Las vueltas
del Argentinazo

 

Algunas ideas sobre la ecología profunda, la pobreza, la lucha de clases y la recolonización imperialista. Un debate con los ecologistas.

¿Al servicio de quién debe estar la naturaleza?

Por Marcelo García, agosto 2004 (*)

En este mundo dominado por los imperialismos, a los que se debe comprender como etapa superior del capitalismo, se hace cada más necesario profundizar sobre algunos conceptos vinculados a la naturaleza, su defensa y al servicio de quién deben estar los recursos naturales existentes en el planeta tierra.

Para aquellos que entendemos a la sociedad como una puja constante y dinámica entre clases sociales, tal lo plantea la interpretación marxista de la realidad, es de vital importancia considerar esta premisa a la hora de introducirnos en la cuestión ecológica y a partir de allí toma relevancia la siguiente pregunta: ¿al servicio de quién debe estar la naturaleza?.

Teniendo como punto de partida la puja existente entre las clases sociales se debe considerar que el actual mundo capitalista, conducido por los poseedores de los medios de producción, se encuentre en una crisis que probablemente sea terminal y así se comprende la profundización de la explotación de la fuerza de trabajo del hombre y a la vez la de los recursos naturales en general, como así también la concentración de la riqueza y la expansión de la pobreza.

La proliferación del consumismo y el intercambio desmedido de bienes manufacturados han llevado al planeta a un límite peligroso para su existencia, tanto en lo que respecta a la contaminación ambiental como a la utilización y destrucción de riquezas naturales.

La famosa frase planteada por Rosa Luxemburgo se pone al orden del día, o se construye un sistema social equitativo, justo, equilibrado y sustentable o la destrucción puede convertirse en inevitable. Es por eso que hoy más que nunca está al orden del día la dicotomía de “Socialismo o Barbarie”.

De continuar avanzando el imperialismo en su alocada de carrera por la supervivencia, el panorama de la humanidad esta cernido a la destrucción progresiva, tanto del hombre como de la naturaleza. Este horizonte lejos esta de transformarse en una visión apocalíptica, sino que por el contrario intenta mostrar la senda transitada y los profundos cambios que se deben realizar para evitar continuar avanzando en la degradación del planeta.

Es necesario resaltar un aspecto esencial y es el de la preservación del hombre en su convivencia armónica con la naturaleza. De nada serviría resguardar la naturaleza a cualquier precio si esta no esta al servicio del hombre y tampoco es posible sobreexplotar la naturaleza para conquistar la subsistencia del ser humano sin preservar el hábitat natural[i].

Los ecologistas, la profundidad y su disyuntiva capitalista

A partir de la perspectiva planteada anteriormente se hace necesario introducir el debate en el ámbito de los ecologistas en general y en particular de aquellos que defienden la naturaleza en la región patagónica de la Argentina.

Esta parte del artículo se originó a partir de las declaraciones recientemente efectuadas por un ecologista residente en la localidad de Epuyén, en la provincia de Chubut. Lucas Chiappe es integrante del denominado Proyecto Lemu y en el marco de la presentación de un proyecto de ley provincial para evitar la enajenación de los bosques fiscales realizó una encarnizada defensa de la “ecología profunda” que efectúa el barón ecológico Douglas Tompkins.

En la edición del diario El Patagónico del 15 de agosto de 2004, Chiappe enfatizó que “no hay que meter a todo el mundo en la misma bolsa porque a veces escucho hablar barbaridades de Douglas Tompkins y yo sé el trabajo de conservación que está haciendo. Además, es el único extranjero que compró tierras y se las donó al Estado; ese es su objetivo final y no hay que mezclarlo con Benetton o Lewis”.

Luego agregó: “en estos momentos hay una especie de patrioterismo, pero hace 10 o 20 años nadie hacía nada. De pronto todos los extranjeros son malos y los argentinos somos buenos, pero tenemos que darnos cuenta de que a los piratas más grandes los tenemos acá”.

Que significan los dichos de este ecologista que ha realizado loables salvaguardas del medio ambiente patagónico, y que no son para nada despreciables. En realidad Chiappe hace una defensa profunda de las compras de grandes extensiones de tierras por parte del magnate estadounidense Douglas Tompkins, quien fundamenta la adquisición de miles de hectáreas para preservarlas del avance destructivo del hombre.

Para poder comprender mas exhaustivamente quien es Tompkins y su historia en lo que ha adquisición de tierras se refiere ver los artículos “Tierras patagónicas, pieza clave de la nueva colonización”, “Douglas Tompkins y su reinado patagónico” y “El amo de los ríos y los esteros mesopotámicos”, publicados en agosto de 2004 por www.argenpress.info, www.rebelion.org y www.lafogata.org.

En una entrevista radial que le realizara a Chiappe[ii], en lo que fuera la presentación del libro “La Patagonia de pie. Ecología versus negociados”[iii], él hizo una encumbrada defensa de Tompkins y no dudó en afirmar que prefría que la conservación de los espacios naturales la efectuaran personajes extranjeros.

Las declaraciones de Chiappe contienen una faceta de realidad e inmenso nivel de gravedad. Por un lado es muy cierto que de nada sirve cuestionar a los supuestos conservacionistas extranjeros si los recursos naturales y las tierras van a quedar en manos de terratenientes locales o de capitales concentrados de origen vernáculo.

Aunque también es muy cierto, y aquí radica el peligro de sus dichos, que la entrega a extranjeros el cuidado y la conservación de grandes extensiones de nuestro territorio termina significando, en el marco de este mundo capitalista descrito anteriormente, en la liquidación de recursos naturales amplias parcelas de tierras a personajes que -como en el caso de Tompkins- plantean alternativas ecológicas que contienen un amplio grado de complicidad con los intereses imperialistas.

Ese tipo de desviación ecológica propone una cierta preservación “extrema” de la naturaleza y en algún punto se plantea la dependencia del hombre respecto de su entorno natural.

Arne Naess y George Sessions crearon en 1984 ocho principios que definen la plataforma básica del movimiento de Ecología Profunda, allí  enumeraron: “el florecimiento de la vida posee un valor intrínseco; la riqueza y diversidad de las diferentes formas de vida contribuyen a la realización de estos valores; y los seres humanos no tienen el derecho a disminuir esta riqueza, excepto cuando se trate de necesidades esenciales. El hombre  está interfiriendo en forma excesiva con la vida no humana, y el florecimiento de la vida requiere de una sustancial disminución de nuestra población. La política de acción del ser humano frente a la naturaleza debe cambiar y estos cambios tendrán consecuencias en el ámbito económico, ideológico y tecnológico. El cambio en la ideología consistirá en adoptar una nueva forma de apreciar lo que es la calidad de vida”[iv].

Retornando a las declaraciones de Chiappe, éste sostiene que Tompkins adquiere grandes reservas naturales que luego “dona” al Estado nacional. Esta situación contiene una dualidad muy grande y así lo expresó la diputada santacruceña Judith Forstmann quien explicó que “se busca que una persona jurídica extranjera compre inmensas y bellísimas tierras, dándole la tenencia precaria a la Fundación Vida Silvestre y el destino final sería la Administración de Parques Nacionales para generar el primer Parque Nacional Marino. Al usar la figura de fideicomiso evita cumplir con una serie de requisitos para que la Superintendencia Nacional de Fronteras le de la conformidad previa”.

Luego reveló el ardid: “el fideicomiso  establece que si en tres años no se genera el parque marino o se estima que la Administración de Parques Nacionales no hizo sus mejores esfuerzos, las tierras de las estancias Monte León y Dor Aike volverían a propiedad de Patagonia Land Trust para generar un parque privado u otro”.

Existen dos aspectos que son centrales a la hora de comprender este debate. Por un lado habría que preguntarse y también plantearse si antes de posibilitar la llegada de personajes de la talla de Tompkins no habría que exigirle al Estado nacional y los Estados provinciales que se encarguen de las tareas conservacionistas necesarias para que la naturaleza no sea depredada. Pero lamentablemente esta no parece ser una de las preocupaciones principales de Chiappe.

Ahora bien, el ecologista radicado en Epuyén considera propicio el arribo de conservacionistas extranjeros y entiende que así se logra el cuidado de las bellezas naturales, pero no pone el mismo énfasis en una faceta que debe ser una pieza esencial a la hora de planificar la conservación del medio ambiente como lo es la elevación de la calidad de vida del hombre y para eso es necesario combatir la pobreza, la desocupación, la explotación del hombre por el hombre y revertir la imposibilidad de desarrollo intelectual del ser humano. Si el medio ambiente y el cuidado de la naturaleza no están a favor del hombre, y esencialmente del pueblo y la clase trabajadora, de nada vale.

Es imposible concebir la preservación de la naturaleza si el fin no está circunscripto al aprovechamiento y el disfrute del pueblo y los trabajadores. Por citar tan solo un ejemplo: de qué sirve la protección de un parque nacional si el mismo no puede ser disfrutado y visitado por los sectores que en este mundo capitalista están signados por la pobreza, la desocupación, la superexplotación horaria en los lugares de trabajo, a la contaminación en sus lugares de trabajo, etc. De nada serviría ese espacio natural si tan solo estuviera destinado a terratenientes domésticos, magnates extranjeros o acaudalados turistas internacionales.

De la misma manera en que se protege la naturaleza se debería luchar contra la inacción del Estado o la concreción de políticas entreguistas que hunden a amplias capas sociales en la pobreza, la miseria y la desocupación, aunque la gran tarea es cambiar el sistema capitalista por otro socialista. Es imposible preservar el medio ambiente si de manera conjunta no se le da un objetivo social y esa búsqueda debe estar orientada a eliminar las desigualdades y crear un mundo mas justo, digno de ser vivido y en el que los hombres y la naturaleza vivan en equilibrio constante.

Notas:

(*) Integrante del programa radial autogestionario El cielo por asalto de Comodoro Rivadavia, miembro del grupo Economistas de Izquierda (EDI), miembro del Consejo Editorial de la revista Marxismo Vivo e investigador del Centro Regional de Estudios Económicos de la Patagonia Central (CREEPaCe). Dirección electrónica: subrodo25@hotmail.com.

[i] Ver los artículos “Manifiesto ecosocialista” elaborado por Joel Novel y Michael Löwy (publicado por www.rebelion.org el 9 de junio de 2002), y “El concepto de ecología social” de los autores Eduardo Gudynas y Graciela Evia (publicado por www.ambiental.net el 9 de agosto de 2004).

[ii] Reportaje radial efectuado en agosto de 2004 en el programa “El cielo por asalto” emitido por FM Klara de Comodoro Rivadavia, en el que participó además el ambientalista del Movimiento Antinuclear Chubutense, Javier Rodríguez Pardo.

[iii] Curiosamente dicho libro, que además de la presencia de Chiappe cuenta con la participación de otros reconocidos ecologistas y periodistas de la región patagónica, contó con el apoyo económico de la fundación Deep Ecology, que paradójicamente es una de las varias fundaciones ecologistas creadas por Douglas Tompkins. Este dato para nada busca desprestigiar la valía de la publicación que relata casos de defensa del medio ambiente donde el pueblo del Chubut fue un vital protagonista, tal es caso de lo acontecido con el intento de instalación de una mina de oro en Esquel o las movilizaciones para evitar la puesta en marcha de un basurero nuclear en la localidad de Gastre. Al resaltar este elemento se confirma la relación de Chiappe con Tompkins.

[iv] Ver la entrevista realizada a John Seed, uno de los fundadores del movimiento de la ecología profunda, por Andrea Munizaga, titulado “La defensa de la naturaleza, ya no es altruismo, es autodefensa”.

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