América Latina

 

Una visita a la Cuba de Raúl Castro

Por Samuel Farber
New Politics, verano 2007
Sin Permiso, 17/06/07
Traducción de Selma Marks

PRIMERA PARTE

El 31 de julio del 2006, el gobierno cubano anunció que debido a una grave enfermedad, cuya índole se consideraba un secreto de estado, Fidel Castro dejaría de estar al frente del gobierno y que su hermano menor, Raúl, nombrado como su sucesor oficial desde los primeros días de la revolución del 59, reemplazaría “temporalmente” al Comandante en Jefe.

A Raúl se le considera un ser más pragmático y un mejor organizador y administrador que su hermano mayor. Ha respaldado reformas económicas como las que se pusieron en vigor a mitad de los noventas tales como la expansión de empresas mixtas (joint ventures), la legalización del dólar y la apertura de mercados libres agropecuarios y de la pequeña empresa familiar en las ciudades (aunque en años recientes el gobierno cubano ha retraído algunas de las concesiones que anteriormente le había otorgado a la empresa privada y al mercado.)

Raúl ha hecho pública su admiración por el actual modelo de desarrollo chino. Ha convertido al ejército en el actor más importante de la economía cubana, como en el caso de la gran empresa de turismo Gaviota y cientos de otras empresas en las que se han implantado métodos de tipo capitalista mediante el Sistema de Perfeccionamiento Empresarial. Asimismo, altos funcionarios del ejército han asumido posiciones de liderazgo en varios sectores de la industria del país, como en el caso del azúcar.

Raúl también es conocido como un político de línea dura, igual que los políticos chinos que él admira. Desempeñó un papel clave en las ejecuciones de Arnaldo Ochoa y de otros oficiales de alto rango en 1989 y en el desmantelamiento, en 1996, del Centro de Estudios de las Américas, un “think tank” no ortodoxo del Partido Comunista.

A primera vista, nada parece haber cambiado mucho desde que Raúl reemplazó a Fidel. La política del régimen aparenta ser la misma que antes del 31 de julio del 2006. El Comandante en Jefe ya no está dentro pero tampoco está fuera del juego. Aunque ya no es el líder que dirige todo, que pronuncia largos discursos y viaja por el país impartiendo órdenes e instrucciones, tiene acceso al teléfono y regularmente se comunica con los ministros Carlos Lage y Felipe Pérez Roque (más a continuación). También recibe visitas, las más eminentes siendo las de Hugo Chavez de Venezuela, quien lo ha ido a ver varias veces durante estos últimos meses. Las visitas televisadas y las entrevistas transmitidas por radio se han convertido en el conducto principal por el que tanto los cubanos como la gente en el extranjero pueden vislumbrar la condición física en la que se encuentra Fidel Castro.

Sin embargo, una serie de cosas han estado ocurriendo bajo la superficie. La más importante ha sido la marginalización del equipo personal de Fidel Castro. Su Grupo de Apoyo, integrado por personajes tales como su secretario personal Carlos Valenciaga, era el instrumento organizativo principal a través del cual Fidel intervenía en la vida económica y política del país. El Grupo de Apoyo, conocido como Los Talibanes por su ortodoxia ideológica, y al que actualmente se le llama en broma Los Huerfanitos, ha tenido una larga vida, pero llegó a adquirir una gran importancia y cierta autonomía del sistema debido al papel central que desempeñó en la campaña por la “Batalla de las Ideas” encabezada por el Comandante en Jefe.

Esta “Batalla” no sólo consistió en luchas ideológicas y políticas y en las frecuentes manifestaciones masivas que las acompañaron, sino que también incluyó la implementación de proyectos económicos que frecuentemente desviaban los planes que se habían fijado, y que usurpaban el poder y la función de las dependencias y ministerios del gobierno. Uno de esos proyectos fue la decisión de Fidel Castro y de su Grupo de Apoyo, a pesar del conflicto que representaba con respecto a las prioridades que se habían establecido en el sector de la construcción, de renovar la Escuela de Derecho de la Universidad de la Habana a la que el líder cubano había asistido a fines de la década de los cuarentas.

Este tipo de intervenciones parecen haberse acabado desde que Raúl Castro convirtió la delegación del poder a los ministerios y otras dependencias gubernamentales en uno de los aspectos centrales de su gobierno además de haber reforzado el papel de los planes establecidos por esas dependencias.

También han habido menos manifestaciones convocadas por el gobierno en lugares tales como frente al edificio de la sección de intereses de los EEUU, aparentemente con el propósito de aumentar la productividad del trabajo y, al mismo tiempo, disminuir la presión constante sobre la gente de interrumpir su vida para salir a manifestar su apoyo al régimen. Todo parece indicar que la racionalidad burocrática “normal” de la clase gobernante ha vencido al caos y al desorden carismático y Bonapartista en el asalto número uno de la transición. //1

No es posible predecir lo que va a suceder en los próximos asaltos. Raúl Castro, con sus 75 años de edad, puede acabar siendo una figura de transición de corta duración. Entre los que aparecen en el segundo nivel de liderazgo están, en primer lugar, Carlos Lage, un médico en sus cincuentas que ha sido puesto a la cabeza de la economía de Cuba; se le conoce como un “moderado”.

El mismo caso es el de Ricardo Alarcón, que tiene alrededor de 70 años. Fue ministro del Exterior y es líder del Parlamento Cubano, pero parece estar desempeñando un papel menor desde que la transición comenzó el 31 de julio del año pasado.//2

El más joven es Felipe Pérez Roque, que está en sus cuarentas; es el actual Ministro del Exterior. Debido a su función previa como jefe de personal de Fidel Castro, no es sorprendente que sea percibido como cercano a los Talibanes del Grupo de Apoyo del cual era parte.

Es claro que ninguno de estos personajes tiene el poder y el prestigio de los líderes “históricos” de la revolución. Esa es la razón por la que se ha hablado mucho de un liderazgo de equipo “colegiado” que asuma el poder después de que Raúl haya desaparecido del tablado. Pero el record de los liderazgos de equipo ha dejado mucho que desear en todo tipo de sistemas políticos y más aún en sistemas de corte soviético como la ex Unión Soviética o China. Cuando no hay mecanismos bien establecidos, ya no se diga democráticos, para resolver las discrepancias que inevitablemente surgen, uno u otro líder individual acaba por imponerse sobre los demás.

Si el liderazgo de las fuerzas armadas permanece unido, ya sea bajo Raúl o cualquier otro general, es muy poco probable que alguno de los Talibanes u otra fuerza dentro del círculo gobernante pueda llegar a predominar. Probablemente Cuba acabará por seguir el camino de un capitalismo auspiciado por el estado al estilo de Vietnam y China.//3 Mientras tanto, una serie de jerarcas cubanos han mencionado que Fidel Castro se ha repuesto y que hasta es posible que vuelva a asumir el poder. Aunque esto no parece ser muy probable, haría mucho más difícil predecir el futuro de Cuba.

Llegué a Cuba el 23 de enero del 2007, en medio del período de transición, y me quedé dos semanas. Nací y crecí en Cuba. Me fui de la isla a principios de 1958 cuando la dictadura de Batista seguía en el poder. Visité mi país por dos semanas en enero del 2000 y también antes, a fines de 1979, por una semana, pocos meses antes del éxodo del Mariel en la primavera de 1980. Mis impresiones de esas dos visitas aparecieron en tres revistas socialistas diferentes.//4

El área metropolitana de la Habana que visité en esta ocasión se veía más pobre que la ya empobrecida Habana de 1979, aunque un poco mejor que la Habana del 2000. El tráfico de automóviles había aumentado definitivamente junto con la contaminación y el olor a combustible quemado. La proporción de los antiguos carros norteamericanos de los cuarentas y cincuentas había disminuido visiblemente. La gente estaba mejor vestida, especialmente las mujeres: vestían y calzaban lo que a ojos vista era ropa y zapatos nuevos. Los jeans, generalmente en buen estado, se usaban en todas partes, tanto en la zona relativamente más elegante del Vedado como en los barrios pobres de clase trabajadora por los que caminé. Mujeres de todas las edades andaban maquilladas y con las uñas barnizadas. Vi unos cuantos mendigos aquí y allá, pero todos eran gente de edad avanzada, nunca niños.

Muchos ancianos vendían maní y el diario comunista Granma, una ironía multifacética que refleja lo inadecuado de las pensiones que reciben en pesos, uno de los muchos problemas graves que enfrenta el país. La prensa cubana también reportó recientemente que, por razones de salubridad, las autoridades estaban procurando poner un alto al número creciente de personas que pepenaban la basura en busca de envases vacíos para vendérselos a comerciantes que trabajan por la libre o restos de comida para alimentar a sus animales.//5

Sin embargo, estas manifestaciones de pobreza extrema se ven mucho menos frecuentemente en la isla que en las principales ciudades de México en donde he estado muchas veces. Amigos me comentaron que ya no había tantos apagones, aunque durante mi estancia ocurrieron varios de corta duración, alrededor de 2 minutos cada uno.

Aunque se veían más viviendas recién pintadas que en el 2000, las ventanas tenían los vidrios rotos, los marcos en ruinas, la herrería oxidada. El estado general de la vivienda urbana de la Habana parecía haber empeorado como resultado del impacto cumulativo de la lluvia y los huracanes además del uso y del paso del tiempo que poco a poco la ha ido destruyendo. El gobierno cubano afirma haber construido 100,000 unidades habitacionales en el 2006, lo que representa un aumento del 30% en la construcción comparada con el 2005. Vi muy poca evidencia de esto en los rumbos pobres de clase trabajadora de la Habana Vieja, Cayo Hueso y otros barrios de Centro Habana y de Marianao, mi ciudad natal (colindante con la Habana).

El transporte urbano está en un estado fatal, con los “camellos” (autobuses largos de techo abultado instalados sobre rastras) increíblemente congestionados, sin que hayan podido ayudar a resolver el problema del transporte, entre otras cosas, al y del trabajo. Este problema ha tenido efectos devastadores: ha aislado a la gente en sus barrios y afectado el empleo, la familia, las actividades del ocio y la vida cultural.

La mayor parte de las calles de la Habana están en una condición más o menos aceptable, pero las aceras están en un espantoso estado de deterioro. Esto empeoró con la expansión del sistema telefónico realizada por ETECSA, la empresa mixta italiano-cubana, en la que dejaron boquetes abiertos y postes de teléfono tirados sobre las aceras sin ningún aviso que advirtiera el peligro al público. Esto se ha convertido en un verdadero problema, especialmente en la noche, porque las calles están muy pobremente alumbradas para ahorrar energía.

Sólo aquellos que tienen acceso a divisas pueden usar el magnífico servicio de taxis y el cómodo transporte en autobús que conecta la Habana con las ciudades del interior. Por ejemplo, un viaje de ida y vuelta de la Habana a la playa más conocida de Cuba en Varadero – 120 kilómetros en cada dirección – cuesta 20 dólares, una fortuna para cualquier cubano, dado que un dólar equivale a 25 pesos cubanos (según las cifras oficiales, el salario mínimo es de 250 pesos al mes y el salario promedio es de 385 pesos).

La situación con la comida es similar. Al caminar por los varios barrios de la Habana metropolitana, vi mercados de productos agropecuarios que estaban mejor surtidos que en el 2000, pero a precios altos para los cubanos. Un dólar por una libra de puerco puede ser barato en los EEUU, pero está fuera de toda posibilidad para la mayoría de los cubanos que tienen poco o ningún acceso a la moneda extranjera. La libreta de raciones del gobierno, con la que se adquieren artículos en pesos, cubre aproximadamente el 40% de las necesidades alimenticias de cada cubano. El resto se tiene que adquirir en los mercados libres paralelos a precios mucho más altos. Hoy por hoy, los cubanos gastan el 57% de su ingreso en la comida, aunque para evaluar correctamente esa cifra hay que tener presente que la vivienda, aunque muy congestionada y deteriorada, es prácticamente gratis.

El aumento relativo de los bienes de consumo disponibles sólo a altos precios es la clave para poder entender el reconocido aumento de la desigualdad en la sociedad cubana y una de las cosas que más me impresionó durante esta visita: una corrupción y transgresión de la ley que incluye a todos.

Aunque ya era visible durante mi visita en el 2000, no me pareció tan extendida ni tan profundamente enraizada como en esta ocasión. Muchas veces acabé personalmente afectado, al tener que negociar una y otra vez el costo del pasaje con los conductores de los taxis del estado cuyos contadores dejaban de funcionar repentinamente a media ruta, o al tener que aguijonear a los cajeros para que no se quedaran con parte de mi cambio, o esquivar constantemente a gente que trataba de venderme artículos robados.

Toda la gente con la que platiqué reconocía que la violación de la ley se había convertido en parte de la vida diaria para poder sobrevivir en Cuba. No es sorprendente que en un discurso importante en la Universidad de la Habana en noviembre del 2005, Fidel Castro haya advertido que la corrupción podía destruir la revolución desde adentro.

En octubre del 2006, el periódico cubano Juventud Rebelde publicó una investigación que relataba cómo establecimientos al detalle, como cafeterías y de reparación de zapatos y relojes, sistemáticamente timaban a su clientela.//6

Más recientemente, el 19 de febrero del 2007, el diario Granma publicó un inserto de dos páginas sobre los considerables daños sociales y económicos causados por el hurto frecuente de secciones angulares de las torres de electricidad de alta tensión, a pesar del riesgo a la vida que estas actividades implican y de las condenas penales que estas acarrean y que el gobierno recién aumentó.//7

Las condiciones económicas de la transición

Cuáles son las condiciones económicas detrás del comportamiento que acabo de describir? Qué tan bien está funcionando la economía cubana? Según el gobierno cubano, la economía está funcionando muy bien. El gobierno ha desarrollado una nueva metodología para medir el Producto Interno Bruto (PIB) en la que se incluyen los servicios sociales que en Cuba son gratis pero que, en otros países, los pagan los usuarios. Basados en esta nueva metodología, los líderes cubanos sostienen que la economía creció un 12.5 por ciento en el 2006, una tasa de crecimiento aún más alta que la de China.

Un economista independiente que entrevisté puso en cuestión esa cifra, y señaló que los cálculos en los que los economistas se habían basado para llegar a ese resultado eran poco transparentes. Según sus propios cálculos, la economía cubana había crecido entre el 6 y 7 por ciento en el 2006, lo que sigue siendo una tasa muy respetable. Pero aún tomando en cuenta los años relativamente buenos que han habido, Cuba probablemente apenas está por llegar a los niveles de producción que tenía en 1989, justo antes del derrumbe del bloque soviético.

Aparte del níquel, una materia prima que junto con otros productos ha logrado venderse a buen precio en el mercado internacional, y que está siendo producida por una empresa mixta con Sherritt, una corporación canadiense, la economía cubana se ha afincado principalmente en la provisión de servicios. De estos servicios, el turismo es el más importante y la principal fuente de divisas a pesar de haber sufrido un descenso del 3.6 por ciento en el número de turistas que visitaron la isla en el 2006.//8

Según la Comisión Económica de América Latina y del Caribe de las Naciones Unidas (CEPAL), 62 por ciento de los cubanos tienen acceso a divisas (obviamente en cantidades que fluctúan entre un extremo a otro) mientras que el 20 por ciento de la población urbana de la isla no tiene los medios para satisfacer sus necesidades básicas (el 75 por ciento de la población de Cuba vive en zonas urbanas).//9

El impacto de las remesas del extranjero, que es la fuente de divisas para los dos tercios de la población que tiene acceso a éstas, se concentra desproporcionadamente en la población de cubanos blancos que residen en el área metropolitana de la Habana porque ellos son los que las reciben.

Los beneficios que se vayan a obtener de la biotecnología y del petróleo que Cuba ha explorado y encontrado en el Golfo de México en asociación con varias compañías extranjeras, son sólo un potencial futuro, aunque el petróleo cubano ya satisface el 48 por ciento de sus necesidades energéticas internas.

La industria del azúcar es una sombra de lo que fue; la mayoría de los ingenios se han cerrado. Cuba produjo 1.2 millones de toneladas de azúcar en el 2006, y está enfrentando una serie de problemas climatológicos y organizacionales para alcanzar la meta de 1.6 millones de toneladas en el 2007. Estas cifras contrastan con los promedios anuales históricos de entre 5 y 7 millones de toneladas que se producían antes de la crisis del “período especial” que llegó con el derrumbe del bloque soviético.

La producción agropecuaria no relacionada con el azúcar tampoco está rindiendo lo que debiera rendir: Cuba está importando el 84 por ciento de los productos alimenticios básicos destinados al mercado cubano no turista - la llamada canasta básica - que incluye alimentos como arroz, pollo y pescado enlatado, por un costo anual de mil millones de dólares.

Las grandes esperanzas que el gobierno tenía en la inversión china no se han materializado debido a que los chinos resultaron ser negociantes más duros de lo que los cubanos esperaban. Aún así, China se ha convertido en el socio comercial número dos con un monto de dos mil millones de dólares en el 2006, el doble del monto que se obtuvo en el 2005. Así, por ejemplo, Cuba ha estado exportando 400,000 toneladas de azúcar a China, lo que sumado a las 700,000 toneladas del consumo doméstico equivale a la mayor parte del total de la producción actual de azúcar.

El más importante es el intercambio económico con Venezuela, el socio comercial número uno de Cuba, aunque para poner las cosas en perspectiva, ni Venezuela ni China desempeñan en la economía cubana un papel que siquiera se aproxime a los subsidios masivos que la Unión Soviética le proporcionó a la isla desde el principio de los sesentas hasta fines de los ochentas. Venezuela le proporciona petróleo a Cuba a cambio de servicios, especialmente en el campo de la medicina, que incluyen envíos periódicos de miles de médicos cubanos al país sudamericano.

Esto ha tenido un impacto adverso en el sistema de salud de la isla. El número de pacientes por médico en el programa de médico de familia, considerado hasta hace poco como un programa de alta calidad, ha aumentado considerablemente y el número de especialistas para atender a los cubanos ha disminuido.//10 La falta de provisiones médicas, desde medicinas hasta ropa de cama, en los hospitales se ha agravado considerablemente desde el derrumbe del bloque soviético a principios de los noventas. Es difícil conseguir artículos de primer auxilio y medicinas básicas como aspirina o Imodium. Cuba no puede comprar medicinas al mayoreo de los EEUU debido al bloqueo criminal que este país ha mantenido contra la isla desde el principio de los sesentas.

Pero eso es sólo una parte del problema. La otra parte es la relativa falta de productos cubanos para la exportación y la pobreza general de la isla que le resta capacidad para comprar medicinas y equipo no estadounidense a Canadá, América Latina y Europa Occidental.

Desde hace varios años, Cuba ha podido importar productos agropecuarios y comida procesada de los EEUU debido a una “excepción” humanitaria del bloqueo que comenzó en noviembre del 2001 y que convirtió a los EEUU en el abastecedor principal de comida a la isla. Sin embargo, a Cuba no se le permite exportar nada a los EEUU para pagar por esas importaciones. El monto de éstas, por 1,500 millones de dólares ha sido un lastre para Cuba que se pudiera aligerar si los EEUU permitieran que Cuba les vendiera productos o si, lo que es más probable, los EEUU le permitiera a sus ciudadanos ir de turistas a la isla.

La eliminación del bloqueo sería bienvenida tanto por razones de principio – el derecho de toda nación a determinar su propio destino libre de cualquier ingerencia extranjera - como por razones prácticas: aumentaría considerablemente la actividad económica en Cuba//11 y socavaría el cimiento antiimperialista de la legitimidad del régimen.

Pero esto no disminuiría el impacto de la otra fuente principal de los problemas económicos que enfrenta la isla, que ha sido ofuscado por el bloqueo imperialista: la ineficiencia y el malgasto asociado con la actual administración burocrática de la economía.

El viejo dicho atribuido a los trabajadores soviéticos y de la Europa Oriental, según el cual “ellos aparentan pagarnos y nosotros aparentamos trabajar” se aplica de lleno a Cuba. Es evidente en la falta obvia de cuidado, atención y mantenimiento de todo tipo de propiedad perteneciente al sector público, desde los aviones hasta los hoteles, restaurantes, jardines y edificios, no importa que tan recientemente o cuan bellamente han sido renovados.

Si bien es cierto que las dificultades económicas y el bloqueo estadounidense explican la falta del material de construcción necesario para realizar la obra de mantenimiento, esto no explica la ausencia de las sencillas actividades de labor intensiva que no requieren de ningún tipo de capital significativo, tales como limpiar, barrer, y el simple aseo diario.

El problema fundamental consiste en la falta de iniciativa, motivación y disciplina en el trabajo y la administración. A través de los siglos, el capitalismo ha desarrollado sistemas jerárquicos burocráticos donde los trabajadores no tienen idea del para qué ni del cómo del proceso general de producción. Aún así, los trabajadores están obligados a desempeñarse con un cierto nivel de habilidad aguijoneados por la política del palo – produce o acabas despedido- y la zanahoria - la promesa, y a veces la realidad, de un aumento salarial y de un ascenso.

Los sistemas del tipo soviético no han podido desarrollar un sistema paralelo de motivación que se acerque a la efectividad de los métodos capitalistas. Los trabajadores en este tipo de sistema igualmente, si no más, burocratizado y jerárquico tampoco alcanzan a comprender el para qué y el cómo del proceso general de producción.

Uno de los palos que el gobierno como patrón único tenía a su disposición fue eliminado con la política de la seguridad general del empleo (salvo para aquellos que se meten en problemas políticos con las autoridades). La falta sistémica de productos, típica de lo que el economista húngaro Janos Kornai ha llamado “economías de escasez”, se ha encargado de eliminar una buena parte de las zanahorias.

Esto crea el contexto que nos permite entender por qué los incentivos “morales” con su énfasis de sermoneo ascético, propuestos por personas tales como el Che Guevara, son una solución fundamentalmente equivocada al dilema que acabo de describir.

El Marxismo clásico, además de presumir que el socialismo se desarrollaría en sociedades con un nivel relativamente alto de abundancia material y culturalmente avanzadas, enfatizaba no los incentivos “morales” sino lo que se pudiera llamar incentivos “políticos”, como el control democrático de la economía, el estado y la sociedad, en el que los trabajadores mismos son los que controlan el trabajo.

Conforme a esta perspectiva, es sólo mediante la participación y el control de su vida productiva que la gente desarrolla un interés y un sentido de responsabilidad por lo que hacen para ganarse la vida de día en día. Solamente así les puede llegar a importar y a dar un comino por lo que hacen. Es en este sentido que la democracia obrera se consideraba tanto un bien en sí – el que la gente esté en control de su propia vida- como una fuerza económica verdaderamente productiva.

En la ausencia de un enfoque alternativo, Cuba acabará por ser arrastrada hacia la ideología y la práctica del capitalismo. Al ver que la pequeña empresa, ya sea una granja a un negocito en la ciudad, como los paladares, está mejor administrada y es más eficiente que la gran empresa estatal, los cubanos ya están llegando a la conclusión que el capitalismo funciona mejor que el estado en cuanto a disponibilidad de productos de consumo.

Sin embargo, es muy poco probable que la mayoría de la población acabe por adoptar una versión neo-liberal de la ideología capitalista. Aunque se orienten hacia el capitalismo como el sistema de producción de bienes y servicios más idóneo, van a defender ferozmente el sistema público de salud, de educación y de otros servicios, no importa lo mucho que se hayan deteriorado, sobre todo, por el impacto del “período especial” a partir del desplome del bloque soviético.

Visto de una manera estática, la posibilidad de que surja una política democrática socialista revolucionaria en Cuba es nula. Sin embargo, la rica historia de las transiciones del comunismo al capitalismo indica que es muy poco probable que esta transición sea relativamente benigna. Lo más posible es que pase por una serie de terapias de choque, y que haya un recorte drástico de las instituciones del estado de beneficiencia y del gasto social presidido por un régimen dictatorial, ya sea de estilo chino abiertamente despótico o enmascarado al estilo ruso (China y Rusia comparten con Cuba el hecho significativo que el comunismo surgió de movimientos revolucionarios internos.)

Es probable que esa trayectoria neo-liberal esté acompañada de un control considerable por parte de los EEUU sobre la vida interna de la isla, y del característico ajuste estructural tipo FMI, la privatización y la adopción de políticas de austeridad. La posibilidad de una política revolucionaria democrática depende de la oposición que surja a ese tipo de transición.

SEGUNDA PARTE

Los intelectuales se defienden

Resulta irónico que el desastre económico del “período especial” que sucedió después del desplome de la USSR a principio de los noventas, haya sido el factor principal que forzó al gobierno de Castro a permitir un proceso de liberalización en el campo religioso y cultural que continúa hasta hoy día. Con respecto al frente religioso, el Cuarto Congreso del Partido Comunista Cubano, realizado en 1991, eliminó las restricciones contra el ejercicio de la religión, y declaró que los creyentes podían afiliarse al partido y ser funcionarios del gobierno. (Hago notar dentro de este contexto que, durante mi última visita a la isla, vi como a seis personas, mayormente mujeres, abiertamente portando cruces alrededor del cuello, algo que no vi en el 2000, y mucho menos en 1979.)

En el frente cultural ha ocurrido un relajamiento similar. El hostigamiento público de los homosexuales y de otras “escorias” ha disminuido significativamente, aunque sigue  existiendo una marcada tendencia entre los homosexuales a seguir “encerrados en el closet.”

Desde los noventas han empezado a aparecer voces cada vez más críticas - aunque no llegan a ser una oposición política, algo que automáticamente se convertiría en un boleto sin regreso hacia la disidencia, fuera de los límites del sistema con todo lo que eso implica – en una serie de revistas pequeñas pero sofisticadas y muy bien escritas.  Entre estas están Temas, La Gaceta de Cuba (el órgano de la UNEAC, el sindicato de los artistas y escritores) y Revolución y Cultura. Estas revistas, en las que en varias ocasiones han aparecido contribuciones de escritores  y de académicos del exilio, tienen un estilo y contenido muy diferente del ampuloso, aburrido y dogmático Granma.

La flexibilidad del gobierno también ha aumentado hacia la gente del mundo de las artes plásticas y la música, a los que les han permitido viajar al exterior, lo mismo que a los escritores y académicos. De hecho, hay muchos artistas y profesionales a los que hoy en día se les permite trabajar y vivir en el extranjero y venir a la isla regularmente para visitar a sus parientes. Por supuesto que el gobierno cubano se beneficia de todo esto, al cobrar una altísima tasa de impuestos sobre las ganancias obtenidas por esta gente en el extranjero.

Dada la certeza inevitable de una transición que comenzó el 31 de julio del 2006, no es sorprendente que el mundo intelectual y artístico se haya alarmado por una serie de incidentes inesperados que ocurrieron a principios del 2007.

Tres ex funcionarios que habían ocupado posiciones muy altas en el gobierno – Luis Pavón Tamayo, Armando Quesada y Jorge “Papito” Serguera – aparecieron en varios programas de televisión en los que se les presentó como habiendo hecho una gran aportación al mundo de la cultura cubana.  Estos tres ex funcionarios habían estado a la cabeza del sector cultural durante el período más represivo de la historia  del comunismo cubano, el así llamado “Quinquenio Gris”, de 1971 a 1976.

Aún más alarmante fue el hecho que estas personas habían trabajado varias veces muy cerca de Raúl Castro. Por ejemplo, Luis Pavón Tamayo había trabajado directamente bajo las órdenes de Raúl como director de Verde Olivo, el periódico oficial del ejército, antes de haberse convertido en el zar de la cultura en Cuba en los setentas.

Los intelectuales y escritores también estaban preocupados por las elecciones que se avecinaban en la UNEAC (Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba), y por la persona que reemplazaría al líder relativamente liberal que estaba por dejar el puesto.//12

Empezó una ola de protestas de intelectuales y escritores que duró el resto de enero, en la época en que, por coincidencia, yo había llegado a Cuba. La política de la protesta se limitaba a tratar de prevenir el regreso de la represión dura del pasado, no para tratar de expandir las concesiones que ya les había hecho el estado, y mucho menos para protestar la represión de los artistas y escritores disidentes del sistema. Pero la protesta fue, por lo menos al principio, verdaderamente espontánea, algo excepcional en Cuba. Los artistas e intelectuales se valieron principalmente del correo electrónico para expresar y organizar su protesta. (Las computadoras en Cuba son relativamente escasas; generalmente la gente obtiene acceso a estas en el trabajo, donde el uso del internet está vigilado por las autoridades y tiene que justificarse como algo necesario para cumplir con las tareas del trabajo. El uso del correo electrónico está menos vigilado que el uso del internet, particularmente entre la gente dentro de Cuba.//13)

La prensa normal controlada por el estado básicamente ignoró lo que había sucedido. El partido publicó un breve comunicado en el que concedía  que la presentación de los tres ex funcionarios en la televisión había sido un error, y aseguraba a los intelectuales y artistas que no se estaba contemplando ningún cambio en la política cultural del país.

Abel Prieto, el ministro de cultura, jugó un papel crítico como mediador entre el partido y los que protestaban representados, en este contexto, por la UNEAC. Con la aprobación y el apoyo del partido, el 30 de enero se realizó una gran reunión, sólo por invitación, a la que acudieron mas de 400 personas a la Casa de las Américas, una de las instituciones culturales más importantes de Cuba.  En la reunión habló Ambrosio Fornet, uno de los intelectuales más reconocidos en Cuba que está asociado con la actual política liberal del régimen y que, por años, ha estado abogando por la necesidad de convertir la vida intelectual y cultural de los cubanos en el extranjero en parte intrínseca de una sola cultura cubana.

Su discurso fue un relato y una reflexión sobre lo que fue el Quinquenio Gris – un término que él mismo había acuñado – que por implicación contrastó con un presente que claramente le era satisfactorio. En ningún momento durante su presentación Fornet hizo la pregunta clave de quién había sido la persona que les había dado las órdenes a los funcionarios que presidieron el Quinquenio Gris.

Tanto su discurso como la reunión fue un intento, apoyado por el partido, para contener y poner un fin a la protesta. Esa es muy posiblemente la razón por la que un evento tan importante como éste no haya sido ni siquiera mencionado en Granma. Sin embargo, varios días después, el 9 de febrero, el poeta César López, en su discurso de inauguración de la Feria del Libro de La Habana, estando Raúl Castro presente, reivindicó a varios escritores fallecidos que habían sido figuras importantes del la oposición en el exilio, como Guillermo Cabrera Infante, Heberto Padilla, Reinaldo Arenas y Jesús Díaz.  En su discurso, César López sostenía que la obra de estos escritores era una parte importante de la cultura nacional cubana. Granma informó que López había hablado en la Feria, pero omitió toda mención del contenido poco usual de su discurso.

El énfasis con el que gente como Ambrosio Fornet y César López insisten en incorporar a los escritores y artistas del exilio al canon nacional presenta una serie de cuestiones interesantes. Si estos asuntos se mencionan con el propósito de asestar un golpe a la censura que por décadas ni siquiera ha permitido que la gente escuche a Celia Cruz por medio de las emisoras de radio, esa es una buena noticia.

Aparte de todo esto, existe un grado de ambigüedad ideológica  y falta de claridad con respecto al problema de la “familia dividida cubana” que ha preocupado por mucho tiempo a muchos intelectuales cubanos y a los cubanos en general, tanto dentro como fuera de la isla. Al grado en que esto constituye una demanda implícita para abolir las barreras para viajar impuestas por los gobiernos cubano y norteamericano, eso también es una cosa positiva.

Pero hay algo que está detrás de esas discusiones, que va más allá de esas demandas evidentemente democráticas. Algunos de esos pensadores parecen tener un toque de liberalismo conforme al cual, lo único que hace falta es encontrar el punto medio entre los dos sistemas para que el capitalismo de la Florida del Sur converja con el comunismo de la Habana. Desafortunadamente, no ha habido una discusión abierta y honesta de estos asuntos tan importantes debido a la censura y control del régimen.

Hasta este momento he descrito el medio artístico e intelectual como predominantemente liberal comunista y leal al sistema. Pero en realidad, ese medio es más complejo e incluye a gente que está a la derecha y a la izquierda de ese grupo. El comunismo liberal que predomina en esos círculos funciona como una capa protectora bajo la cual la oposición conservadora y la izquierda revolucionaria que no se han vuelto disidentes abierta y públicamente pueden reconfortarse y sobrevivir, ya que no prosperar, políticamente.

En mi viaje tuve la oportunidad de platicar con un miembro de un grupo informal de revolucionarios cubanos jóvenes que funcionan dentro de ese ambiente.//14 Están influidos por pensadores tales como León Trotsky, Rosa Luxemburgo y otros intelectuales libertarios, y están especialmente interesados en la manera en que estos autores tratan la relación entre la igualdad, la democracia y la libertad con el socialismo.  También están explorando la manera de crear una actividad política que promueva la politización y la autogestión de la gente. Fue revelador que este joven revolucionario haya usado la metáfora marxista de “el viejo topo” para describir el papel que actualmente desempeñaba su pequeño grupo en Cuba.

Queda pendiente la cuestión del porqué los tres ex funcionarios aparecieron en la televisión, uno tras otro, en un plazo de tiempo tan corto, especialmente en el contexto de una transición política.  Esta fue una pregunta que le hice una y otra vez a gente con diferentes perspectivas políticas y no recibí una respuesta verdaderamente satisfactoria.

Las respuestas fluctuaban desde un extremo: que Raúl Castro lo había instigado como un prefacio a una represión, hasta el otro: que sólo había sido una coincidencia. Escuché una respuesta que quedaba a la mitad del camino entre las otras dos que, independientemente de lo válida que pueda ser, vino de académicos e intelectuales comunistas liberales que no se conocían personalmente, lo que es sociológicamente muy revelador.

Según esa respuesta, los elementos a favor de la represión en los medios de comunicación, previamente asociados con Raúl Castro, vieron la transición como el momento apropiado para  enviar una señal al nuevo líder indicando que estaban listos y deseosos de volver a la viejos tiempos en cuanto recibieran la orden para proceder.

Esta es una hipótesis razonable y plausible. El problema es que los liberales que proponen esta interpretación también piensan que Raúl Castro va a mantener y quizás expandir el proceso de liberalización y, algo que es aún más revelador, que él no es el tipo represivo del que se habló en el pasado. Según estos pensadores liberales, Raúl sólo se había encargado de hacer el trabajo sucio de su hermano mayor que no había querido estar directamente involucrado con tareas tan desagradables. Para ellos, Fidel Castro lo había forzado a adoptar el papel de “malo” a pesar de que Raúl de hecho era una persona muy práctica que iba a mejorar la economía porque iba a  introducir una mayor racionalidad en el sistema y experimentar con una serie de nuevas reformas.

Es probable que bajo Raúl no se vayan a tomar más medidas drásticas de represión, aunque sea sólo por el hecho de que, como un “líder práctico” al que básicamente no le interesan estos asuntos, calcule que concederle a los intelectuales y artistas un poco de espacio implica muy poco riesgo, siempre y cuando no se salgan de los límites aceptables del sistema. Desde este punto de vista, lo que verdaderamente cuenta es lo que se publica, bajo un control muy estricto, en los periódicos de circulación amplia y en la televisión, y no en las pequeñas revistas y exposiciones artísticas de las que relativamente pocos cubanos están enterados.

Sin embargo, a fin de cuentas, aunque el gobierno logre contener y ponerle un fin a esta protesta, el hecho es que los artistas y los intelectuales han hecho uso de su propia fuerza de manera independiente y fuera del control del estado de partido único, sentando así un precedente importante y una contribución a las luchas democráticas del porvenir.//15

Raza y Marginalidad – El volcán dormido

Dado que llegué a Cuba en medio de una ola de protestas de artistas e intelectuales contra el regreso de la época más represiva del período revolucionario, acudí a todos los eventos artísticos e intelectuales abiertos al público. Quería escuchar lo que se decía y discutía y también estudiar las diferentes audiencias que participaban. Me chocó –aunque no me sorprendió – ver que la abrumadora mayoría de los oradores y de los varios públicos eran blancos. No más del 5 por ciento de la gente presente en los varios actos a los que asistí eran negros o mulatos (un término ampliamente usado en Cuba para describir a personas que son una mezcla visible de la raza blanca y negra). Noté que muchos de los cubanos de tez más obscura eran los más jóvenes en la audiencia; pudieran haber sido estudiantes o discípulos de los oradores blancos.

En comparación con mi viaje anterior, la composición racial de los empleados en los lugares turísticos que visité se veía un poco más balanceada.  Aunque el personal de primera línea en ese tipo de empleos seguía siendo predominantemente blanco, se veían mucho más cubanos negros que en el 2000.  Es probable que esto se deba a un cambio en la política de reclutamiento del gobierno como respuesta a una crítica generalizada. Grupos extranjeros asociados con la izquierda y organizaciones de derechos civiles han protestado contra la política evidentemente racista que ha excluido a los cubanos de piel obscura de los trabajos de primera línea del sector turístico con la excusa que no tenían “buena apariencia.”

Pero también es posible que el sector del turismo esté reflejando los cambios demográficos más importantes que están ocurriendo en Cuba. A través de su historia, el régimen cubano ha resistido revelar mucho sobre la división racial del país, aunque sí reconoció que en el último censo en el 2002, el número de mulatos había aumentado 24.9 por ciento con respecto al censo de 1981. Según el censo de 1981, 66 por ciento de la población cubana era blanca, 12 por ciento negra y 22 por ciento mulata. Esta última cifra representa, a su vez, un aumento significativo de la población mulata comparado con el censo de 1953, antes de la revolución, en el que sólo 14.5 por ciento de la población se había clasificado como mulata. (La proporción de las personas oficialmente clasificadas como negras no varió significativamente entre 1953 y 1981).//16 Las cifras oficiales del período post-revolucionario casi seguramente sobrestiman el tamaño de la población blanca en Cuba. La emigración ha continuado a un ritmo constante mientras que la fertilidad en la isla ha permanecido baja por un buen tiempo (lo que ha creado una gran preocupación por los niveles de dependencia que esto está generando). Los Estados Unidos se han comprometido a aceptar 20,000 emigrantes cubanos cada año (cifra que no incluye a los balseros y a otros que logran tocar tierra en los EEUU y que por lo tanto son elegibles para pedir asilo político conforme a la Ley del Ajuste Cubano (Cuban Adjustment Act). Los cubanos también emigran a otros países. En varias ocasiones durante mi viaje tuve ocasión de ver las largas filas frente a la embajada de España ubicada cerca de la entrada del puerto de la Habana. España ha extendido el derecho a inmigrar y de adquirir la ciudadanía española a los numerosos descendientes del millón de españoles que emigraron a la isla, una de sus últimas colonias importantes en el Hemisferio Occidental, a fines del siglo diecinueve y comienzos del veinte. La gran mayoría de los descendientes de esos emigrantes son blancos, como lo son aquellos que llegan a los Estados Unidos. Con respecto a los EEUU, el tener un vínculo familiar con alguien que ya reside en ese país facilita obtener una visa en la Habana y, dado que la comunidad cubana en los EEUU es mayormente blanca,  los inmigrantes también lo son. Los EEUU también tienen requisitos relacionados con el nivel de educación y de trabajo que agilizan la entrada al país y los que tienen más posibilidades de cumplir con esos requisitos son los cubanos blancos.

Desde los primeros días de la revolución, el gobierno cubano ha seguido una política de no hacer distinciones raciales, lo que permitió a los negros y mulatos cubanos ciertos avances, pero no al grado que hubieran podido lograr bajo una política de lo que en Estados Unidos se llama acción afirmativa. Bajo la política de no distinguir entre las razas se abolió la segregación racial. Aunque históricamente la segregación racial en la Cuba prerrevolucionaria nunca fue tan importante como en los EEUU, a los cubanos de piel obscura se les prohibía el acceso a la mayoría de las playas, y en muchas de las ciudades de la provincia los parques públicos estaban segregados. Además estaban excluidos de muchos empleos de cuello blanco, sobre todo en el sector privado. Bajo la política revolucionaria de no reconocer distinciones raciales, los cubanos de piel obscura, que siempre han sido desproporcionadamente mucho más pobres que los blancos en Cuba, se han beneficiado de medidas diseñadas para ayudar a los pobres, sobre todo con respecto a la salud y el acceso a la educación. Como resultado, la proporción de negros que han llegado a ocupar posiciones de poder e influencia ha aumentado considerablemente desde el comienzo de la revolución, pero sigue estando muy por debajo, fuera de toda proporción, del porcentaje de negros en la sociedad en general.//17 Aún más importante es el hecho que bajo el sistema de partido único de Cuba, a los negros –al igual que a otros grupos tales como trabajadores, mujeres y homosexuales – no se les permite organizarse independientemente para defender sus intereses. A pesar de esta prohibición, se ha estado desarrollando  una protesta, un tanto amorfa, de jóvenes negros alrededor del problema de la brutalidad de la policía, y que se ha manifestado como una versión cubana de la música hip hop. Una amiga también me dijo que había habido varias protestas dentro del ICRT (Instituto Cubano de Radio y Televisión) contra el predominio de los actores blancos en la televisión.

Los problemas de raza y clase han estado mucho más entrelazados en Cuba que en los EEUU.  Es por eso que el miedo y la hostilidad de los cubanos blancos hacia los cubanos negros han estado tan mezclados con el problema de la marginalidad social al grado que es muy difícil separar uno del otro. Este entrelazamiento histórico se agravó con el desplome de la Unión Soviética como resultado del cual hubo un crecimiento desproporcionado de toda una masa de negros desempleados o subempleados viviendo bajo condiciones muy precarias.  Tantos de ellos migraron a la de por sí abarrotada ciudad de la Habana, que el gobierno oficialmente intentó restringir la migración a la ciudad, aunque nunca se supo con qué resultado.  Empezaron a acuñarse nuevos términos para referirse a esos grupos marginados cada vez más visibles, como el término “Palestinos” en el caso de los inmigrantes de tez obscura de Oriente, la zona al extremo este de la isla.  El escritor cubano Pedro Juan Gutiérrez se volvió internacionalmente famoso por su “trilogía sucia” en la que describe con lujo de detalle la crueldad y sobre todo la vida sexual  de los marginados en la Habana. La sofisticada revista liberal comunista Temas presentó, en uno de sus números, una discusión sobre el tema de la marginalidad entre once escritores y estudiosos de las ciencias sociales.//18 La prensa extranjera también se ha interesado en este tema, comenzando con el conocido periódico mexicano El Universal que recientemente publicó un artículo sobre “El Fanguito”, una de las favelas alrededor de la Habana.//19

Como reacción al fenómeno de la marginalización, los cubanos blancos – inclusive aquellos que están integrados en el sistema – se expresaban con respecto a los negros en Cuba de una manera más hostil y abierta de lo que yo presencié en el 2000.  Una alta funcionaria que recibió su entrenamiento en la Unión Soviética recurría a la teoría de la cultura de la pobreza de Oscar Lewis para explicar lo que para ella era el comportamiento inexplicable de la gente pobre que recién se había mudado a las nuevas unidades habitacionales que ella había ayudado a planear: habían desmantelado el departamento y vendido en el mercado negro los artefactos que habían removido. Para la funcionaria, ésta era una conducta irracional que manifestaba los valores de una cultura de la pobreza transmitida de generación en generación. Tal parece que el marxismo de manual que ella aprendió en Cuba y la Europa Oriental jamás la expuso a lo que Marx llamaba “la vieja mierda de siempre” refiriéndose al impacto que la escasez tiene en cómo se comporta la gente. Aunque de hecho es una lástima que estos inquilinos arruinaran las instalaciones que recién les había entregado el estado, su conducta no tenía nada de irracional porque necesitaban dinero y divisas para alimentarse y vestirse. Además, aún aceptando que los así llamados valores tuvieran cierto valor explicativo independiente, no es necesario recurrir a ellos para poder entender por qué la gente hizo lo que hizo cuando se mudaron a su nueva vivienda.

Resulta ser que el mismo Fidel Castro ha usado y endosado la teoría de la cultura de la pobreza. En el 2005, mencionó el término varias veces durante una entrevista, probablemente la última tan importante y extensa, con Ignacio Ramonet, el director de origen español de Le Monde Diplomatique. En la entrevista, Fidel le menciona a Ramonet que “Al principio [de la Revolución], nosotros acabamos con algunos barrios marginales.   Pero ya se había creado una cultura de la marginalidad, aunque tú les hagas casa nueva, los fenómenos que se daban en el lugar aquel se prolongan.  Esa es una cultura que se repite, y entonces sus hijos...”. En otro momento, Fidel le dice a Ramonet: “Yo recuerdo que descubrimos que había una cultura de los ricos y una cultura de los pobres. La de los ricos, muy decentes: compro, pago. La de los pobres: cómo me consigo esto? Cómo le robo al rico y al que sea?  Muchas familias humildes, buenas, patriotas, les decían al hijo que trabajaba, por ejemplo, en el sector hotelero: ‘Oye, llévate una sábana, llévate una almohada, tráeme esto, tráeme lo otro’.  Esas actitudes nacen de la cultura de la pobreza, y cuando se hacen los cambios sociales para cambiar todo eso, los hábitos perduran mucho más tiempo.”//20

En la entrevista, Fidel le añade a la teoría de la cultura de la pobreza un toque que tiene una resonancia especial en las sociedades de tipo soviético que, como Cuba, tienen instituciones muy exclusivas tales como la famosa Escuela Lenin en las afueras de la Habana. Según Fidel Castro, la selectividad y meritocracia del sistema educacional del país son la causa de que los hijos de los trabajadores y los afro-cubanos se hayan quedado en los niveles más bajos de la sociedad. Castro explica que esto se debe a que “El nivel de escolaridad de los padres, aún cuando se haya hecho una Revolución, sigue influyendo tremendamente en el destino ulterior de los niños.  Y tú ves que los niños cuyos padres vienen de los sectores más humildes, o con menos conocimientos, no sacan las notas necesarias para acceder a las mejores escuelas.  Y eso tiende a perpetuarse a lo largo de decenas de años.  Y, si se dejan las cosas como están, se puede predecir que los hijos de esas personas nunca serán directores de empresas, gerentes, u ocuparán posiciones importantes porque hoy nada puede ser dirigido sin un nivel universitario. Les esperan, en primer lugar, las prisiones.”//21 Según Fidel, el gobierno cubano había empezado a lidiar con el problema en el 2001, cuando empezó a expandir el acceso a la educación superior al establecer un sistema de extensiones universitarias en varias municipalidades, en ingenios azucareros y hasta en las cárceles.  Castro indicó que, por un lado, esta expansión había convertido en estudiantes a personas entre los 17 y 30 años de edad, que no habían terminado la educación secundaria y que no estaban estudiando ni trabajando cuando los reclutaron al programa. Por el otro lado, la expansión también había convertido en profesores adjuntos a miembros del personal administrativo cesanteado de empresas tales como los ingenios azucareros. Según Castro, en el 2005 el número de estudiantes universitarios había llegado a 500,000, de los cuales 90,000 (el 20 por ciento del total) habían sido reclutados a través del nuevo programa.//22 Lo que Castro no mencionó es que este programa se había diseñado, en gran parte, para tratar de lidiar con el problema de desempleo. (Por cierto que durante mi última visita, una ex profesora de la universidad me dijo que se había jubilado recientemente debido al bajo nivel educativo de ese programa)

Aparte de los méritos o deméritos de sus innovaciones educacionales, Fidel atribuye en la entrevista un peso excesivo a la educación para explicar lo que les depara a los marginados en Cuba. Esa es la manera en que Fidel trata de cambiar el tema para no hablar de lo que ha estado sucediendo con la economía desde el desplome de la URSS y del impacto tan inequitativo de las dos economías paralelas que se han establecido en el país, una basada en pesos y la otra basada en divisas. Las palabras de Fidel Castro sobre la desigualdad de la educación, por muy real que ese problema sea, no son más que una manera de evitar hablar sobre el problema de clase y raza y de la desigualdad económica, así como de la desigualdad política que existe en este super jerárquico estado de partido único. Está por verse el impacto que los cambios que se han introducido en la educación superior vayan a tener, primero que todo, en el sistema educacional mismo y, en segundo lugar, en la composición de las capas mas altas de Cuba. Será interesante ver el impacto que un programa no diseñado, ni explícita ni específicamente, para combatir la exclusión racial vaya a tener sobre ésta.

No es posible saber el papel que la raza y la marginalidad vayan a desempeñar en una transición en Cuba. Es muy probable que el desarrollo de la conciencia de raza en Cuba no siga la misma trayectoria que en los EEUU.  Tampoco es posible saber en este momento el tipo de política o el tipo de organización que la resistencia popular vaya a adoptar en respuesta a la probable transición hacia el capitalismo auspiciado por el estado.


Notas:

1 No estaba enterado de esos sucesos antes de mi última visita a Cuba. Ver “An Interview with Samuel Farber. Cuban Reality Beyond Fidel,” Against the Current, 126, enero-febrero 2007, 14-15.

2 En una entrevista con el periódico argentino Clarín (3 de marzo, 2007), Alarcón declaró que “las reformas del compañero Deng Xiaoping en China son muy psitivas para el pueblo chino. Pero tiene que entender estas reformas dentro del contexto de la revolución china.” En la misma entrevista Alarcón señaló que “el mundo ha cambiado y no en un sentido restauracionista, que van a volver los bolcheviques y el modelo soviético como tampoco va a ser el capitalismo descarnado del neoliberalismo. Va a ser un mundo diverso. Y por qué no vamos a copiar nosotros algo de China y Eastados Unidos? Y por qué Estados Unidos no va a adoptar algo de lo bueno que puede tener Irán, Corea o la Argentina? Tienen que haber una pluralidad y dejar que cada uno encuentre el camino. Nosotros lo vamos a buscar dentro de nuestra revolución”.

3 Un análisis detallado de ese panorama aparece en mi artículo “Cuba’s likely transition and its politics,” International Socialist Review, Issue 48, julio-agosto 2006, 43-50. Este artículo apareció publicado poco más de un mes antes de que Fidel Castro dejara su puesto el 31 de julio del 2006.

4 Samuel Farber, “Going Home to Cuba,” Critique (Glasgow, Scotland). No.13, 1981, 138-50, “A Look at Cuba Today,” Changes, julio/agosto 1980 , 13-21, y “Cuba Today & Prospects for Change,” New Politics, VIII, 1, Verano 2000, 164-174.

5 Ver “Busca Cuba frenar a pepenadores de basura,” La Jornada (Ciudad de México), 26 de marzo del 2007, un relato sobre un artículo que había aparecido el mismo día en el semanario regional cubano Tribuna de la Habana.

6 Yailin Orta Rivera y Norge Martínez Montero, “La Vieja Gran Estafa,” Juventud Rebelde, 1 de Octubre del 2006.

7 María Julia Mayoral, ‘”Canibaleo” en las Torres,’ Granma, Lunes, 19 de Febrero del 2007, 4-5.

8 El turismo siguió disminuyendo durante los primeros meses del 2007, con una caída del 7 por ciento en enero y 13 por ciento en febrero en comparación con los mismos meses en el 2006. La temporada del turismo de Cuba comienza en enero y acaba en abril. “Turismo en Cuba sigue declinando por precios y embargo,” envío de Reuters del 14 de marzo del 2007.

9 Andrea Rodríguez, “Expertos cubanos investigan sobre marginalidad,” envío del Associated Press, 8 de diciembre del 2006.

10 Así, por ejemplo, la esposa de un viejo amigo tuvo una colonoscopía mal hecha realizada por un técnico en lugar de un especialista, y sin anestesia porque no la tenían.

11 Pedro Alvarez, director de Alimport, la agencia cubana a cargo de importar alimentos declaró que si el bloqueo de los EEUU fuera eliminado, el comercio de bienes y servicios entre los dos países pudiera ascender a un monto de veintiun mil millones de dólares en cinco años. Esteban Israel (Reuters), “Cuba says US rules limiting food trade,” Washington Post, 28 de marzo del 2007

12 Para fines de marzo del 2007, cuando terminé de escribir este artículo,  todavía no había habido ningún cambio del personal a la cabeza de la UNEAC.

13 De hecho, uno de mis amigos de la Habana me pidió que le encontrara fuentes de investigación en el Internet y que se las enviara por correo electrónico.

14 Un ejemplo de un artículo escrito desde una perspectiva de izquierda de oposición dentro de Cuba es el de Manuel  Paz Ortega (pseudónimo) ‘ “La Batalla de las Ideas” y la Transformación Capitalista del Estado Cubano,”’ IV Online Magazine: IV386, Febrero del 2007.

15 Tal parece que el proceso de fermentación que comenzó en el mundo intelectual y de las artes en enero ha seguido vivo, por lo menos hasta el momento en que se acabó de redactar el presente escrito, como lo sugiere un artículo muy crítico del reconocido arquitecto Mario Coyula que que circuló en Cuba por el email en marzo de este año.  En ese artículo titulado “El Trinquenio Amargo y la Ciudad Distópica. Autopsia de una Utopía,” Coyula afirma que el período más duro de la represión del régimen actual duró quince años, no cinco como Fornet decía, y que las consecuencias se estaban sufriendo hasta hoy día. Coyula va más allá de cuestiones puramente históricas y presenta una perspectiva muy crítica sobre las cosas que se tienen que corregir en Cuba, con un énfasis especial en la cuestión urbana.

16 Alejandro de la Fuente, A Nation for All. Race, Inequality and Politics in Twentieth-Century Cuba, Chapel Hill, N.C.: The University of North Carolina Press, 308, y “Data from the 2002 Population and Housing Census are officially announced,” Granma Digital International, 14 de noviembre del 2005.

17 Un artículo reciente de Henley C. Adams en el Latin American Research Review (Febrero del 2004) documenta con lujo de detalle la relativamente pequeña proporción de negros en el Buró Político y el Comité Central del Partido Comunista de Cuba, así como en el Consejo de Ministros y entre los más altos funcionarios de las Fuerzas Armadas de Cuba.

18 “Controversia. Entendemos la marginalidad?” Temas, 27, octubre-diciembre 2001, 69-96.

19 César González-Calero, “Cuba: Memorias del Subdesarrollo,” El Universal, Lunes, 20 de noviembre del 2006.

20 Ignacio Ramonet, Fidel Castro. Biografía a Dos Voces, Barcelona, España: Random House Mondadori, S.A., 2006, 211, 323-324.

21 Ramonet, 365.

22 Ramonet, 365-67.