Río Turbio

Triunfo Minero

Por Marcos Negro

 

Aprovechando su paso por Buenos Aires, estuvimos con la directiva de los mineros de Río Turbio que vienen de dar una dura pelea. Fue la primera vez en muchos, muchos años, en que la empresa  no pudo avanzar ni un tranco de pollo. La cuenca carbonífera viene de perder la mitad de la población y la mina cuenta hoy con la cuarta parte de trabajadores que llegó a tener. Todo durante el reinado de la Verde, “las culebras”. Por eso el  ¡BASTA YA! de los Negros del carbón tiene un sabor tan distinto... y una gran perspectiva.

 

“Costó”. Pero fue el primer triunfo clarito desde que recuperaron el sindicato en setiembre del 99. Eso dijo el pelado Tapia, que de esto algo sabe. Fue fundador de la Verde en la zona y hoy es Secretario Gremial de la Negra. A su lado, Raúl Wanzo, Secretario General, asiente. Él es más nuevo en la mina. Pero se ganó la confianza de “los viejos” arrastrándose en el socavón. Entonces cuando hubo que poner en el papelito a quién se consideraba el más indicado para representar a los mineros, “los viejos” lo pusieron a Raúl. Y después, entre todos los negros –el Ángel Negro, el Bordón Negro, el Méndez Negro, el Gato Negro, el Pillín Negro y una larga lista de negros– se comieron un montón de “culebras”. Como le dicen a los verdes de De Gennaro.

Ellos nos contaron que, desde el 23 de abril, en la mina se estaba haciendo un quite de colaboración por deudas de adicionales salariales que la empresa no pagaba. Y el 27 se lanzaron a una medida de fuerza de dos horas por turno. Ese mismo día, una de las empresas contratistas (que forma parte del grupo Taselli que tiene la concesión de la mina) aprieta el torniquete y despide a cuatro compañeros. El jueves 3 de mayo la “Negrada” resolvió en una Asamblea General dar 24 horas para la reincorporación de los despedidos, el pago inmediato de las deudas y reafirmar los reclamos programáticos empezando por la exigencia de que se le rescinda el contrato a la empresa del grupo Taselli y que se la haga producir con administración del Estado bajo control de los trabajadores. Al día siguiente el Ministerio de Trabajo dispuso la famosa “conciliación obligatoria”. Pero en la mina ya no había espacio para las conciliaciones y el lunes paró con una total unidad entre los trabajadores contratados de las empresas privadas que trabajan en terribles condiciones de explotación y los convencionados de la ex YCF, que aún mantienen ciertas normas mínimas de derechos laborales. A partir de ahí se organizaron con los estudiantes secundarios, con los universitarios y con los docentes para marchar hacia el municipio del Turbio, en donde invitaron a los representantes políticos para que se incorporaran a la movilización. Y estos lo hicieron mezclándose en la columna de más de 1.500 pobladores (el 10% de la población de la zona) encabezada por los mineros. Poco después ocuparon las municipalidades de Río Turbio y 28 de Noviembre, y resolvieron dar un plazo de algunos días antes de marchar sobre Río Gallegos con la población que quisiera acompañarlos. ¡Y sin duda que eran muchos!

Mientras tanto la empresa había intentado de todo: intimó al retorno al trabajo con telegramas amenazando con despidos masivos, mandó a un representante de Luz y Fuerza (el pool sindical que comparte la concesión privada con el menemista Taselli) como supuesto mediador y mandó a “las culebras” a provocar a las asambleas con planteos estúpidos sobre cualquier pavada. Nada sirvió, los mineros y la población estaban dispuestos a no seguir retrocediendo. Y no retrocedieron. En la página de Internet que armó un joven de la zona, el conflicto ocupó un lugar destacado cada día contándole al mundo entero sus alcances y denunciado las agresiones de “los capitalistas”. Y la actividad de sectores solidarios hicieron llegar saludos y cartas de apoyo y aliento desde diversas partes de Argentina y el mundo. Finalmente los mineros y la población no estaban tan aislados.

A los cinco días, tan sólo cinco día después de la resolución del 3 de Mayo, la patronal dio señales de aflojar cuando pidió “garantías” para que el representante del Directorio se dirigiera a la zona a negociar. Había piquetes sobre la ruta, las municipalidades estaban ocupadas y el gobernador de Santa Cruz decía “yo no tengo nada que ver”. Pero en la cuenca los representantes de los partidos políticos mayoritarios y los intendentes de los pueblos marcharon detrás de la conducción minera mezclados con los obreros y la población. La Asamblea entonces resolvió que si no había respuestas el pueblo entero marcharía hacia Río Gallegos.

Finalmente Missiani, miembro del Directorio de la empresa, llegó hasta Turbio y se reunió con los representantes de los trabajadores en presencia de diputados, consejales e intendentes. Se reunieron en un hotel a algunos kilómetros de los pueblos. A la noche tarde los representante de los trabajadores plantearon un cuarto intermedio para consultar en la asamblea a la mañana siguiente. La asamblea debatió todo. Absolutamente todo. Y planteó correcciones puntuales a la aceptación de los reclamos que la empresa hacía. ¡Queremos más!, dijo la Asamblea. Los representantes volvieron a la mesa y dijeron lo que habían resuelto las manos alzadas. Missiani cacareó un poco más... y firmó.

Pero los representantes mineros seguían sin firmar. Volvieron a la asamblea, informaron lo que había firmado Missiani y pusieron a consideración de la Asamblea si ellos debían firmar o no. Y la Asamblea estalló como un volcán en una ovación y en aplausos y en abrazos y en ojos que se humedecían hasta el llanto sobre las caras curtidas de quienes habían realizado asambleas con 18º bajo cero, entre el humo de los carbones encendidos en ”boca de mina”. Y en esas circunstancias también “el pelado”, que la va de duro, se quebró. Recién después volvieron al hotel y firmaron.

Las experiencias que están haciendo los mineros del Turbio, dejan lecciones y abren perspectivas para todos los trabajadores. La unidad alcanzada entre los efectivos y los contratados, la permanente organización junto a toda la población y sobre todo el método de la democracia más amplia y directa muestran el camino para todos los trabajadores. El camino de la autoorganización y de la independencia de los trabajadores, sólo los trabajadores con nuestras luchas podemos encontrar las respuestas a esta situación de crisis en que está el país.

 

 

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Raúl Wanzo en la Matanza

 

Durante su viaje a Buenos Aires, los compañeros fueron al Corte de la Ruta 3. Querían contarle a los piqueteros desocupados sus experiencias de lucha en la lejana Patagonia, reafirmar el compromiso de lucha, y sobre todo llevarles la solidaridad y estrechar vínculos entre todos los trabajadores del país que están peleando. Porque, como el mismo compañero les dijo a los piqueteros desde el micrófono, “La lucha de ustedes y la lucha nuestra tiene una misma causa: el capitalismo que nos arroja a la miseria, a mayor explotación y a la desocupación.”

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