Enfrentemos a De la Rúa Cavallo hasta echarlos

Hace falta una salida desde abajo

Por Francisco Torres

 

“No hay evidencias claras de que la economía se acerque al fin de la recesión. La producción industrial está creciendo, pero la confianza de los consumidores permanece muy baja. Varios meses de estabilidad, reforma fiscal y tasas de interés más bajas podrían empezar a cambiar esta situación, pero no hay garantía de que este sea el futuro. Y las circunstancias externas no ayudan: el crecimiento de Brasil, el mercado numero uno para los productos argentinos, puede bajar por la crisis energética (...) A menos que haya un crecimiento rápido, el oxígeno ganado a un alto costo (con el megacanje) puede no alcanzar para mucho tiempo” (Pagina 12, 14/06. Tomado del semanario ingles The Economist)

 

Una nueva colonización

 

En esta ocasión el gobierno se cuidó de hacer sonar las campanas triunfales, y de empapelar el país como hizo a fines del año pasado con el “Blindaje 2001. Crecimiento seguro”. Con menos propaganda pero con igual ideario presentan el mega canje, como la posibilidad de salir de la larguísima recesión. La “gran oportunidad”, que no hay que dejar pasar, es la remanída versión que con estas medidas se alejan los temores del mercado sobre un posible “default”, y que si se cumplen con las pautas acordadas con el FMI, y “se deja de patear la pelota para delante”, es decir avanzan en reducir el gasto fiscal, crecerá la confianza en el país y que ahora si... por fin!! Vendrían las inversión y el crecimiento. Esta debe ser la enésima vez que escuchamos esa cantinela y así estamos.

Muy sintéticamente el mega canje es el cambio de bonos que tienen vencimiento en los próximos años por otros que vencen a más largo plazo hasta llegar al 2031, lo que significa que hasta fines del 2002 los pagos se reducen en aproximadamente 7900 millones de dólares. Para que los grandes tenedores de bonos entren en la operación, las tasas que pagarán estos nuevos títulos son 4 veces mas altas que las que paga el tesoro norteamericano, esto es de alrededor del 15 % anual. Es decir, unas tasas usurarias e impagables. Una hipoteca de por vida para el país. Tan claro que estas tasas son impagables, que ya se habla de un próximo mega canje para los próximos años, donde el estado saldría a re-comprar estos bonos a una tasa más baja, con los excedentes del crecimiento que prometen pero que nadie cree.

La deuda externa, con megacanje incluido, es uno de los mecanismos utilizados para la reestructuración económico y social del país, esta verdadera hipoteca de por vida condiciona que todas las políticas económicas estén orientadas para pagar la usura. Los ministerios argentinos son oficinas de aplicación de las políticas que determinan el FMI, el Banco Mundial y los “mercados” que hablan por intermedio de las calificadoras de riesgo. Así, el sometimiento a los grandes intereses económicos y políticos del gran capital multinacional ha pegado un salto. Estamos viviendo una nueva colonización. ( ver pág.23 “ Nueva colonización en América Latina”)

El vaciamiento de Aerolíneas, es hoy el caso más notorio, pero no el único. El saqueo del petróleo, las tarifas telefónicas más altas del mundo, los peajes a cada cuadra, no son producto de privatizaciones mal hechas, de concesiones irregulares (más allá de las irregularidades y las coimas), de bonos mal vendidos: es la única manera privatizar y de vender bonos. Son el “costo colonial” que nos imponen a los trabajadores del continente. No hay otra negociación posible de la deuda. Cambian los nombres (ayer fue Plan Brady, luego el Blindaje y ahora megacanje), pero el contenido es el mismo: mas hipotecas, mas saqueos, mas leyes antiobreras, menos para educación, salud, etcétera.

No hay alternativas intermedias: o se esta con el diablo o contra él, no hay otro camino. Se corta la sangría o se deja desangrar a los trabajadores.

De la Rúa, Cavallo y Ruckauf tiene en este punto el mismo programa, el mismo objetivo: el de “honrar las deudas”, forma cínica de decir pagar puntualmente la deuda externa y publica; son los representantes políticos de la nueva colonización. Para cortar la sangría, hay que dejar de pagar la deuda externa y romper con todos los pactos políticos que nos atan al imperialismo. Y caminar en otra perspectiva, la de la unidad de los trabajadores del continente contra el imperialismo, sea de bandera que sea española, yanqui o inglesa.

 

Lo que se viene

 

El gobierno está en parte preparando y en parte aplicando un mega paquetes de medidas para poder pagar la deuda y hacer la economía “más competitiva”, es decir bajar mas los sueldos, flexibilizar más aún, y crear más desocupación. Veamos algunas de estas medidas, solo a modo de muestreo de los puntos que abarca el mega paquete de ataques. En el sector educativo, el plan Delich para las universidades, pasa por un arancelamiento encubierto y medidas restrictivas al ingreso y permanencia. En la educación primaria y media, preparan terminar con el estatuto docente. En la misma tónica, Patricia Bullrrich, por resolución 309, puso en vigencia la ley “banelco “ de reforma laboral, que obliga a renegociar cerca de 400 convenios colectivos, ya que deja sin efecto la ultraactividad. Los nuevos convenios irían a la baja en salario y las condiciones de trabajo. Como no pude ser de otro modo, Cavallo prepara un ajuste a lo López Murphy, pero sin publicidad en los gastos del estado. A las provincias también se las ajusta por diversos mecanismos. Una ola de despidos de empleados estatales es lo que se viene.

 

“Unidad nacional”

 

La contradicción es que el gobierno es demasiado débil y la resistencia de los trabajadores va en aumento. Por esto, ante la profundidad de la crisis, el desgaste y el descreimiento en todos los “partidos del pago de la deuda” –ya que todos gobernaron–, están preparando una nueva trampa contra los trabajadores, una trampa celeste y blanca. Los entregadores del país se ponen la camiseta de la selección y preparan un gobierno de unidad nacional. Toda su discusión es si es antes de las elecciones de octubre o después. Es que prefieren que De la Rúa haga el trabajo sucio. De esta manera, el PJ pedirá mas ministerios, con relación a sus votos, porque todo indica que la derrota del gobierno es segura. Cavallo puede llegar a ir en capital con la Alianza y en la provincia de Buenos Aires con Ruckauf, solo depende donde haga mejor negocio.

Pero más allá de los entuertos electorales, los “honrosos” de la deuda temen que el país se les vaya de las manos. Por momentos, se acerca demasiado la ingobernabilidad. El desprestigio de De la Rúa es tan alto. que casi no figura en las encuestas. La Alianza es un vago recuerdo que produce risa y asco al mismo tiempo. Del progresista Chacho y su partido el Frepaso solo quedan jirones. Los menemistas traman conspiraciones y paranoias de persecuciones políticas, que no se la cree ni el loro, pero que le trabarían algunas leyes al oficialismo. Y el hombre que ríe tiene entre cortada y quebrada la provincia. Debe vivir pidiendo créditos para pagar los sueldos de los maestros, de los demás empleados públicos, y hasta para el gasoil para hacer funcionar los trenes...

El gran acuerdo que buscan, es al servicio de los intereses de los acreedores de la deuda y los grandes grupos económicos. Se ponen la camiseta de la selección para servir mejor a Washington.

 

Un gobierno de unidad nacional, no será salida. Hace falta un poder de los trabajadores y el pueblo

 

A la lucha de los trabajadores desocupados cortando las rutas, se le han sumado los trabajadores ocupados en defensa de la fuente de trabajo: la heroica lucha de los trabajadores de aerolíneas, es una muestra de la tenaz resistencia a los planes de entrega y desocupación. Los triunfos en Zanón, de los mineros de Río Turbio, muestran que se puede ganar. Para esto, se trata de desarrollar unificadamente, una gran lucha nacional hasta echar al gobierno de Cavallo/De la Rúa

Pero para que las luchas no queden en paros domingueros como los de Moyano o en acciones aisladas como las que vienen haciendo los distintos gremios de Aerolíneas (o del Estado, en su mayoría enrolados en la CTA), deben tener una proyección distinta. Los trabajadores, desde abajo, deben darle a las luchas una alternativa política propia, que cambie de raíz el estado de cosas. Una perspectiva política que no llame a confiar en los partidos de la deuda y a negociaciones imaginarias e imposibles con el FMI. Una perspectiva que llame a las cosas por su nombre: el capitalismo es el cáncer que recorre la vida cotidiana de los trabajadores. Así, es posible otra salida, a condición que los trabajadores tomen en sus manos los problemas del país. Un gobierno de los que nunca gobernaron y siempre pagaron los “platos rotos”, un gobierno de los trabajadores y el pueblo pobre apoyado en la verdadera democracia: la que surge desde abajo, desde los piquetes, asambleas populares, de las acciones directas de lucha y la necesaria coordinación y vínculos entre trabajadores ocupados y desocupados. En la perspectiva de una transformación radical de la sociedad: una sociedad Socialista.

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