el tipo de desafíos que encarnaba Bin Laden en sus primeros tiempos probablemente excitaba la imaginación de algunos, pero los actos de violencia sin sentido destruyeron el atractivo que tuviera".