La muerte de Gadafi

Repudiamos el asesinato de Gadafi, gestionado por la OTAN

El imperialismo y sus agentes del CNT aplicaron
el lema mafioso: “los muertos no hablan”

Por Claudio Testa
Socialismo o Barbarie, 25/10/11

El pasado jueves, por la mañana, “Gadafi y sus seguidores trataron de huir de la ciudad [de Sirte] en un convoy de 80 vehículos, pero fueron alcanzados por ataques aéreos de la OTAN llevado a cabo por aviones de guerra franceses... También se informó que un avión no tripulado de EEUU disparó un misil contra el convoy. Quince camionetas con ametralladoras pesadas fueron destruidos en el ataque, dejando a unos 50 cuerpos esparcidos por la hierba... Gadafi huyó a unos árboles cercanos y con sus custodios se escondió en la alcantarilla de concreto en una autopista cercana. Un grupo de combatientes de combatientes rebeldes le dio caza allí...” [1] Lo que siguió después, el linchamiento de Gadafi y sus acompañantes, difundido mundialmente en numerosos videos, fue sólo el epílogo de esa “misión humanitaria” de la OTAN.

Por eso, tenía razón Hillary Clinton cuando al enterarse, frente a las cámaras de la CBS (ver video), estalló en un rapto de alegría histérica, diciendo una frase que resume de alguna manera el hecho (y la situación de Libia): “vinimos, lo vimos y murió”.[2] Esta imitación algo burda del “vine, vi y vencí” de Julio César, sirve de todos modos para dejar claro cuál fue el factor determinante en la liquidación de Gafadi. Dicho de otro modo: “nosotros [el imperialismo] vinimos, lo vimos y lo matamos”.

“Los muertos no hablan”

En un momento se dijo que Gadafi sería sometido a un juicio ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya. Pero esto podía ser un boomerang, tanto para muchos gobiernos y políticos de Europa y EEUU, como también para los miembros del CNT (Consejo Nacional de Transición), el gobierno provisional de Libia.

Este “tribunal” es simplemente un fantoche de las potencias imperialistas europeas.[3] Allí van a parar algunos dictadores y/o represores en desgracia de países menores. Por supuesto, ni a los fiscales ni a los jueces de La Haya se les ocurre nunca enjuiciar a los “mega-genocidas”, como por ejemplo Bush o Tony Blair, que sólo con la ocupación de Iraq cargan un millón de muertos sobre sus espaldas. De estos crímenes contra la humanidad no están enterados.

Pero el locuaz Gadafi, sometido a juicio en La Haya, podía ser un grave engorro para una larga lista de personajes –Bush, Condolezza Rice, Blair, Sarkozy, Berlusconi, etc., etc.– y también para sus respectivos estados.

Sólo con que Gadafi relatara sus hazañas durante la “guerra contra el terrorismo islámico”, cuando Libia fue uno de puntos principales de operaciones y de cárceles secretas de tortura de la CIA y el MI6 británico, hubiera sido un escándalo muy interesante y revelador. Tras la caída de Trípoli, el hallazgo de una gran documentación al respecto fue rápidamente silenciada: los documentos ponía en evidencia los estrechos y amistosos lazos existentes entre el régimen de Gadafi, la CIA y el espionaje británico.[4]

Otro tema apasionante en La Haya hubiera sido sus gruesas contribuciones a las campañas electorales de sus amigos Sarkozy y Berlusconi, así como los negociados con las corporaciones de esos países y de Gran Bretaña y EEUU también.

Pero si los gobiernos y políticos de la OTAN tenían gran interés en cerrar la boca a Gadafi (en varios de ellos un interés directamente personal), era también una grave molestia para los principales miembros del CNT. ¡Es que casi todos han sido ministros y altos funcionarios de Gadafi, la mayoría de ellos en funciones cuando estalló la rebelión popular contra el dictador!

El CNT es una mezcla mayoritaria de ex altos funcionarios de la dictadura con algunos islamistas reciclados: hoy tienen en común el ser agentes de la OTAN. Este auditorio tampoco saldría beneficiado por un Gadafi vivo, hablando hasta por los codos en La Haya.

Y, por supuesto, la única salida realmente democrática –un tribunal democráticamente constituido por el pueblo de Libia– hubiera sido aun más intolerable, tanto para los gobiernos de la OTAN como para sus agentes del CNT.

Por todos estos motivos, repudiamos este desenlace de la guerra civil, como funcional a los intereses del imperialismo y sus agentes del CNT.

La muerte de Gadafi cambia también la escena política

Como decíamos en una declaración tras la caída de Trípoli,[5] el Consejo Nacional de Transición (CNT) es un títere del imperialismo, y es el enemigo principal de la juventud y el pueblo de Libia. Sus medidas son reaccionarias, tanto a nivel político como económico-social.

En los últimos días, con menos ruido que la muerte del ex dictador, se ha hecho público el plan colonial-petrolero de nuevo “reparto de Libia”, que beneficia principalmente a Francia pero que también recompensa a Gran Bretaña, EEUU e Italia. Este plan colonial choca frontalmente con los intereses de los trabajadores, la juventud y el pueblo de Libia. ¡Reconstruir el país devastado por la guerra y los bombardeos de la OTAN, y mejorar el nivel de vida, es absolutamente incompatible con ese fenomenal saqueo imperialista de la renta petrolera que ha aceptado el CNT!

A nivel político, los pasos del CNT no son menos reaccionarios. ¡Acaba de anunciar que la legislación civil se adecuará a la sharía, las normas religiosas islámicas! Si esta monstruosidad llega a aplicarse, significaría en primer lugar la degradación de la mujer, la pérdida de la igualdad civil. La prensa imperialista hace mucho ruido en relación a Irán, señalando la barbarie de un estado teocrático, donde la mujer es legalmente inferior al hombre, donde el “adulterio femenino” se castiga con la pena de muerte por lapidación y donde los homosexuales son ahorcados. ¡Pero ha dejado pasar sin mayores comentarios este anuncio del CNT!

Sin embargo la muerte de Gadafi y el fin de la guerra civil cambia el escenario político. Como señalamos luego de la caída de Trípoli: “¿Qué va a pasar ahora, que el gran factor de cohesión –el enfrentamiento a Gadafi– va a desaparecer? ¿Cómo el CNT va a aplicar la ‘hoja de ruta’ que le dicten desde París, Londres o Washington?”.[6]

En este nuevo escenario, las profundas contradicciones entre las aspiraciones democráticas y sociales de la juventud y los sectores populares que se levantaron con la dictadura –por un lado–, y los planes reaccionarios y colonialistas del CNT y sus mandatarios de la OTAN –por el otro–, no van a estar mediados ni distorsionados por ese enfrentamiento a Gadafi.

Dicho de otra manera: el imperialismo logró un cierto triunfo político –que trascendió las fronteras de Libia– al lograr “cooptar” o “capturar” una legítima rebelión que nació como parte del gran levantamiento de las masas árabes. Pero esta exitosa maniobra política no anula por sí misma los reclamos democráticos y sociales que estuvieron en el fondo del estallido. ¡Ahora, la cuenta le va a ser presentada al CNT!


Notas:

1.- David Usborne & Kim Semgupta, The Independent, 21/10/11.

2.- "We came, we saw, he died". Ver este video –imperdible– en: www.youtube.com/watch?NR=1&v=YYMSZkkiNXA

3.- Estados Unidos, por las dudas, nunca quiso avalar el circo judicial La Haya. Cargado con los mayores crímenes políticos y genocidios de las últimas décadas, el imperialismo yanqui prefiere no jugar con fuego.

4.- Atilio Boron, “Bush, Blair y Gadafi: conspirando para torturar y matar”, www.socialismo-o-barbarie.org/medio_oriente_nuevo/110907_libia_o_boronbushblair.htm#secre

5.- “Declaración de la corriente internacional Socialismo o Barbarie, 25/08/11”, www.socialismo-o-barbarie.org/medio_oriente_nuevo/110825_a_caida_gadafi_declaracion_sob.htm

6.- “Declaración...”, cit.


Algunas posiciones opuestas, pero igualmente equivocadas

Como ha venido sucediendo a lo largo de este año, lo de Libia
(y el proceso de las rebeliones árabes en general) ha dado
lugar a muy diferentes posiciones

Ni Bolívar, ni Lumumba

Las corrientes castro-chavistas han encontrado en la muerte de Gadafi una nueva ocasión para una reivindicación global de este siniestro personaje. A la comparación habitual con Simón Bolívar, ahora le agregan la de Patrice Lumumba, un luchador por la independencia del ex Congo Belga asesinado en 1961 por los agentes del imperialismo.

Hacer este paralelo es una falsedad indignante. Lumumba fue un gran luchador democrático y antiimperialista intransigente. Gadafi fue un saltimbanqui que después de una primera etapa de confrontaciones con el imperialismo fue durante casi dos décadas uno de sus mejores socios y servidores en la región.

El imperialismo lo despide porque dejó de ser funcional a su dominación en Libia y sobre todo porque lo usó para un reacomodamiento político hacia la rebelión árabe en su conjunto. Gadafi fue el chivo emisario para que el imperialismo se lavara las manos de sus apoyos a las dictaduras en la región y apareciese como “democrático” ante las rebeliones árabes. [1]

Pero además, en toda la trayectoria de Gadafi, una de sus principales preocupaciones fue impedir, mediante la represión más sanguinaria, el surgimiento de cualquier expresión independiente a la izquierda del régimen: sean agrupaciones sindicales y juveniles, o corrientes políticas marxistas.

Como siempre, la LIT da la nota

En la acera opuesta, un hecho que vuelve a repetirse. Algunas corrientes, como el PSTU-LIT, coinciden 100%... con Hillary Clinton. En otras palabras: el asesinato de Gadafi no es menos festejado por ambos.

Para la LIT-PSTU, contra toda evidencia, la OTAN tuvo poco o nada que ver con el hecho. Afirma tranquilamente que “es categórico que éste no era el final que el imperialismo y el CNT querían para el ex dictador, para quien, a lo sumo, reservaban un juicio internacional que dejaría su suerte en manos del imperialismo”.[2] ¡Así que el imperialismo y los ex ministros de Gadafi debían estar muy deseosos de darle una tribuna a su antiguo socio para que sacase todos “los trapitos al sol”!

Pero lo peor es la alegre conclusión absolutamente unilateral que saca la LIT de todo esto, que de por sí, “la muerte de Gadafi impulsa la revolución árabe”.

La desaparición de Gadafi y el fin de la guerra civil configura una nueva situación, pero extremadamente contradictoria y con gravísimos peligros: el imperialismo ha impuesto un gobierno títere –el CNT– y, por ahora, no ha aparecido ninguna expresión independiente a la izquierda de él.

Por supuesto, como hemos señalado, se entra en una situación de serias contradicciones, en que el plan colonialista y las necesidades sociales y democráticas de las masas se oponen objetivamente. Pero para que esto deje de ser potencial, y se exprese en luchas sociales y políticas, las masas juveniles, trabajadoras y populares deberán remontar ese vacío, que es la peor herencia que deja el régimen de Gadafi.

Este ridículo “fatalismo optimista” no es original de la LIT. Ha sido frecuente, y en su época fue duramente criticado por Trotsky. Su consecuencia es que los “rugidos revolucionarios” de este tipo de corrientes no sólo simplifican de manera infantil los complejos problemas de la lucha de clases, sino que también ignoran las tareas capitales a resolver: en este caso, la ausencia o extrema debilidad de expresiones políticas independientes.

Lo peor es que, en medio del festejo, parecen no darse cuenta de que comparten con Obama, Hillary Clinton, Sarkozy, Cameron y otros personajes la tribuna de los que aplauden a rabiar. ¡Esto debería inquietarlos!


Notas:

1.- Una variante menos incondicional de reivindicación de Gadafi, la desarrolla el profesor Mario Maestri, en “A Honra Reconquistada de Muammar al-Gaddafi” (Ver http://port.pravda.ru/mundo/23-10-2011/32336-honra_muammar-0/ ). A diferencia, de Chávez, Maestri reconoce honestamente la “acomodación al imperialismo” de Gadafi en los ’90. Pero argumenta que con su muerte habría “expiado” ese “error”. No estamos de acuerdo con esta concepción filocristiana del asunto, de pecados y penitencias que permiten a los pecadores recuperar la gracia y finalmente ganar el paraíso. Aquí de lo que se trata es de política. Y el balance del régimen de Gadafi y de su política con todas sus variaciones es que, gracias a él, el imperialismo pudo hacer la maniobra que le permitió cooptar y desnaturalizar una rebelión que nació como expresión legítima de la Primavera Árabe en Libia.

2.- Ronald León, “La muerte de Gadafi impulsa la revolución árabe”, LIT-CI, 24/10/11.