Le roban a los pobres para darle a los ricos

Enfrentarlos y derrotarlos

Por Marcelo Yunes

Este gobierno es una estafa al pueblo argentino: tiene que irse ya. Si en otro país cuentan lo que pasa acá, nadie lo creería. Los partidos que lo componen pierden el 60% de sus votos; el partido del hombre fuerte del gobierno pierde el 80% de sus votos; el clamor por otra política económica es unánime. Hasta los candidatos del oficialismo tuvieron que hacer campaña prometiendo cambiar la política y pedir la renuncia de Cavallo. ¿Resultado? Un garrotazo increíble contra los más pobres, con el exclusivo fin de garantizar las ganancias de los banqueros, los industriales, los acreedores y toda la clase capitalista. No hay nada que esperar: hay que ganar las calles para reventar de una buena vez esta política criminal.

Ninguno de los que el jueves 1º de noviembre tenía la radio o la TV encendida podía creer lo que oía. La liquidación de los planes sociales y su reemplazo por una dádiva miserable era presentada como "la inclusión de los excluidos y la protección de los más débiles". ¡Y lo más indignante es que este saqueo brutal al pueblo tiene por objeto "honrar los compromisos" con los chupasangres de acá y de afuera, y salvar de la quiebra a los grandes patrones argentinos! Con una caradurez increíble, De la Rúa dijo lo más suelto de cuerpo que "todos contribuimos a generar y a gastar la deuda que nos asfixia. Nadie puede hacerse el distraído". ¡Miserable: que le explique a los cuatro millones de desocupados, a los catorce millones de pobres, a todos los trabajadores que temen por su puesto de trabajo y su salario, a los que cobran en negro y en moneda basura, que ellos se gastaron la guita de la deuda! ¡Como si todos no supiéramos que esa deuda la generaron, la gastaron y la inventaron ellos: nosotros lo único que hacemos es pagarla!

Hood Robin vuelve al ataque

Pareciera que más o menos cada diez años Cavallo se dedica a rescatar capitalistas en crisis con la plata del pueblo. En 1982, estatizó 20 mil millones de dólares de deuda privada, que contribuyó a casi duplicar el monto de la deuda externa. La espiral de ajustes sobre ajustes para pagar los intereses (nunca se llegaba a devolver un centavo de capital) empezó ahí. En 1993, Cavallo prometió la "solución definitiva" de la deuda externa con el Plan Brady, una especie de megacanje de títulos que, por supuesto, garantizó el pago religioso y el aumento sideral de la deuda.

Ahora, cuando soplan vientos de cesación de pagos y los capitalistas se muestran preocupados por el valor de sus bonos, Cavallo saca otro conejo negro y venenoso de la galera. Para cumplir el incumplible déficit cero, este paquete les dice a los acreedores "cámbienme los bonos viejos, que nos hacen pagar demasiados intereses, por otros nuevos a tasa más baja". ¿Por qué los cuervos locales y extranjeros van a aceptar este pésimo negocio? ¿Porque son "patriotas"? No, claro; el cuento del patriotismo se lo hacen al pueblo para que se banque todos los sacrificios, pero entre ellos saben qué es lo único que importa: la platita. Y el argumento de Cavallo a los acreedores es: acepten perder algo porque si hay default van a perder todo. Además, en el fondo no hay tal pérdida, ya que el Estado pone como garantía la recaudación de impuestos (¡ni patrimonio público queda para poner en prenda!) y, por otra parte, si las cosas salen mal, el Estado se compromete a aceptar esos papeles pintados como pago de cualquier deuda.

Total, el agujero financiero que le queda al Estado se tapa bajándole el sueldo a los empleados públicos, devastando los hospitales, liquidando la educación pública, matando de hambre a los jubilados... Con el cinismo más descarado, el llamado "Sistema Integrado de Protección a la Familia", que reemplazará a la ley de asignaciones familiares, nace bajo el signo de ahorrar 500 millones de dólares, porque hay que cumplir con el déficit cero, ¿vio?

Con una ayudita de mis amigos

Pero hay más. Como es sabido, los que peor la pasan en la Argentina no son los desocupados, ni los jubilados, ni los piqueteros, ni los empleados públicos, ni los trabajadores industriales, sino... los capitalistas que sacaron créditos. Conmovido ante tanto sufrimiento, el Estado, sordo y ciego a los reclamos populares, se muestra en cambio muy sensible a los pedidos de auxilio de pobres desdichados como Macri. A todos los capitalistas que rapiñaron las joyas de la abuela, que estafaron al fisco, que explotaron a mansalva a sus trabajadores, el Estado les tiende su mano generosa.

Veamos cómo. El mecanismo es muy sencillo. Un empresario le debe plata a algún banco o a la DGI, digamos 10 mil pesos. ¿Qué hace entonces? Va al mercado de bonos de la deuda y compra 10 mil pesos en bonos. Pero ese es el valor nominal; el que efectivamente paga (porque los bonos son papel pintado) es el 40 o el 50% de eso. Después va al banco y salda la deuda de 10 mil con esos bonos que le costaron 4 mil. ¿Pierde el banco? No, señor, el banco le da los bonos al Estado, que se los cambia por otro bono... garantizado por el Estado. Por eso dijo Cavallo que "todas estas medidas refuerzan a los bancos, porque mejoran la calidad de su cartera" y un analista decía que el paquete "busca preservar la situación patrimonial de los bancos al mejorar la calidad de los bonos y la posición de las empresas endeudadas, en base a una licuación de una parte importante de la deuda" (Clarín, 2-11). Por supuesto: los bancos se sacan un deudor incobrable de encima, el capitalista zafa, y la diferencia la pone el Estado. Se ve que para la gente que va a dejar de cobrar los planes Trabajar, o los empleados públicos provinciales , el ajuste es inflexible y riguroso, pero con los empresarios amigos y "dadores de trabajo" se puede hacer la vista gorda.

Para ellos hay plata; para los padres de hijos discapacitados que ganan 500 pesos, no. Los cupones de los banqueros son "compromisos que deben ser honrados a rajatabla"; en cambio, el compromiso del Estado con los bebés, las parejas recién casadas y los chicos en edad escolar (todos subsidios que se eliminan) parece que puede ser deshonrado sin mucho problema.

¿Hace falta algo más que demuestre a cualquiera que tenga ojos para ver que este Estado no es, como nos enseñaban en el colegio, el "garante del bien común", sino una máquina política hecha por los capitalistas, con los capitalistas y al servicio de los capitalistas?

Dormite, nene, que viene el cuco

De la Rúa y Cavallo pretenden aterrorizar a la población con las consecuencias de una cesación de pagos o una devaluación pero, sobre todo, amenazan con el Apocalipsis, el Diluvio Universal y todas las plagas bíblicas si se decide no pagar la deuda. Dicen que va a aumentar el desempleo, que van a bajar los salarios reales, que se disparará el riesgo país y que caerá el producto bruto. Si los síntomas son ésos, cualquiera diría que el default ya empezó. Así lo interpretan algunas de las consultoras internacionales más importantes. Pero lo que aquí interesa es entender por qué tanta histeria, tanta cháchara sobre la unidad nacional, el acuerdo patriótico y restablecer la confianza de los argentinos. ¡Quieren engañar y adormecer a la gente con el verso de la Patria, como si se pudiera comer escarapelas! ¡Es que tienen terror a que los trabajadores y el pueblo se levanten y les digan basta! El fantasma de López Murphy, el ministro fugaz, les da vueltas por la cabeza.

Si el paquete hasta ahora se sostiene, es pura y exclusivamente porque los dirigentes justicialistas, empezando por los gobernadores y la CGT traidora, se desviven para no hacer olas y que esto pase. Saben que ellos harían lo mismo si fueran gobierno. Es otra prueba más del engaño escandaloso que es esta democracia capitalista, donde los "representantes del pueblo" no tardan ni dos semanas en hacer todo lo contrario de sus promesas electorales y el "mandato popular".

Hay que enfrentarlos, derrotarlos y echarlos

¡No hay que dejar pasar esta gran estafa nacional por parte de un gobierno sin la más mínima legitimidad política! ¡Ni siquiera el sector minoritario de la población que votó al oficialismo quería esto! Por eso, es el momento de salir a enfrentar de la manera más unitaria posible este verdadero saqueo a los intereses y derechos populares, que tiene como único y exclusivo salvar las ganancias de los vampiros argentinos y extranjeros que se han enriquecido explotando al pueblo.

Las organizaciones de trabajadores ocupados y desocupados deben debatir cómo enfrentar juntas este intento de reducir al pueblo argentino a la sumisión más absoluta para engordar a los gusanos capitalistas.

¡Abajo el nuevo paquete económico y el déficit cero!

¡Por la más amplia movilización popular para enfrentarlo y derrotarlo!

¡Fuera Cavallo-De la Rúa!

¡Por un gobierno de los trabajadores!

Sumario