Argentina

 

Alcoyana

Dura derrota

Socialismo o Barbarie, periódico, 01/11/07

En nuestra edición N° 111 del 5/10, publicamos una larga entrevista a un compañero despedido e importante referente de la lucha en defensa de la fuente de trabajo que estaban dando las trabajadoras y trabajadores de Productos Textiles. Esa dura lucha la terminó ganando la patronal, imponiendo el despido de 128 obreros y empleados pagando el 100% de la indemnización hasta en 8 meses. Van estas líneas para sacar las lecciones de esta derrota para que sirvan para preparase mejor para las próximas luchas que se avecinan.

Kirchner le allana el camino a los despidos

Quizá la bandera más elocuente que hicieron los trabajadores durante su lucha fue la que decía: 

 “Alcoyana - Alcoyana.

Fin de la doble indemnización = 124 despidos. Gracias K dicen los empresarios”

El fin de la doble indemnización no fue una medida más, es la medida más significativa de los últimos tiempos y anuncia lo que va a ser el fin del gobierno de Néstor y buena parte del gobierno de Cristina. Sacar la doble indemnización es parte de la normalización que vienen anunciando, es decir, dejar que los empresarios hagan y deshagan a su antojo. Pero esa medida cobra toda su significación a la luz de las declaraciones de la ya presidenta electa cuando le preguntan cuales van a ser las principales medidas de su gobierno “…darnos mayor competitividad como país”1, respondió.

Ser mas “competitivos” es exactamente lo que busca la patronal de Alcoyana. Lo hizo imponiendo 128 despidos para flexibilizar aún más las condiciones de trabajo de los no despedidos. Producir más con menos obreros será una de las formas privilegiadas en que los empresarios buscarán ser más competitivos, con el aval de Cristina.

AOT una burocracia en descomposición

Ya está dicho que la patronal contó con el aval político del gobierno para despedir pero esto no explica todo. Otra razón poderosa es la existencia de la repodrida burocracia sindical y su rol activo a favor de la patronal. En primer lugar de la AOT (Asociación Obrera textil)  pero también la de SETIA (empleados) que sus delegados eran vistos con simpatía por los trabajadores al inicio del conflicto.

Pero vayamos por parte. La AOT jugó desde antes de los despidos en total acuerdo con la empresa sin guardar ninguna forma, jugaron para la empresa en forma descarada. El día 21/09 intentó por todos los medios que los despidos pasaran sin hacer olas, se negaban a hacer asambleas con los despedidos y les decían que vuelvan a las dos de la tarde para ver si había novedades. La burocracia fue desbordada por los trabajadores desde un inicio y se les impuso asambleas conjuntas de obreros y empleados, dando un ejemplo de unidad bastante raro en el movimiento obrero argentino donde obreros y empleados de los distintos gremios siempre están distanciados cuando no enfrentados. También las asambleas le impusieron las medidas de lucha y poner a los compañeros más reconocidos y activos como veedores, negociadores y hasta la burocracia los nombró como parte de una comisión de reclamos inexistente, pero  no lograron imponer lo que fue un reclamo desde el primer minuto: elecciones a delegados. Los compañeros fueron hasta  la AOT central pero no consiguieron  la convocatoria a elecciones que correspondía porque los mandatos estaban vencidos.

De haberse logrado esto hubiese sido muy importante y hubiese constituido un logro político importantísimo, porque estos nuevos activistas convertidos en delegados eran la garantía que tenían los trabajadores para que no se les tocara las condiciones de trabajo. Y aquí queremos resaltar casi una ley cuanto más descomposición más abiertamente patronal son los burócratas. El caso de la AOT es más que significativo en ese sentido.

Los delegados de SETIA

Los delegados de SETIA tenían cierto prestigio, sobre todo su delegado general, por haber denunciado las maniobras fraudulentas de la empresa y por hacer asambleas cada tanto. Estos delegados se pusieron a la cabeza de las asambleas comunes entre obreros y empleados y eran los que para todos los compañeros no sólo luchaban sino que le daban cierto barniz de legalidad a lo resuelto en las asambleas.

Desde nuestro partido alertamos, que mas allá de su prestigio, los compañeros eran parte de la burocracia y que no se podía confiar en ellos. Esto se notaba en dos aspectos cruciales. Por un lado siempre llamaron a confiar en el Ministerio de Trabajo y en los “compañeros” de la CGT; por otro alentaron un discurso fuertemente anti partido sin ningún signo de clase desde el primer momento del conflicto.  Es decir, para ellos  es lo mismo el PJ, el Frente para la Victoria –al que apoyan algunos de estos delegados– y los partidos obreros de la izquierda revolucionaria que estuvimos desde el primer momento a disposición de la lucha. Usando el reaccionario discurso que “nos quieren usar”, las “banderías políticas no”, “que esto no es un conflicto político”, etc. Ante la ausencia permanente de todo partido salvo el nuevo MAS el objetivo era más que evidente: echar a los que alertábamos contra las maniobras burocráticas e impulsamos la acción independiente de los trabajadores.

En los últimos dias comenzaron a  boicotear las distintas iniciativas de los trabajdores y en especial la marcha propuesta para el día jueves. Ante el fracaso del boicot y el peligro que los desbordaran a ellos también  pasaron a la traición abierta y descarada: dividieron la asamblea común y aceptaron los despidos y el pago en cuotas. Esto  junto a 4 nuevos despidos con causa, que mandó la empresa, fueron el golpe de gracia para el activismo.

Una fábrica sin recomposición

A todas estas causas se le agrega un problema específico de esta fábrica: el componente generacional. El promedio de edad es muy alto y no hubo recomposición de las fuerzas obreras ni en el sentido político ni en el sentido generacional. Los jóvenes son una minoría y no les dio para imponer su dinámica. El activismo era muy debil e inexperto.

Como decía el compañero en el reportaje: “En algún momento llegó a tener unos 3.000 obreros (…) Durante la crisis del 2001 la fábrica llegó a tener unas 80 personas trabajando y en el 2003 comenzó la reactivación. El grueso de los compañeros son gente grande, porque son pocos los obreros jóvenes que sepan el oficio. Esto quizás es lo que explica que hubo muchos atropellos a lo largo de los últimos años y nunca habían tenido una respuesta. También porque los delegados acordaban siempre con la empresa (…) siempre hubo una costumbre del despido: era una cuestión habitual. Por eso la empresa y la burocracia no esperaban la respuesta contundente que dimos.”

El atraso político de los trabajadores

Este es un problema muy importante para las próximas peleas que se avecinan porque cada vez más las luchas tendrán directamente un carácter político toda vez que enfrenten el pacto social  anti obrero que proclama la presidenta K.

El atraso se manifestó en varios aspectos: en primer lugar un sector mayoritario de los despedidos tenía como único objetivo irse cobrando lo más posible de la indemnización y en la menor cantidad de cuotas.

En segundo lugar, otro aspecto es el arraigado discurso anti política que paradójicamente es encabezado por los que más política hacen: los burócratas de todos los pelajes.

Este discurso está muy arraigado entre amplias capas de trabajadores y se basa en profunda desconfianza a los partidos, pero al no distinguir el signo de clase de los partidos, entonces, se convierte en una desconfianza ciega y reaccionaria que en definitiva sirve para que se agazapen en ese discurso los burócratas y las patronales.

Ligado a la confusión política hay dos cuestiones mas. Para la mayoría de los compañeros, burócrata viene a ser sinónimo de traidor, vendido o corrupto. Pero una de las cosas mas importantes  que definen a la burocrácia es no tener una posición de clase, es decir, todo aquel compañero, inclusive honesto que crea en que entre patrones y obreros se pueden conciliar intereses y que llegado a un momento irreconciliable será el Estado el que arbitre en forma imparcial entre las clases se ata de pies y manos. Otro aspecto íntimamente ligado a esto es el extremo legalismo de los trabajadores y ésta es una trampa mortal porque la ley está hecha por los patrones y para los patrones. Entonces siempre en todo conflicto agudo estará planteado trasponer la legalidad burguesa. Y ésta es otra paradoja del conflicto de Alcoyana porque se traspuso la legalidad al ocupar la planta en dos oportunidades, pero al recibir cuatro nuevos telegramas de despido y esta vez con causa, es decir, por ocupación ilegal, esto terminó de minar el ánimo y las fuerzas. La última asamblea con los trabajadores adentro,  la mayoría decidió levantar la medida si a los 4 compañeros se les pagaba como al resto de los despedidos, obvio que la patronal aceptó y se firmó la derrota.


Nota:

1. Entrevista dada a Joaquín Morales Solá. Transmitida en el programa Desde el Llano y publicada en el diario La Nación del 30/10.