Palestina

La connivencia de los gobiernos árabes con la matanza

Por Alberto Cruz (*)
CEPRID, 30/12/09

Israel, con la connivencia, aquiescencia y visto bueno de la ONU, Europa, EEUU y los regímenes reaccionarios árabes está inmerso en una campaña de exterminio, un holocausto, contra los palestinos. Israel nunca ha querido la paz, sino la rendición. La visión israelí sobre cualquier proceso de paz se fundamenta sobre la lista de los “no”: no al derecho al retorno, no a un reconocimiento de los derechos históricos y políticos de los palestinos en Jerusalén, no al desmantelamiento de los asentamientos, no a un Estado palestino soberano.

Con el fin de dictar su propia visión de la paz, Israel está plenamente dispuesto a degradar las vidas de los palestinos limitando su libertad de movimientos, mediante el asesinato y las detenciones, los bloqueos, la destrucción de hogares, universidades, mezquitas, hospitales y de la riqueza agrícola y pesquera.

El asedio a Gaza es una muestra evidente del comportamiento de los nazis del siglo XXI: los sionistas. Y la matanza de Gaza es una muestra evidente del comportamiento de las nuevas SS: los Soldados Sionistas. La alternativa que se deja a los palestinos es clara: abandonar a Hamás o morir, por medios militares o “civiles” como el bloqueo y asedio. Una lección de democracia en estado puro de la “democracia de Oriente Medio” por excelencia.

Para ello cuenta con sus mejores aliados, que no son, como pareciese, ni los EEUU ni la UE. Son los regímenes reaccionarios árabes. Arabia Saudita y Egipto fueron informados con antelación del ataque, tal como publica el diario Al–Quds Al–Arabi en su edición del domingo 28 de diciembre. Como muestra valga un botón: una hora después del ataque, los medios de comunicación saudíes ya estaban culpando a Hamás de lo sucedido mientras que su periódico en Londres, Al–Sharq Al–Awsat publicaba una entrevista con Simón Peres diciendo que Israel no iba a atacar Gaza y que ellos [los israelíes] estaban “listos para la paz”. Evidentemente, una entrevista que hay que enmarcar dentro de la maniobra de distracción sionista que muy bien explica el corresponsal del diario israelí Haarez en su edición dominical para lograr que la matanza fuese lo más completa posible.

Ya hace días que los periódicos israelíes habían informado de la “luz verde” dada por los regímenes reaccionarios árabes para eliminar a los principales dirigentes de Hamás. Al igual que en el verano de 2006 hicieron durante la guerra de Líbano, los regímenes reaccionarios árabes sienten el frío recorrer por su espina dorsal cuando movimientos político–militares como Hizbulá derrotan al todo poderoso ejército sionista o cuando movimientos político–militares como Hamás ganan unas elecciones democráticas y son capaces de aguantan el asedio durante año y medio.

Los regímenes reaccionarios árabes pueden aguantar una derrota (la que les proporcionó Hizbulá, pues no hay que olvidar que gracias a ella desempolvaron el plan de paz aprobado por la inoperante e ineficaz Liga Árabe en el año 2002), pero no dos. Y Hamás no es Hizbulá, es mucho más débil y de ahí que se haya consentido y alentado esta matanza. El caso más evidente es el de Egipto, que sólo una semana antes de la matanza sionista reforzó el cierre del paso de Rafah.

El secretario general de Hizbulá, Hassan Nasralá, tiene razón cuando acusa a estos regímenes de colaboracionismo y de actuar de esta manera para derrotar “cualquier atisbo de resistencia” al proyecto neo–colonial que propugna el imperialismo en Oriente Próximo. Sabe de qué habla porque ya lo hicieron con ellos en 2006. Y para que nadie olvide que la arrogancia israelí no tiene límites, y que la ONU deja hacer todo al régimen sionista, el domingo 28, mientras seguía con la matanza en Gaza, cinco aviones de guerra sionistas volvieron a violar el espacio aéreo libanés volando sobre las localidades de Nabatiye, Marjaoun, Jiam y Arqoub. ¿Qué hicieron las tropas de la FINUL? Lo de siempre: nada. Están ahí no para proteger a los libaneses, sino a los israelíes.

Los regímenes reaccionarios árabes no están ahí para proteger a los palestinos, sino a sí mismos. Egipto y Arabia Saudí han logrado retrasar hasta el miércoles 31 de diciembre la reunión “de urgencia” de la inoperante e ineficaz Liga Árabe. Prefieren, como en Líbano, dar tiempo a Israel para acabar o debilitar a Hamás. Este movimiento político–militar es el problema para ellos, no el régimen sionista.

A Egipto no le había gustado nada que Hamás se hubiese negado a aceptar el adelanto electoral que había planteado, para reforzar a Abbas, y que se hubiese retirado de las conversaciones en el “diálogo nacional” que patrocinaba El Cairo mientras el régimen de Mubarak no abriese la frontera de Rafah. Ese desplante no le podía aceptar, y esa ha sido la razón para dar el visto bueno a la matanza realizada por Israel.

Pero el más miserable de todos los dirigentes reaccionarios árabes es Mahmoud Abbas, que se hace llamar “presidente de la Autoridad Palestina”, cuando responsabiliza a Hamás de la matanza por no haberse doblegado, como hace él, a las pretensiones sionistas y occidentales. Y, chapoteando sobre la sangre, ya ha dicho que se encargará de la administración de Gaza si Hamás es derrocado. Estamos ante la Francia de Vichy (Cisjordania) y Abbas es el nuevo Petén haciendo el juego a los nazis del siglo XXI (Israel).

Arrojar a este tipo de personajes al basurero de la historia es un deber. Derrocar a los regímenes reaccionarios árabes es un derecho. La solidaridad con los movimientos populares árabes y, de forma especial, con los sindicalistas egipcios (1) debería ocupar uno de los primeros lugares dentro del movimiento antiimperialista mundial.

Y lo mismo se podría decir de los gobiernos europeos o el estadounidense. La llama griega, como la olímpica, no debe apagarse sino extenderse en aras de la paz con justicia social. El capitalismo sólo ofrece una paz, eso sí, democrática: la de los cementerios.


* Alberto Cruz es periodista, politólogo y escritor especializado en Relaciones Internacionales.

Notas:
(1) Hossam El–Hamalawy: “La resistencia en Egipto”, en www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article265