Argentina

 

Elecciones legislativas

Por un acuerdo electoral de la izquierda socialista obrera

Por Isidoro Cruz Bernal
Socialismo o Barbarie, periódico, 04/03/05

El año que se ha iniciado tiene un claro carácter político. Aunque sea por el solo hecho de que están pautadas elecciones nacionales durante su transcurso. Sin embargo, la salida del default (que retoma la hipoteca imperialista sobre la Argentina), las repercusiones que continúa teniendo Cromañón y las luchas salariales que se vienen dejan a la vista que este año, aunque probablemente el gobierno de Kirchner continúe todavía dominando el centro de la escena, vamos a ser testigos y protagonistas del comienzo de sus dificultades. Una vez acabadas las ventajas del “respiro” financiero dado por el default (a lo que hay que sumar las luchas de los ocupados contra el techo salarial del gobierno), hay que ver si Kirchner puede sortear los obstáculos con la relativa “solvencia” que ha tenido hasta ahora. Los socialistas del MAS apostamos y peleamos para que el gobierno empiece a perder y a que sean los trabajadores los que empiecen a ocupar el centro de la escena política nacional. Dentro de esa pelea general, pensamos que las elecciones de este año son un momento muy importante.

Porqué un acuerdo electoral

La izquierda revolucionaria puede hacer dos cosas: ir separada a la arena electoral y, de hecho, dirimir allí una parte de sus relaciones de fuerza internas, o intentar alguna clase de acuerdo posible, más allá de las diferencias políticas.

Desde el MAS creemos que sería un factor progresivo que la izquierda socialista obrera hiciera una presentación electoral conjunta. Nos referimos, concretamente a un acuerdo entre el PO, el PTS y nuestro partido.

En principio, no están en nuestra expectativa los compañeros del MST. Estos parecen dispuestos (ambas fracciones internas, la 1 y la 2) a seguir subordinándose no solo al último capítulo de Izquierda Unida (con Vilma Ripoll como candidata a diputada por la Provincia de Buenos Aires) antes de que el PC se vaya con el centroizquierdista “Encuentro de Rosario”. Sino también, a seguir recorriendo pasos en esa dirección, aprobando la continuidad del acuerdo con el Partido Socialista en la Provincia de Buenos Aires.

Aún así, aunque sin poner expectativas, llamamos a los compañeros a que terminen de una vez con su subordinación a la estrategia frente populista del PC y a luchar conjuntamente por un acuerdo electoral de la izquierda socialista obrera.

Hablamos, sin diplomacia, de un acuerdo electoral y no de alguna fórmula más edulcorada y ambigua “al gusto del consumidor” (como un “frente de izquierda” o la supuesta formación de un PT) por una serie de razones.

Los partidos de la izquierda socialista obrera enfrentamos la siguiente contradicción. Por un lado tenemos distintos programas y visiones estratégicas (hasta de lo que es el socialismo) y, naturalmente, también distintas políticas cotidianas. Por otro lado la actuación específica en el terreno electoral muchas veces aconseja (y creemos que hoy es el caso) trabajar mediante la táctica del frente único. Si hubiera que esperar a tener acuerdos estratégicos para poder hacer un acuerdo electoral, éste no podría llevarse a cabo nunca. También tenemos la experiencia, especialmente en el primer tramo de los años 90, de algunos frentes entre trotskistas que, para darle una apariencia de consistencia ante su electorado, inventaban esos acuerdos estratégicos. Por supuesto esas “perspectivas comunes” eran simplemente un papelito que se convertía en cenizas cuando los intereses (legítimos) de cada corriente empezaban a terciar. La aparente “unidad principista” se deshacía rápidamente.

Los socialistas del MAS creemos que, en esta coyuntura, no sería constructivo que las fuerzas de la izquierda socialista obrera siguieran cada una atrincherada en su posición y área de influencia. Tampoco es un camino progresivo hacer uno más de esos frentes ficticios como los que describimos más arriba, al tiempo que hoy no están dadas las condiciones reales (como planteamos en los momentos más álgidos del “argentinazo”) para ir a un movimiento o partido de trabajadores.

Por lo tanto, proponemos hacer un acuerdo electoral entre esas fuerzas alrededor de una serie de ejes inmediatos y elementales para esta coyuntura que permitan marcar una presencia distinta, de clase, en las próximas elecciones. Lo que al mismo tiempo tiene hoy un importante “valor agregado”: dar batalla y delimitarnos del engendro frente populista que se intenta poner en marcha detrás del ya comentado “Encuentro de Rosario”.

Creemos que podemos ponernos de acuerdo en una delimitación tajante en contra del gobierno de Kirchner y del FMI, así como levantar reivindicaciones obreras como la lucha por aumento de salarios y la jornada laboral de 6 horas o la pelea democrática para que haya castigo a los responsables de Cromañón. En lo que no alcancemos a ponernos de acuerdo, somos partidarios de que cada componente del Acuerdo lo agite como crea más conveniente y de forma independiente. La idea de un acuerdo electoral implica que ningún partido pierda sus rasgos propios ni enajene su derecho a la existencia en aras de la unidad. También trata de evitar las “expectativas de continuidad” que los frentes oportunistas que ha hecho la izquierda despiertan en la vanguardia obrera y popular. Expectativas que, por su propia estructura, esos frentes nunca dejan de decepcionar.

Dos cuestiones importantes

El último tramo de 2004 y el inicio de este año ha mostrado una serie de importantes conflictos obreros que, en varios casos, terminaron en victorias. Sin duda, el proceso más progresivo, por sus componentes de independencia, democracia sindical y combatividad, es el del cuerpo de delegados de Subte en Capital. Los socialistas del MAS creemos que, de darse un Acuerdo Electoral como el que proponemos, las diversas expresiones que lo compongan deberían aportar su legalidad para que los activistas representativos de los nuevos procesos obreros de lucha (así como de los movimientos de desocupados), puedan ser candidatos por la izquierda revolucionaria. Esto nos parece especialmente pertinente respecto al proceso que se ha dado en Subte, pero no excluimos discutirlo en relación a algún otros casos en otras partes del país. Incluso más: en la Capital Federal todas las corrientes de la izquierda socialista y obrera deberíamos poner nuestra legalidad a disposición de que el Cuerpo de Delegados del Subte y / o alguno de sus integrantes se postule al frente de una lista clasista y de izquierda.

La segunda cuestión que queríamos tomar es el planteo de Jorge Altamira en Prensa Obrera del 24-2-05. El compañero Altamira ha propuesto hacer una elección interna de la izquierda para decidir las candidaturas. Esta elección interna se plantea para todos los distritos del país, pero, en lo más inmediato, en Capital, argumentando esto a partir de la situación de crisis abierta por Cromagnon. En palabras de Altamira: “Para armar las candidaturas para la confrontación política electoral, la mejor vía es una elección interna en la que puedan participar partidos y grupos de la izquierda y todos los movimientos de lucha, sin discriminación. La elección interna servirá para dirimir democráticamente las candidaturas y será un factor de movilización política. La elección interna es una vía hoy para superar el faccionalismo y la atomización en el campo de los luchadores”.

Debemos decir que, pese a compartir la preocupación por hacer propuestas unitarias concretas, la de los compañeros del PO nos resulta poco apropiada por las razones siguientes.

En primer lugar, la forma más apropiada para llegar a un Acuerdo Electoral es el consenso. Esto es, explorar en base a aquello en lo que podamos acordar y en lo que no, dejar en libertad de acción a cada corriente.

En segundo lugar, medir la influencia de cada corriente a través de una elección interna nos parece poco productivo. La influencia electoral que tiene cada una de las corrientes es un dato de público conocimiento. Si alguna de esas corrientes intenta exagerar esa influencia sólo evidencia que, simplemente, intenta maniobrar para no hacer ningún acuerdo y, al mismo tiempo, quedar bien ante su base echándole la culpa a las otras organizaciones.

En tercer lugar, una elección interna no nos parece la mejor vía para “superar el faccionalismo” sino, por el contrario, para lo exactamente opuesto: llevar la mayor dosis de faccionalismo al interior del acuerdo. En una interna, y esto lo saben al dedillo los partidos patronales, se inscribe en el padrón y se lleva a votar a cualquiera. Los parámetros de cualquier relacionamiento sano entre las corrientes que componen el acuerdo se pierde muy pronto.

En cuarto y último lugar, una elección interna implica darle un peso cualitativamente mayor a los movimientos de desocupados en relación a los trabajadores estructurados. Si esta versión “piqueterista” de entender la unidad de la izquierda podía ser discutible en el momento de mayor auge de las movilizaciones de trabajadores desocupados, hoy día resulta claramente incorrecta.

Los socialistas del MAS estamos dispuestos a discutir cualquier propuesta seria de reagrupamiento con vistas a las elecciones. Reiteramos nuestra propuesta: acuerdo electoral de la izquierda revolucionaria para poder marcar una presencia de clase en la escena política nacional. Un acuerdo a partir de los consensos posibles entre sus componentes que permita potenciar al conjunto sin que nadie tenga que renunciar a su propia perspectiva.

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