Terrorismo: un debate necesario

¿Osama es el Che?

Por Ana Vázquez

El debate instalado en la vanguardia, entre los luchadores antiimperialistas, en el pueblo en general a partir del ataque a las Torres Gemelas, es de fundamental importancia para ubicarnos frente a esta compleja realidad mundial y dar pasos certeros en nuestra lucha por el socialismo.

El estrépito causado no sólo sacudió edificios y destrozó vidas, sino que provocó la mayor de las confusiones en millones de trabajadores. Consecuencias nefastas de las acciones terroristas. Citamos a Trotsky en "Contra el terrorismo", que a pesar de haber sido escrito en 1911, creemos tiene vigencia. Un atentado terrorista puede provocar confusión entre la clase dirigente, pero "esta confusión siempre dura poco". La maquinaria del Estado capitalista "seguirá intacta y continuará funcionando. Pero el desorden que un atentado terrorista provoca entre las masas obreras es más profundo". A su juicio, el terror individual es inadmisible "porque devalúa el papel de las masas en su propia conciencia"; "...cuando más ‘eficaces’ son los actos terroristas y mayor es su impacto, más limitan el interés de las masas por su autoorganización y autoeducación. La confusión se evapora como el humo, el pánico desaparece, un nuevo ministro ocupa el puesto del asesinado, la vida vuelve a su rutina y la rueda de la explotación capitalista sigue girando como antes; sólo la represión policial se hace más salvaje, segura de sí misma, impúdica. Y, en consecuencia, la desilusión y la apatía reemplazan las esperanzas y la excitación que artificialmente se habían despertado".

A propósito de confusiones y posiciones, la señora Hebe de Bonafini, junto con destacados intelectuales y miembros de la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo, se encargó de explicitar que se puso "contenta" al estallar las torres porque "había muchos pueblos que eran felices" y de ese modo "la sangre de tantos en ese momento era vengada", entre ellos sus hijos.

¿Cuáles son las principales reflexiones frente a la alegría de quienes vieron caer esos dos símbolos del poder yanqui?

En primer lugar, el capitalismo reemplaza los "símbolos" tan rápido como a un ministro o a un Jefe de Policía. No le mella un ápice su poder que se destruyan las oficinas desde donde salen las órdenes para el mundo. Y menos que menos le importa las miles de víctimas que prestaban servicios en ellas. ¿Hay algo acaso más descartable para el imperialismo que la vida humana?

En contra de lo que muchos suponen, desprecia no sólo nuestra vida, la vida de los millones que componemos los países pobres, sino la de su propia "gente" cuando esta "gente" son trabajadores blancos, negros, latinos, paquistaníes o eslavos.

¿Por qué es así? ¿Por qué no protege a su "gente"?

El imperialismo es tal porque es la expresión más desarrollada del capitalismo, de la sociedad de clases burguesa. Pudo desarrollar su imperio en el mundo porque se alió, como socias mayores o menores, a las burguesías del planeta y reprimió las luchas del proletariado en todo el mundo, también en su propio país. ¿O acaso alguien piensa que el gobierno yanqui permite que los obreros se organicen y hagan huelgas? "Su" propio movimiento obrero es su enemigo acérrimo, esté luchando o no, porque es también su enemigo de clase. Y cuando lucha, le da sus buenos "bailes". Recordemos siquiera las luchas de los camioneros en la década del 30, la más reciente de los aeronavegantes, la de la juventud contra la guerra de Vietnam, la del heroico movimiento negro. Esas agudas contradicciones de clase recorren la sociedad yanqui. Por eso la principal preocupación de sus gobernantes es mantenerla callada y dócil a sus planes, taladrándole la cabeza con que son "lo mejor del mundo, lo más democrático y bueno". Si la mayoría de las veces lo logran, no significa que sean responsables de las carnicerías imperialistas.

Por esto, identificar al pueblo yanqui con su gobierno es tan equivocado como identificar al nuestro con todo el séquito de "granujas" que nos han gobernado... o al pueblo de Afganistán con su gobierno talibán.

Este es el nacionalismo burgués más abyecto en que nos han educado para enfrentarnos entre los pueblos en lugar de preparar los enfrentamientos contra nuestros gobiernos, estados y clase enemiga: la burguesía.

¿Bin Laden igual o parecido al Che Guevara?

Que este señor se arrogue el derecho y el poder para combatir a los yanquis y ponerlos molestos, tanto como para iniciar una guerra devastadora, no debe confundirnos con que es un antiimperialista consecuente, ni menos un revolucionario.

El Che Guevara no sólo fue un gran antiimperialista que llamaba a "crear dos, tres, muchos Vietnam", sino que luchaba por el socialismo, una sociedad sin explotación. Sus objetivos eran bien distintos a los de este burgués "peleado" por ahora con los yanquis, pero que no propone ningún sistema emancipador ni superador del cruel que están soportando actualmente en Medio Oriente. Y el suyo es la más feroz de las dictaduras reaccionarias.

Los métodos de lucha también son opuestos a los del Che Guevara. Las muertes provocadas por su ejército guerrillero, era parte de un enfrentamiento, no producto de un atentado contra la población indefensa. Su método equivocado, el foquismo guerrillero, lo llevó a aislarse de las masas, provocó la derrota de su emprendimiento y su propia muerte. Pero nunca a fomentar la matanza indiscriminada, despreciar la vida y fomentar la venganza.

El escritor David Viñas en reportaje a la revista Tres Puntos, de fecha ...., refiriéndose a Bin Laden, reconoce que lo que le interesa "es lo que subyace, lo que está por debajo de ese hombre. Y eso se vincula con toda una porción del mundo que ha sido sistemáticamente humillada a lo largo de siglos." Ante la pregunta del periodista de qué tienen que ver los piqueteros con los fundamentalistas islámicos, responde: "Son novedades de la lucha de clases vinculadas a las mutaciones que se están planteando en el mundo". Para proseguir menospreciando que Bin Laden sea muy rico, ya que Bolívar también lo era y que por supuesto tampoco fueron pobres ni proletarios Castelli, Robespierre, Marx, ni el mismo Che.

Lo que no es novedad es esta polémica entre las personalidades o las corrientes de izquierda. Ante la aparición de un boom... todos corren tras él. Es más fácil que analizar cuidadosamente las relaciones entre las clases y qué reflejan las personalidades, dirigentes o movimientos. Pero no por poco novedosa es igualmente sustancial para definir quién es quién en "la viña del señor".

Los intereses de clase de los grandes personajes de la historia no se definen por lo abultado de su bolsillo ni por su cuna. Pero sí están a la vista de la historia y de quien quiera verlos, por el programa que levantan frente a los oprimidos y los pueblos. Por eso no hay ningún signo igual entre el Che, que defendía los intereses de la clase obrera, Robespierre y Castelli, que representaba a la burguesía naciente frente a las monarquías absolutas y este "nuevo fenómeno" que representa un régimen burgués teocrático y represivo que está en contra de los yanquis. El general Leopoldo Fortunato Galtieri también enfrentó al imperialismo yanqui e inglés en la guerra de Malvinas pero no por eso sacamos la conclusión de que fuera ningún progresista, ni antiimperialista. Siguió siendo el mismo dictador sangriento procapitalista y proimperialista... enfrentado temporariamente al imperialismo. Tan temporariamente que nos llevó a la derrota de la peor manera posible, reprimiendo al pueblo movilizado en Plaza de Mayo.

Los Cárdenas, Perón, en la década del 50 en América latina enfrentaron al imperialismo yanqui y eran parte de corrientes nacionalistas burguesas. Que este novedoso Che Guevara use la heroica lucha del pueblo árabe y palestino para enmarcar su discurso es por la fuerza de la misma, no por su política real a favor de ella. Si fuera así, si fuera un antiimperialista consecuente, ¿por qué no llama a la movilización de los pueblos del mundo para repudiar el ataque a la indefensa población de Afganistán?

Es cierto que tanto los piqueteros como los fundamentalistas islámicos son "novedades" que tienen que ver con los cambios en el mundo. Pero esos movimientos nuevos "apuntan" para lados distintos. No todo lo que es nuevo es progresivo. El movimiento piquetero es parte de un movimiento más amplio contra la desocupación, que es el principal flagelo del siglo XXI. Porque enfrenta al capitalismo en su peor secuela neoliberal, es progresivo.

El fundamentalismo, en cambio, es un movimiento reaccionario que es uno de los principales obstáculos para que triunfe la revolución árabe, como lo fue en su momento el nacionalismo burgués.

Socialismo es superación del capitalismo también en lo humano

La esencia misma del socialismo es una sociedad sin clases, sin explotación ni opresión. No queremos que gobiernen los trabajadores para "reventar" a otros. Queremos que su gobierno sea una transición hacia una sociedad igualitaria. Por lo tanto, es el único sistema "humano al mango".

Por eso nuestros métodos también son opuestos a nuestros opresores. Nuestro objetivo no es que mueran muchos burgueses ni tampoco los métodos siniestros de la tortura, la venganza individual. No lo fue para Marx en la Comuna, no lo fue para Lenin y Trotsky en la Revolución Rusa.

En una nota firmada por Rolando Astarita a propósito de su crítica al discurso de Hebe de Bonafini hace referencia al método de Marx en relación a la violencia revolucionaria. "...En esto rescatamos el enfoque con que Marx analizó y defendió en su momento el empleo de la violencia por parte de los Comuneros del París insurrecto de 1870-71 y el abismo que los separaba del proceder de sus verdugos. Marx destacaba que los Comuneros fusilaron rehenes sólo después de que la burguesía se negara repetidas veces a avenirse a un canje de prisioneros y sólo cuando se vieron acorralados y atacados por todos los frentes. E incluso en esa instancia las muertes fueron limitadas. Nunca la Comuna se propuso la muerte a mansalva ni la tortura de prisioneros".

Eso no quiere decir que nuestra lucha no sea encarnizada, ni que aboguemos por el pacifismo reaccionario, que desarma a los trabajadores frente a la necesidad de organizarse frente a la violencia del sistema. Pero ese costo humano es parte asociada y pegada, como la sombra al cuerpo, de los grandes enfrentamientos entre las clases, como las huelgas, las movilizaciones, los cortes de ruta, la ocupación de tierras, las guerras civiles.

Nunca como una acción decidida por fuera de la clase, sectores de clase o pueblos en lucha. También esta falta de democracia absoluta en las acciones de grupos no tiene nada que ver con el socialismo. El socialismo es democracia obrera y directa, y con un programa. ¿Qué pueblo, qué comunidad, qué conglomerado humano y social decidió el atentado? ¿Con qué programa, tras de qué reivindicación y objetivo político?

Por la derrota del imperialismo alentemos la movilización obrera y popular

A propósito de este falso y negativo nacionalismo para los trabajadores y explotados, ahora nos quieren poner entre la espada y la pared: civilización o barbarie, Bush o Bin Laden. Nunca más falsa una opción.

Apoyamos firmemente al pueblo afgano y a cualquier otro pueblo invadido y bombardeado por el imperialismo. Estamos por su derrota allí y en el mundo. Pero de la misma forma que en la cruenta guerra de Yugoslavia no apoyábamos la limpieza étnica de Milosevic ni los bombardeos "humanitarios" de la OTAN, y bregábamos por la lucha y la autoorganización de los pueblos sojuzgados en contra de la burocracia y el imperialismo, en esta nueva guerra desatada, apoyamos la lucha del pueblo afgano y de todos los pueblos sometidos por los imperialistas y su corte chino-soviética para rechazar la agresión yanqui , sin que eso signifique apoyar a Bin Laden o a cualquiera de los gobiernos burgueses de la región árabe.

Para que estas confusiones que vienen tomadas de la mano de los ataques terroristas no entorpezcan nuestra lucha dura pero tenaz e implacable, realicemos el debate necesario, aclarando las confusiones, organizándonos para enfrentar al imperialismo con una proyección socialista que parta del desarrollo de la movilización y la autoorganización obrera y popular.

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