Las vueltas
del Argentinazo

 

Pobreza-Argentina: Los niños primero

Por Viviana Alonso
Inter Press Service (IPS), julio 2004

Buenos Aires.- Mientras gobierno y analistas discuten la veracidad de los datos oficiales sobre disminución de la pobreza en Argentina, millones de niñas, niños y adolescentes siguen viviendo sin suficientes alimentos, educación, atención de salud y hasta vivienda.

"Argentina ha batido un récord histórico: es el único país del mundo donde la pobreza creció más que la población", dijo a IPS el economista Tomás Raffo, del Instituto de Estudios y Formación de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA).

"Mientras en 1970 la población total era de 22 millones, la pobreza afectaba a un millón. Hoy la población es de 38 millones y la pobreza afecta a 18 millones", agregó el economista. Hay ahora 16 millones más de habitantes, y 17 millones más de pobres.

La última medición del Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (Indec) sobre la situación de la infancia es de mayo de 2003, cuando la pobreza afectaba a 73,5 por ciento de los menores de 14 años, 41,2 por ciento de los cuales eran indigentes, en tanto que 64,2 por ciento de los adolescentes de 15 a 18 años eran pobres y, de ellos, 30,8 eran indigentes.

El Indec considera pobres a aquellas familias cuyos ingresos mensuales sólo alcanzan para alimentarse e indigentes a las que ni siquiera pueden adquirir los alimentos indispensables según la edad y actividades de sus integrantes.

De acuerdo con las mediciones de junio de este año, una familia integrada por dos adultos y dos niños debió contar con un mínimo de 250 dólares mensuales para no ser considerada pobre y con 115 dólares por mes para no ser clasificada como indigente.

Según el Ministerio de Salud, cada año nacen 700.000 niños, 11.000 mueren antes de cumplir un año. Seis de cada 10 muertes se deben a causas fácilmente evitables.

Uno de cada dos niños menores de dos años sufre de anemia por deficiencia de hierro. Su desarrollo cerebral resulta afectado y condiciona su capacidad futura para aprender y desempeñarse socialmente.

Con frecuencia, estos niños suelen presentar también retraso en el crecimiento. Los datos oficiales ya lo gritan: 11 por ciento de menores de seis años tiene una talla inferior a la correspondiente a su edad.

En este contexto, la oficina en Argentina del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) lanzó la campaña "Buen comienzo" que se ocupa de recordar a la ciudadanía los derechos de los niños y los cuidados que requieren los menores de tres años.

"La etapa prenatal y los primeros tres años de vida constituyen un período crítico para el desarrollo cognitivo, del lenguaje y de las destrezas sociales y emocionales de los chicos", dijo a IPS Andrés Criscaut, de Unicef.

Cuarenta por ciento de las habilidades mentales del adulto se forman en esa temprana etapa vital.

"'Buen comienzo' es una campaña mediática que apunta a informar y a que la gente tome conciencia de eso", agregó.

La campaña está dirigida a las madres, los padres, y todo los responsables de niñas y niños menores de tres años, "porque 80 por ciento de las decisiones relacionadas con el desarrollo infantil temprano dependen de ellos y tienen una poderosa influencia en su progreso", dijo.

Los alimentos no bastan. Hay que garantizar la seguridad, la confianza, la valoración de las capacidades y características de cada niño, para que pueda crecer emocionalmente, sostenido por vínculos estrechos con sus padres y cuidadores.

En 2003, según el Indec, la pobreza afectaba a 54,7 por ciento de la población total. El 28 de este mes, el Ministerio de Economía anunció que la pobreza cayó en el primer semestre de este año a 46 por ciento (afectando a 15,5 millones de personas), y la indigencia a 16,3 por ciento (5,5 millones).

"Hay más de tres millones de personas que han salido de la situación de indigencia y 2,7 millones que han salido de la pobreza", aseguraba el comunicado oficial, duramente criticado por economistas de distintos sectores.

"El hecho de que el Ministerio de Economía presente un informe sobre pobreza e indigencia significa un avasallamiento de las funciones que corresponden al Indec, el encargado de realizar la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) sobre la que se calculan la pobreza y la indigencia", dijo Raffo.

"Esta es la segunda vez que el ministro de Economía, Roberto Lavagna, repite la triste historia de otros titulares de esa cartera (de gobiernos anteriores) de presentar información estadística relevante desconociendo la que produce el Indec", agregó.

La EPH se efectúa sólo en zonas urbanas habitadas por 93 por ciento de la población total de Argentina, es decir 36,3 millones, por lo cual no se computan datos sobre el siete por ciento restante, que vive en áreas rurales.

El economista llamó la atención sobre la información del Ministerio de Economía y sus divergencias con los datos del Indec, en particular en los que miden la pobreza extrema.

La cartera de Economía arguye que su informe difiere del que efectúa el instituto estadístico porque éste considera sólo 70 por ciento de los planes de subsidios a desempleados efectivamente pagados por el Ministerio de Trabajo, como el programa "Jefas y Jefes de Hogar" que otorga 50 dólares por mes a personas con hijos a su cargo y sin empleo.

Según el Indec, 1,26 millones de personas percibieron esa asignación durante el primer semestre de este año, mientras el Ministerio de Trabajo considera que los beneficiarios fueron 1,79 millones.

"Constituye una aberración estadística, propia de manipuladores, mezclar el resultado de dos bases de información distintas. Más aun cuando una base es una muestra representativa de una población de referencia, como es el caso de la EPH del Indec, y la otra es información de la totalidad del universo de la población", precisó Raffo.

"No hay ninguna razón para suponer, como hace el Ministerio de Economía, que la cantidad de planes que no capta el Indec se destina a personas indigentes", o que "en el supuesto caso de que (esa ayuda) llegue a los indigentes, esos 50 dólares les permitan salir" de la pobreza extrema, cuando el límite de la misma es un ingreso más de dos veces superior a esa suma, "de 115 dólares", dijo.

Por eso, a su juicio, lo sensato es ceñirse a las mediciones del organismo encargado de hacerlas, el Indec.

"La última información disponible para el segundo semestre de 2003 indica que la pobreza afecta a 47,8 por ciento de la población y la indigencia a 20,5 por ciento". Esos porcentajes en la población total arrojan 18,3 millones de pobres y 7,8 millones de indigentes.

La asistencia especialmente concebida para la infancia, explicó Raffo, es el programa de Asignaciones Familiares, que sigue vigente.

"Ese programa otorga a cada jefe de familia una retribución mensual del orden de los 7 a los 10 dólares por hijo, según la zona geográfica, pero esto siempre que el beneficiario esté inscripto en la seguridad social", apuntó.

"Dado el desastre del mercado de trabajo, donde sólo 35 por ciento de la fuerza laboral es asalariada formal, los menores cubiertos por este programa no llegan a 30 por ciento" del total, sostuvo Raffo.

Pero los padecimientos infantiles no terminan en la falta de alimentos, vestido, medicamento y vivienda.

El trabajo infantil, prohibido por ley en Argentina, afecta a 12 por ciento de la población menor de 14 años en centros urbanos, según el Indec.

Aunque no hay datos sobre los salarios que perciben niñas y niños que trabajan, "se asume que son trabajadores clandestinos, en negro y precarios", dijo Raffo.

"Existe información acerca de que 50 por ciento del conjunto de trabajadores en negro cobra un sueldo no mayor a 50 dólares mensuales, y se estima que la totalidad de los menores ocupados están en esta situación" de ingresos, aseveró.

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