Argentina

 

Redoblar la apuesta para el 16 de septiembre

Por el derecho a la protesta y el salario

Editorial de Socialismo o Barbarie, periódico, 09/09/05

El gobierno está en campaña. Pegando a “derecha” e “izquierda” pretende afirmarse para pasar de ser el gobierno con el trauma de una débil legitimidad de origen (el famoso 22%), a un gobierno “mayoritario”. Esto es, una amplia votación nacional que sirva al objetivo planteado (desde el comienzo mismo de su gestión) de volver a hacer de la Argentina “un país normal”. Pero si bien está claro que tuvo que bajarse de su inicial pretensión de hacer de la votación del 24/10 un “plebiscito”, todavía pretende alzarse con una amplia votación.

A nuestro modo de ver, está claro que el gobierno va a ganar las elecciones. Pero no hay que anticiparse: las elecciones pueden resultar en un “fallo dividido”: esto es, hay que ver de manera efectiva y concreta cual es el resultado electoral para evaluar el éxito contundente o no del gobierno en esta jugada. Porque la dura pelea con el duhaldismo en Provincia de Buenos Aires, así como las dificultades para ganar en la Capital Federal, Santa Fe o Mendoza, pueden significar un límite a sus objetivos.

Esto mismo y la situación más de conjunto, es lo que explica que un día el gobierno “cierra” la Plaza de Mayo y otro debe anunciar que la va a “abrir”; sigue reflejando la relación de fuerzas entre las clases más de conjunto, que no se ha terminado aún de cerrar completamente a favor de los capitalistas. Y también, el temor de perder votos tanto por “derecha” como por “izquierda”.

No hay que conformarse con que ahora haya “abierto” la Plaza para la marcha contra Bush. Hay que ir hasta el final, garantizando el incondicional derecho a la protesta y el triunfo de las actuales luchas en curso.

Un gobierno burgués “normal”

Específicamente, ¿por qué quiere el gobierno alzarse con un triunfo electoral contundente el 24/10? El objetivo de K es terminar de “normalizar” la situación del país: pretende que estas elecciones sean el moño al trabajo iniciado por su antecesor y actual “archi-enemigo” Duhalde: hacer de la Argentina un país capitalista normal, cerrando definitivamente el proceso abierto en el 2001. Esta es la “lógica”, la “racionalidad” que está detrás de toda su acción.

Al mismo tiempo, esto mismo implica objetivos que van mas allá de las elecciones mismas: el salir fortalecido para descargar una ofensiva redoblada para resolver problemas pendientes económicos, políticos y sociales. Económicos: el acuerdo con el FMI, el aumento de las tarifas de la privatizadas, seguir sosteniendo un gran superávit fiscal que permita mantener un dólar alto para sus amigos exportadores, mantener “planchado” el salario. Políticos: la relegitimación de las instituciones, seguir maquillando la Corte, la recepción con bombos y platillos del carnicero Bush en Mar del Plata (K como garante de la estabilidad regional) sólo una semana después de las elecciones mismas. Sociales: abortar el actual proceso de reorganización independiente de sectores de vanguardia de trabajadores a izquierda de la CGT y la CTA, liquidar a los movimientos combativos de trabajadores desocupados.

En síntesis, como objetivo de fondo, el gobierno de K pretende acabar con los elementos de “anormalidad” que ha debido soportar como producto de haber sido algo así como el bastardo “hijo burgués del Argentinazo”, transformándose en un gobierno burgués normal.

Derecho de huelga y movilización

En este camino, el gobierno ha introducido un nuevo “condimento” (estructural): está buscando pisotear derechos democráticos elementales. Pretendía cuestionar la marcha contra Bush del 9/9, porque para el arribo de éste “faltan meses” y “nada tiene que ver esta visita con la vida política del país”... Al mismo tiempo, largó la campaña del supuesto grupo islámico “Jamaat Tabligh”, como para ir condicionando la amplia movilización de repudio a éste que se está preparando en Mar del Plata para Noviembre.

¿Quién se cree que es Kirchner para vulnerar el derecho a un reclamo político o social? Esto es totalmente antidemocrático, no se lo puede dejar pasar. A los movimientos “piqueteros” no se los deja entrar en la Plaza de Mayo, porque “van a acampar”. A los trabajadores del Garraham, se los aprieta supuestamente porque “lesionan los derechos del niño” que el gobierno dice defender. A los docentes universitarios, se los impulsa a levantar por los medios su paro “porque están poniendo en riesgo el año lectivo”. Y así de seguido. Cuanto cinismo, cuando es el propio mentiroso y ladino K con sus pagos sin antecedentes al FMI, el que desfinancia la educación, la salud y apuesta concientemente a que quede un tendal de desocupados en el país que tire para abajo toda la escala salarial de los que tienen trabajo.

En síntesis: se pretende que en la Argentina no haya el elemental derecho a la protesta social, a la huelga, a la movilización. Si hasta en la archi reaccionaria Constitución Nacional figura el artículo 14 bis que establece explícitamente el “derecho a la huelga”.

La derecha burguesa de López Murphy y Macri, así como el “centro” de Carrió, cacarea contra el “hegemonismo” de Kirchner. Algo de eso hay. Para que quede claro: nuestro reclamo democrático es de clase: no se trata de el de ellos, que quieren espacio para armar una traposa “alternancia” burguesa que fortalezca la democracia de ricos.

Pero, efectivamente, el gobierno pretende afirmarse a costa de conculcar derechos que son básicos no sólo de una democracia de trabajadores, sino incluso de la falsa y engañosa democracia de los ricos. Y que es lo que la diferencia de una dictadura hecha y derecha: el derecho de huelga, de asociación, de reunión, de movilización, que es lo que debe interesar defender a los trabajadores y la juventud.

Insistimos. No se lo puede dejar pasar. Hay que poner en pie una gran lucha y campaña por el derecho de huelga, movilización y por el salario y el trabajo.

Recordando a Margaret

Este ataque al derecho a la protesta no se lo puede dejar pasar. Aunque existe una inmensa distancia entre un caso y el otro, nos vuelve a la memoria el caso de Inglaterra hoy luego de Margaret Tatcher. En ese país, luego de la gran oleada de luchas de la década del ’70 y las derrotas impuestas por la propia Tatcher en los ’80, el derecho de huelga fue “reglamentando”. ¿Que quiere decir esto?

Prácticamente se regimentó tanto las huelgas, que llevarlas a cabo requiere toda una serie de pasos administrativos y burocráticos que le quitan toda fuerza y eficacia: hay que hacer elecciones por voto secreto de todos los afiliados para decidir una medida; luego pedir una autorización; finalmente, pasan tantas semanas o meses que, cuando se hace la huelga, de tan anunciada, no tiene ninguna fuerza.

Es esto lo que –en un sentido– quisiera (palabras mas o menos) el gobierno de K y la mayoría de la patronal detrás de el: no lo podemos dejar pasar. Hay que derrotar el plan “tatcheriano” y antidemocrático de K hacia las luchas sociales.

El rol de burócratas y quintacolumnistas

Junto con el pretendido ataque frontal a elementales derechos a la protesta, el gobierno cuenta con otras herramientas: los burócratas de la CGT y la CTA y los “quintacolumnistas”, que le sirven a su objetivo de separar cada lucha y reventarlas por separado.

Sobre la CGT y CTA, hay en la vanguardia luchadora quienes parecen tener una confusión.

No se puede tratar nunca de que el centro de nuestra política sea la “exigencia”. Como ya hemos señalado desde estas páginas, esto no puede dejar de ser puramente táctico: no se puede simplemente sentarse a esperar que los burócratas enfrenten al gobierno del cual son parte. En todo caso, para eventualmente “obligarlos” a tomar una medida de lucha, el centro estratégico de la acción de los sectores combativos, siempre debe pasar por impulsar la organización y coordinación independiente. Lamentablemente, esto es precisamente lo que no se logró hasta ahora hacer consecuentemente desde el Garraham.

Ya hemos señalado que ha sido un error darle tanto lugar a Michelli (ATE Capital) a lo largo de la huelga del Garrahan. Este trabajo todo el tiempo por el “apaciguamiento” y la apuesta a un “impasse” de la lucha sin nada a cambio. Sólo ha buscado socavar la heroica lucha en curso, cuando no anduvo bombardeándola desde los medios. Es que para la CTA un triunfo debido a la lucha consecuente y decidida (y llevada a cabo democráticamente mediante asambleas), podría causar un tremendo contagio en todo el gremio.

Pero junto con Moyano y De Gennaro, hay otros “aliados” del gobierno: se trata de los “quintacolumnistas”. En la guerra, se llama quintacolumnistas a los que trabajan detrás de nuestras filas para el enemigo.

Este es el rol que ha venido teniendo el MTD Da Funccio. Días atrás se cortó solo montando un show mediático en el que anunció que daba una “tregua” al gobierno, levantando unilateralmente las medidas de lucha. Todo para obtener una “mesa de negociaciones” para su movimiento, dejando “en banda al resto”.

En este caso se trata de una organización que tiene, llamativamente, muchos medios a su disposición, que nunca ha tenido una posición de independencia de clase, frente a Kirchner. Ahora parece pretender un sucio acuerdo por migajas, para su solo beneficio.

Pero no. No se trata de que cada sector arregle por su lado a cambio de un plato de lentejas. Se trata de enfrentar los ataques del gobierno de conjunto y no venderse al mejor postor; se trata de la lucha por imponer las reivindicaciones legitimas de ocupados y desocupados.

Ataque a la izquierda

En este contexto, el gobierno ha descargado un ataque contra los sectores de la izquierda más consecuentes, es decir, contra las corrientes que se reivindican de la tradición política del socialismo revolucionario, el “trotskismo”.

Sí. Porque efectivamente, mas allá de las diferencias con compañeros de partidos como el MST, PO o el PTS, de conjunto no solo hemos adquirido un peso de importancia en la vanguardia en el país (hasta cierto punto, por encima de las corrientes que vienen de la tradición de izquierda “estalinista”, el PC y la CCC). Sino que, en general, mas allá de toda una serie de problemas, se conserva una tradición de independencia frente a los gobiernos patronales.

El gobierno K, cual “jóvenes de la JP”, cínicamente, ahora se dedica a atacar a la “ultraizquierda”... que le haría “el juego a la derecha”. Todo esto no es más que una sucia puesta en escena: porque el que llevan adelante los principales intereses del imperialismo y la patronal en el país es precisamente el gobierno K. Un gobierno burgués y patronal hecho y derecho.

De ahí que la pretensión no es sólo acallar la protesta social y vulnerar el elemental derecho a la huelga y la movilización, sino también poner en pie una campaña de deslegitimación de la izquierda alrededor de las elecciones. En esta falsa y sucia “democracia” de los ricos, donde el pingüino K y la pedante Cristina están todo el día en cadena nacional; y donde a todos los efectos prácticos, la izquierda no puede acceder a los medios de comunicación de masas (no existe el mínimo derecho al acceso igual a los medios), se quiere deslegitimar a la izquierda por la vía de “van a ver que pocos votos van a tener en las elecciones”. No se trata mas que de otra sucia trampa y campaña de K.

Una pelea abierta con nuevos elementos

La apertura de la Plaza para la marcha del viernes 9 muestra que estamos en una pelea abierta. No quiere decir que no la vuelvan a “cerrar” para la Marcha Federal del 16. Pero el criterio metodológico es que nunca hay que anticipar el balance de las peleas en curso a su propio desenlace. Nada está decidido de antemano: cuando se está en la pelea, se trata de darla y luego, con el resultado, sacar los balances correspondientes.

¿De qué peleas se trata en esta coyuntura? De las peleas por el salario como en el Garrahan o los docentes universitarios; del aumento de los planes sociales de los desocupados; por el derecho a la protesta; por el repudio de masas a la “visita” de Bush. Y también (en el terreno “superestructural”), el propio resultado electoral.

Para esto mismo, hay que golpear todos juntos. Se trata de hacernos fuertes en el reclamo democrático, que puede ser tomado por sectores que va más allá de los que luchan; de levantar un pliego único de reivindicaciones: no puede ser que cada lucha se resuelva por separado; de garantizar que la marcha del 16/9 sea realmente “federal” como se ha planteado: o sea, una gran movilización masiva que ponga sobre la mesa los reclamos que venimos señalando. Y que este rodeada de la más amplia unidad de acción que se pueda lograr: esto es, una movilización de masas que le tuerza el brazo al gobierno, obligándolo a atender los reclamos en curso.

A su vez, hay que señalar que en el terreno de las luchas, en las últimas semanas se han sumado una serie de elementos nuevos.

Las grandes movilizaciones educativas en Córdoba, así como la seguidilla de conflictos salariales triunfantes en esa provincia, son un elemento de importancia que pueden estar marcando la recuperación de una importantísima provincia de gran tradición de lucha y que en los últimos años venía muy atrás.

Esto mismo está mostrando que a diferencia del “patrón” de los últimos años, no todas las luchas de importancia se desarrollan a iniciativa o estrictamente en el “centro” del país. Hay las de importancia que vienen desde el interior.

Junto con lo anterior, está el caso de la entrada en la lucha de otro actor de inmensa importancia y que estaba ausente: el movimiento estudiantil universitario. Ha sido el caso de la universidad del Comahue, que a fines del año pasado logró parar la Ley de Educación Superior en esa universidad. Y ahora el actual proceso de movilización masiva en la Universidad de Córdoba, así como la extendida toma de facultades en el interior del país y también en la UBA.

El ingreso en la lucha del estudiantado universitario (siempre sensible, además, a los problemas democráticos) sería de enorme importancia para parar la pretendida ofensiva del gobierno y sumar otro componente a la reorganización independiente de los explotados y oprimidos.

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