Argentina

 

La pelea del Hospital Francés

Estatización bajo control de los trabajadores

¿Consigna de propaganda o tarea inmediata?

Trabajadores de Sanidad del MAS
Socialismo o Barbarie, periódico, 10/11/06

“Lo único que no se discute es la estatización del Francés” (jefe de Gabinete Alberto Fernández) [1]

El conflicto en el Hospital Francés ya lleva más de un año. En las últimas semanas ha tenido una importantísima proyección nacional, transformándose en la lucha de trabajadores más importante de la actual coyuntura. Aquí polemizamos con las posiciones de otras corrientes que intervienen en el proceso.

Se puede decir que a lo largo del conflicto éste pasó por tres períodos: uno de ascenso inicial, que culminó con la salida de la gerencia vaciadora, la ley de la Legislatura por la cual se pagaron sueldos atrasados y la llegada de la intervención K de Salvatierra. Una segunda etapa se caracterizó por un reflujo y el avance de la intervención en el vaciamiento del Hospital. Y la última, la más importante, marcada por el contundente paro del 9 de octubre, la respuesta a la patoteada del 10, la virtual ocupación del hospital y la serie de logros obtenidos en los últimos días. Es decir, la reincorporación de los 10 despedidos, la reversión de las 100 suspensiones y el pago de una suma de 500 pesos a cuenta de la deuda salarial. A esto se suma, en estas horas, la posible caída de la intervención de Salvatierra y su reemplazo por gente de Ocaña (PAMI).

Son logros muy importantes, pero hay que ser claros: aún NO significan la salida de fondo por la cual se está luchando, la garantía de la continuidad del Hospital y de la fuente de trabajo para todos sus trabajadores.

Como elemento a destacar está el hecho de que la dirección de los trabajadores está en manos de una interna independiente de la burocracia de ATSA, integrada por compañeros independientes, de los MSTs y del PO. Compañeros militantes y simpatizantes del nuevo MAS cumplen un importante papel desde fuera de la interna.

A lo largo del conflicto se han puesto sobre la mesa un sinnúmero de discusiones que hacen al reflejo particular en el Francés de la estrategia de cada una de esas corrientes respecto a una serie de cuestiones: la actitud frente a la intervención, a la burocracia sindical de ATSA, al gobierno K, etc. Pero de todas estas importantes cuestiones, hay una central que es la que hace al problema de fondo colocado por el conflicto: el de la continuidad del Hospital y qué respuesta se debe dar a este problema. En síntesis: la necesidad de avanzar en su inmediata estatización bajo control y/o administración de sus trabajadores. En esta discusión queremos concentrarnos.

Quinta columna de la burocracia y la intervención

El rol del MST Unite en el conflicto ha lindado lisa y llanamente con el escándalo: su ubicación ha venido siendo, directamente, la de agentes entre los trabajadores de la política de Fernández, la intervención de Salvatierra y la burocracia de ATSA. La propia delegada de este partido expresa en el periódico Alternativa Socialista esta mezcla de desbarranque político y confusionismo.

En AS 440 (25-10), la delegada general del anexo 1 Mónica Melián justifica la “tregua” [2] otorgada semanas atrás (y rápidamente levantada) y agrega: “El gobierno se vio obligado a dar una respuesta: un fideicomiso [3] para poner en funcionamiento el Hospital, adelantar 500 pesos de sueldos adeudados y tratar el tema de los despidos en el Ministerio de Trabajo, poniendo como condición no discutir la nacionalización ni a los integrantes de la intervención. En un gesto de buena voluntad, los trabajadores resolvieron dar una tregua a su lucha. Todavía ninguna de esas promesas se ha consumado” (resaltado nuestro).

En estos pocos renglones ya hay gravísimos problemas: la propia Melián no se atreve a decir que el MST Unite (ella misma) impulsó la aceptación de esta “tregua” y de sus vergonzosas condiciones: no discutir la estatización del hospital ni la salida inmediata de la intervención, colocando al fideicomiso como si fuera una propuesta alternativa y no como lo que es: una trampa inaceptable, que no justificaba conceder la “tregua”.

Pero la cosa no termina aquí. Melián agrega luego que: “para que el gobierno se haga cargo plenamente del Hospital y arranque como mínimo con lo que prometió públicamente, es de vital importancia que los trabajadores en asambleas mayoritarias resuelvan las mejores acciones y propuestas para defender a los despedidos, el pago urgente de los salarios y el funcionamiento del mismo. Con la unidad de todos los trabajadores, lograremos impedir que este gobierno dilate las soluciones y concrete de una vez por todas las decisiones políticas para salvar el hospital”.

Al desastre se le suma la capitulación. Porque no hay ninguna denuncia de que el significado de que “el gobierno se haga cargo plenamente del Hospital y arranque como mínimo con lo que prometió, concretando las decisiones políticas” significa, en los términos de Fernández (que con la lucha se pueden cambiar), el fideicomiso y la reprivatización, es decir, ninguna verdadera salida para los trabajadores.

En este contexto, no es sorprendente entonces, que en ese artículo [4] no figure siquiera formalmente el planteo de la necesidad de la estatización inmediata del Hospital como alternativa a las tramposas propuestas del gobierno. Por el contrario, lo que se defiende es, en última instancia, la propia propuesta del gobierno y la burocracia de ATSA. Y no se trata de un mero artículo equivocado: un amplio sector del activismo y la base del Hospital están visualizando cada vez más a estos compañeros como correa de trasmisión de las propuestas oficiales.

Estamos por la estatización, pero...

Los compañeros del MST El Socialista al menos levantan para la propaganda el planteo de la estatización. Pero lo hacen de manera oportunista, dividiendo de hecho el programa de la lucha entre objetivos “mínimos” y “máximos”. En su edición del 19-10, los compañeros, correctamente, dedican todo un artículo a las “Razones para estatizar el Francés”. Sin embargo, en la misma edición, erróneamente, también justifican la famosa tregua, que contó con el voto a favor del delegado del MST El Socialista.

Se dice: “vamos a seguir planteando que la estatización es la salida de fondo que necesitamos. Pero en lo inmediato, tenemos que redoblar la lucha para vencer la política de vaciamiento del gobierno. Comenzando por conquistar las demandas más urgentes que tenemos, exigiendo al gobierno que dé marcha atrás con los despidos, pague los salarios atrasados y provea los insumos necesarios para garantizar el normal funcionamiento del hospital” (El Socialista, 26-10). Desde ya que hay que luchar por estas y otras tareas elementales; eso es elemental. Pero nos preguntamos: ¿cómo se puede “vencer la política de vaciamiento del gobierno” si no se encara, de manera inmediata, la pelea por la estatización YA del hospital? Al separar la lucha por unas y otras demandas, al dejar de lado, “en lo inmediato”, la pelea por la estatización del Hospital, lo que se repite es una política estrechamente reivindicativa y sindicalista, que deja de lado lo principal para poder vencer: imponerle al gobierno la inmediata estatización del Hospital.

¿Un hospital para “todos”?

Por su parte, el PO ha venido teniendo dos caballitos de batalla en el Francés. Por un lado, se ha dedicado a atacar a las demás corrientes por “no apoyar el acampe de los despedidos”. Incluso se llega a decir en Prensa Obrera 970 que la reincorporación de los 10 compañeros despedidos “se ha debido al acampe”. Esto no resiste la prueba de la realidad: es evidente que si se logró la reincorporación de los compañeros fue producto del paro del 9 y el salto que pega el conflicto por la reacción de los compañeros a la patoteada del día siguiente. Por nuestra parte, siempre dijimos que el acampe se había decidido a espaldas del conjunto de los trabajadores del hospital y que, por lo tanto, no era bien vista por éstos, lo que no impidió que igualmente la apoyáramos en lo que hace a la solidaridad con los despedidos.

Pero la verdadera discusión con el PO no es ésta. Es que, de modo más sutil que los MSTs, el PO también levanta la consigna de la estatización como una tarea para los “días de fiesta”. Como mínimo, lo ha hecho con una formulación muy confusa. Porque la reivindicación principal que ha venido levantando es un “Hospital para todos”, que nadie sabe qué significa. Si se trata de al servicio de qué sectores sociales se debería poner al Francés, nosotros creemos que debería estar al servicio de satisfacer no las necesidades de “todos”, sino de los trabajadores y el pueblo. Pero si se trata del problema actualmente más importante, el de la propiedad, la connotación “de todos” no dice nada acerca de quién debería hacerse cargo del hospital. Porque la salida no es un planteo abstracto y confuso como “Hospital para todos”. Por el contrario, pasa por imponer la inmediata estatización del Francés. Esto es, íntegramente financiado por el Estado, al tiempo que es gestionado de manera independiente por los trabajadores. Esta es la verdadera salida de clase que hay que levantar ante el conflicto.

Es posible imponer la estatización

Por nuestra parte, desde el comienzo del conflicto hemos venido insistiendo en que había que ir más allá de los planteos meramente “reivindicativos”, y que esto era como bailar sobre la cubierta del Titanic. La lucha no se podía circunscribir a la imprescindible necesidad de cobrar los salarios, porque lo que estaba y está en juego es la continuidad del Hospital. Toda la lucha debía ser llevada al terreno de hacer cargo al gobierno y al Estado de la responsabilidad sobre el destino del Francés.

Sin embargo, aunque está votado en asamblea, muchos compañeros del Hospital creen que la estatización es virtualmente imposible. Hay que decir que en esto tienen una enorme responsabilidad varios de los integrantes de la interna que, aunque han sostenido verbalmente una u otra vez la necesidad de imponer esta salida, no han trabajado consecuentemente por esta perspectiva. Mucho menos se han encargado de explicarla de manera sistemática a los compañeros. Han preferido siempre marcar el paso con los planteos más elementales y reivindicativos.

El argumento de fondo, que no se escribe pero se esgrime, es que “no hay condiciones” para imponer la estatización del Hospital, haciéndose eco de Alberto Fernández. Pero como decía León Trotsky, el que una tarea sea “posible” o “imposible” depende no de consideraciones abstractas, sino simplemente de las relaciones de fuerza. Justamente, uno de los problemas que se vienen arrastrando a lo largo del conflicto son los límites “sindicalistas” y “apolíticos” de la mayoría de los compañeros de la interna, lo que muchas veces los hizo quedar por detrás de las posibilidades. Así ocurrió semanas atrás con la famosa “tregua”, y está pasando ahora con la discusión de la estatización. Insistimos: que la estatización se pueda imponer depende simplemente de las relaciones de fuerza, y estas relaciones de fuerza han mejorado en la actual coyuntura de crisis política gubernamental y proyección nacional de conflicto.

¿Por qué en el Correo y Aguas Argentinas sí, y en el Francés no?

En este marco, a los compañeros habría que explicarles –y al ministro habría que plantearle– que si empresas mucho más grandes como el Correo Argentino o Aguas Argentinas, han sido estatizadas, se puede hacer lo mismo con el Hospital Francés.

Los funcionarios aducen que “ya hay 33 hospitales en el sistema público de salud de la Ciudad y no hacen falta más”. Pero eso no se sostiene ni un minuto; se nota que ellos se atienden en clínicas privadas. ¿Acaso los trabajadores y vecinos no acuden en masa a los hospitales de la Ciudad ante el deterioro de los del Gran Buenos Aires? ¿Acaso no hay colas kilométricas desde la madrugada para obtener turnos de atención? Y cuando se consiguen, ¿no hay que esperar meses y meses para concretar la consulta, para no hablar de autorizar operaciones?

Esta realidad del sistema público de salud, que justifica perfectamente que el Francés se suma a los “33 que ya existen”, es lo que la interna debe pasar a explicar todos los días a los compañeros, en vez de tomar esta tarea de manera formal o inconsecuente. Hay que ser claros con los compañeros: no hay tercera alternativa. Las opciones son sólo dos. O la reprivatización, haciendo del Francés otro caso como el Sanatorio Antártida y el Güemes, con cientos de despidos y la destrucción de las condiciones de trabajo, salario y contratación de los que queden, o jugarse a imponer la estatización bajo control de los trabajadores.


Notas:

1. Que Fernández haya rechazado una y otra vez la estatización del hospital muestras dos cosas: por un lado, obviamente, que el gobierno está cerradamente en contra de esta salida. Claro que muchas veces la lucha de clases les ha impuesto a los gobiernos alternativas opuestas a las que ellos defendían. Pero hay más: el hecho de que al ministro se le caiga siempre esto de la boca en cuanto se reúne con los delegados muestra, paradójicamente, lo presente que está el problema en el conflicto del Francés. Si realmente el tema no tuviera ninguna vigencia ni posibilidad, el ministro, simplemente, no tendría por qué hablar de él.

2. La tregua se votó unos pocos días después de la acción de la patota, pero fue rápidamente revertida.

3. La trampa del “fideicomiso” consiste en apelar a una forma jurídica transitoria que hace que los capitales aportados bajo ese régimen no se orienten a la cancelación de las deudas del Hospital. Se trata de una inyección de fondos, pero como parte de la estrategia de reprivatización que viene sosteniendo el gobierno junto con la burocracia de ATSA.

4. La estatización está planteada en otra nota, pero de manera totalmente confusa y como parte de un reportaje a una enfermera. Y en realidad, la entrevista parece apuntar a que la compañera acepte el planteo del fideicomiso gubernamental.