Palestina

El holocausto palestino a manos de Israel

Por Adán Salgado Andrade
Para Socialismo o Barbarie, 26/04/2012

Actualmente vivimos una época en donde el control mediático, combinado con hipocresía pura, muestran hechos totalmente falseados o con un mínimo de veracidad. Por ejemplo, recientes invasiones, como la realizada a Libia, so pretexto de un “rescate humanitario”, fueron logradas en buena medida gracias a los factores mencionados, los cuales distorsionaron por completo la realidad libia, exagerando muy convenientemente el autoritarismo de Muammar Kadafi, con tal de tener el pretexto excelente, como dije, de armar a mercenarios y autorizar bombardeos de la OTAN, lo que culminó en la estrepitosa caída de Kadafi, además de su innecesario asesinato, como para que no quedara duda de que se acababa con el “temible dictador”, pero que se justificaba por todo lo que había estado haciendo durante años (en realidad, Libia tenía un aceptable desarrollo económico, que su población disfrutaba, por lo que las protestas no se explican porque hubiera existido pobreza extrema). Finalmente, todo pareció una especie de plan “perfecto” para imponer en Libia a un gobierno títere que permitirá muy dócilmente a las corporaciones extranjeras, seguir explotando las cuantiosas reservas petroleras de dicho país, las que, justamente, Kadafi había pensado controlar y regular mejor desde el Estado (ver en este mismo blog mi artículo: “Detrás del ‘rescate humanitario’ en Libia: mucho petróleo y escándalos sexuales”, en donde analizo precisamente el dolo con el que actuó la colusión de intereses petroleros de prepotentes países como Francia, Inglaterra y EU). A menos de un año de “rescatada” Libia, el país enfrenta muy serios problemas entre grupos de mercenarios rivales que se están peleando el poder económico y político, además de que hostigan, torturan y encarcelan a la población que se opuso a su control. Por otro lado, se dañó mucha infraestructura, hubo miles de muertos y en muchos aspectos el país habrá retrocedido por muchos años respecto a cómo estaba antes de la guerra (en mi opinión, algo similar está sucediendo con Siria, país que también cuenta con importantes reservas de petróleo y gas natural, entre otros importantes, estratégicos recursos. El profesor James Petras se ha referido a dicho problema, afirmando que no es una “protesta pacífica” la que está dándose en ese país, sino un movimiento armado, pero que los medios occidentales han manipulado a su favor y han tratado de mostrar que el gobierno sirio está atacando a civiles desarmados. Como comento antes, es lo que el control mediático puede hacer, tergiversar la realidad. Además, en una reciente entrevista hecha por el fundador de Wikileaks, Julian Assange, al líder del movimiento chiita libanés Hezbolá, el señor Hasán Nasralá, éste declaró que “en Siria todos saben que el gobierno de Bashar Assad ha apoyado la resistencia en Líbano y Palestina. No se ha acobardado ante las presiones de Israel y Estados Unidos, por tanto, es un régimen que ha servido a la causa palestina”, otra razón que también explicaría por qué se trata de acabar con el régimen de Assad).

Lo anterior ilustra el punto que analizo, como dije, control mediático e hipocresía, a favor, sobre todo, de quien detenta el poder en determinado instante y en alguna región. De esa forma, se justifica el que a la población de un país la reprima su gobierno o el sometimiento total de una nación por una o varias. Eso mismo sucede en este momento con los pretextos que se están buscando para un eventual ataque militar a Irán. Aquí, la “justificación” es que ese país está desarrollando un programa para fabricar ojivas nucleares, a pesar de que las autoridades iraníes han demostrado muy convincentemente que dicho programa es para fines pacíficos. Y quien más ha arreciado esos mentirosos, mediáticos ataques es Israel, país que se vale de su holocáustico pasado para satanizar a todo aquel individuo o nación que se atreva a discordar con sus tácticas militares y sus métodos violentos para garantizar su existencia como país. Así, según Benjamin Netanyahu, actual primer ministro israelí, Irán es una “total amenaza” a la existencia de su país, sin que realmente medie un factor que, en efecto, diera como un hecho la tal amenaza. Incluso, por estos días, se satanizó al escritor alemán Günter Grass, en un acto de medievalismo herético mental, dado que escribió un poema en donde Grass, más bien afirmaba que la amenaza era el gobierno de Israel, al tratar de llevar al mundo a un nuevo aventurerismo militar – como sucedió en Afganistán y luego en Irak –, que acarrearía consecuencias mucho muy graves para todo el planeta, no sólo a las naciones involucradas. El resultado del atrevimiento de Grass, por oponerse a las manipulaciones y mentiras de Israel, es que ya es considerado persona non grata y tiene prohibido para siempre viajar a Israel (lo peor es que ese obscurantismo macartista hizo eco en muchos supuestos “intelectuales y escritores” que se unieron al boicot judío en contra del afamado premio Nobel alemán).

Ésas, sólo son actitudes que combinan un exagerado bombardeo mediático, con posiciones hipócritas, porque basta consultar los pocos medios informativos, objetivos, que existen, por fortuna, para darse cuenta de que, en el caso de Israel, los niveles a que ha llegado con tal de ocultar y minimizar los problemas concretos que está infligiendo al sufrido, humillado pueblo palestino (ya me he referido en otros trabajos a la constante represión y masacres que Israel ejerce contra el pueblo palestino. Ver en este mismo blog mis artículos: “El silencio de Obama” y “Armas, egoísmo, corrupción y el big money”, en donde analizo, además, cómo esas brutales tácticas se dan bajo la total venia de EU, aliado incondicional de Israel).

Para este análisis, me referiré a los hechos que presenta un excelente documental, el que a pesar de haberse producido en el 2003, no deja de ser un dramático testimonio de lo que realmente está haciendo Israel con Palestina, lo que yo llamo, justo, el holocausto palestino. El documental al que aludo se llama “Peace, Propaganda & the Promised Land”.

Está producido por la Media Education Foundation y abre con la siguiente explicación: “En 1967, tras la guerra entre Israel y los países de Siria, Jordán y Egipto, Israel ocupó militarmente la Franja Occidental (Cisjordania), la franja de Gaza y Jerusalén oriental. Ese mismo año, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la resolución 242, instando a Israel a que desalojara los territorios ocupados por la fuerza. Sin embargo, Israel aún no ha cumplido con la resolución. Hoy día, tres millones de palestinos viven bajo una ilegal ocupación militar. Hoy día, las vidas tanto de israelíes, así como palestinos, están plagadas de diaria violencia e inseguridad”. Como menciono arriba, puesto que el trabajo fue producido en el 2003, en efecto, los ciudadanos de ambos países estaban en peligro constante de perder la vida, especialmente los palestinos. Sin embargo, los peligros que enfrentaban en ese entonces los israelíes, tenían que ver con los atentados suicidas perpetrados por los palestinos que de vez en cuando sucedían y que a la fecha prácticamente ya han sido eliminados. Pero al ver el documental, queda muy claro el por qué de dichos ataques, y que no se trataba de simple terrorismo, como el aparato mediático internacional, sobre todo el estadounidense, en combinación, claro, con el judío, promovían. Esos ataques eran una respuesta (quizá no la más conveniente, ni justificada, como los mismos analistas refieren) al constante sometimiento, represión y frecuentes masacres a las que los palestinos han sido sometidos desde 1967.

En este objetivo, honesto trabajo visual, de casi ochenta minutos de duración, se muestran una serie de factores, gracias a los cuales, Israel ha logrado no sólo justificar el permanente control palestino, sino ejercer una represión militar constante que llega a niveles de verdadera barbarie, cometiendo asesinatos y masacres, no sólo de supuestos militares, sino de población civil inocente, pero que quedan perfectamente justificados al investirse Israel en su permanentemente papel de “víctima” y de que los ataques a los palestinos siempre son en “legítima defensa”. Y de entrada se advierte que el trabajo contiene escenas de violencia gráfica. Y en efecto, nada más hay que ver, por ejemplo, las escenas en los minutos 6:23 y en los 6:40, y se darán cuenta la forma tan bárbara en que militares judíos golpean y reprimen a todo aquel palestino que se atreva a cuestionar sus retenes o las absurdas órdenes que se deben acatar por parte de la vejada, humillada, encarcelada… nación palestina.

Se combinan escenas de la diaria violencia contra los palestinos, con entrevistas realizadas a expertos, como al profesor Noam Chomsky, destacado lingüista del Instituto Tecnológico de Massachusetts, quien abre afirmando que la franja de Gaza y Cisjordania han estado ocupadas militarmente desde 1967, de una forma brutal y dura y que la vida de los palestinos desde entonces se ha vuelto invivible. Sigue el comentario de la señora Gila Svirsky, de la Coalición de Mujeres para una Paz Justa, asociación israelí (o sea, son los sectores progresistas que se oponen a las tácticas de sus paisanos), quien abunda sobre lo que dice Chomsky, agregando que Israel usurpa el territorio de los palestinos, demuele sus casas, los reprime (en el minuto 2:55 se observan escenas de brutalidad militar, por ejemplo), en tanto que los palestinos lo que siempre han hecho es protestar contra tanta insufrible, violenta opresión.

Luego, se presenta la opinión de la periodista Alisa Solomon, del periódico The Village Voice, de EU, quien refiere que al hablar con un defensor de los derechos humanos en Palestina, éste le indicó que la táctica israelí es de “completa sofocación, hay puestos de revisión por todos lados, los palestinos no pueden trasladarse libremente de un lado a otro, ni siquiera dentro de su mismo territorio, y recorridos que antes se hacían en diez minutos, ahora se llevan hasta cuatro horas, condiciones sociales terribles, con un 65% de palestinos desempleados, 75% viviendo por debajo de la línea de la pobreza (vean desde el minuto 3:16, las escenas de destrucción y caos urbano), no hay economía, las cosechas se destruyen para dar paso a colonias judías (les recomiendo ver el filme “El limonero”, del 2008 – Etz Limon –, de producción alemana, francesa e israelí, dirigido por Erab Riklis, que muestra perfectamente el drama que significa cuando se despoja a un palestino de sus cosechas o de sus tierras. En este caso, la historia versa sobre una mujer, Salma Sidane (Hiam Abbas), la que tiene la desgracia de que junto a su huerta de limones, se va a vivir un militar de alto rango israelí y para evitar que entre los limoneros de Salma pudieran esconderse “terroristas” que pudieran atentar contra el militar, el gobierno, prepotentemente, le dice a la humillada mujer que le talarán todos sus árboles, sin que les importe que de ellos vivía Salma, y sólo le dicen que la “indemnizarán”, con una irrisoria cantidad. Sin embargo, Salma emprende una tenaz lucha y al final logra que los árboles, en vez de cortarse, sólo se poden. Claro que la realidad es peor, pues a los campesinos palestinos se les despoja sin darles nada a cambio).

Luego, se presenta el testimonio de Toufic Haddad, coeditor de la publicación palestina Between The Lines, establecida en Cisjordania, quien afirma que los palestinos no tienen ninguna libertad para ejercer su cotidianeidad, pues desde ir de compras, al trabajo, a la escuela, al doctor… todo es revisado y controlado por los judíos. Por ejemplo, en el minuto 4:03, hay una escena de dicho control, en la que una mujer palestina pide a un guardia judío que le permita pasar para ir a Ramallah, pues allí vive y a pesar de que muestra su documento de identidad, un soldado le indica que no puede pasar por allí, que rodee por Wadi Nar, pero la señora insiste y le dice al prepotente soldado que no tiene dinero para irse por allí. La fría respuesta del molesto militar es “¡Pues póngase a trabajar y consiga el dinero!”.

Incluso se muestran los comentarios del mayor Stav Adivi, de las reservas del ejército israelí (que más adelante se informa que él representa a un grupo de militares que están en contra de las bárbaras represiones y masacres que su país comete contra los palestinos, a los que el gobierno acusa de “traidores”), quien también refiere cómo esa permanente opresión de que los palestinos deben de pasar por varios retenes durante el día, vuelve su vida terriblemente dura, en la que bajo cualquier pretexto se niega la entrada, ya sea que porque el permiso no esté vigente o porque no hay paso por allí en ese momento o que, de plano, ya deben de buscar otro lado por dónde pasar. Y no sólo eso, sino que los palestinos son frecuentemente obligados a permanecer en sus hogares debido a que hay toque de queda y ¡cuidado con violar esa imposición militar, pues el riesgo es perder incluso la vida! Por ejemplo, en la ciudad de Jenin, entre el 2002 y el 2003, hubo 122 días de 300 bajo toque de queda. En Belén, en ese mismo periodo, 107 días de 300 estuvieron también bajo toque de queda. En Hebrón, 167 de 300. En Nablus, 177 de 300 días también estuvieron bajo toque de queda. Así, los palestinos quedan digamos que presos en sus casas, incapaces de hacer nada, ni de salir a trabajar, a comprar alimentos a mandar a sus hijos a la escuela (¡vaya si los niños palestinos tienen bastante difícil el ir a la escuela!, ¿no les parece?).

También se incluyen comentarios del rabí Michael Lerner, fundador y editor de la revista Tikkun, de EU, quien afirma que desde la segunda intifada, muchos de los territorios ocupados están constantemente rodeados por tanques y soldados israelíes, a lo que se refiere como una “¡horrenda situación, es como si se viviera en una gran cárcel!”. El profesor Neve Gordon, experto en gobierno y política, de la universidad Ben Gurion, de Israel, sostiene lo mismo, y que sometido un pueblo a esas constantes humillaciones y represiones, la única respuesta posible es a través de la violencia (cursan sus comentarios con las escenas de brutalidad militar que les comento arriba, en el minuto 6:23, en la que un palestino con la boca sangrante es nuevamente golpeado contra un muro metálico, y en el 6:40, en la que dos indefensos palestinos están siendo pateados y golpeados con piedras, ensañadamente, por soldados judíos).

Tras esos testimonios, se indica que Amnistía Internacional ha documentado regularmente todas las violaciones en las que han incurrido los militares judíos, en las que se citan asesinatos ilegales, tortura y maltrato de prisioneros, destrucción de casas con inquilinos adentro, bloqueo de ambulancias, impedimento de ayuda humanitaria, así como el uso de civiles palestinos como escudos humanos. Todo eso constituyen crímenes de guerra. Y de nuevo la señora Gila Svirsky comenta que no se puede comprender todo lo que significa la ocupación palestina por parte de Israel, si no se coloca uno en su lugar, de los palestinos, de que no puedan caminar libremente, de que mujeres trasladadas por ambulancias que están por dar a luz, deban de arriesgar sus vidas, pues tienen que esperar durante horas en los retenes hasta que se les “autorice” el paso. Y, sí, en efecto, esa parte inicial del documental basta para comprender que los territorios palestinos se han convertido en nuestros días en simples campos de concentración en los que muchas veces ni siquiera se permite el paso de ayuda humanitaria, como alimentos, o que constantemente son bombardeados por cualquier pretexto, dejando a cientos de muertos, destruyendo la poca infraestructura que aún queda de las ciudades y poblaciones palestinas, dejándolas así, ruinosas, como parte del plan que Israel tiene de ir desocupando dichos territorios palestinos para reocuparlos y desaparecer totalmente del mapa lo que aún queda de esa humillada, vejada nación.

Pero, como se enfatiza en el documental, el hecho de que no se conozca la realidad de la ocupación palestina se debe principalmente a que el control mediático de la “información” está hecho a la medida de los intereses comunes de Israel y su incondicional aliado EU. No sólo es el ocultamiento de la verdad, sino su frecuente deformación lo que ha provocado que una gran parte del mundo ni siquiera esté al tanto de la ocupación israelí de Palestina desde hace años.

En el documental se muestra perfectamente cómo, en efecto, los hechos se han manipulado por años por medios estadounidenses y judíos, tan a favor de Israel, que hace ver como los culpables de su dramática, penosa situación a los palestinos, y que por ello éstos son merecedores del constante “castigo” infligido por el ejército israelí, el cual sólo recibe “órdenes”, las que en todo momento son simplemente “defensivas”. Y trata de ser un trabajo testimonial, al acompañarse justamente de crudas escenas, en donde se ve la cotidiana represión de la que son sujetos los palestinos, así como de objetivos comentarios hechos incluso por los intelectuales judíos que ya he mencionado arriba, quienes se oponen a la política de permanente represión, hostigamiento y gradual expulsión de los palestinos de sus legítimos territorios, en los cuales han vivido por siglos, hasta que poco después de concluida la segunda guerra mundial, parte de lo que era Palestina, fue arbitraria y prepotentemente despojada por las potencias imperialistas, Inglaterra, la principal, así como EU y la extinta URSS, para dotar de territorio a los judíos de aquellos tiempos, los cuales, una vez dejada atrás su hasta entonces humillada existencia, han hecho con Palestina, lo que en su momento ellos sufrieron y criticaron duramente.

Y ha sido tan importante para Israel dejar en claro que es víctima y no victimario, que el control mediático a que me refiero antes, es vital. Por ejemplo, en el documental se recuerdan las masacres provocadas en 1982, tras la invasión de Líbano, una más de las frecuentes ocupaciones que Israel ha hecho en sus países limítrofes. En los campos de refugiados palestinos de Sabra y Chatila, los falangistas libaneses (pro judíos), asesinaron a cientos de aquéllos. En ese caso, a Israel no le importaron tantos muertos, sino su imagen pública mundial, que en ese momento no pudo controlar del todo. Por ello, el gobierno israelí, desde entonces, ha tenido muy buen cuidado de ejercer un pleno control mediático para que ninguna nota o información que pudiera estar en su contra o dañar la imagen de “víctima” que se ha adjudicado, sea filtrada.

Así, la “información”, sobre todo la destinada al público estadounidense (pues es vital que los estadounidenses entiendan por qué su país es aliado incondicional de Israel), es filtrada, primero, por los dueños de las corporaciones mediáticas, luego, por los políticos y, por último, por el propio gobierno israelí, quien contrata a “agencias de imagen” (relaciones públicas o pr, como se define este término en inglés), tales como Rubenstein (http://www.rubenstein.com/), con tal de que se maquille y se vuelva totalmente inocua la información procedente de la ocupación palestina (de hecho, la empresa Rubenstein se define como “comunicaciones estratégicas y relaciones mediáticas”, y abunda “Somos creadores de oportunidades publicitarias innovadoras, así como soluciones comunicacionales que apoyan la totalidad de los objetivos de nuestros clientes. Adicionalmente, somos expertos en el manejo de crisis gerenciales y de relaciones financieras, además de que aconsejamos un adecuado manejo de imagen y de ciudadanía corporativa”. Así que, como ven, el trato que reciben las desafortunadas informaciones de la ocupación palestina reciben un hermoseador trato publicitario).

Por otro lado, también contribuyen a la deformación y maquilleo noticiosos muchas asociaciones privadas, como las religiosas, tanto cristianas, así como judeo-cristianas, además de civiles, como la AIPAC (American Israeli Public Affaires Commitee), que constituye uno de los más poderosos entes que buscan la defensa de los intereses israelíes en EU, sobre todo el mencionado control mediático y que su “gran amigo” EU siga siendo un incondicional aliado en las acciones de Israel, sobre todo la gradual ocupación de Palestina. Desafortunadamente, asociaciones progresistas que se oponen a las acciones genocidas de Israel, tales como Judíos en Contra de la Ocupación o Americanos por la Paz Ahora, muy rara vez logran pasar a través de los filtros que menciono arriba. Y si es que alguna nota negativa para la imagen de Israel llegara a filtrarse, aún están asociaciones como CAMARA (Committee for Accuracy in Middle East Reporting in America) que “monitorearía” y censuraría a dicha nota, antes de que se pudiera hacer pública.

Así pues, la mayor parte de las noticias que se difunden sobre esa infame ocupación, llegan rasuradas, blanqueadas y hermoseadas.

Toda esta situación, en el documental, se explica que es parte de las “relaciones públicas” de Israel con el mundo, para ocultar la realidad de la ocupación palestina.       

Así, un primer objetivo es, justamente ocultar la ocupación. Como señala el comentario del profesor Robert Jensen, de la universidad de Austin, Texas, “el problema al mostrar la cobertura que se hace en el conflicto israelí-palestino no es lo que se dice, sino lo que no se dice y en ese sentido, el problema es que todo se saca de contexto, y el contexto es que las airadas protestas palestinas se deben a una ocupación que ya lleva casi 45 años”.

En efecto, se muestran escenas de cómo las cadenas noticiosas estadounidenses, como CNN o NBC, difunden los enfrentamientos entre jóvenes palestinos, lanzando piedras a soldados judíos y a éstos respondiendo con disparo o incluso cañonazos. Pero no se aclara que esas batallas son dentro de los mismos territorios palestinos ocupados, que si los jóvenes están apedreando a esos soldados es porque Israel acaba de cometer algún nuevo acto de arbitrariedad o de fuerza, como el tomar tierras, demoler casas, asesinar a civiles inocentes. Así, al descontextualizar la raíz del problema, quien mire eso, por ejemplo, un estadounidense, ignorante de los antecedentes de invasión, de hostigamiento y de represión judía hacia los palestinos, simplemente verá a jóvenes “violentos” a los que, con justificada razón, el ejército judío reprime “en legítima defensa propia”. Son, pues, notas editadas. Y es tanto el control, que sólo cuatro por ciento de las cadenas que difunden ese tipo de notas, dejan claro que la violencia se lleva a cabo en territorios ocupados y que se trata de represión militar judía contra palestinos en la defensa de sus intereses. Y de hecho, siendo más enfáticos, Israel, contraviniendo convenios de la ONU, es el único país que en la actualidad mantiene a sus tropas, fuertemente armadas con tanques y equipo pesado, fuera de sus fronteras, estacionadas en forma permanente en otro país, Palestina, a cuya población está hostigando y obligando a abandonar, por la fuerza, las pocas tierras que aún le quedan.

El segundo objetivo de la deformación mediática es la de hacer invisible la colonización de las tierras palestinas por parte de los colonos judíos, la que nunca ha parado. Generalmente las colonias judías se construyen sobre partes elevadas, tales como colinas o cerros, con tal de que sean difícil de ser atacadas por los palestinos, pero también para que los militares que se destacan para “defenderlas”, tengan una mejor vista del panorama. Y prácticamente están diseminadas por todo lo que son los territorios de la franja de Gaza y Cisjordania, pues la idea es ocupar gradualmente dichos territorios hasta que llegue el día de la anexión plena de lo que aún es Palestina y la expulsión total de sus ciudadanos. Por otro lado, las reservas acuíferas de las que prácticamente se surte Israel están en esos territorios, y esa es una muy vital razón más para no desocuparlos jamás. Además de las colonias, Israel también expropia las tierras aledañas a aquéllas, así que ya más del 40% del territorio de Gaza y Cisjordania está en su control y son más de 300 mil los judíos que habitan ya esos ilegales asentamientos. Por lo mismo, hay retenes por todos lados, pues las colonias y “sus” tierras de influencia están tan interconectadas entre sí y con Israel, que los humillados palestinos, las más de las veces, tan sólo para ir al mercado, supongamos, deben de cruzar varios retenes, claro, eso si se les permite hacerlo.

Además, para que las colonias judías no se vean como una presencia invasora en Palestina, ahora se les llama simplemente “barrios”, con lo que se presentan como algo inocuo. El periodista del diario inglés The Independent, Robert Fisk, quien también da sus puntos de vista en el documental, refiere que en cierto momento la cadena estadounidense CNN ordenó a todos sus periodistas que en adelante ya no usaran la palabra “colonia” al referirse a los asentamientos judíos, sino simplemente “barrios”. Así, si jóvenes palestinos aparecen atacando un “barrio”, parecerá como si esa violencia es irracionalmente dirigida a un tranquilo conjunto habitacional judío… ¡y por eso los militares tienen que defenderlo y matar, incluso, a los agresores, quienes las más de las veces sólo poseen piedras para defenderse! Pero esa situación tiene la ventaja adicional, para los israelíes, de que les da un sentido de posesión sobre los terrenos en donde se asientan, como si ellos fueran los habitantes originales, de tal modo que los vuelve agresivos y violentos contra cualquier protesta o intento palestino por tratar de recuperar sus tierras. Así, forman una especie de comandos armados, especialmente jóvenes judíos, que atacan a los palestinos o sus posesiones (ver en el minuto 27:50 a un judío que porta una ametralladora y en las subsiguientes escenas, cómo varios jóvenes israelíes atacan a palestinos. En el minuto 28:42, pueden ver a judíos destruyendo un área cultivada palestina, sus plantas, su sistema de riego, de forma totalmente irracional. Más adelante, un buldócer destruye una cosecha para dar paso a una nueva, ilegal colonia judía). Por otro lado, bajo cualquier pretexto, los judíos pueden despojar de sus tierras o expropiar las casas de los palestinos y demolerlas (ver el minuto 29:11). Entre septiembre del 2000 y febrero del 2003, 1123 hogares palestinos fueron arbitraria, ilegal y prepotentemente demolidos, con el absurdo pretexto de no haber presentado los habitantes de dichas casas “documentación” que avalara que se habían construido “legalmente”. Pero como señalan los comentaristas al respecto, son acciones ilegales, pues los palestinos no requieren de tales “permisos”, dado que ellos son los habitantes originales, quienes por siglos han vivido en tales tierras (las escenas que toman lugar a partir del mencionado minuto 29:11 al 31:56, son en verdad dramáticas, al ver cómo, sin ninguna verdadera razón, los habitantes de casas palestinas con orden de demolición son sometidos por policías y echados, para que luego maquinaria pesada destruya en pocos minutos hogares que se llevaron años para ser edificados. Y se comparte el dolor de los palestinos y el coraje con el que reaccionan hacia sus permanentes opresores, quienes seguramente serían felices si un día amanecieran muertos todos los palestinos, para ya no lidiar con ellos).

Un objetivo más de la deformación mediática es presentar las entendibles protestas de los palestinos, en especial los atentados suicidas, como injustificados, siendo que, como comentan los entrevistados, no es otra cosa que una natural reacción de aquéllos a tantos años de sometimiento, de humillaciones, de maltratos, torturas, de estar asediados permanentemente por un ejército enemigo muy bien armado armado, que los asesina o masacra constantemente. Pero, claro, presentados esas protestas o los atentados suicidas sin el contexto correspondiente, son tomados por la opinión pública mundial como simple injustificada, irracional violencia.

Sin embargo, como aclaré al principio del artículo, los atentados suicidas cada vez son más raros, y pienso que ya han sido prácticamente controlados por los servicios policiacos y de inteligencia israelíes. Eso explica por qué hay más de cuatro mil 700 prisioneros palestinos en cárceles de Israel, muchos de ellos detenidos simplemente por “detención administrativa”, heredada medida colonialista inglesa, bajo la cual, se puede arrestar a cualquier palestino sólo por parecer “sospechoso” y sin informarle de los cargos, ni presentar ninguna prueba en su contra (como una ley que acaba de aprobar el “progresista” de Obama, que permite que alguien se encarcele de antemano si se piensa que puede ser sospechoso en el futuro, ¡así de surrealistas se están volviendo las prepotentes leyes de esos dos países, todo con tal de “combatir” al terrorismo, la mayoría del cual dichos países han promovido!).

Por otro lado, en la manipulación mediática que hemos venido refiriendo, otra forma de acentuar la victimización de los israelíes es magnificando las muertes que provocan las “acciones de violencia” de los palestinos contra ellos. Así, si un soldado judío muere, por ejemplo, se muestran a sus padres y hermanos, diciendo todo lo “maravilloso” que el soldado era, el hogar donde vivía, fotos de cuando era niño (allí, supongo que es acción directa de las empresas diseñadoras de imagen estadounidenses, las que justamente así presentan, muy hollywoodescamente a los soldados o policías de EU caídos en el deber)… en fin, se da una “conmovedora” semblanza biográfica, así, de pasada, pero enfatizando en esos momentos el dolor provocado por su muerte. También se hace así con algunas de las víctimas de los atentados suicidas (o se hacía), entrevistando a sus familiares o amigos para que describan el dolor tan terrible que experimentan en ese tormentoso instante.

Sin embargo, la contraparte es que a los palestinos caídos, incluso los que son asesinados por error, nada más se refieren a ellos los medios noticiosos como “tantos muertos dejó un enfrentamiento entre manifestantes y tropas del ejército israelí, las que fueron agredidas por aquéllos con piedras”. Y se dice sólo el número de víctimas, y ya, nada más, los palestinos asesinados, no vale la pena hablar más de ellos en los medios. Ni tampoco los que son asesinados “por error”. Por ejemplo, en una escena del documental, se muestran a cinco niños que por esas fechas murieron cuando caminaban a sus casas y accidentalmente uno de ellos pisó una mina, la que detonó, matándolos a todos en el acto. Un reportera de la BBC (de los contados medios extranjeros que presentan objetivamente las notas, sin manipularlas), entrevista a un jefe policiaco acerca del incidente, de por qué estalla una mina y mata a varios niños, el obeso hombre le dice que porque es una zona “sospechosa” de actividades subversivas palestinas. Ella le replica que no es así, que estuvo en la zona y es completamente civil, aferrándose a lo que ella misma pudo comprobar, a pesar de que el hombre le dice que no es así. Acorralado, éste le dice que entonces es lo que se va a investigar, el por qué había un artefacto explosivo en un área civil, paso de niños palestinos a la escuela. Pero supongo que habrá quedado en eso, pues no hacen nada las autoridades judías por investigar las muertes por “error”, que en todo caso se presentan como “daños colaterales”. En la recientes matanzas que han perpetrado los soldados judíos, como la de finales del año 2008, es totalmente desproporcionado el número de muertos de ambos lados. Entre los israelíes, del total de bajas, 14, once fueron de militares, de los que seis murieron “por error”, alcanzados por las balas de sus compañeros, y sólo tres muertos fueron civiles israelíes. Entre los palestinos, hubo más de mil víctimas, todas de civiles inocentes, alcanzados por los encarnizados bombardeos judíos, lo que da una proporción de 71 muertos palestinos por cada muerto israelí.

Esas frecuentes matanzas que se tratan de minimizar lo más posible, cuentan con la complicidad tácita de EU, permanente aliado incondicional de Israel. Justo en la matanza de diciembre del 2008 referida, a pesar de los cientos de muertos civiles inocentes, el hipócrita presidente estadounidense, Barack Obama, no condenó los ataques, diciendo solamente que esas muertes “eran lamentables”, pero que los palestinos se “lo habían ganado”, por su actitud beligerante (se refería a las acciones de Hamas, el grupo que controla políticamente en la actualidad a la franja de Gaza, considerado por Israel como “terrorista”, y que había realizado algunos lanzamientos de misiles, en respuesta a acciones militares previas judías sin sustento. Ver en este mismo blog mi artículo “El silencio de Obama”).

Y no sólo EU es cómplice incondicional de las permanentes agresiones de Israel a Palestina, sino que incluso le brinda ayuda militar. Cada año, Israel recibe $6000 millones de dólares, de los cuales tres mil son en ayuda directa. De esta cantidad, dos tercios se dedican a la compra de armamento de las empresas estadounidenses (como pueden ver, la industria armamentista es la eterna beneficiada, sobre todo la estadounidense. Ver en este mismo blog mi artículo “Ferias de armas, exhibición de fuerza de la muy lucrativa industria armamentista mundial”). Y de los otros tres mil millones, que son de “ayuda” indirecta, la mitad es para financiar a las industrias militares israelíes. Así que quizá también por dicha “ayuda”, que beneficia sobre todo a los armeros estadounidenses, es que EU continúa apoyando a Israel para que haga de lo que queda de Palestina un enorme campo de concentración (desde 1949, que Israel ha recibido “ayuda” estadounidense, se le han entregado más de cien mil millones de dólares, gracias a los cuales aquel país está apertrechado hasta los dientes, incluso poseyendo varias ojivas nucleares, más de 200, según los cálculos más conservadores, que convierten a su ejército en el cuarto mejor armado del mundo. Ese es el ejército que se emplea contra palestinos armados las más ve las veces de piedras y palos).

Igualmente, EU nunca condena los excesos judíos. Sólo cuando son exhibidos a nivel mundial dichos excesos y prepotencia con la que actúan los soldados judíos, como en nuestros días, gracias al Internet, por ejemplo, son “castigados” aquéllos. Por estas fechas (abril del 2012), un grupo de activistas extranjeros pro palestinos, trataron de viajar, como siempre lo hacen cada año (coincide, generalmente, con el 17 de abril, día mundial del prisionero) a Cisjordania y a Gaza, para manifestarse pacíficamente en contra de la ilegal ocupación judía. Sin embargo, casi todos fueron retenidos en el aeropuerto Ben Gurion, pues el gobierno sabía sus nombres (tenía una lista de ellos) e incluso a muchos, ni siquiera en sus países de origen se les dejó abordar los aviones que los llevarían a Israel (véase la complicidad de tales países y de sus líneas aéreas para hacerle el juego a esas dictatoriales medidas). Los pocos que pudieron pasar, algunos realizaron un tour en bicicletas para protestar pacíficamente, como dije. Sin embargo, hay en Youtube un video que muestra a un salvaje, troglodita “soldado judío” el cual, sin motivo alguno, golpea con su metralleta fuertemente el rostro de un joven activista danés, que no estaba haciendo absolutamente nada que pusiera en peligro al obeso, bruto uniformado. Inmutable, sigue amenazando al resto de perplejos activistas ( http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=uL-GmYBNDqY ).

Como hasta en la televisión israelí se difundió bastante la nota (debe de haber algunos medios honestos y objetivos), el castigo que se le aplicó al agresivo militar fue la “suspensión”, pero, claro, por presión internacional por tanta difusión y además porque lo hizo contra un extranjero. En ese sentido, ¿cuántas escenas muestra el documental, motivo de este trabajo, de militares judíos agrediendo brutalmente a jóvenes civiles palestinos, sin que se haya hecho algo al respecto? Y así seguirá siendo, por desgracia, esta infame situación.

Sin embargo, tanta prepotencia y autoritario control no puede mantenerse eternamente. Tocando ese punto, resultan interesantes las declaraciones de la señora Talia Sasson, ciudadana israelí que trabajó durante 25 años en la oficina del procurador estatal hasta que renunció en el año 2004. Declara que llegó a ser experta en toda clase de problemas relacionados con Cisjordania. Hace poco fue entrevistada por el periodista David Horovitz, del diario The Times of Israel. “Yo representaba al ejército en la Suprema Corte. Me encargaba de los problemas relativos al muro divisorio, los caminos laterales, la seguridad de las colonias. Yo era la jefa del equipo que debía de aplicar la ley en los israelíes que vivían en los territorios”. Es decir, Sasson es una mujer muy experimentada en los problemas que he estado mencionando, además de que se considera muy patriota y que no está “traicionando” a su país con sus honestas declaraciones, afirma. Pues bien, en ese año, poco antes de que se retirara, le fue encomendado, debido a su experiencia, por el entonces primer ministro Ariel Sharon, que realizara un estudio para ver cuál era la manera más eficaz de resolver el problema de los asentamientos ilegales israelíes en territorio palestino. Eso, porque Sharon estaba siendo muy presionado por EU para que cumpliera una serie de acuerdos para lograr la paz con Palestina, que, en los puntos principales, demandaba la remoción de varias colonias de tierras privadas palestinas, que gobiernos israelíes sucesivos habían mentido que pertenecían a Israel y habían consentido una ilegal colonización.

Sasson entregó un reporte titulado “Sumario de la opinión concerniente a los asentamientos ilegales”, a principios del año 2005. En él, Sasson dejó muy claro cómo sucesivos departamentos gubernamentales, sin autorización expresa, habían dispuesto financiamiento y recursos para la expansión de la presencia judía en Cisjordania, notablemente en decenas de asentamientos que aquellos mismos gobiernos reconocían como ilegales, incluso bajo la propia ley judía. O sea, que no les importó hacerlo. El documento, señala Sasson, fue devastador, y Sharon prometió tomarlo muy en cuenta para tratar de resolver el grave problema que se ha ido gestando con los años, pues de acuerdo con Sasson, implica la existencia misma de Israel, porque está llegando a niveles cada vez menos manejables, por mucha represión militar que se emplee. “Considere usted – le dice Sasson al entrevistador – que en los territorios tomados en 1967 vivían un millón de palestinos. Actualmente viven dos punto cuatro millones, así que los problemas cada vez se agravarán más, pues no es posible seguir con tantas arbitrariedades, so pena de que se buscara su aniquilación total”. Ella recomendó “medidas urgentes” con tal de revertir la situación y eran que el gobierno aplicara la ley en cuanto a los asentamientos ilegales. “Estoy segura que usted tiene el poder para hacerlo”, le escribió a Sharon.

Sasson hubiera pensado, en ese entonces, que su informe, en efecto, se tomaría en cuenta para llegar a un acuerdo de paz, pero no ha sido así y los gobiernos que sucedieron a Sharon han seguido con la misma táctica ilegal de continuar permitiendo asentamientos judíos ilegales, con lo que el problema es cada vez más grave.   

“Yo pienso que los sucesivos primeros ministros que le siguieron a Yitzhak Rabin, han tenido miedo de oponerse a los colonizadores, pues quizá teman que los asesinen, como a él”, agrega Sasson, recordando que Rabin realmente fue el único primer ministro contemporáneo que al firmar los acuerdos de Oslo, quiso poner una solución radical al problema. “Y, ya ve, quién iba a pensar que justo un judío lo iba a asesinar”, le dice con cierto pesar a Horovitz.

Para ella, la única solución posible es mover a los más de cien mil judíos que viven dentro del territorio palestino, trasladarlos a la llamada “barrera de seguridad” y que Israel se concrete a un proceso de paz en el cual israelíes y palestinos vivan cada quien en su territorio, digamos que “amistosamente”. “Si eso no se hace, Israel está condenado a la perdición”, sentencia Sasson, firmemente convencida.                        

Y es que en la situación de arbitraria ocupación militar israelí, incluso la propia autoridad palestina está perdiendo el control de sus representados, al no ver éstos señales claras de arreglo. De hecho, el 17 de abril pasado, Día Mundial del Prisionero, la Autoridad Nacional Palestina, presidida por Mahmoud Abbas, le envío una carta al actual primer ministro israelí, el muy conservador señor Benjamin Netanyahu, en la que afirmó que “como consecuencia de las acciones emprendidas por los sucesivos gobiernos israelíes, la ANP ya no tiene competencia a nivel político, económico, territorial y de seguridad y por tanto la ANP ha perdido ya su razón de ser y de seguir así, será incapaz de cumplir sus compromisos”. Y por ello, insta Abbas a Netanyahu a reanudar las negociaciones de paz con base en las fronteras de 1967.

Pero la prepotente respuesta de Israel a esa desesperada petición es que el 24 de abril otorgó estatus legal a tres colonias judías ilegales, Bruchin, Sansana y Rechelim, existentes en la ocupada Cisjordania, medida de fuerza contraria a los acuerdos del llamado Mapa de Ruta, un frágil plan que busca que Israel desmantele colonias ilegales, sobre todo las que más contribuyen a agravar el añejo conflicto. Y aunque la arbitraria acción mereció la condena enérgica de la ONU y de Europa, así se va a quedar. Pero como advirtió Abbas, llegará el momento en que nada pueda hacer cuando los palestinos, ya sin nada que perder, se revelen masiva y violentamente contra sus opresores.  

El documental que refiero está dedicado a Edward Said (1935-2003), intelectual palestino y estadounidense, que nunca dejó de ser crítico hacia la política de ocupación israelí contra los palestinos y siempre pugnó porque se creara un estado palestino independiente.

Así que a menos que Israel extermine a los más de dos y medio millones de palestinos que viven en los ocupados territorios, de lo que fuera hace tiempo Palestina, las protestas y la resistencia de aquéllos seguirán, a pesar de todas las balas y bombas que Israel use para reprimirlas.

Contacto: studillac@hotmail.com