Irán

Un cuento difícil de tragar

Por Patrick Cockburn (*)
The Independent, 12/10/11
La Jornada, 13/10/11
Traducción de Jorge Anaya

La afirmación de que Irán empleó a un vendedor de autos usados, convicto por un fraude con cheques, para que contratara a capos mexicanos con el fin de asesinar al embajador saudita en Washington va en contra de todo lo que se sabe del servicio iraní de inteligencia, altamente sofisticado.

El confiado anuncio de este extraño complot por el procurador general estadounidense, Eric Holder, tiene alarmante similitud con la tristemente célebre aseveración del ex secretario de Estado Colin Powell ante Naciones Unidas, en 2003, de que Estados Unidos poseía pruebas irrefutables de que Saddam Hussein desarrollaba armas de destrucción masiva.

El problema es que el gobierno estadounidense se ha comprometido en público con una versión de los acontecimientos, por improbable que sea, y que, de ser cierta, daría fundamento a una guerra contra Irán. Será difícil que Washington retroceda en sus acusaciones.

¿Podrían ser ciertas? La conjura descrita en el tribunal fue pueril, fácil de descubrir y con muy pocas probabilidades de éxito. Un informante de la agencia antidrogas (DEA) en Corpus Christi, Texas, con supuestos vínculos con los zetas mexicanos, afirmó haber sido contactado por un amigo iraní de su tía, llamado Manssor Arbabsiar, para contratar zetas y encargarles ataques. Se descubrió un supuesto vínculo con la fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria Iraní (GRI). Nada de esto tiene sentido. La GRI es famosa por asegurarse de que nunca se pueda rastrear hasta Irán la responsabilidad por sus actos. Por lo regular opera a través de testaferros. Y sin embargo, de pronto envía 100 mil dólares desde una cuenta propia conocida para contratar asesinos en México.

Los beneficiarios de tal maquinación son evidentes. Serán los neoconservadores derechistas y los partidarios extremistas de Israel, que desde hace mucho presionan por una guerra contra Irán. En Medio Oriente, Arabia Saudita y Bahrein han estado vociferando que Irán orquesta las protestas chiítas pro democracia, pero no han encontrado muchos que les crean en el mundo. Ahora sus señalamientos se tomarán más en serio en Washington. Habrá menos presiones sobre países como Bahrein para que satisfagan las demandas de sus poblaciones chiítas.

En Irak, Estados Unidos y Gran Bretaña han visto siempre la mano oculta de Irán en apoyo a sus opositores, pero jamás han podido probarlo. También es cierto, hasta un punto nunca apreciado en Estados Unidos, que Washington y Teherán estuvieron juntos en lo referente a deshacerse de Saddam Hussein e instalar un gobierno chiíta. Tuvieron puntos en común y lucharon entre sí por ganar influencia. Lo mismo ha ocurrido en Afganistán, donde Irán estuvo muy complacido de ver al talibán antichiíta arrojado del poder en 2001.

Algunos especialistas sugieren que podría haber una facción rufiana dentro de la Guardia Revolucionaria, pero no hay evidencia de que exista o de que tuviera un motivo convincente para asociarse con capos mexicanos.


(*) Patrick Cockburn es un periodista irlandés que ha sido corresponsal en Medio Oriente desde 1979 para el Financial Times y luego para The Independent. Es considerado entre los analistas más experimentados sobre Iraq, sobre el que ha escrito cuatro libros. En 2009 le fue otorgado el Premio Orwell de Periodismo.


Difícil creer que la fuerza Quds ordenaría una operación tan inútil como peligrosa

Expertos dudan de supuesto complot

Como la conjura ocurrió en México, el gobernador de Texas
pide vigilar la frontera con drones

Por David Brooks
Corresponsal en EEUU
La Jornada, 13/10/11

Nueva York, 12 de octubre.– El gobierno de Barack Obama procedió hoy a anular la breve mejora de relaciones con Irán (después de que ese gobierno liberó a dos jóvenes estadounidenses hace una semana) al advertir que promoverá medidas para aislar aún más al régimen en Teherán y hacer que rinda cuentas, pero analistas y expertos han expresado sus dudas sobre el presunto complot iraní para perpetrar un atentado terrorista en Washington revelado ayer, que sirve de justificación oficial para este nuevo enfrentamiento.

La secretaria de Estado Hillary Clinton calificó hoy el complot de escalada peligrosa en la violencia política y el terrorismo de Irán. Este tipo de acto temerario mina las normas internacionales y el sistema internacional. Irán tiene que rendir cuentas por sus acciones, sostuvo, y agregó: llamamos a otras naciones a unirse en la condena a esta amenaza a la paz y la seguridad internacional.

Susan Rice, embajadora de Estados Unidos ante la Organización de Naciones Unidas (ONU) en esta ciudad, inició una ronda de consultas con integrantes del Consejo de Seguridad, el Departamento de Estado giró instrucciones a sus embajadores alrededor del mundo a presentar el asunto de Irán con sus gobiernos anfitriones, y se convocó una reunión con todo el cuerpo diplomático internacional para el mismo propósito en la sede del Departamento de Estado, informó la agencia Ap. Aunque aún no se ha formulado alguna propuesta estadounidense, todo indica que promoverá alguna resolución de condena que incluiría más sanciones económicas.

Ante preguntas sobre las pruebas de que este complot fue elaborado por altos niveles del gobierno iraní, el vocero de la Casa Blanca, Jay Carney, no ofreció detalles, pero dijo: sabemos de los hechos que claramente involucran a los altos niveles de la fuerza Quds, la unidad de operaciones especiales de las fuerzas armadas de Irán.

El Departamento de Estado además emitió una alerta mundial de viaje para sus cuidadanos, que expirará el 11 de enero de 2012.

Por otro lado, el Departamento de Tesoro impuso nuevas sanciones contra la empresa de aviación iraní Mahan Air, la cual, acusa, apoya a la fuerza Quds, lo cual prohíbe a ciudadanos estadounidenses toda transacción comercial o financiera con la empresa.

El supuesto complot revelado por las autoridades estadounidenses el martes, según la acusación formal, se desarrolló con agentes del gobierno iraní que contrataron por 1.5 millones de dólares a un sicario de un cártel mexicano para asesinar al embajador saudita en Washington y preparar otros atentados contra embajadas de Arabia Saudita. El procurador general Eric Holder indicó que este complot fue concebido, patrocinado y dirigido desde Irán, y que implicaba una grave violación de las leyes estadounidenses e internacionales.

Muchas dudas

Pero para varios expertos, estas acusaciones provocan dudas. Para empezar, Manssor Arbabsiar, el iraníestadounidense detenido en Estados Unidos –acusado, junto con Gholam Shakuri, un supuesto oficial de la fuerza Quds– no tiene el perfil de un operador de alto nivel que sería contratado por la muy sofisticada unidad de operaciones especiales Quds de Irán.

Según la acusación oficial, Arbabsiar contactó a un sicario que pensó era integrante de un cártel (extraoficialmente se supone que de los zetas), pero resultó ser un informante confidencial de la DEA, con el fin de contratarlo para asesinar al embajador saudita en Washington. Se alega que el iraní le contó al mexicano que él estaba bajo la dirección de miembros de alto nivel del gobierno iraní, incluido un primo en las fuerzas armadas de ese país, que las autoridades estadounidenses afirman es un integrante de la fuerza Quds. De hecho, además de los dos acusados, hay referencias a otros tres integrantes del Quds que supuestamente formaban parte del complot.

Hoy se filtraron más detalles sobre el operativo. El informante fue presentado a Arbabsiar por una mujer que había conocido cuando él trabajaba vendiendo autos usados en Corpus Christi, Texas, según dos oficiales de seguridad pública estadounidense citados por la agencia Ap. Ella era la tía del informante. Según estas versiones, el informante se identificó como integrante de los zetas, y aunque no lo era, sí había trabajado anteriormente con narcotraficantes mexicanos. Las reuniones entre el informante y Arbabsiar fueron en Reynosa.

Como reportó ayer La Jornada, el informante confidencial empezó a trabajar como informante de la DEA después de enfrentar cargos relacionados con el narcotráfico en Estados Unidos. En un acuerdo con autoridades judiciales, se desecharon sus cargos a cambio de su trabajo como informante pagado de los estadounidenses, lo cual ya hacía desde mucho antes de este caso.

Un caso “muy raro”

Más allá del acusado, para Alireza Nader, analista sobre Irán en el Rand Corporation, uno de los centros de análisis políticos y estratégicos mas influyentes en este país, este caso está muy raro, no cabe realmente dentro del modo de operación de Irán, comentó al Christian Science Monitor. Este (complot) no parece servir a los intereses de Irán de ninguna manera concebible. Señaló que asesinar al embajador saudita incrementaría la presión internacional contra Irán, podría ser considerado un acto de guerra por Arabia Saudita, podría realmente desestabilizar al gobierno en Irán, y éste es un sistema político interesado en su propia sobrevivencia.

Argumentó que Irán ha buscado evadir sanciones, fortalecer relaciones con otros países no occidentales y continuar su programa nuclear y, por lo tanto, es difícil creer que los comandantes de la fuerza Qods o la cúpula religiosa ordenarían tal atentado que pondría en riesgo todos los objetivos y estrategias iraníes.

Para Muhammad Sahimi, experto en Irán, profesor de la Universidad de California del Sur (USC) y analista principal del programa de televisión pública PBS/Frontline, dada la disciplina que la fuerza Quds ha demostrado en sus operaciones en Medio Oriente, encuentro difícil creer que llevarían a cabo lo que parece ser una operación inútil, peligrosa y relativamente fácil de descubrir. Concluyó que es esencialmente imposible creer que la república islámica de Irán actuaría de tal manera como para abrir un nuevo flanco en su contra.

Algunos critican que el gobierno estadounidense acuse a otros gobiernos de flagrantes violaciones de la ley internacional al llevar a cabo asesinatos en otros países, cuando Estados Unidos acaba de asesinar a Anwar Awlaki, un ciudadano estadounidense, en Yemen (provocando una controversia legal aquí) lo mismo que a Osama Bin Laden en Pakistán y numerosos líderes terroristas asesinados por sus aeronaves no tripuladas (drones) en varios países.

Mientras tanto, una vez más el gobierno estadounidense agradeció la cooperación de México en el caso. Clinton agradeció a México por su magnifica cooperación para frustrar el complot, reiterando el mismo mensaje de Holder y de otros funcionarios ayer.

Sin embargo, este caso podría tener un posible daño colateral político para México. Rick Perry, gobernador de Texas y precandidato presidencial republicano, hoy afirmó que el complot iraní coordinado en México comprueba que Estados Unidos tiene que asegurar su frontera sur, y con ese pretexto abogó por más tropas en la frontera, más muros, más patrullas y el empleo en la vigilancia de los drones (aviones no tripulados) reportó la agencia Ap.


Teherán tendría que estar totalmente loco para tratar de eliminar a un embajador
en suelo estadounidense

El complot “Rápido y Furioso” para ocupar Irán

Por Pepe Escobar (*)
Al–Jazeera, 12/10/11
Visiones Alternativas, 13/10/11

Nadie ha perdido dinero apostando a la aburrida previsibilidad del gobierno de EEUU. Justo cuando Ocupad Wall Street aviva las imaginaciones a través de todo el espectro –penetrando las nocivas puertas giratorias entre el gobierno y el capitalismo de casino– Washington nos devuelve a todos a la tierra y anuncia sensacionalmente un complot terrorista de Irán y un cártel mexicano salido directamente de la franquicia de la cinta Rápido y Furioso. La víctima potencial: Adel al–Jubeir, embajador en EEUU de esa adorable Meca contrarrevolucionaria, Arabia Saudí.

El director del FBI, Robert Mueller, insistió en que el complot terrorista organizado por Irán “se lee como las páginas de un guión de Hollywood”. Así es. Y un guión bastante malo. El dúo de Rápido y Furioso, Paul Walker/Vin Diesel no querrían participar aunque les pagaran.

Los buenos muchachos en esta producción de Washington son el FBI y la DEA (Administración de Cumplimiento de Leyes sobre las Drogas). En boca del Fiscal General [Ministro de Justicia] Eric Holder, descubrieron un “mortífero complot dirigido por facciones del gobierno iraní para asesinar con explosivos a un embajador extranjero en suelo estadounidense”.

Holder agregó que el atentado contra la embajada saudí en Washington también formaba parte del plan. Elucubraciones posteriores lo ampliaron a atentados planificados contra la embajada israelí en Washington, así como contra las embajadas saudí e israelí en Buenos Aires.

El Departamento de Justicia ha pregonado una historia bastante tenebrosa –Operación Coalición Roja (no, no es posible inventar algo semejante)– centrada en un cierto Manssor Arbabsiar, de 56 años, que tiene pasaporte iraní y estadounidense y un “co–conspirador” basado en Irán, Gholam Shakuri, supuesto miembro de la Fuerza Quds del Cuerpo de Guardias Revolucionarios Islámicos (IRGC, por sus siglas en inglés).

Presuntamente Arbabsiar tuvo una serie de encuentros en México con un topo de la DEA que se presentó como peso pesado de un cártel mexicano de la droga. El iraní–estadounidense parece haber sido convencido de que el topo era miembro del cártel mexicano de los Zetas, y supuestamente alardeó de que era “dirigido por importantes miembros del gobierno iraní”, incluido un primo “miembro del ejército iraní pero que no usa uniforme”.

Para completar el asunto, dijo al topo de la DEA que sus compinches en el gobierno iraní podrían contribuir con “toneladas de opio” al cártel mexicano (tal vez una conexión afgana). Luego discutieron una “serie de misiones violentas”, completas con el alarde de Arbabsiar sobre un atentado con bomba contra un restaurante repleto en Washington utilizado por el embajador saudí.

Holder caracterizó todo el asunto como un plan de “asesinato por encargo” por 1,5 millones de dólares. Arbabsiar fue arrestado hace solo algunos días, el 29 de septiembre, en el aeropuerto Kennedy en Nueva York. Supuestamente confesó, según el Departamento de Justicia. Por su parte Shakuri sigue en libertad.

Holder insistió: “EEUU está comprometido a responsabilizar a Irán por estas acciones”. Pero no llegó a afirmar que el complot fue aprobado por los máximos niveles del gobierno iraní. ¿Y ahora qué? ¿Guerra? Domínate. Washington debería consultar primero a los chinos sobre si están dispuestos a pagar la cuenta (la respuesta será que no).

Predeciblemente, el proverbial torrente de “funcionarios estadounidenses” salió con una tormenta de fuego, dando su propio giro a todo lo que veían. Un Pentágono alarmado aumentará su vigilancia de la Fuerza Quds y las “acciones de Irán” en Iraq, Afganistán y el Golfo Pérsico. Ex embajadores de EEUU declararon que “es un ataque contra EEUU si se ataca a este embajador”. Washington está a punto de imponer más sanciones a Irán; y Washington llevará urgentemente el asunto al Consejo de Seguridad de la ONU.

¿Qué nos espera? ¿Una resolución de R2P (“responsabilidad de proteger”) que ordene a la OTAN que proteja a todo acólito de la Casa de Saud a través del mundo bombardeando Irán hasta un cambio de régimen?

Ali Akbar Javanfekr, portavoz del presidente iraní Mahmud Ahmadineyad, por lo menos introdujo un poco de sentido común. “Pienso que el gobierno de EEUU está ocupado en fabricar un nuevo escenario y la historia ha mostrado que tanto el gobierno de EEUU como la CIA tienen mucha experiencia en la fabricación de escenarios semejantes… Pienso que su objetivo es llegar al público estadounidense. Quieren apartar la mente del público de los serios problemas interiores que enfrenta actualmente y atemorizarlo con problemas fabricados fuera del país.” Irán ni siquiera ha establecido todavía si esos dos personajes son realmente ciudadanos iraníes.

El gobierno iraní –que se enorgullece de una actitud lógica ante la diplomacia– tendría que haber sido inoculado con un virus al estilo de demencia Stuxnet para conducirse de una manera tan contraproducente, al atacar a un consejero de política exterior de alto perfil del rey Abdullah en suelo estadounidense. La agencia noticiosa oficial iraní IRNA describió el complot como el “nuevo escenario propagandístico de EEUU” contra Irán.

En cuanto al mantra de Washington de que “Irán se ha estado insinuando en muchas de las luchas en Medio Oriente”, es propaganda saudí sin diluir. De hecho, es la Casa de Saud la que ha estado realizando la feroz contrarrevolución que ha aplastado toda posibilidad de una Primavera Árabe en el Golfo Pérsico, desde la invasión y represión en Bahréin a la rápida prevención de protestas dentro de las provincias orientales de Arabia Saudí dominadas por chiíes.

Todo el asunto huele a un pretexto debilucho para un casus belli. La oportunidad del anuncio no podría ser más sospechosa. El consejero nacional de seguridad de la Casa Blanca, Thomas E. Donilon, informó al rey Abdullah hace ya dos semanas, en una reunión de tres horas en Riad. Mientras tanto el gobierno estadounidense no ha estado planeando complots, sino realizando asesinatos selectivos de ciudadanos de EEUU, como en el caso de Anwar al–Awlaki.

¿Por qué ahora? Holder está atrapado en un escándalo más –sobre si mintió respecto a la Operación Rápido y Furioso (no, no se puede inventar algo semejante)–, una operación federal encubierta mediante la cual numerosas armas estadounidenses terminaron en manos de –aquí los tenemos de nuevo– cárteles mexicanos de la droga.

Por lo tanto, ¿cómo enterrar Rápido y Furioso, el abismo económico, los 10 años de guerra en Afganistán, el creciente atractivo de Ocupad Wall Street, para no hablar del papel saudí en el aplastamiento del espíritu de la Primavera Árabe? Descubriendo un lindo complot al estilo al Qaida en suelo estadounidense, y para colmo, dirigido por el “malvado” Irán. Al Qaida y Teherán encabezan el reparto; ni siquiera Cheney y Rumsfeld en su apogeo podían presentar algo semejante. ¡Viva la GWOT (guerra global contra el terror)! ¡Y viva el espíritu neoconservador! Recordad, los hombres de verdad van a Teherán, y el camino comienza ahora.


(*) Pepe Escobar es corresponsal itinerante del diario “Asia Times”. Su último libro es “Obama Does Globalistan” (Nimble Books, 2009).


EEUU acusa a dos iraníes de planear atentados en Washington

Con un guión que hasta Hollywood puede envidiar

Por Raúl Kollmann
Página 12, 12/10/11

De acuerdo con la denuncia, los iraníes intentaron contratar narcos mexicanos para asesinar al embajador saudita en Estados Unidos. Según la agencia ABC News, los supuestos terroristas tenían planeado atacar las embajadas de Israel y Arabia Saudita en Buenos Aires.

El gobierno de Estados Unidos acusó ante la Justicia a dos ciudadanos iraníes –y, por elevación, al gobierno de Irán– de querer contratar a narcos mexicanos a cambio de 1.500.000 dólares con el objetivo de asesinar al embajador de Arabia Saudita en Washington. En verdad, los narcos no eran narcos, sino agentes de la DEA y eso –según la versión norteamericana– permitió descubrir el plan, lo que llevó a la detención de un iraní y a declarar prófugo a otro, que vive en Teherán. El documento oficial de 21 páginas presentado a la Justicia –y al que tuvo acceso Página/12– no menciona a la Argentina, pero según la agencia ABC News, fuentes de la investigación sostuvieron que los supuestos terroristas tenían también planeado atacar las embajadas de Israel y Arabia Saudita en Buenos Aires. Ni Interpol ni la SIDE recibieron información oficial sobre un eventual ataque en territorio argentino. Por las dudas, anoche se reforzó la custodia de ambas delegaciones diplomáticas. El encargado de Negocios de Irán en Buenos Aires, Alí Pakdaman, en diálogo con este diario, rechazó la acusación: “Es un armado rudimentario que no se lo puede creer nadie. ¿Quién va a creer que desde Irán giran dinero a través de un banco a un supuesto intermediario de terrorismo? ¿Quién puede creer que hablen por teléfono, cuando todos saben que cualquier llamada desde Irán a Estados Unidos está intervenida? Y, encima, meten a la Argentina a través de una agencia periodística. Justo cuando faltan unos días para las elecciones. Esto es una difamación y una forma de presionar al gobierno argentino (ver aparte)”.

Dos fiscales de Nueva York, Glen Kopp y Howard Kim, se presentaron ante el juez Michael Dolinger para anunciarle las conclusiones de una investigación realizada por el FBI, la CIA, la DEA y otras agencias norteamericanas. El secretario de Justicia, Eric Holder, fue quien presentó toda la investigación en una conferencia de prensa. La causa judicial se desarrolla en Nueva York porque en el aeropuerto de esa ciudad fue detenido Manssur Arbabsiar, un iraní naturalizado norteamericano, es decir, que tiene pasaporte de Estados Unidos. A Arbabsiar lo acusan de ser el organizador del ataque, aunque recibía instrucciones y dinero de Gholam Shakuri, supuestamente un militar que se mantuvo en Irán durante toda la puesta en marcha del plan. Para la Justicia de Estados Unidos, Shakuri ahora es un prófugo.

A lo largo de las páginas de la acusación, no aparecen ni Buenos Aires ni la Argentina. La única referencia indirecta surge en la transcripción de diálogos entre el iraní Arbabsiar y el supuesto narco, que en verdad es un agente de la DEA. El iraní le dice al mexicano que el plan es matar al embajador saudita en Washington, pero que después podrían hacer negocio con otros ataques: “Contra embajadas que están en Estados Unidos y fuera de Estados Unidos”. La agencia ABC News sostuvo ayer que fuentes no identificadas de la investigación dijeron que la intención era atacar las embajadas saudita e israelí de la capital argentina. Sin embargo, si se analiza toda la acusación y sobre todo el aspecto casi artesanal de la trama, la idea de los atentados en Buenos Aires parece más que lejana.

La denuncia

Lo denunciado por los norteamericanos es lo siguiente:

– Arbabsiar y Shakuri son parte de las Brigadas Revolucionarias y su objetivo era matar al embajador de Arabia Saudita en Washington, Adel Al–Jubeir.

– En el marco de ese plan, Arbabsiar se trasladó desde Texas a México para encontrarse allí con los integrantes de un cartel mexicano de drogas. A ese contacto mexicano lo llaman en el escrito judicial CS–1 y –justito– resultó un informante de la DEA. CS–1 fue acusado de tráfico de drogas en un estado norteamericano, pero a raíz de su colaboración con sucesivas investigaciones se cambió de bando y cobra de la DEA. Esto lo dice el texto en forma explícita.

– Lo que habrían pactado en ese viaje, el 24 de mayo pasado, es el asesinato del embajador saudita. Los mexicanos cobrarían 1.500.000 dólares por el trabajo. No se menciona el cartel, pero por la descripción que se realiza se trataría de los Zetas o del cartel de Sinaloa.

– En el encuentro de México se habría acordado también que el crimen se cometería usando explosivos, en particular un explosivo plástico, el C–4. En la acusación se relata que el mexicano le advirtió al iraní que podría haber más muertos, además del embajador, porque el ataque se concretaría en un restaurante de Washington. Arbabsiar dio el visto bueno “sin importarle la cantidad de víctimas”. En el texto se mencionan palabras que no le traen buenos recuerdos a Estados Unidos: “Se utilizarían armas de destrucción masiva”. Estos términos fueron usados por Washington en su momento para invadir Irak, aunque luego se demostró que tales armas de destrucción masiva no existían.

– Los fiscales enumeran varios viajes y encuentros en México. En el realizado el 14 de julio, CS–1 grabó su diálogo con Arbabsiar. La transcripción no es del todo clara: “Voy a necesitar cuatro tipos. Ya estoy hablando con uno. El acepta el millón y medio”. En la acusación se concluye que un total de cinco personas participarían y que cobrarían el millón y medio de dólares por asesinar al embajador. Es más, el agente de la DEA le dijo a Arbabsiar que uno de los hombres del cartel ya estaba en Washington estudiando al embajador saudita.

– En los diálogos grabados por el hombre de la DEA, Arbabsiar asombrosamente mostró todo su juego. Dijo, por ejemplo, que Shakuri, el que le mandaba el dinero desde Irán, trabajaba para el gobierno, que era un alto militar, que le entregaba la plata para los gastos y otros detalles que no parecen propios del secreto de un plan terrorista. Otro dato curioso es que Arbabsiar le hizo a CS–1 dos giros bancarios por 49.000 dólares, es decir que usaron bancos oficiales para mover el dinero.

– El 20 de septiembre el hombre de la DEA le anunció al iraní que estaba listo para el atentado, pero que requería una garantía. Y dio dos opciones: o entregaba la mitad del millón y medio o él mismo servía de garantía haciéndose presente en México durante la operación del asesinato en Washington. Arbabsiar contestó que viajaría a México y se quedaría allí durante el atentado y pagaría inmediatamente después.

– El 28 de septiembre, Arbabsiar se tomó un avión desde Nueva York a México. En este país no lo dejaron entrar y lo devolvieron al aeropuerto John F. Kennedy. Ahí fue detenido no bien se bajó del avión.

– De inmediato, Arbabsiar confesó. Dijo que efectivamente arregló con CS–1 el asesinato del embajador saudita en Washington, que le mandó por transferencia bancaria los 100.000 dólares de adelanto y que trabajó para Irán en ese plan. Es más, dijo que estuvo en Teherán, donde se encontró con Shakuri y con una tercera persona de la rama Quds de la Guardia Revolucionaria.

– En acuerdo con el FBI, Arbabsiar llamó a Shakuri en lo que los fiscales interpretaron como otra prueba. Arbabsiar le dijo que “el Chevrolet está listo”, lo que significaba, en código, que el atentado contra el embajador estaba preparado. “Este muchacho (por el de la DEA) quiere más plata, 50.000. Pero que termine el trabajo y después le damos el resto. Que lo haga rápido.”

Como se ve, lo denunciado consiste en que un supuesto enviado de Irán les compra un atentado, llave en mano, a supuestos narcos de los Zetas o del cartel de Sinaloa. Sólo habla con uno de esos narcos, que resultó ser un hombre de la DEA. No hay verificación de compra de explosivos ni de la forma en que se iba a realizar la operación. Y está la promesa de que si el atentado en Washington salía bien, le iban a comprar otros atentados. Según ABC News, en Buenos Aires.