Las vueltas
del Argentinazo

 

Reclamaron el esclarecimiento de la muerte de 14 mineros

Los piqueteros duros marcharon a la Plaza

La agrupación de Raúl Castells realizó otro acto paralelo

Por Mariano Pérez de Eulate y Jorgelina Vidal
Diario Clarín, Buenos Aires, 15/07/04

Con un multitudinario acto en la Plaza de Mayo, las organizaciones piqueteras más duras reclamaron ayer el esclarecimiento del incendio en la mina de Río Turbio, ocurrido hace un mes. La marcha fue encabezada por representantes y familiares de los 14 mineros muertos, quienes pidieron el "castigo a los responsables políticos y operativos" de la tragedia.

La movilización fue armada por los piqueteros a pedido de los propios mineros, luego de una serie de reuniones que se iniciaron hace varios días. No participó el Movimiento de Jubilados y Desocupados, del "duro" Raúl Castells, que marchó por la mañana al ministerio de Trabajo, pero sin la presencia de su líder.

El resultado fue que ayer, en la histórica plaza, hubo una suerte de comunión de las consignas que vienen reclamando mineros y piqueteros. Y que, en el caso de estos últimos, van desde el aumento de los planes para desempleados a 300 pesos -hoy son de 150- hasta la amnistía de los dirigentes sociales procesados y el no pago de la deuda externa.

Los únicos oradores fueron los mineros Ramón Páez, Raúl Wanzo (miembros de la comisión provisoria de ATE Río Turbio) y Diego Ibarra.

Los discursos tuvieron un eje común: fueron muy duros contra el Gobierno y, especialmente, con el presidente Néstor Kirchner, quien gobernó Santa Cruz durante una década.

Los piqueteros duros no disimularon sus últimas diferencias: estuvieron casi todas las agrupaciones pero prefirieron concentrarse en distintos puntos del microcentro, convirtiendo el tránsito de la zona en un caos desde el mediodía y hasta pasadas las 17.

Las columnas más numerosas fueron la de la Corriente Clasista y Combativa y la del Movimiento Aníbal Verón. Juntas arrancaron en San Juan y 9 de Julio. El Bloque Piquetero Nacional lo hizo desde el Congreso y, completando un imaginario tridente, salió desde el Obelisco el Frente de Trabajadores Combativos.

Los mineros se pusieron a la cabeza de la gran columna que se formó después de las 14, cuando todos confluyeron en 9 de Julio y Avenida de Mayo y por allí entraron a la plaza. Vestidos con sus mamelucos azules, sus cinturones anchos y sus cascos con lámparas se destacaba ese grupo en un mar de ropa informal y banderas con siglas y consignas.

Junto a ellos, un cuadro con las fotos de los 14 mineros muertos tenía la contundencia de un reclamo mudo, angustiado.

Los líderes piqueteros permanecieron en la segunda línea de la movilización, con sus brazos enlazados y la obvia decisión de dejar, al menos por ese rato, aquellas diferencias a un costado.

La plaza, donde hace semanas acampan ex combatientes de Malvinas, fue vallada en la mitad, a la altura de la pirámide. Se juntaron entre 8 mil y 10 mil personas. Los organizadores exageraron la presencia de 40 mil personas y la Policía Federal calculó 7 mil. Hubo fuerte presencia policial del otro lado de las vallas y en los alrededores de la plaza.

Páez, un hombre de figura pequeña, responsabilizó a los últimos gobiernos nacionales, desde Carlos Menem a Kirchner, por las muertes de sus compañeros. No dudó en ligar al Presidente con el empresario Sergio Taselli, concesionario de la mina carbonífera hasta abril de 2002. A él los mineros le presentaron en su momento varios reclamos para aumentar la seguridad.

Esos reclamos, justamente, sirvieron de argumento para sacarle la concesión a Taselli. Por eso, Páez resaltó que, desde hace dos años, la mina es responsabilidad del Estado nacional. Así, le pegó a Kirchner, al actual diputado nacional Eduardo Arnold, interventor de la mina cuando fue reestatizada, y al hoy secretario de Energía, Daniel Cameron, uno de los que tenía a cargo la tarea de fiscalizar al concesionario.

Wanzo cerró los discursos pidiendo la creación de una comisión independiente que investigue la tragedia y apuntó contra la conducción nacional de ATE y de la CTA de Víctor De Gennaro (expresión de su propia interna gremial sureña), a quien definió como un "burócrata sindical".

Volver