Palestina

Reacción en el mundo árabe ante la matanza israelí

Ira popular e indiferencia oficial

Por Abdel Bari Atwan
Al-Quds al-Arabí / CEPRID, 14/06/10
Traducido por Cristina Portales

El terrorismo de Estado que practica Israel, incrementado en los últimos cinco años, supone el mayor papel destructivo de las políticas de EEUU en el mundo árabe e islámico. Sin embargo, Joseph Biden, vicepresidente de EEUU, ha defendido la piratería israelí contra los buques con ayuda destinada a la Franja de Gaza para romper el bloqueo diciendo que la matanza [de los solidarios realizada a manos] de los soldados [israelíes] como una especie de autodefensa y se ha opuesto al mismo tiempo a cualquier investigación internacional, imparcial e independiente sobre este crimen.

El gobierno de EEUU participa en dos guerras fracasadas, Irak y Afganistán, para proteger a Israel y se prepara para una tercera guerra contra Irán (téngase en cuenta que los tres países son musulmanes) y estaba a punto de adoptar una resolución internacional para imponer sanciones [a Irán] después de grandes esfuerzos y significativas concesiones a China y Rusia para asegurar su apoyo a esa resolución. Pero se ha llevado una sorpresa cuando los comandos israelíes irrumpieron en la nave turca, matando a nueve militantes [solidarios]. Pese a ello, Biden lo defendió, él, que sufrió un duro golpe cuando el gobierno israelí lo recibió en Tel Aviv anunciando la construcción de 1.600 viviendas en la Jerusalén ocupada.

Israel, que ha chantajeado al mundo occidental durante los últimos sesenta años presentándose como el pequeño David, pacífico y débil, frente al Goliat árabe está ahora en los ojos de todo el mundo como un “matón” que impone el bloqueo para matar de hambre a civiles inocentes, secuestra buques en aguas internacionales, ataca con fuego real a los activistas de organizaciones humanitarias y, no contento con ello, muerde la mano que lo alimenta y le proporciona todas las razones para usar la fuerza haciendo una negación sin precedentes de esta historia hermosa.

El terrorismo, tanto en los medios de comunicación como políticos, que ha estado utilizando Israel durante años –con su importante arma del antisemitismo, el monopolio del sufrimiento y la prohibición del término “Holocausto” para comparar cualquier otra situación- ya no surte efecto, no sólo por razones triviales sino por las matanzas horribles, premeditadas y a sangre fría, contra personas desarmadas y sometidas a bloqueo por la arrogancia del poder [sionista].

El mundo occidental, que paga su culpa con el Holocausto con la no condena de los crímenes y masacres de Israel y reitera siempre su apoyo con el pretexto del derecho de Israel a defenderse y mantener su seguridad, tiene que expiar su pecado contra los palestinos expulsados de su tierra, privados de su patria, y no encubrir los embargos y masacres cometidas por los israelíes.

El momento en que Israel atacaba y encontraba a los árabes y musulmanes con la bandera blanca de la rendición alzada [mientras] en la televisión occidental se mostraba y elogiaba la rápida y decisiva victoria, sus objetivos precisos [destruidos] y el uso de tecnología moderna se ha terminado.

La unidad de comandos israelíes no ha hecho nada, durante la incursión en la nave turca, que no haya hecho, esta unidad u otras similares, en buques, aeronaves u otros pueblos árabes. Lo nuevo es que había gente valiente en la parte posterior de la nave, y puede haberlas en el futuro [en otras naves] y decidieron rebelarse contra ellos y hacerles frente, incluso con sillas, en defensa de la dignidad y la autoestima. Lo que los israelíes y los responsables occidentales no entienden es que una nueva revolución está surgiendo en el mundo islámico contra la humillación y el desprecio al que están sometidos los árabes y musulmanes actualmente, y los indicadores de esta revolución les vemos en todas partes: Irak, Afganistán, en la sitiada Fraja de Gaza, en el sur del Líbano… y en la cubierta del Mavi Mármara.

Israel ha dejado de imponer su agenda a la región, ya no puede tomar la iniciativa de la guerra y la delincuencia, ordena a Occidente que lo restablezca y no se le debe permitir que continúe haciéndolo. A causa de estas guerras, grandes y pequeñas, todo el mundo está afectado y sus peligrosas implicaciones llegan a las diversas capitales occidentales: terrorismo, disturbios e inestabilidad.

Los árabes -y aquí estoy hablando del hombre de la calle y no de los regímenes- ya no son cobardes estúpidos y humillados; los musulmanes, o la gran mayoría de ellos, ya no se comportan como ovejas frente a los invasores. Aquí está como prueba el que Afganistán, uno de los pueblos musulmanes más incultos y subdesarrollados, está desangrando a la OTAN y drenando financiera y humanamente a EEUU. La cima de la ignorancia puede vencer a la cima de la tecnología si la primera va acompañada de valentía y dignidad y la segunda de injusticia y arrogancia.

El presidente turco, Abdullah Gül, ha dicho que Israel pagará un alto precio por su crímen contra los activistas de la flotilla de la libertad, y lleva razón, puesto que Turquía dice y hace; como vimos cuando le dio un plazo de diez horas al Gobierno de Netanyahu para disculparse por el desprecio que sufrió su Embajador y, efectivamente, obtuvo lo que quería; el Estado embustero y desvergonzado se vio forzado a presentar excusas por primera vez en su historia.

Recep Tayeb Erdogán, primer ministro turco, dio un ejemplo de coraje y valor a sus homólogos árabes, actuó como un verdadero estadista cuando exigió a Israel que liberase inmediatamente a todos los activistas de la flotilla de la libertad y el Gobierno arrogante y presuntuoso de Netanyahu accedió de inmediato sin mantener en su poder a un solo detenido y dando marcha atrás en su decisión anterior de investigar a algunos y juzgarlos.

Erdogán ha vuelto a pedir a Netanyahu que se disculpe, igual que exige que se abra una investigación internacional e independiente sobre la matanza y llevar a los responsables ante la justicia como criminales de guerra y que se paguen indemnizaciones a las familias de las víctimas. Y, sin duda, conseguirá todo lo que quiere porque dispone de una base moral muy sólida, con gran respaldo popular, una estructura económica fuerte y no recibe ni un céntimo de ayuda de EEUU.

En el entierro de los mártires de la masacre en aguas internacionales, todos ellos turcos, los ataúdes iban envueltos con las dos banderas, palestina y turca, en lo que supone un gran cambio en la historia de la región y el mundo. ¿Quién hubiera creído que Turquía, que no hace mucho tiempo fue un mediador entre árabes e israelíes, llevaba a cabo ejercicios militares conjuntos con éstos últimos, haga ahora de la cuestión del levantamiento del bloqueo a la Franja de Gaza la columna vertebral de su estrategia nacional, sacrificase mártires para la consecución de este objetivo legítimo y humano, y que expresase su disposición a enviar buques de guerra para escoltar la próxima flota [humanitaria]?

Siempre nos han enseñado el dicho: “la moraleja se saca de los resultados”. Es verdad. Si lo aplicamos este dicho a lo que está sucediendo en la Franja de Gaza a raíz del embargo, nos encontramos con que Israel y Occidente son los verdaderos perdedores. El asedio israelí, que dura cuatro años ante el silencio y la complicidad del mundo libre, no ha logrado el derrocamiento de Hamás, el hambre que ha provocado no ha empujado a la gente a rebelarse contra Hamás, no se han cumplido las demandas árabes e israelíes [sobre Hamás], el cabo Gilad Shalit sigue preso y el contrabando de armas, que fue la razón de que se impusiese un embargo para evitar que llegasen, está en pleno auge a través de los túneles. Además de todo lo anterior, la imagen de Israel y de sus aliados árabes moderados está por los suelos. Todos estos logros son alcanzados por la resistencia y el sacrificio, y no por absurdas negociaciones, con abrazos y sonrisas con el enviado especial de EEUU para Oriente Medio, George Mitchell, o por los esfuerzos del enviado europeo para la paz Tony Blair.

El presidente palestino, Mahmud Abbas, que goza del apoyo de Occidente, igual que Hamid Karzai en Afganistán, está viviendo su peor momento de debilidad y vive completamente al margen [de la realidad palestina] entre presiones occidentales y estadounidenses para quitárselo de encima y negociar directamente con Hamás como socio esencial en cualquier futuro proceso de paz, exactamente igual que se levantan cada vez más voces para que se negocie con el movimiento de los Talibánes en Afganistán.

El mundo está cambiando rápidamente y no a favor de los intereses de Israel, EEUU y sus aliados en el mundo árabe; lo importante ahora es cómo sacar provecho de estos grandes logros y aislar cada vez más a Israel. El primer paso en este sentido es mantener las sanciones [árabes] contra Israel. La efusión popular que comparten decenas de miles de personas tanto en el mundo árabe y musulmán, así como en las capitales occidentales, es la evidencia de los signos de cambio que esperábamos y que llevamos pidiendo desde hace años.

Al orden oficial árabe no le pronosticamos ningún bien por la simple razón de que está fuera de la historia, no tiene ninguna importancia ni juega ningún papel en los sucesos actuales. Es un régimen que se pudre al igual que sus iniciativas de paz, y nosotros aquí queremos hablar de los vivos y no de los muertos, y el ignominioso y servil texto de la declaración final de los ministros de exteriores árabes [en referencia al texto de la reunión de urgencia de la Liga Árabe tras la matanza] es la prueba más importante de lo que decimos.