Palestina

Gaza: Un primer balance

Bancarrota de la legitimidad del Estado de Israel

Por Claudio Testa
Socialismo o Barbarie, periódico, 22/01/09

Durante la invasión y las masacres de Israel en Gaza parecía que el saldo final tendría dos elementos contradictorios:

• Por un lado, una pérdida fenomenal de “legitimidad” de Israel ante un mundo horrorizado por la magnitud de sus crímenes. En efecto, el repudio mundial fue de una escala sin precedentes, a pesar de la canallesca complicidad de casi todos los gobiernos y las falsificaciones descaradas de los “medios”. Esta deslegitimación a gran escala es de enorme importancia, ya que para millones en todo el mundo, pone en cuestión la existencia misma de ese estado racista y genocida. Pero sus graves consecuencias se verán principalmente a mediano o largo plazo.

• Por otro lado, en lo inmediato, a nivel militar, lo de Gaza aparecía como lo opuesto a la guerra del Líbano del 2006, que terminó con una grave derrota de las tropas sionistas, con la pérdida de dos divisiones blindadas. Ahora parecía que Israel iba a lograr un categórica victoria militar. Es un ejército armado con la última ferretería bélica provista por EEUU y la Unión Europea, que invade una inmensa villa miseria que se defiende con cañitas voladoras.

Sin embargo, para sorpresa general, los genocidas se han retirado incondicionalmente. No consiguieron que Hamas firme ni una tregua ni una rendición, ni tampoco pudieron destruirlo. Y lo más importante es que se van sin haber logrado ninguno de los puntos por los que desataron el ataque a Gaza, en primer lugar, la liquidación del legítimo gobierno de Hamas –electo por abrumadora mayoría en las últimas elecciones palestinas– y su reemplazo por el títere de Israel–EEUU, Ferhat Abbás. Tampoco lograron objetivos menores, como impedir definitivamente el disparo de los cohetes caseros desde Gaza o destruir los famosos “túneles” con que los luchadores palestinos burlan el bloqueo.

Un analista militar egipcio resume así el resultado: “Israel ha fallado en acabar con Hamas, impedir el disparo de cohetes palestinos y detener la entrada de armas.” Pero, al mismo tiempo, “Hamas no logró una victoria militar” (como Hezbollah en el Líbano). “Por eso el resultado es que Hamas no perdió e Israel no ganó.” [1] La barbarie sionista causó miles de víctimas e inmensa destrucción. Pero la victoria o derrota en una guerra no se miden desde ese punto de vista.

El desenlace ha provocado una crisis política en Israel, donde el principal partido opositor, el Likud, encabezado por Beniamín Netaniahu, ha hecho un escándalo por la retirada unilateral.

Aunque hay allí una minoría que valientemente se opuso a la guerra, la mayoría, sobre todo desde la frustración de la derrota en el Líbano, viene girando a posiciones cada vez más rabiosas, que se resumen en la popularidad del lema “el árabe bueno es el árabe muerto”. En ese marco, tienen eco propuestas enloquecidas como las del diputado Liberman (ex ministro de Olmert): tirar una bomba atómica en Gaza y expulsar a Jordania a toda la población árabe, incluso a los que son ciudadanos israelíes.

Esta mayoría volcada a la extrema derecha aplaudió el ataque a Gaza... pero ahora se encuentra con la nueva frustración de que no hay una clara victoria.

¿Por qué este desenlace?

La prensa mundial está llena de especulaciones sobre el porqué de este desenlace. Evidentemente juegan varios factores, entre ellos el repudio mundial al genocidio, que ponía en aprietos a los gobiernos que apadrinan a Israel, especialmente en Europa. También, no complicar los primeros días de Obama.

Sin quitar importancia a éste y otros factores, hay otro elemento relevante: el temor de Israel a hacer frente a una ocupación militar permanente de Gaza. Es fácil bombardear cobardemente a distancia, con la última tecnología, a un 1 millón 600 mil personas concentradas en una pequeña zona y que no pueden responder igual. Pero garantizar la ocupación permanente de ese territorio, es otro cantar. En ese caso, las relaciones de fuerza tienden a igualarse, como lo han aprendido duramente los ocupantes de Iraq y Afganistán. Pero, sin ocupación del territorio y/o rendición del enemigo, ninguna guerra puede darse por ganada, por más muerte y destrucción que desaten.

Israel mantiene la ocupación de Cisjordania gracias a los casi 500.000 colonos y a la colaboración de los traidores a sueldo de la “Autoridad Nacional Palestina”. Pero la ocupación de Gaza plantearía un escenario mucho más parecido a Iraq y Afganistán.

Duro golpe a los colaboracionistas y fortalecimiento político de Hamas

Un “daño colateral” de este empate que puede tener serias consecuencias en Palestina y toda la región, es el desprestigio de los traidores a sueldo de Israel-EEUU y la ascendente popularidad de Hamas. El corresponsal de un importante diario europeo, pinta así la cosa:

“La guerra pone en la picota a Al Fatah y refuerza a Hamas. La popularidad de los islamistas se dispara en Cisjordania y el mundo árabe...

“La ofensiva ha abocado al presidente Abbás y a la dirección de su partido, Al Fatah, a un punto sin retorno. Vilipendiados en la calle y alejados de sus bases, su desastrosa gestión de la guerra se ha traducido en un aumento de la popularidad de Hamas tanto en Cisjordania como en el orbe musulmán.

“Los ánimos en el seno de Al Fatah están por los suelos. Tras medio siglo llevando las riendas de la causa palestina, el partido de Arafat y Abbás sigue gobernando desde Ramala pero se enfrenta a un horizonte sombrío. «Hemos perdido una oportunidad histórica para rehabilitarnos», confiesa a este diario Husam Hader, una de sus leyendas, status ganado tras pasar 16 años en las cárceles israelíes. «El futuro de la causa palestina está en manos de Hamas. Israel no ha podido destruirles y con su valentía los islamistas se han ganado el apoyo de todo el mundo en Cisjordania y las calles árabes», afirma resignado.

“Tras perder las elecciones en el 2006 por el hartazgo generalizado con su corrupción y la vacuidad de las negociaciones de paz, Al Fatah ha perdido también esta guerra. En lugar de hacer causa común con las facciones de Gaza, su policía se ha dedicado a reprimir las protestas contra la guerra, y sus dirigentes, a contemplarla como si no fuera con ellos. «Han estado siempre al lado de Israel. Ramala esperaba que Hamas fuera destruido para poder recuperar el poder en Gaza», opina desde Naplusa el analista Satar Kasem.

“Estos líderes están al lado de Israel porque no quieren perder sus suculentos salarios y sus privilegios para moverse con libertad. No lo van a tener fácil. En la calle el descontento es iracundo. «Si Israel no les protegiera, en una semana la gente se los comía», dice Kasem con rotundidad.

“En todo Medio Oriente, la calle musulmana se ha rendido a Hamas, como ocurrió con Hezbollah. Incluso Turquía, aliado tradicional de Israel, ha pedido al mundo que rompa el aislamiento y empiece a tratar con el movimiento islamista.” [2]

También otros siervos de Israel y EEUU sienten que el piso se mueve bajo sus pies: “Gaza está provocando que el régimen de Mubarak en Egipto se tambalee como nunca. El 29 de diciembre se produjo un conato de rebelión en una academia de policía con 6.000 alumnos cuando se les ordenó reforzar a los policías del cruce de Rafah y se negaron, lo que ha supuesto el arresto de mandos intermedios y policías. El día 30 comenzaron a ser masivas las manifestaciones de apoyo a los palestinos de Gaza –que han continuado ininterrumpidamente– en localidades como Assiut, Minya, Daqaliya, Fayoum y Alejandría, así como en las universidades de El Cairo y Ain Shams. Los Hermanos Musulmanes y la izquierda del Movimiento Kefaya (Basta) han ido de la mano en ellas, reforzando una alianza tácita que se viene produciendo desde antes de la guerra del Líbano en 2006.” [3]

Lo cierto es que, tanto en Palestina como en toda la región, lo de Gaza ha polarizado las cosas hacia los extremos. Esto, muy probablemente, va a ser una fuerte tendencia no sólo en Medio Oriente sino en todo el mundo, hoy cruzado por la mayor crisis económica de los últimos 70 años, y por contradicciones y conflictos de todo tipo.


Notas:

1.– Abdel Monaem Fareed, “Hamas No Loser, Israel No Winner”, Palestine Chronicle, 18/01/09.

2.– Ricardo Mir de Francia, “La guerra refuerza a Hamas”, El Periódico, Barcelona, 20/01/09.

3.– Alberto Cruz, “Gaza pone al régimen de Mubarak en graves apuros”, CEPRID, 12/01/09.