Argentina

 

¿Qué pasa con el frente de la izquierda clasista?

El PO y la “lógica” del frente consigo mismo

Por José Luis Rojo
Socialismo o Barbarie, periódico, 17/08/07

En las últimas semanas se han venido realizado reuniones entre el PO, el PTS, IS y el nuevo MAS para explorar la posibilidad de dar una respuesta unificada en las próximas elecciones del 28 de octubre. Pero la política miope y autoproclamatoria del PO viene siendo un obstáculo para lograr ese objetivo.

Desde estas páginas ya hemos dejado sentado que es una necesidad que la vanguardia no aparezca tan dividida en el terreno político-electoral, sobre todo ante el hecho cierto de que se vienen renovados ataques a los trabajadores y los sectores populares a partir del casi seguro próximo gobierno de Cristina K.

Sin embargo, si bien hasta el 28 de agosto, fecha límite para la inscripción de alianzas electorales, hay formalmente “tiempo” para poder concretar alguna coalición de la izquierda socialista revolucionaria, la realidad es que hasta ahora estas conversaciones no han sido alentadoras.

¿El responsable principal de esto? El Partido Obrero, que con una lógica política que se asemeja más a la de un autista que a la del “gran partido” que pretende ser ha presentado en ambas reuniones “propuestas” cuyo objetivo es cualquier cosa menos poder avanzar hacia la conformación de un frente electoral de la izquierda consecuente. No es casual que en las últimas ediciones de su periódico no haya aparecido una sola línea del tema. Pero identifiquemos los problemas que están sobre la mesa.

Miopía política

El principal problema político en este caso es la completa falta de amplitud de miras a la hora de la discusión acerca de la posibilidad de conformar un frente electoral. Esto atañe a dos órdenes de problemas.

En primer lugar, a la falta de comprensión de que con el conjunto de la superestructura política girando a la derecha, y con la izquierda y los movimientos de lucha fuera de la agenda del debate político general (hasta ahora monopolizado por las representaciones del sistema), es una necesidad intentar dar en estas elecciones una respuesta unificada de los sectores de la izquierda más consecuentes. Que esto no necesariamente sume “muchos votos” no es el problema fundamental. Lo central es que entre amplios sectores de la vanguardia una respuesta electoral unificada tonificaría su estado de ánimo y ayudaría a estar mejor preparados para las batallas que inevitablemente se vienen. Sin duda, un frente unificado tendría como una de sus grandes banderas la denuncia del “pacto social” antiobrero que va a intentar de poner en pie Cristina K, así como otro conjunto de reivindicaciones de lucha y democráticas.

Miopía organizativa

Pero el autismo político de no ver esta realidad es acompañado por la pretensión de medir todo con masas de votos que... no se tienen (el PO suele empezar anunciando la posibilidad de “grandiosos” resultados electorales, sólo para después terminar barriendo los datos bajo la alfombra). Esto da lugar a una “lógica” también autista a la hora de presentar una propuesta acerca de cómo conformar un eventual frente electoral.

Veamos sino la “propuesta” del PO. Llegan a las reuniones reivindicando su rol supuestamente “claramente hegemónico” dentro de la izquierda. Pero si esto no está del todo demostrado en el terreno real, en todo caso se podría pensar que una corriente que aspira a la “hegemonía” podría tener cierta amplitud de miras como para concebir más ampliamente el interés general de la vanguardia obrera, y no simplemente sus propias necesidades.

¿Cuáles fueron, en suma, las pretensiones del PO? Han planteado –lástima que no por escrito ni en su prensa– que les “correspondería la presidencia y la vice presidencia, el gobernador y el primer diputado por la provincia de Buenos Aires, el primer diputado y primer senador por la Capital Federal…” Si bien, en una segunda reunión, se quisieron mostrar algo más “flexibles” respecto de ese ridículo planteo, no se puede dejar de señalar el evidente despropósito de pretender “negociar” sobre semejantes bases.

Es hasta de sentido común que un frente electoral entre distintas fuerzas nunca podría ser tal si todos los lugares más representativos del mismo son ocupados por una sola fuerza! Esto ya no sería un frente único de tendencias (que se debería expresar en sus principales candidaturas), sino algo muy distinto, un desatinado y grotesco “frente”... con uno mismo! En todo caso, una real vocación “hegemónica” que se logre ejercer sobre otros debería partir de reconocer que esos otros existen y deben tener algún lugar; en su defecto, no haría falta hegemonía, sino sólo ejercer un puro monólogo copiando la concepción estalinista del partido único.

Esto esconde un problema más de fondo: es falso que entre la izquierda clasista de nuestro país se hayan establecido relaciones de clara supremacía de alguna corriente sobre las demás, como fue el indiscutible caso del viejo MAS en los ’80. Sin duda, hay corrientes más grandes –como el mismo PO, no hay por qué no reconocerlo– y de mayor influencia política, y otras más pequeñas. Sin embargo, con cualquier parámetro que se quiera tomar, en todos los terrenos de la actividad, si se quiere llevar adelante realmente alguna iniciativa real, el frente único es una herramienta inevitable (de paso, el PTS se caracteriza por no comprender esto, con sus planteos de frente único para... no hacerlos). Por ejemplo, en la vanguardia obrera que emerge, somos varias las corrientes que estamos haciendo esforzados progresos y otras que casi ni figuran a nivel del trabajo sobre el proletariado industrial (el propio PO corre muy atrás en este terreno). Y si uno se dirige hacia el movimiento estudiantil, el movimiento piquetero, el gremio docente, el movimiento de la mujer, etc., ocurre exactamente lo mismo.

Incluso en el estricto terreno electoral, ocurre lo propio, con el agravante que la corriente más “fuerte” es la que sufre la mas grave degradación oportunista “nacional y popular” y un casi total vaciamiento orgánico de militancia genuina: el MST.[1]

En este contexto, las propuestas risibles de “frente consigo mismo” no sólo son –lógicamente– inaceptables para las demás fuerzas, sino que tampoco tienen el menor asidero en el terreno real.

La propuesta del nuevo MAS

En estas condiciones, nos interesa sobremanera que nuestros lectores sepan cuál ha sido la propuesta de nuestro partido en estas negociaciones, que todas las organizaciones en cuestión conocen bien. Junto con las consideraciones políticas señaladas acerca de la importancia de dar una respuesta frentista en estas elecciones, hemos hecho el esfuerzo de hacer una propuesta que incluso afectando en parte nuestros propios intereses partidarios –porque quedaríamos fuera de la formula presidencial en una elección, precisamente, presidencial–, sea coherente con nuestro planteo político.

Insistimos, siendo una elección presidencial, pero asumiéndonos –en este momento– como la tercera fuerza detrás del PO y el PTS, nuestra propuesta ha sido y sigue siendo que el PO tenga la candidatura presidencial, el PTS la vice presidencial, el nuevo MAS la gobernación de Provincia de Buenos Aires y la IS la diputación por Córdoba (que es la provincia donde tiene más peso en la actividad cotidiana). A partir de ahí, todo lo demás estaría por discutirse, pero quedarían cubiertas casi todas las principales representaciones de alcance nacional en el acuerdo y expresarían un verdadero carácter de frente único electoral del mismo.

Hasta el 28 hay tiempo

A pesar de lo que estamos señalando y de que sería un grave error crearse falsas expectativas acerca de la posibilidad de un frente que luce, hoy por hoy, muy “verde”, desde el nuevo MAS vamos a seguir insistiendo en la necesidad política de un acuerdo y en nuestra propuesta organizativa. Este planteo se lo hacemos al PO, al tiempo que también reiteramos nuestro llamado al PTS –y, en otro plano, a Izquierda Socialista, organización que, dado que no tiene legalidad como partido nacional, no podría inscribirse legalmente como integrando un frente de carácter nacional–, a dar una respuesta en común. Estamos saliendo ya con fuerza a recolectar las candidaturas para las futuras listas, sean o no de una alianza electoral.


La otra gran tarea para la campaña electoral y más allá

Poner en pie un Movimiento Político de clase

Por José Luis Rojo
Socialismo o Barbarie, periódico, 17/08/07

Las dificultades a que hacemos referencia en las reuniones por el frente de izquierda remiten, en el fondo, a la ceguera a la hora de comprender que ninguna corriente por sí misma –por más “grande” que se considere–, podría resolver la traba histórica que viene arrastrando la clase obrera argentina: no haber logrado aún su independencia política como clase.

Por supuesto, no hay un camino “mecánico” o una “escalerita”. La independencia de clase podría, eventualmente, resolverse “directamente” por la vía de que una organización socialista revolucionaria realmente alcanzase influencia política de masas. Pero no es el caso de nuestro país. No sólo esto no existe en la actualidad, sino que siquiera se logra que porciones de amplia vanguardia de los trabajadores se inclinen por salidas independientes. Basta con hacer una “encuesta” entre la base de sectores de vanguardia como el Subte, el Hospital Francés, el Garraham, Fate, las opositoras docentes, etc., para darse cuenta de la escisión que sigue existiendo en la cabeza de los compañeros entre la acumulación de experiencia de lucha y su traslado al terreno de sacar conclusiones políticas generales.

En estas condiciones, cada vez que hemos hecho el planteo de poner en pie un Movimiento Político de Trabajadores, el PO invariablemente ha respondido que no hace falta porque “el PO es el partido”. Con los compañeros del PTS compartimos la preocupación por dar una batalla por la independencia política de clase. Esta organización hoy levanta el planteo de un PT. Sin embargo, caben dos objeciones: la más grave es que es habitual la práctica de hacer planteos pero para NO llevarlos a cabo, o siquiera dar un paso práctico que nos acerque a ellos. Segundo, que el mismo planteo organizativo de partido luce demasiado poco flexible a la hora de concretar algo que se podría hacer ahora, que es poner en pie una Mesa por un movimiento por la independencia de clase.

Para no hablar del MST, que ha abandonado totalmente esta pelea de clase elemental, ya que han sacado la “conclusión” de que la lucha por la independencia política de clase (y la construcción como corriente auténticamente socialista) no tendría futuro, y que para alcanzar “influencia entre las masas” habría que pasarse con armas y bagajes a un perfil de tipo “nacional y popular”; en sus palabras, “ocupar el lugar del chavismo” en nuestro país (de allí sus llamados a Claudio Lozano y Pino Solanas para formar un frente electoral común).

Desde el nuevo MAS, llamamos a las corrientes de la izquierda independiente, a las comisiones internas, cuerpos de delegados y sindicatos combativos, a las opositoras docentes, a los movimientos de trabajadores desocupados independientes, a las agrupaciones combativas de la mujer y estudiantiles, etc., a poner en pie una Mesa por un Movimiento Político de Trabajadores.


Elecciones a gobernador en Córdoba

Hace falta un movimiento político de los trabajadores

Por Adrián Peryam
Socialismo o Barbarie, periódico, 17/08/07

En la provincia se vota el próximo 2 de septiembre a gobernador. Se trata de una elección en la cual De la Sota no puede ser reelecto, pero todo indica que su vice, Juan Schiaretti, es quien tiene más posibilidades de sucederlo. Más atrás en las encuestas viene la UCR (a base de haber mantenido varias intendencias en el interior de la provincia). Y, en tercer lugar, otro candidato K: el actual intendente de Córdoba Capital, Luis Juez, apoyado por sectores de la Iglesia y que lleva en la lista sectores patronales representantes, entre otros, de fábricas como la FIAT.

Las elecciones se van a realizar en un marco que no escapa a la realidad del país, con una clase obrera que comienza a luchar por sus reivindicaciones, aunque más “puertas adentro” que hacia fuera y sin proyectarse políticamente.

En este marco, la izquierda vuelve a presentarse en distintas formas. El PC, como en Capital Federal, va con sectores del kirchnerismo, llevando la boleta de gobernador de Luis Juez. Otro partido que se presenta es el MST, que luego de la separación con Izquierda Socialista en la provincia quedó muy disminuido, sin figura pública y recurre a nacionalizar un poco la campaña sosteniendo algo que se podría resumir en la siguiente frase: “Si votó a Izquierda Unida, o a Patricia Walsh, vótenos a nosotros por la construcción de una nueva izquierda”. De los únicos que se “delimitan” es de la izquierda que milita día a día en el movimiento obrero, y por eso buscan “espacios amplios” con sectores que no participan y no están en la vanguardia. En síntesis: cada vez menos en la lucha cotidiana y más en la lucha electoral.

La conformación del FIT

El FIT (Frente de Izquierda y los Trabajadores) conformado por IS y el PO, es sin duda la “novedad” de la izquierda. Presentado por sus candidatos como un “espacio abierto” a todos los luchadores, lo concreto es que a la hora de anunciar esta “apertura”... el frente ya tenía los candidatos definidos. Con Liliana Olivero (IS) como candidata a gobernadora y Eduardo Salas (PO) a vice, se lanzaron a la campaña (como se informa en esta misma edición, algo parecido es lo que está intentando reeditar el PO en las discusiones en el seno de la izquierda para las elecciones nacionales).

Esto es así más allá que del acuerdo entre estas dos corrientes saliera un llamado a “sumarse” tanto al PTS como al nuevo MAS. Pero la realidad es que en ningún momento abrieron realmente su acuerdo para que otros se sumasen, porque en caso de hacerlo igualmente ya estaba todo resuelto.

En resumidas cuentas: no hubo una apertura real al diálogo para conformar un Frente de Izquierda y de los Trabajadores que contenga a todos los que venimos luchando y a todas las organizaciones que nos consideramos clasistas, peligro que, insistimos, se puede volver a producir en el orden nacional.

Ante este panorama, desde el nuevo MAS (con la alegría de haber obtenido nuestra legalización en la provincia, de la que informamos por separado), consideramos que más allá de cuestiones tácticas inmediatas, la tarea de fondo en el terreno político sigue siendo poner en pie un Movimiento Político de los Trabajadores.

Al servicio de esta orientación más estratégica, hubiese sido un paso adelante la conformación efectiva de un frente que representara –de alguna manera y en conjunto con todas las expresiones de la izquierda consecuente– los procesos de lucha de la provincia como la Clínica Junín, los trabajadores de Cargo, los de la Ex Perkins y otros sectores que vienen peleando.

En estas condiciones, en estas elecciones provinciales, desde el nuevo MAS llamamos a votar críticamente a las expresiones más independientes y de clase, que a pesar de todas las diferencias que tenemos, se reflejan tanto en el FIT como en el PTS, haciendo esto como parte del esfuerzo para que en las elecciones de octubre a nivel nacional pero también en Córdoba, logremos dar una respuesta en común entre el PO, el nuevo MAS, el PTS y la IS.


Córdoba

Conseguimos la legalidad

Por Adrián Peryam
Socialismo o Barbarie, periódico, 17/08/07

Después de una extensa campaña, el nuevo MAS obtuvo la legalidad en la provincia de Córdoba, reforzando así el trabajo que día a día venimos realizando para la construcción del partido en la universidad y en distintos sectores del movimiento obrero en la provincia. Es un paso más en el esfuerzo de construirnos como partido a nivel nacional. Aclaramos que la legalidad que obtuvimos alcanza a la presentación de diputados nacionales por la provincia, no así la presentación provincial, que es un trámite posterior al reconocimiento federal.

La campaña para la obtención de la legalidad fue un éxito: desde que comenzamos, miles de estudiantes y trabajadores nos dieron su apoyo y consultaron nuestros materiales.

Si bien hoy la provincia no refleja en las calles todo lo que su historia de lucha nos cuenta, el gran cordón industrial y la reactivación de la industria hace que en la provincia esté surgiendo un nuevo movimiento obrero que, de manera incipiente, está empezando a despertar. Por eso la importancia de conseguir la legalidad en esta provincia.

A lo largo de la campaña pudimos ver cómo en medio de la pasividad que hoy reina en Córdoba la gente firmaba gustosa, muy raramente fuimos rechazados a la hora de requerir una firma.

La campaña fue realizada en varias etapas y reflejó climas políticos distintos. Pasó por la lucha de estatales y docentes del año pasado y terminó con las campañas para la elección a gobernador ya en las calles. En este último tramo de la campaña, la cercanía de las elecciones provinciales hizo que las conversaciones giraran en torno a este tema, y nos dio pie para impulsar la conformación de un movimiento político de los trabajadores, tarea que ya con la legalidad conseguida podemos impulsar con mucha más fuerza para las elecciones nacionales.

Finalmente, cabe destacar el esfuerzo de todos los compañeros que se sumaron a la campaña, ya sea juntando avales o firmando para la obtención de la legalidad, que demuestra la fortaleza de un partido que viene creciendo y que da pasos firmes en su construcción.

Los compañeros que participaron de la campaña salieron contentos y entusiasmados, ya que vieron cómo su esfuerzo coronó un logro político que nos da un gran impulso para la construcción del nuevo MAS, no sólo en la provincia de Córdoba sino en todo el país.


[1] En el último acto en el Hospital Francés, en oportunidad del repudio al ingreso de la Gendarmería, daba realmente vergüenza ajena ver el núcleo de compañeros del Teresa Vive claramente arrastrados (por obligación) al acto como toda representación del MST. Partido que sostiene un supuesto “proyecto” para obtener influencia política entre sectores de “masas”, pero que sólo avanza hacia su “socialdemocratización”, es decir, poner todo al servicio de los (no muchos) votos.