Argentina

 

Anuncio del propio organismo multilateral

¿Vuelve la tutela del Fondo?

Por Pablo Ramos
APM, octubre 2007

A pesar de la retórica presidencial, después de las elecciones retornarían los monitoreos del FMI a la economía argentina. La razón es la necesidad de alcanzar un acuerdo por los pasivos con el Club de París.

La relación entre Argentina y el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha sido tortuosa para la nación sudamericana. A fines de 2006, la administración del presidente Néstor Kirchner echó manos sobre las reservas del Banco Central (BCRA) y canceló completamente la deuda con ese organismo mediante un pago de 10.000 millones de dólares. Por entonces, se explicó con bombos y platillos que esta magnánima determinación se realizó para que el país se independizase del Fondo.

Lo que hizo la Casa Rosada fue pagar todo lo adeudado al Fondo para evitar que enviados de ese instituto con sede en Washington realicen los monitoreos sobre la marcha de la economía y sugieran la aplicación de políticas ortodoxas. Desde entonces, las decisiones de política económica llevadas adelante por Buenos Aires se encuentran alejadas de las recetas del FMI.

Pero ahora pareciese que, o bien esta independencia no es tan beneficiosa, o aquél discurso estuvo sobreactuado, porque el mismo organismo anunció que un equipo técnico del FMI va a mantener una consulta anual con Argentina después de las elecciones presidenciales del 28 de octubre.

¿Por qué este cambio? Sucede que Argentina entró en cesantía de pagos a fines de 2001, durante la efímera presidencia de Adolfo Rodríguez Saa. Entre las “víctimas” del default se encontraron, entre otros, el Club de París, mientras que los organismos multilaterales como el FMI, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo se mantuvieron como acreedores privilegiados.

La deuda pública nacional argentina alcanzaba por entonces los 144.453 millones de dólares. El Palacio de Hacienda llevó adelante en 2002 la mayor operación de cambio de títulos públicos de la historia, al cambiar 81.800 millones de la moneda estadounidense de vencimiento a corto y mediano plazo por títulos que tenían una quita de hasta el 75 por ciento, y que fueron aceptados por el 76 por ciento de los acreedores.

La negociación con el Club de París comenzó con el compromiso argentino de pagar lo adeudado, sin quita pero a plazos más largos y con menos intereses. Pero la condición que exige el cártel financiero de la capital francesa para cualquier solución es la aceptación de Argentina de un plan tutelado por el Fondo.

El Club de París es un foro informal de acreedores oficiales y países deudores, y los derechos que tiene sobre Argentina alcanzan los 6.300 millones de dólares. Es en este contexto que el gobierno argentino se resigna a retomar las conversaciones con el Fondo después de los comicios.

Si la Casa Rosada no alcanzó todavía un acuerdo con el Club de París fue sólo por esta condición. El actual presidente del Fondo, Dominique Strauss-Kahn, realizó una visita a Buenos Aires para ganar la adhesión argentina a su postulación, y en un encuentro con Kirchner admitió los errores cometidos por el organismo en su relación con el país. Este discurso le permitió conjeturar al Poder Ejecutivo que el Fondo podría hacer una excepción y permitir a Argentina recibir luz verde para una negociación con el club parisino sin las condiciones de un programa dictado por Washington.

Obviamente, este razonamiento no tenía ningún asidero, y en las adyacencias de la Plaza de Mayo (donde se encuentran la Casa de Gobierno y el Palacio de Hacienda) se decidió postergar cualquier nuevo contacto hasta después de las elecciones. Precisamente, la candidata presidencial por el oficialismo es la senadora Cristina Fernández, esposa del presidente Kirchner, y con esto se evitaría mostrar ante el electorado una vuelta atrás en lo discursivo.

Según trascendió, el ministro de Economía, Miguel Peirano, diseñó un plan de refinanciación de la deuda en default que sería sometido en la máxima discreción a consideración de las naciones acreedoras. La propuesta consiste en elevar al directorio del Fondo una explicación acerca de la política económica que se aplica en el país, así como sus resultados, y obtener una dispensa para negociar luego con el Club de París. La idea del titular de Hacienda consiste en destinar 1.500 millones de dólares de anticipo, y refinanciar el saldo dentro de un programa de repagos de la deuda externa.

La idea oficial es, primero, ganar las elecciones, y luego llegar a un acuerdo para que lo firme Cristina Fernández ya como presidente de la Nación en enero próximo.

Esta breve autonomía en política económica podría llegar a su fin con el fin de 2007. Y las sugerencias del Fondo, de neto carácter neoclásico, podrían volver a aparecer como tema de debate cotidiano.