Por un camino Rojo

 

La crisis global que vive el país fogonea la resistencia. Nuevos procesos políticos comienzan a darse entre los explotados y oprimidos. Desde Socialismo o Barbarie llamamos a construir un polo, movimiento político/social o corriente de las organizaciones en lucha y la izquierda, en una perspectiva clasista, anticapitalista y por el socialismo desde abajo

 

La Argentina está sumida en la crisis más grave en los últimos 20 años. Frente a esta situación, se multiplican las expresiones de la resistencia de los trabajadores ocupados y desocupados, al mismo tiempo que de importantes sectores de las antiguamente llamadas “capas medias”: estudiantes, medianos productores, artistas, intelectuales...

Ante esta realidad, los partidos tradicionales, la mayoría de los dirigentes sindicales y las instituciones de la “democracia” más en general, están atravesando por un importantísimo proceso de crisis y deslegitimación. Tanto la UCR y el Frepaso en el gobierno como el PJ en la “oposición”, están cruzados por fuertes discusiones y divisiones internas, expresando las dificultades de las clases dominantes por orientar una salida a la crisis del país.

Al mismo tiempo, es un hecho que entre los trabajadores y la juventud, al compás de la crisis, comienza a hacerse cada vez más crudo, más agudo y más sentido el problema de las alternativas, y, dentro de esto, de dirección: “¿qué salida puede haber al desastre actual?”.

Esto va a ir cruzando, de manera creciente, la nueva situación política en curso, la que como hemos venido definiendo en SoB, se ha ido agudizando en los últimos meses.

Por esto, es hora de comenzar a responder, a lanzar hipótesis de trabajo de por dónde empujar el necesario proceso de recomposición global de los trabajadores, al mismo tiempo que la construcción de una nueva alternativa política socialista revolucionaria.

 

Enfrentar las variantes de “capitalismo humanizado”

 

En el terreno político más general, quien ha sufrido más agudamente las consecuencias del desastre del gobierno de De la Rúa ha sido el Frepaso: es sólo una sombra de lo que era hace un año. Su crisis se aproxima a ser terminal. Una bancarrota política que expresa el engaño y las frustraciones de millones ante las variantes de “centroizquierda”; sus críticas al “modelo neoliberal” suelen ser sólo una excusa para llegar lo más rápidamente posible al “poder”. Y, una vez en él, gobiernan al servicio de los grandes capitalistas y el Imperialismo, porque “no hay otra alternativa en este mundo globalizado” dicen.

Es en este cuadro de aguda crisis y/o fragmentación de los partidos tradicionales, que están surgiendo corrientes o agrupaciones nuevas como el “Polo Social” del padre Farinello o el “ARI” (“Alianza por una República de Iguales”) de la Carrió, los que intentan cubrir “por izquierda” esta profunda crisis de representatividad de los grandes partidos patronales. Postulan no ir más allá del sistema, sino, por el contrario, “humanizarlo”, buscando, a la vez, mejorar y/o sanear la actual “democracia de los ricos”. Estas fuerzas intentan construirse como variantes cercanas a las que encarnó el Frepaso, aun cuando es un hecho que están más “a la izquierda” que entonces, presionados por la profunda crisis económica, política y social en la que se encuentra sumido el país.

La preocupación de las direcciones burocráticas tradicionales del movimiento obrero y/o instituciones como la Iglesia y sectores burgueses (por ahora menores) en impulsar estas propuestas políticas alternativas de “humanización” del sistema, tiene que ver con el cuestionamiento cada vez más extenso entre la población a las verdades superiores del “neoliberalismo”. Como ejemplo, sobra con ver la reciente encuesta hecha por la Gallup en la Argentina: el 60% de los encuestados consideró como “algo malo” la globalización. Esto ocurre a partir de las evidentes consecuencias brutales de los planes que el capitalismo viene impulsando en todo el mundo y en el país a lo largo de las dos últimas décadas

Por otra parte, estos nuevos agrupamientos políticos están influyendo al interior de la CGT “disidente”, de la CTA y la CCC (la corriente del “Perro” Santillán), y sus sindicatos y agrupaciones, lo mismo que, más en general, sobre sectores amplios del movimiento obrero, estudiantil y popular. Es que en primer lugar entre los sectores más pobres y excluidos de los trabajadores donde más se está sintiendo y desarrollando un proceso de creciente avidez política, bajo la presión de una situación social que ya no da para más.

En este marco, el desafío de recomposición y batalla contra las alternativas “antiliberales” excede el mero terreno electoral: se trata de una pelea sobre proyectos estratégicos y a largo plazo, contra la falsa salida de “humanización del capitalismo”, de “mejora de la democracia”, y por una alternativa independiente de los trabajadores, anticapitalista y por la perspectiva auténtica y renovada del socialismo, partiendo del propio proceso en curso de la resistencia.

 

Por un nuevo movimiento, polo o corriente de los trabajadores y la izquierda revolucionaria

 

Por lo tanto, es para los militantes socialistas, del movimiento social y los partidos de la izquierda, una obligación y al mismo tiempo un desafío para confluir con franjas más amplias de los trabajadores y la juventud, plantearse la necesidad de constituir un punto de referencia o movimiento verdaderamente alternativo a las diversas variantes del “neoreformismo” que están apareciendo, que al mismo tiempo se plantee una perspectiva totalmente distinta y renovadora del falso “socialismo burocrático” que imperó en los países del Este de Europa.

Salir a pelear por una verdadera alternativa de salida para los trabajadores y la juventud implica de alguna manera constituir un nuevo movimiento político o político/social que polemice y enfrente al “Polo Social”, y demás variantes neoreformistas denunciándolas como un nuevo proyecto de colaboración entre explotadores y explotados, del cual hacen parte, (en la clásica división del trabajo reformista entre lucha “reivindicativa” y lucha “política”), sectores de la CTA, de la CCC y también de la CGT “combativa”. Así, mientras Moyano, De Gennaro, D’ Elía o Alderete aparecen al frente de determinadas luchas “sociales”, “descargan” la responsabilidad de dar las salidas políticas de conjunto, en Ruckauf, Farinello, la Carrió, etc., limitándose a exigirle al gobierno que haga esta o aquella cosa.

Fundamentalmente, nuestro planteo tiene por objetivo empujar, colaborar, aportar, hacia una recomposición más de conjunto del movimiento de trabajadores en el país. Se trata de construir una alternativa que abra un ancho cauce en el terreno de la relación con las masas trabajadoras y sus sectores de vanguardia. El objetivo no puede ser lograr simplemente acuerdos “desde arriba” entre las “corrientes” de la izquierda, sino que esta propuesta se fecunde y/o encarne realmente desde el terreno mismo de los sectores de los trabajadores en lucha, como es el caso hoy de los movimientos de desocupados o de trabajadores ocupados como los de Aerolíneas.

Por esto, un componente fundamental de esta perspectiva, deberían ser aquellas organizaciones “sociales” y/o “político/sociales” que están surgiendo en el terreno directo de la lucha de clases: las nuevas expresiones de pelea, organización y dirección de los trabajadores, aún cuando estén cruzadas por inmensas contradicciones. Así, las organizaciones de los trabajadores desocupados salteños, la Lista Negra del Turbio, la nueva dirección en Zanón, sectores de corrientes sindicales como la CCC del Perro Santillán  y de la CTA, el movimiento de desocupados encabezado por Raúl Castells, los distintos movimientos de trabajadores desocupados (MTD) o los movimientos “Teresa Rodríguez” (MTR),  son parte de estas nuevas expresiones entre los trabajadores ocupados y desocupados. Lo mismo que en el terreno de la juventud o democrático, la experiencia de H.I.J.O.S, diversas agrupaciones y procesos asociativos, y expresiones de actores e intelectuales. Por último, aunque no menos importante, los miles de trabajadores y jóvenes de izquierda que no se reconocen en ninguno de los partidos de la izquierda actual, incluyendo, en un lugar muy especial entre éstos, al compañero Luis Zamora.

Para esta perspectiva, en particular, a las corrientes de la izquierda revolucionaria se les está comenzando a plantear importantes desafíos y responsabilidades.  Esto se da en el marco que entre ellas se verifica cierta revitalización de conjunto, un mayor espacio político, independientemente de las posiciones y practicas que se defienden. Por otra parte, no es un secreto para nadie que la izquierda revolucionaria y los militantes socialistas independientes, se ven afectados por una dispersión, dogmatismo y aparatismo, que limita agudamente su capacidad de presentar una alternativa creíble y convincente, o, incluso, minimamente, de establecer relaciones justas y sanas (y no de instrumentalización, para segundas intenciones) con los trabajadores, los jóvenes y el activismo en general.

 

¿Por qué perspectiva pelear?

 

Creemos que hay tres aspectos centrales que debe asumir esta perspectiva. En primer lugar, ya lo hemos venido desarrollando, debemos postular la necesidad de independencia política de los trabajadores. Este es una aspecto absolutamente central, en la medida que históricamente, desde la experiencia del peronismo hasta el Polo Social, el CTA, la CCC y la CGT de Moyano, todos postulan un imposible: que algo bueno podría venir con los trabajadores a la rastra de sectores patronales.

Al mismo tiempo, esta definición, en las actuales condiciones del mundo y el país, inmediatamente pone por delante el cuestionamiento al sistema. Es que no hay ninguna posibilidad de que frente al carácter bárbaro y destructor del capitalismo de hoy (y, sobre todo, en un país semicolonial como la Argentina), se pueda desarrollar un verdadero proceso de recomposición de los trabajadores que no se plantee de manera inmediata y actual, la perspectiva de ir más allá del capitalismo. Ante aquellos compañeros que dicen que esto sería algo “abstracto” y/o “ideológico”, nosotros opinamos que es una cuestión de primer orden, el problema de los problemas: la salida a la crisis del país no será en el marco del sistema capitalista, sino contra el sistema capitalista. Esto está puesto sobre la mesa cotidianamente a la hora del debate y la polémica sobre las alternativas.

Por ejemplo, desde sectores del “Polo Social” no tienen empacho en plantear: “Los compañeros (...) dicen que este proyecto de Nación debe ser el socialismo, “única alternativa al capitalismo actual” ¿Es eso cierto?. No, no lo es, claro está. No es real que sea posible el socialismo en la Argentina en la actual etapa histórica. No hay condiciones en el país ni en el mundo para ello, (dada) la correlación de fuerzas actual, el desgaste sufrido por la opción socialista luego del derrumbe  de la URSS en la conciencia popular (...) ¿A quién, seriamente, van a convencer de que la salida del neoliberalismo hoy en la Argentina es el socialismo?” (En Marcha, revista de la Corriente Patria Libre, integrante del Polo Social y de la juventud de la CTA).

Desmintiendo estas afirmaciones, no hace falta más que observar los procesos en curso a nivel internacional, donde el desarrollo del creciente movimiento “antimundializador” está poniendo sobre la mesa la discusión que ellos quieren rehuir: el cuestionamiento al sistema.

Y este es un punto de referencia fundamental a tener en cuenta para una nueva perspectiva.

Pero al mismo tiempo, en nuestro país, también hay expresiones que van en esta misma dirección. Por ejemplo, está la valiosa experiencia de los mineros de Rió Turbio, que en su programa, explícitamente, defienden una perspectiva anticapitalista.

Por último, pero no menos importante, esta el desafío de presentar una “bandera sin manchas”. Esta bandera sin manchas sólo puede ser la perspectiva de relanzar un socialismo claramente distinto y contrapuesto a las nefastas experiencias burocráticas del Este, países que claramente terminaron significando nuevas formas de explotación y opresión de los trabajadores. En el seno de este polo, movimiento o corriente, sin duda habría que poner sobre la mesa una perspectiva nueva y renovada del socialismo.

 

 

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La candidatura de Luis Zamora

 

Desde la perspectiva que venimos desarrollando, el paso dado por Luis Zamora de “volver a la palestra” ante la grave situación, nos parece muy positiva. Desde estas paginas saludamos fraternal y cariñosamente al compañero.

Nunca hemos perdido de vista (más allá de los diversos avatares de la crisis del viejo MAS) que es un militante cuya transparente trayectoria es justamente respetada entre amplios sectores de trabajadores y capas medias.

Por esta razón su “retorno” nos alegra. Puede significar la apertura de una nueva perspectiva, de un punto de referencia que ayude a que el marxismo revolucionario salga de su relativa marginalidad.

A la vez, no se puede perder de vista que el respeto popular a esta trayectoria, se ha agrandado en los últimos años, en absoluto contraste con el profundo salto o avance en la descomposición y degradación de la “democracia”. Esta realidad, que es vista y valorada por amplios sectores de las masas, muchas veces, desde las organizaciones de la izquierda no es comprendida: no se la ve o no se la valora, probablemente escudándose en algún interés pequeño.

A la vez, esto se da en un marco político en que, con propuestas como que la convocatoria a una “Asamblea Constituyente” podría ser la salida frente a la actual situación, se pierda de vista esta degradación de la “democracia” ante las masas, y la necesidad de plantear la alternativa de una verdadera democracia desde abajo, directa, de los explotados y oprimidos. Este debe ser otro gran eje para la perspectiva de una recomposición y/o alternativa de los trabajadores, que el compañero Luis puede aportar a encarnar o expresar de una manera muy clara.

Así, opinamos firmemente que el paso dado por el compañero, puede significar un aporte hacia una recomposición de los trabajadores y, al mismo tiempo, del propio socialismo revolucionario. Abre, efectivamente, la posibilidad de llegar hacia amplios sectores de las masas laboriosas, lo mismo que de jóvenes y militantes de la izquierda actualmente no organizados, en el cual su persona es conocida y valorada, peleando con mayores fuerzas contra las diversas variantes de colaboración de clases.

Al mismo tiempo, también podría fortalecer la necesidad de presentar una nueva perspectiva del socialismo, partiendo de que las lecciones del siglo han dejado planteado que este debe significar la perspectiva de la “liberación de los trabajadores como obra de los trabajadores mismos”. Que esto no es una “abstracción”, o un mero debate “ideológico”, lo vemos todos los días como necesidad ante de los manejos ultra burocráticos de las direcciones del movimiento de masas, como es –por ejemplo- la forma en que llama a los paros Moyano, o la manera en que algunos dirigen el movimiento de desocupados, otorgando más puntajes para acceder a los “planes Trabajar”, a aquellos que se muestran mas “solícitos”.

Por esto, es de esperar, que desde las diversas organizaciones de izquierda, se reaccione de manera positiva frente a este paso dado por Luis Zamora. Se debe valorar al compañero -y al agrupamiento que está formando junto con otros compañeros- como otra expresión de las corrientes de la izquierda, con la cual no hay que “competir”, sino ver lo mucho que podrían aportar a una perspectiva de recomposición, sin que esto signifique, de ninguna manera, “bajar las propias banderas”, ni eludir el necesario debate entre socialistas revolucionarios.

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