Argentina

 

Los petroleros y el 24 de Marzo

¡No bajar la guardia!

Socialismo o Barbarie, periódico, 25/02/06

“La Gendarmería se tiene que ir, la brigada debe terminar con las amenazas y los burócratas del sindicato deben respetar el mandato de los trabajadores. Denunciamos la militarización de las áreas petroleras enviando la Gendarmería a los pozos y el riesgo en cuestiones de seguridad que esto implica para los trabajadores. También denunciamos sobre el accionar mafioso de la brigada de investigación, típico de la dictadura militar, que en autos sin patente, días atrás levantó de su casa y frente de su familia, a uno de los delegados para llevarlo a un galpón de Vialidad con el objetivo de amedrentarlo e incriminarlo, como en los más oscuros días de nuestra historia” (Boletín de los trabajadores petroleros “Las Heras en lucha”).

Acabamos de realizar una importante movilización en Buenos Aires (y otras provincias) en apoyo a la lucha de los compañeros de Las Heras. Simultáneamente, se realizó la marcha en la propia Las Heras para la cual viajó una representativa delegación de dirigentes obreros y de la izquierda, entre los cuales se encuentra nuestro compañero el “Chino” Heberling. ¿Cuál es la importancia de estas acciones?

El hecho de que aún el conflicto no está resuelto: no se sabe aún si los compañeros cobrarán los días caídos por su lucha; no está claro si la totalidad de los trabajadores que estaban encuadrados en la UOCRA de manera efectiva han pasado a pertenecer al gremio petrolero. Pero, por sobre todo, están pendientes dos cuestiones absolutamente centrales: aún no está resuelto el reclamo principal de la lucha: que se les deje de cobrar el impuesto a las “ganancias”. Y para colmo, está puesta en marcha una persecución política y judicial por los incidentes frente a la comisaría, donde la Santa Alianza del gobierno de Kirchner, la roñosa burocracia sindical petrolera de la zona (que es la que lleva la vanguardia en la campaña “anti-trotskista”) y el poder judicial, parecen decididos a ganar tiempo sólo para terminar llevando a la cárcel –eventualmente– a vecinos o trabajadores por la supuesta autoría de la muerte de Sayago.

Es decir: el conflicto no está resuelto. La Gendarmería sigue en la zona intimidando a los compañeros y a la población en general y para nada se puede descartar una nueva provocación: que no se cumpla con los justos reclamos de los compañeros; que se termine metiendo en la cárcel a algún compañero (trabajador o vecino) imputandole una responsabilidad que no es más que la del gobierno nacional, provincial y la propia policía ante la provocación montada en la noche del 7 de febrero, justa y categóricamente respondida por los trabajadores.

Contra K y en defensa de los petroleros

En este marco, ya han comenzado las discusiones alrededor de la marcha del 24 de marzo, nuevo aniversario del golpe. Esta vez, la fecha tiene un significado especial porque se cumple un aniversario redondo: 30 años del golpe. Pero no solo por esto: desde el gobierno y las corrientes de “izquierda” cooptadas por él buscan montarse en el aniversario o, al menos, que la movilización no sea dirigida contra K. Montan la demagogia de costumbre alrededor de que se trataría de “un gobierno popular”, como lo ha venido repitiendo una y otra vez Hebe de Bonafini. Según ella, estaríamos frente a un gobierno “amigo”, que “está del lado de los sectores populares”.

Esto es una pura fantochada. El gobierno de Kirchner es un gobierno peronista y patronal, que sobre las brasas aún calientes de la rebelión popular del 2001, ha venido a garantizar –en lo esencial– las transformaciones más de fondo (antiobreras y antipopulares) que se vienen imponiendo en el país desde la mismísima dictadura. Es verdad que K se ha visto obligado a llevar a cabo un cambio en la regulación del capitalismo argentino (dado el grado de descontento social y el nivel de la crisis a la que llegó hace unos pocos años). Pero como todos los indicadores sociales lo muestran, el fortalecimiento de unos sectores patronales en detrimento de otros (verdadero contenido de la política K), se ha hecho sobre una línea de continuidad que hace de la Argentina de hoy, el momento de más injusta distribución de la riqueza de las últimas décadas.

Los hechos de la realidad de todos los días desmienten las pretensiones acerca del gobierno “popular”: ahí esta el caso de los petroleros para certificar el carácter antiobrero del gobierno. Y no sólo antiobrero: hay que ir a Las Heras para ver como está militarizada la ciudad. Es decir, como denuncian los propios compañeros, está utilizando (en su propia provincia) las mismas prácticas represivas e intimidatorias de la dictadura militar.

Pero esto marca una tercera línea de continuidad de los gobiernos capitalistas: se trate de dictaduras o democracias (ambas burguesas) el pato de la boda es siempre, en primerísimo lugar, la clase obrera. Es decir, fueron los grupos de tareas los que se instalaron en los playones de las grandes fábricas –como por ejemplo la Ford– al servicio de hacer desaparecer a los mejores compañeros, a los más luchadores. Fue la dictadura la que se encaramó para liquidar el proceso de lucha obrero que hizo temblar a la Argentina capitalista a comienzos de la década del ’70: esta es la razón de fondo de su saña antiobrera, saña que sigue hoy evidentemente bajo otro métodos (los de la democracia de ricos) en el gobierno “popular” de Kirchner (y Repsol).

Tareas inmediatas

Esto nos plantea una serie de tareas inmediatas: la primera es mantener la guardia bien alta alrededor de la lucha de los petroleros; por la plena satisfacción de sus reivindicaciones; para que se vaya ya la Gendarmería de Las Heras y ante el peligro inminente de que sean arrestados vecinos o trabajadores.

Al mismo tiempo, la lucha de los petroleros y los peligros que se ciernen sobre ellos, deben ser parte del programa y las consignas de la movilización del 24 de marzo; así como hay que pelear para que la misma se manifieste clara y expresamente contra el gobierno de Kirchner.

En este marco, desde las corrientes de la izquierda obrera, hay que llevar adelante un plan de actividades que resalten el hecho de que el principal objetivo de la represión fue –no casualmente– la vanguardia obrera. Vanguardia que, como nunca antes en la historia del país, comenzaba a poner sobre la mesa el cuestionamiento al sistema capitalista, la perspectiva del poder de los trabajadores. Bandera de enorme actualidad y que debe ser retomada hoy manteniéndose en la oposición intransigente a los actuales gobiernos de mediación centroizquierdista latinoamericanos con la perspectiva de que el actual ciclo de rebeliones populares pueda ser transformado en revolución social.