Argentina

 

Fate: primeras enseñanzas de una gran lucha en curso

El despertar de un gigante

Editorial de Socialismo o Barbarie, periódico, 31/05/07

“Basta observar las crecientes dificultades de los dirigentes gremiales para mediar entre las empresas y sus compromisos políticos por un lado y las angustiosas reivindicaciones de sus bases por otro, para comprender hasta qué punto la correa de transmisión populista gobierno–partidos–sindicatos está mellada en numerosos sitios[1].

Aunque el SUTNA (sindicato del neumático) acaba de firmar la paritaria de Pirelli y Firestone (con números que quedaron muy lejos del 38% declamado por Pedro Wasiejko[2]...), en Fate la base obrera ha impuesto –con enormes sacrificios– la continuidad de la lucha. Sin embargo, en este artículo no nos vamos a detener en los pormenores de esta importantísima huelga. Nos referiremos a las enseñanzas y lecciones que más de conjunto ha venido dejando.

Una nueva vanguardia en escena

Lo primero que hay que señalar es que la experiencia de Fate es parte de un proceso más general. Desde ya hace un par de años largos –y al compás de la recuperación de la economía– que los trabajadores ocupados han pasado al centro de la “lucha social”. Pero no se trata sólo de esto: la mayoría de los procesos de lucha más importantes no se han dado encuadrados en los “cuerpos orgánicos” sindicales, sino que han dado lugar al surgimiento de una nueva vanguardia, que se desarrolla y afirma de manera independiente de los aparatos de la burocracia y muy vinculada a la izquierda revolucionaria (los tan denostados –por el gobierno K y dirigentes de la CGT y el CTA– “grupúsculos trotskistas”).

Este ha sido el caso de las experiencias del cuerpo de delegados del Subterráneo de Buenos Aires, de la junta interna del Hospital Garrahan, de los trabajadores del Hospital Francés, de los petroleros de Las Heras, de las directivas consecuentemente opositoras y/o “centristas” del CTERA y SUTEBA (como ha sido el caso, estos últimos meses, de las heroicas huelgas de Salta, Neuquén y Santa Cruz), de algunos ramales ferroviarios, etc.

En estas experiencias, varios elementos han expresando una regularidad: la imposición de métodos de democracia obrera vía la realización sistemática de asambleas; la irrupción de nuevas direcciones independientes y contrapuestas a la burocracia sindical a nivel de los lugares de trabajo y/o directivas seccionales de gremios; y la lucha consecuente que llega en muchos casos a tener que apelar a métodos duros (cortes de ruta, paralización de servicios que conmocionan toda una cuidad, ocupaciones de los lugares de trabajo, enfrentamiento con las fuerzas represivas, etc.).

Sin embargo, en este conjunto, lo que estaba faltando es el comienzo de la experiencia más propiamente dicha de los trabajadores vinculados a la producción material, al trabajo productivo: es decir, del llamado proletariado industrial. Y precisamente es en este punto que los compañeros de Fate aportan un elemento de calidad: marca el ingreso a la lucha –aun este sea todavía embrionario y no de conjunto– de la clase obrera industrial con todas las potenciales connotaciones que tiene esto. Es que se trata del sector de los trabajadores que tiene un sus manos el aparato productivo del país [3].

Rebelión obrera en Fate

Los compañeros de Fate llevan ya prácticamente tres meses de lucha. Con menos “estridencia” e impacto mediático que otras peleas, vienen llevando a cabo una verdadera rebelión obrera en una de las fábricas más grandes de la zona norte del gran Buenos Aires y del país.[4]

No se trata de cualquier cosa: para que se ponga en marcha esta rebelión, pasaron 15 años para llegar a “metabolizar” la tremenda derrota de 1991, con su secuela de masivos despidos y liquidación de prácticamente todas sus conquistas.

Al calor de este proceso y con el ingreso a trabajar de una nueva generación, se fueron gestando las condiciones para esta explosión de las bases contra las inhumanas condiciones de trabajo y salario. Y también, contra la complicidad de que esta empresa goza por parte de los dirigentes del SUTNA y el gobierno K. Es que se trata de uno de los sectores más importantes de la “burguesía nacional”: el grupo Madanes[5], dueño a la vez de Aluar.

En esta rebelión se están recuperando y resignificando elementos de la mejor tradición de lucha de la clase obrera, los que –de hecho– enlazan con otras experiencias históricas de los trabajadores, particularmente las de los años 70.

La pelea se viene pautando alrededor de asambleas públicas (la izquierda está participando de “oyente”) y masivas de la base obrera de la fábrica. Si bien Wasiejko mantiene a duras penas la dirección de las asambleas, la vanguardia y la base lograron una y otra vez imponer sus demandas, aun en medio de sistemáticas maniobras e intentos de dividir a los compañeros por parte del sindicato. Tanto es así que los compañeros lograron imponer la votación de veedores electos por la base para vigilar las negociaciones paritarias e informar directamente a los trabajadores. Hay poquísimos ejemplos de algo así en la clase obrera industrial en muchos años.

Pero esto no ha sido todo: a medida que la pelea se fue endureciendo, se creó en los hechos un comité de lucha. Éste –sin haber llegado hasta ahora a conformarse del todo como una dirección de alternativa de los trabajadores–, ha venido cumpliendo un creciente papel con elementos de un “poder dual o paralelo” ante la empresa y los delegados del sindicato.[6]

Esto ha sido así sobre todo en la organización del fondo de huelga, que lleva recaudado más de 10.000 pesos y miles de kilos de comida.[7] Ha implicado, además, que una amplia vanguardia de varias decenas de compañeros haya venido haciendo la experiencia de recorrer otras fábricas para pedir el apoyo a su lucha. Esto significó la visita a puerta de fábrica de la Ford, Volkswagen, Terrabusi/Kraft, Ecocarnes, Stani, Pepsico, la ex Atlántida, Mafisa en La Plata, los hospitales Francés y Garrahan, varias líneas del subte, Siderar en Campana, así como también varias de las universidades y facultades más importantes de la Capital, Gran Buenos Aires y La Plata. No es poca cosa: posiblemente desde las últimas luchas de la metalúrgica Corni a fines de los 90 en la zona norte del gran Buenos Aires una importante fracción de obreros no salía a confraternizar con sus compañeros de otras plantas.

Y hay algo más importante aun: no sólo 1.000 obreros de Fate cortaron semanas atrás Panamericana y Márquez por varias horas, sino que el pasado miércoles 23 de mayo (se pudo ver por la TV en todo el país) dieron un ejemplo de coordinación obrera concreta al acompañar el corte de Panamericana y Henry Ford que llevaba adelante el turno noche de Terrabusi/Kraft. Esto puede marcar una pauta de cómo llevar adelante la lucha entre distintas fábricas de manera conjunta y pasando por encima de las fronteras corporativas de los sindicatos que los burócratas siempre quieren imponerle a los trabajadores.

Por último pero no menos importante, los compañeros más activos –con la colaboración fundamentalmente de nuestro partido, el nuevo MAS [8]–, organizaron un exitoso festival el pasado viernes 25 (ver paginas centrales). Este evento, si bien fue de vanguardia (no podía ser de otra manera, dado que el sindicato aún no perdió la dirección de conjunto de la fábrica), nucleó a representantes de muchísimos lugares de trabajo y sirvió claramente a la difusión del conflicto, comentándose en medios radiales y escritos. 

En síntesis: es verdad que toda esta experiencia aún no ha pasado de ser más que un “destello” de lo que puede la lucha y experiencia obrera cuando se mueve de manera independiente. Pero eso ya está significando un precedente de incalculable valor en la pelea por la recomposición clasista del movimiento obrero. 

La irrupción de una generación “cyber”

Hay que dar cuenta también del componente obrero generacional que está al frente de esta lucha. Se trata de una nueva camada de compañeros, lo que no quiere decir que recién hayan entrado a trabajar. Más bien se trata de compañeros con una década promedio de antigüedad; los que entraron luego de la derrota del 91 siendo muy jóvenes. Han ido adquiriendo experiencia de trabajo a lo largo de estos años y ahora hacen sus primeras armas en la lucha. Rondan los 30 años de edad y expresan –de conjunto– una cierta calificación laboral y nivel cultural característico de las empresas industriales más concentradas.

Muchos son “cibernéticos” (hablamos siempre de los compañeros jóvenes, claro está): es decir, la inmensa mayoría están enganchados a Internet, manejan los correos de e–mail, tienen teléfonos móviles con cámaras de fotos y filmadoras. Es decir, claramente son una generación “moderna”. Junto con esto, traen otros rasgos de la juventud: algunos de ellos pasaron alguna cursada por la universidad y muchos tienen bandas de rock íntegramente conformadas por trabajadores de Fate u otras fábricas.

Es esa leva de compañeros a los que –si se gana la lucha y previa defensa con todo contra posibles despidos– la mayoría de la base ve como los futuros delegados de la fábrica. También, son los que hay que hacer todos los esfuerzos para formar en un sentido independiente, clasista y también socialista. Porque junto con los rasgos generacionales arriba marcados, y partiendo de una enorme combatividad, no se puede perder de vista que no tienen mayor experiencia sindical y mucho menos política. La vanguardia tiene muchos rasgos “rabiosos”, pero en general con muy poco criterio clasista y menos que menos con una visión política de conjunto.

Esto hace que muchas veces no se delimite bien entre la solidaridad que se debe tener entre compañeros (es decir, solidaridad de clase) y la sana desconfianza con los burócratas y la patronal. Y a la vez, contradictoriamente, esto viene marcado por mucha “ingenuidad” y un gran legalismo (confianza en las leyes, en que la patronal “no puede legalmente” hacer tal cosa, etc.). Y, claro está, el punto más débil es la falta casi total de politización y de comprensión de la necesidad de organizarse en un partido socialista revolucionario.[9]

Ganar la lucha y defender con uñas y dientes la nueva vanguardia

Desde el nuevo MAS consideramos que la experiencia de los compañeros de Fate es estratégica. Al mismo tiempo que es parte de la emergencia de un nuevo movimiento obrero que se hace ver en las luchas más importantes del último periodo, aporta la calidad de la clase obrera industrial más concentrada.

Hacer la experiencia con esta vanguardia, llevar a ellas las peleas que obligatoriamente hay que llevar como partido y ser parte de la fragua de esta nueva generación es una de las claves estratégicas más importantes para toda corriente que se considere socialista revolucionaria.

Esto plantea dos terrenos de actividad:

a) En lo inmediato, redoblar la apuesta por el triunfo de esta gran lucha al tiempo que se pone en alerta a todos los compañeros ante la eventualidad de despidos –más tarde o más temprano– en los que la empresa y el propio SUTNA se jueguen a deshacerse de estos compañeros que han encabezado la lucha y que pueden ser la alternativa de dirección para la fábrica y para el gremio todo.

b) En el sentido más estratégico, está planteada la relación de Fate con el resto de la vanguardia antiburocrática y clasista que emerge, en la perspectiva de una nueva dirección para el movimiento obrero argentino que se coloque en la vía del desborde por la izquierda de estos gobiernos falsamente “progresistas” como el de Kirchner, por el gobierno obrero y popular y el socialismo.


La lucha en Fate

El papel de la izquierda

Socialismo o Barbarie, periódico, 31/05/07

La mayoría de las corrientes de la izquierda ha venido “balconeando” esta gran lucha. Esto podría parecer inexplicable, pero no lo es tanto. No queremos hacer aquí la acostumbrada referencia sectaria y arbitraria que suelen hacer todas las corrientes sobre las demás cuando se vuelcan a algo que consideran importante. Pero creemos que en este caso hay puntos de referencia objetivos para medir la ubicación de cada tendencia respecto a esta lucha.

Está claro que nadie puede volcarse a todas las luchas: algunos van a unas y otros a otras. Pero en el caso de Fate no se trata de cualquier lucha: se trata de la más importante en años del proletariado industrial en el Gran Buenos Aires. Es decir, de uno de esos procesos a lo que sí o sí hay que volcar esfuerzos (combinando con el apoyo a las luchas docentes de Neuquén y Santa Cruz), y de los que no se puede estar ausente porque tienen un peso objetivo.

En el caso de la CCC (que dirige la interna de Terrabusi/Kraft, fábrica con la que Fate hizo un corte conjunto), ni pisó la puerta de Fate ni tuvo mucho entusiasmo por el corte. No se sabe si esto responde a los compromisos y obligaciones que tiene por arriba y de manera oportunista con la dirección de la CTA y la CTERA.

En el caso del MST (el partido de Patricia Walsh) ni hablar: hace ya años que no tienen orientación ni sensibilidad alguna hacia el proletariado industrial o están ganados realmente por la idea de que la clase obrera estaría estratégicamente debilitada (tesis de su aliado del MES de Brasil Pedro Fuentes).

Además, todos sus esfuerzos y poca militancia socialista (lo demás es “acarreo” de desocupados) están unilateralmente dedicados a la campaña electoral de Capital.

Hay que decir también algo del PO y el PTS. El primero ha hecho esfuerzos en las últimas semanas por arrimarse a esta lucha. Pero tiene un serio problema de estrategia: seguir privilegiando –de manera totalmente errónea– el sector de trabajadores desocupados le dificulta mucho volcarse de manera efectiva a una lucha obrera como la de Fate. El caso del PTS es de chaleco: se ha venido llenando la boca con la idea absolutamente correcta de que el centro objetivo de la clase obrera es el proletariado industrial. Sin embargo, no ha hecho ningún vuelco de importancia a esta pelea. No se sabe si esto se debe a alguna rebuscada razón o a la equivocada ubicación política que vienen teniendo desde hace meses. Para colmo, se han movido dentro de la fábrica con una demagógica y reaccionaria predica “antipartidos”, al parecer sólo por el prestigio que tiene nuestro compañero “Mostro” (dirigente de la lucha del 91) y el nuevo MAS entre algunos sectores.

En nuestro caso, la ubicación es clara: nos hemos volcado con todas nuestras fuerzas porque opinamos que la lucha de Fate es una de las más importantes de la clase obrera industrial de los últimos años. Y aun siendo incipiente, es un terreno imprescindible y obligatorio en el aprendizaje, conformación y experiencia de nuestra corriente como nuevo MAS: es decir, como partido obrero y revolucionario.


[1] Carlos Gabetta, Le Monde Diplomatique 95.

[2] Wasiejko es secretario general del SUTNA y adjunto de Yasky en la CTA. En Pirelli y Firestone hubo aumentos escalonados al básico que rondan el 22% en 16 meses y el otorgamiento de sumas por única vez. Aunque estos acuerdos son limitados, los compañeros de Firestone y Pirelli se los deben NO al SUTNA sino a la base obrera de Fate. Si ésta no hubiera luchado, hubieran recibido menos aún.

[3] Desde estas páginas ya hemos señalado como estas experiencias dieron al traste con la fábula de la “muerte del proletariado”.

[4] Fate ocupa unos 1.500 obreros organizados en cuatro turnos; es la fábrica más grande de la rama del neumático y debe ser la cuarta en cantidad de trabajadores (detrás de Volkwagen, Ford y Terrabusi/Kraft) en la zona norte del gran Buenos Aires.

[5] Este grupo es una de las pocas “multilatinas” de origen argentino. Es sabido que Aluar es uno de los principales productores mundiales de aluminio y Fate es la primer productora de neumáticos del país, con importantes exportaciones a Alemania para la firma Continental, una de las grandes empresas de cubiertas de ese país.

[6] Dentro de la fábrica, el comité de lucha ha desbordado claramente a los delegados del sindicato, que aunque siguen tratando de cumplir su siniestro papel han sido prácticamente “borrados” por los referentes de las bases de cada uno de los turnos. Sin embargo, como ya señalamos, las asambleas siguen siendo dirigidas por el SUTNA.

[7] El FTC (organización de desocupados combativos vinculada a nuestro partido) donó 8.000 kg de alimentos para el fondo de huelga.

 [9] Una de las notas que ha marcado el PTS en este conflicto ha sido el sistemático aliento a la organización de los obreros “sin los partidos”...