Perú

 

Los cocaleros hacen huelga por sus derechos

Agencia Periodística del Mercosur (APM), 11/04/07

Los trabajadores de coca amenazan con una huelga indefinida si el gobierno de Alan García no detiene la erradicación forzosa de los cultivos. Afirman que el Estado busca la intervención de tropas norteamericanas.

Los cultivadores de hoja de coca de Perú volvieron a defender sus derechos al advertirle al gobierno de ese país que están dispuestos a tomar pueblos enteros y marchar masivamente a Lima si se sigue erradicando por la fuerza sus plantaciones.

Esas advertencias se escucharon luego del despeje realizado por el Ejército en un tramo de la ruta de la selva norteña Fernando Belaúnde, que se encontraba bloqueada desde el domingo pasado por cocaleros descontentos con la política gubernamental.

Asimismo, el presidente de la Federación Agropecuaria, Forestales y Producción de la Hoja de Coca (FAFPHC), Jorge Soto Vásquez, anunció el inicio de una huelga indefinida a partir de hoy.

La eliminación forzosa de cultivos se reanudó pese a un pacto de distensión entre el gobierno y los cocaleros, firmado el 15 de marzo pasado, en la localidad selvática de Tocache, donde el líder lugareño, Wilder Satalaya, advirtió que sus compañeros tomarán pueblos de la región si la eliminación de plantíos continúa. El pacto establecía además la realización de un censo de productores y un catastro con miras a abordar el problema en forma conjunta.

Sin embargo el acuerdo no se cumplió. El 2 de abril, el presidente Alan García anunció el uso de aviones de combate para bombardear las pistas aéreas clandestinas y las pozas de maceración de hoja de coca en la selva peruana.

Es por eso que los cultivadores lo acusan de incumplimiento de lo pactado, ya que aseguran que no se fijó ningún plazo, por lo que exigen el cumplimiento exacto del convenio.

En ese contexto, el ministro del Interior, Luis Alva Castro, indicó que el gobierno será “implacable” en el combate contra las plantaciones ilegales de hoja de coca, utilizadas por los narcotraficantes para elaborar cocaína.

Elsa Malpartida, representante ante el Parlamento Andino señaló que se debe "atacar el tema de fondo y erradicar al verdadero enemigo, el narcotráfico; nada se gana erradicando a campesinos cocaleros, dejándolos en el hambre y la miseria".

Además, expresó que en lugar de reprimir a los cocaleros, el Estado debería preocuparse por atacar aeropuertos ilegales que sirven al narcotráfico. En ese sentido, reveló que los cocaleros de Putina Punco, en la región sudoriental de Puno, destruyeron un aeródromo que era usado por los traficantes, y que había sido construido por el organismo antidrogas y la agencia antinarcóticos de Estados Unidos (DEA).

Por su parte, la congresista y también dirigente cocalera Nancy Obregón sostuvo que las actitudes radicales del gobierno preparan el terreno para una incursión militar extranjera, que no será tolerada. Y lamentó lo que llamó doble discurso del ejecutivo, que conspira contra la propuesta de los cultivadores de coca, de establecer una alianza estratégica con el gobierno contra el narcotráfico.

Perú es el segundo productor de coca del mundo, con una producción estimada en 120 mil toneladas, pero la demanda interna legal es de sólo nueve mil toneladas, por lo que las autoridades consideran que gran parte termina en manos del narcotráfico.

La legislación peruana permite utilizar la hoja de coca en forma legal para infusiones y para la tradición ancestral indígena de masticarla, pero los cultivos que exceden esa demanda son ilegales.

El ministro Alva Castro informó que en lo que va del año, la cantidad de insumos químicos decomisados superó la de 2006, y dijo que a fin de mes dará a conocer las cifras exactas, los lugares precisos y las personas intervenidas.


Ocho mil campesinos en huelga bloquean caminos en la selva

Arde en Perú el conflicto cocalero

Por Carlos Noriega
Corresponsal en Perú
Página 12, 19/04/07

Lima.– El plan del presidente Alan García para erradicar plantaciones de coca a pedido del gobierno de Estados Unidos ha provocado un levantamiento del gremio más duro, que reúne a cerca de sesenta mil cultivadores.

La tensión volvió a apoderarse de los valles cocaleros. El lunes, una facción de los campesinos cocaleros se levantó contra la política de erradicación de la hoja de coca que el gobierno, ha anunciado, acelerará. La Central Nacional Agropecuaria Cocalera del Perú (Cenacop), que agrupa a unos ocho mil productores de coca de la zona selvática de Monzón, al nordeste de Lima, convocó a una huelga y sus militantes bloquearon las carreteras. El gobierno asegura que la policía ha logrado controlar la situación. Pero el bloqueo de pistas y la tensión se mantienen en la zona.

Esta huelga cocalera se produce un mes después que el gobierno de Alan García firmara un acta con los cocaleros para suspender la erradicación de coca mientras se empadronaba a los productores de hoja de coca, que se calculan en unos sesenta mil en todo el país, la que poco después desconoció, en medio de las presiones de la embajada norteamericana por acelerar el programa de erradicación de la hoja de coca. Sin embargo, la Confederación Nacional de Productores Agropecuarios de las Cuencas Cocaleras del Perú (Conpaccp), gremio que firmó esta acta con el gobierno para suspender las erradicaciones, no se ha plegado al paro convocado por la otra facción cocalera. La Conpaccp es el gremio más numeroso de los productores de hoja de coca, con unos veinticinco mil afiliados. Las otras facciones cocaleras tampoco apoyan el paro del Monzón. Esto refleja la profunda división que existe entre los productores cocaleros.

Luego de desautorizar a su ministro de Agricultura, Juan José Salazar, quien firmó el acta de suspensión de la erradicación de la hoja de coca, el presidente García endureció en las últimas semanas su discurso contra los cocaleros. En un encendido discurso público le exigió a su ministro del Interior, Luis Alva, que utilice los aviones de guerra de la Fuerza Aérea para bombardear las pistas clandestinas de aterrizaje localizadas en la selva y las pozas de maceración de hojas de coca para producir la pasta de coca que sirve como base para elaborar cocaína. La propuesta presidencial parece haber sido más un acto de demagogia efectista que una propuesta seria.

Los especialistas en el tema han coincidido en señalar que no es posible usar aviones de guerra para bombardear las pozas de maceración, que se encuentran camufladas en la selva entre las casas de los campesinos y donde incluso trabajan niños, y que las pistas de aterrizaje clandestinas han perdido su importancia al haber dejado de ser la principal vía para sacar droga. Antes estas pistas eran usadas para sacar la pasta de coca hasta los laboratorios de la selva colombiana para que ahí sea transformada en cocaína, pero ahora se está produciendo cocaína en el Perú y la mayor parte es llevada por tierra hasta la costa peruana y de ahí sacada en buques a los mercados del extranjero.

Los cocaleros que se han levantado exigen que se forme una comisión para dialogar con el gobierno, pero el presidente peruano ha respondido que no tiene nada que negociar con ellos. El primer ministro, Jorge del Castillo, que en un primer momento dejó abierta la posibilidad de un diálogo, endureció su discurso, siguiendo la línea del presidente, y ha acusado a los cocaleros de llamar a esta paralización en alianza con el narcotráfico y el grupo subversivo maoísta Sendero Luminoso, que todavía tiene alguna presencia en las zonas cocaleras. García ha endurecido su discurso contra los cocaleros en la víspera del viaje que realizará a Estados Unidos este 23 de mayo para buscar que ese país ratifique el Tratado de Libre Comercio con el Perú.

En opinión de Hugo Cabieses, experto en el tema de la coca, la facción que ha convocado a este paro es la más radical del movimiento cocalero. “Son aquellos que tienen como consigna Coca o Muerte. El resto del movimiento cocalero no los apoya”, señala Cabieses.

Si bien la facción mayoritaria del movimiento cocalero que firmó el acta de suspensión temporal de la erradicación de la hoja de coca con el gobierno no apoya este paro, sus dirigentes, entre quienes se encuentra la congresista Nancy Obregón, le han advertido al gobierno que si insiste en desconocer el acta que firmó con ellos también se levantarán en pie de guerra.

Por ahora, esta facción juega sus cartas a buscar abrir un diálogo con el gobierno, lo que hasta ahora, sin embargo, no consiguen, ante el endurecimiento del discurso oficial en este tema. En opinión de Cabieses, cerrar las puertas del diálogo y abrir las de la represión para responder a la huelga cocalera tendría el efecto de unir a los movimientos cocaleros hoy divididos y hacer que aquellos que no apoyan este paro terminen uniéndose al mismo en solidaridad con los reprimidos, lo que podría terminar incendiando los valles cocaleros.

En este tema el gobierno camina sobre una cornisa y un paso en falso podría ser fatal en una zona considerada como la más conflictiva y violenta del país.