Las vueltas

del Argentinazo

 

Después del Argentinazo

Ha comenzado un proceso revolucionario

Texto votado en el 2º Plenario Nacional de Cuadros del MAS de marzo 2002
 y ratificado en el 8 º Congreso (31/05/02)

5.- Elementos de un programa por la revolución socialista

Consideraciones generales

Reflexionaremos aquí sobre algunos de nuestros ejes políticos / programáticos centrales en el proceso que se ha abierto. En los últimos meses y ante las exigencias de respuesta frente los distintos acontecimientos, hemos ido elaborando los ejes de nuestra política, los que se sintetizaron en la minuta votada en el plenario de cuadros de mitad del año pasado. Esta política, en los días del 19 y 20 de diciembre, paso la prueba de los hechos.

Sin embargo, el argentinazo ha marcado el ingreso en un nuevo periodo: en un proceso revolucionario, lo que nos plantea nuevas y renovadas exigencias. Como hemos fundamentado más arriba, en el actual contexto político, nuestra perspectiva debe ser centralmente por la positiva, en la medida que actuamos cotidianamente desde el objetivo de ayudar a llevar el argentinazo hasta el final: hasta la realización -por parte de las mas amplias masas autodeterminadas- de la revolución socialista.

Por esto, nuestra política y programa no se puede ordenar simplemente alrededor de planteos “negativos” como la derrota del plan económico (como correctamente venimos planteando en nuestros últimos periódicos), o de la echada revolucionaria del gobierno de Duhalde: el centro de nuestra política en el actual periodo, pasa por el desarrollo de todas las experiencias de la autoorganización, por su masificación, politización confluencia y centralización, en el sentido de que se desarrollen y maduren como expresiones de un doble poder de los trabajadores y los sectores populares. Al mismo tiempo que, absolutamente ligado y fusionado a lo anterior, porque asuman un verdadero programa alternativo, por la positiva, anticapitalista y antiimperialista, frente a la bancarrota del país.

Insistimos: creemos que estas dos son las tareas centrales que están planteadas para el próximo periodo, y que debemos formular en su intima combinación, desde “adentro” mismo del proceso en curso: el ayudar a establecer un verdadero “doble poder” frente al Estado burgués, a lo largo y ancho del país. El ayudar a que de manera creciente las masas vayan tomando en sus manos las soluciones a todas las cuestiones que el deterioro del Estado y la bancarrota de los capitalistas, deja sin resolver, haciéndose carne en un programa de transformación social del país. Porque esta es la absoluta condición de posibilidad para que los trabajadores puedan plantearse la perspectiva del poder y de la completa transformación socialista de esta sociedad.

Impulsar la construcción de formas de poder desde abajo

Con la apertura del proceso revolucionario, asistimos a dos posibles vías de desarrollo.

La primera, es la reabsorción capitalista de la crisis, en las múltiples variantes políticas y económicas que puedan estar por delante, incluyendo las mas sangrientas y contrarrevolucionarias. La feliz conclusión para la clase dominante, tiene como premisa el entierro de las inmensas potencialidades de lucha abiertas por la rebelión popular. O, por lo menos, su regimentación hacia una senda controlada por la clase dominante. Hay que decirlo con todas las letras: si la democracia capitalista tiene un carácter general de trampa y de desvío, en las condiciones actuales de bancarrota económica / social y después del “argentinazo”, el apostar a una salida obrera y socialista por ese lado, a la espera de alguna elección, o en la búsqueda de “muchos votos”, seria un grave error. Las elecciones no pueden ser en si mismas una salida para los sectores populares que pusieron el cuerpo para echar al gobierno, aunque al mismo tiempo, sistemáticamente reivindiquemos los elementales derechos democráticos y denunciemos el carácter antidemocrático, usurpador e ilegitimo del gobierno de Duhalde.

En este marco, una gran limitación del “argentinazo” (mirado desde otro punto de vista) es precisamente su “espontaneidad”, el carácter limitado de sus reivindicaciones: el próximo deberá ser organizado, y deberá apuntar al cuestionamiento del capitalismo como tal. Por esto, es decisivo profundizar  el grado de conciencia no sólo contra el gobierno, sino al régimen político, a la propiedad privada y al Estado, cuestionamiento que la movilización en las calles ha puesto sobre la mesa: se trata de que los trabajadores tomen en sus manos, de manera independiente, la resolución de todas las tareas que el poder burgués y su estado han demostrado incapaces de resolver. Desarrollar a todos los niveles la mas amplia organización independiente de los trabajadores y los sectores populares, como ya se esta comenzando a hacer: las asambleas populares, plenarios de trabajadores desocupados, coordinadoras de ocupados, comités de lucha de lugares de trabajo, etc., etc., de los trabajadores en al perspectiva de establecer un verdadero doble poder en el país, alternativo al poder burgués.

Por un programa de acción anticapitalista y antiimperialista

Íntimamente ligado a lo anterior, esta el desafió de que estas expresiones de la autoorganización de los trabajadores, y las masas todas, asuman un programa de transformación social del país: anticapitalista y antiimperialista.

Para esta perspectiva, hay un hecho del cual debemos tomar nota: esto es, que muchos de estos puntos de “nuestro programa”, están siendo levantados por las propias masas en las calles. Tanto en las mas diversas asambleas populares, como entre los “piqueteros” y las experiencias clasistas, se están enarbolando puntos antiimperialistas: como “la nacionalización de la banca y el comercio exterior”, el “no pago de la deuda externa”, la “renacionalizacion de las privatizadas”; como así también, contra la propiedad de los capitalistas: como el reclamo por el control y / o administración obrera de las empresas que pretenden despedir o van a la quiebra, lo mismo que la exigencia de su “nacionalización” y / o “provincialización”. El hecho de que estos puntos de un programa mínimo revolucionario  estén siendo levantados por sectores reales del movimiento de masas, es de una importancia inmensa, y lo que se nos plantea entonces mas que “inventar” un programa nosotros, es generalizar y socializar esta experiencia entre los mas amplios sectores, siendo conscientes que la asunción de un programa anticapitalista y antiimperialista por parte de los mas grandes sectores de masas, es, junto con el problema de los organismos de poder, la otra condición de posibilidad para la realización de la revolución socialista, y la otra de las grandes tareas que tenemos por delante.

Reivindicaciones mínimas y transicionales

En el marco anterior, nuestro primer eje político debe ser el partir de presentar respuestas elementales frente a la catástrofe económico / social que no para. Es central mostrar medidas concretas de una plan de acción anticapitalista y antiimperialista, para que ellas se hagan carne y sangre, esto es, sentidas entre la vanguardia y las masas que se agrupan en las asambleas populares, en los movimientos de desocupados, en las experiencias clasistas de los ocupados.

En este marco, partimos de las cuestiones mas elementales: por la defensa de derecho a comer, contra la reducción y/o supresión de los ya insuficientes planes trabajar, por su control democrático en manos de las organizaciones de los trabajadores desocupados, por la reducción de la jornada laboral sin reducción de salarios y/o la “requisa de trabajo” en las grandes empresas, por un plan de obras publicas íntegramente financiado por el estado y controlado por los trabajadores, contra la rebaja de salarios y jubilaciones en virtud de la inflación, por el pago en pesos y no en bonos como el “patacón”, no a la confiscación de los ahorros de toda la vida de millones de asalariados y pequeño propietarios, por la devolución de sus depósitos a valor dólar. Muchas de estas cuestiones se sintetizan hoy en la pelea por la derrota del plan de Remes y Duhalde.

Al mismo tiempo, estos planteos los debemos combinar inmediata e íntimamente, con el planteo de una serie de tareas y / o medidas transicionales por la positiva, que vayan de frente contra las ganancias y la propiedad de los grandes capitalistas y el imperialismo: por  el control obrero y la apertura de los libros contables de toda empresa que pretenda despedir trabajadores, por la expropiación bajo control de los trabajadores de toda empresa que cierre sus puertas o sea “abandonada” por su patronal, por la nacionalización de la banca y el comercio exterior, por la nacionalización bajo control de los trabajadores de las empresas de servicios privatizadas, por el verdadero no pago soberano de la deuda externa y publica, por verdaderos impuestos progresivos a los grandes capitales.

En este marco, es central y decisivo, el llamado a la pelea unificada de todos los sectores de los trabajadores. Las asambleas populares, los movimientos de los trabajadores y los trabajadores ocupados, deben pegar todos juntos: deben trabajar en la perspectiva de la realización de una gran lucha nacional, activa, autoorganizada, con piquetes, cortes de ruta y cacerolazos, en enlace a todos los trabajadores y los sectores populares, hasta acabar con las actuales medidas, con el gobierno de Duhalde, en la perspectiva del poder de los trabajadores y los organismos que los mismos están construyendo.

Medidas democráticas contra la represión. Por la autodefensa

Hay un marcado giro reaccionario de la democracia burguesa en su etapa de degradación.

Ya hemos analizado en varios artículos en la SOB las características de régimen “híbrido” que la misma ha ido asumiendo, combinando los mecanismos tradicionales del engaño mediante el voto, con decisiones cada vez mas de hecho, por “encima de la sociedad” y la multiplicación de una actuación directamente represiva. Estas tendencias, bajo el actual proceso revolucionario en curso, claramente se están profundizando, y se van a profundizar aun mas. Para esta perspectiva debemos prepararnos junto con la vanguardia y las masas. Porque el gobierno y la gran burguesía están midiendo milímetro a milímetro la evolución de la situación política en la búsqueda de argumentos y puntos de apoyo políticos y sociales (que aún no han encontrado) que puedan justificar, en caso de una agudización de la crisis, un giro a derecha, reaccionario y represivo: un verdadero “baño de sangre”.

Prepararnos para esto es fundamental. Y esta preparación la debemos hacer íntimamente ligados a las experiencias que las propias asambleas populares, los movimientos de desocupados y/o ocupados se empiezan a dar en el sentido de poner en marcha, practicas de verdadera autodefensa de las masas, por ejemplo frente a las patotas del PJ y la UCR.

Por el derecho del pueblo trabajador a decidir sus destinos. Por la independencia del país del Imperialismo

En un plano mas general, aunque no levantemos consignas como “Asamblea Constituyente” u otras, no quiere decir que no este planteado responder a los avances “antidemocráticos” del régimen, aun en su propio terreno. Porque la asunción del gobierno usurpador de Duhalde, ha sido a todas luces profundamente antidemocrática, incluso en el propio terreno de la democracia burguesa. Podrían haber convocado a elecciones anticipadas como quería De la Sota, o convocar a una Constituyente como inicialmente decía querer la Carrió. Pero no. El PJ y la UCR tienen un profundo terror a que incluso en su propio terreno “las cosas se salgan de madre”, y se revele el tremendo deterioro de sus partidos. Temen al “sin radicales ni peronistas vamos a vivir mejor”.

Al mismo tiempo, con su usurpación, pretenden algo mas importante aún: desconocer, negar, enfrentar e incluso reprimir la democracia directa y de hecho que comienzan a ejercer las masas en las calles.

Esta realidad, la debemos denunciar permanentemente, lo mismo que señalar que lo que han hecho ha significado desconocer el elemental derecho democrático de las masas populares, aun en el terreno de la tramposa democracia de los ricos: el derecho de las masas al voto popular.

En el marco de esta denuncia, y en el terreno “democrático”, nos inclinamos por plantear algo así como la necesidad de la realización de una “gran asamblea nacional revolucionaria”, que como expresión directa de las formas de organización independiente de todos los sectores de trabajadores y populares, resuelva los destinos del país. Esta formulación es puramente tentativa y metodológica y la debemos combinar con todos los plantes de “gobierno barato” que vienen de la experiencia de la Comuna.

Parte de esto, aunque desde otro plano, es que esta planteado romper con la sujeción no solo económica, sino política del país al imperialismo. No se trata solo de consignas como el no pago, sino de levantar también con fuerza el repudio y el rechazo al “Plan Colombia” y denunciar el apoyo del gobierno de Duhalde al mismo. Junto con esto, esta el problema de que el conjunto del régimen político, no solo es una “democracia de los ricos”, sino, a la vez, una “democracia colonial”. Y parte de las tareas “democráticas”, es el pelear por romper con esta subordinación a los acuerdos políticos y militares del imperialismo en la región, y más en general, acabar con la sujeción de los gobiernos y regímenes políticos del país, al dominio imperial.

Estas tareas tienen hoy, en medio del argentinazo en curso, una importancia aún mayor que en tiempos “normales”. Es desde la perspectiva de la clase trabajadora y de la transformación social del país, que deben ser abordadas, en la medida que el perfil “antiimperialista” o “nacional” pretende ser instrumentalizado desde sectores de “ultraderecha”, sea el caso de Rico o Seineldin, sectores políticos que aunque aún minoritarios, tienen una presencia creciente en medio de la crisis, y son un factor de enorme peligro potencial.

Por un programa de salida desde los trabajadores, para todos los sectores explotados y oprimidos

Se trata que la clase trabajadora logre verdaderamente constituirse en clase, esto es, de que pueda dar una alternativa para el conjunto de los explotados y oprimidos ante la bancarrota del país, ante el fracaso evidente de la clase de los capitalistas, enarbolando un programa de salida para todos los sectores explotados y oprimidos.

Para este objetivo, en la formulación de nuestra política y programa, debemos escapar de toda reducción “sindicalista” o “corporativista” de la misma. Porque cuando lo que se cae es un país, cuando la bancarrota afecta a todas las capas sociales explotadas y oprimidas, no se puede sostener creíblemente ninguna reivindicaciones particular, si no es desde la perspectiva de una salida general, global, tendiendo los trabajadores un puente hacia el resto de los explotados, de los oprimidos, e incluso de los sectores medios pequeñoburgueses empobrecidos. Por ejemplo, como los tamberos, que han debido salir a una dura lucha, ante el hecho de que las grandes empresas capitalistas de la comercialización de la leche, les imponen condiciones insostenibles.

Porque, además, cualquier mínima reivindicación para concretarse hoy consecuentemente, debe ir hoy mas allá del capitalismo. Porque hay prácticamente “cero espacio” para concesiones de tipo reformistas. Y las cosas que se arranquen, solo podrá serlo como subproducto de la lucha revolucionaria de los trabajadores, “arrastrando” tras de si a los sectores medios.

Que se entienda bien: es esencial pelear duramente por cada reivindicación inmediata. No es esto lo que cuestionamos. Por el contrario, creemos que es reaccionario cuando desde la CTERA –por ejemplo- dicen “que les da vergüenza pelear contra el atraso en el pago de los salarios, porque hay millones que no tienen para comer”... Creemos que esto es hacerle el juego al sistema y a Duhalde, que pretende liquidar las conquistas que subsisten entre los trabajadores, buscando establecer un “mínimo común denominador” de miseria e indigencia.

Pero, al mismo tiempo, hay que ser conscientes que la pelea por cada reivindicación inmediata debe plantearse hoy, desde la perspectiva  global da dar una respuesta al conjunto de la sociedad, y al conjunto de los explotados y oprimidos: esto es, desde la perspectiva de la revolución social.

Parte de esto es la cuestión de que la clase trabajadora debe ser capaz de plantear una salida para el conjunto de los sectores expoliados por el gran capital. Es muy importante que desde los trabajadores se tomen y se levanten reivindicaciones como la de los productores tamberos, a los cuales los grandes monopolios capitalistas de la distribución ponen al limite de su desaparición. Desde esta perspectiva, seria decisivo que el actual “frente único” de los explotados y oprimidos, se transformase en algo así como un “bloque de clases” o “alianza de clases” explotadas y oprimidas, hegemonizada esta alianza, por los trabajadores, y bajo un programa de clase: contra los capitalistas, el imperialismo, y por el socialismo.

Trabajar en la perspectiva de la revolución socialista

Solo el pueblo trabajador, que ha puesto el cuerpo en las calles, tiene derecho ha disfrutar los beneficios de la victoria, que su irrupción creativa y espontánea le posibilitó. A partir de este momento, debe procesar políticamente su combate, para poder darle una perspectiva, un programa y una dirección propia. No debe dejarse usurpar su victoria.

Hacia delante se abren y solo pueden abrirse dos alternativas: o la reabsorción capitalista del argentinazo o un argentinazo que vaya hasta el final. Esto es, la perspectiva de una verdadera revolución social, que transforme íntimamente las estructuras económicas, políticas y sociales del país, que lleve al poder a la clase trabajadora. Lejos de ser una fantástica utopía, este pronostico alternativo es el único realista.

Por supuesto, este pronostico alternativo es para el conjunto de la etapa abierta,  para el proceso revolucionario en curso, no para los próximos semanas o meses. Pero al mismo tiempo decimos con toda convicción y sin lugar a dudas: es desde la perspectiva de la revolución socialista, que debemos militar cotidianamente, lo que no quiere decir no tomar en cuenta las diversas mediaciones, alzas y bajas que el proceso tendrá.[[i]]

La burguesía va a trabajar a brazo partido por reabsorber la crisis tanto en el terreno económico como en el político: debe superar una bancarrota económica descomunal y el inmenso deterioro que existe en su forma actual de dominación. Intentaran por todos los medios dividir el “frente único” de hecho entre los explotados y oprimidos, el que ha sido el verdadero motor del argentinazo. Trataran de enfrentar a los “sectores medios” con los sectores más pobres de la sociedad, en la búsqueda de una base social para afirmar su poder. Para esto buscara, seguramente, por distintos caminos tanto a “izquierda” como a derecha: desde “salidas” frente populistas” hasta giros gravemente reaccionarios y / o bonapartistas. Esto habrá que ir siguiéndolo con total seriedad y minuciosidad, mediante “el análisis concreto de la situación concreta”  en medio del ritmo vertiginoso de los acontecimientos.

Frente a esta realidad, frente al intento de reabsorción capitalista del argentinazo, no puede haber otra alternativa que llevarlo hasta el final. Y llevarlo hasta el final significa preparar y hacer la revolución socialista: ir de las formas políticas del rechazo a lo existente a su cuestionamiento y superación en el terreno de las relaciones sociales. La vía de una verdadera revolución: consciente, de los trabajadores y los sectores populares, democrática y autoorganizada, la revolución socialista, único camino por el que se podrán resolver los mas elementales problemas de las masas, los problemas del hambre, del trabajo, de la salud y la educación.

Con ese objetivo, los socialistas tenemos que aportar el contenido político preciso que se desprende de la auto actividad que están desplegando las masas: la conquista de manera democrática y autodeterminada del poder político por parte de los trabajadores y el relanzamiento de la perspectiva del socialismo a escala nacional e internacional.

Notas:

[i].- “¿Cómo orientarse en la nueva situación (...) No creemos, como plantea el texto de Roberto Sáenz e Isidoro Cruz Bernal, que inexorablemente en el periodo se abran solo dos alternativas (...) creemos que esta disyuntiva histórica no nos sirve para orientarnos en la realidad presente” (Nora, “La profunda movilización abierta en la Argentina y nuestras tareas”. Anexo del BIC. Nº9).

Aquí, la critica de la compañera Nora nuevamente erra en el blanco. No se da cuenta que puede deslizarse hacia la perdida de la perspectiva de la revolución, aunque por un “descuido”. ¿En donde esta escrito que la disyuntiva de “reabsorción del argentinazo o revolución socialista” este planteada para el próximo periodo?  En ninguna parte y no es lo que pensamos. Lo que si opinamos es que cuando se abre un proceso revolucionario o más en general, comienza una “revolución”, no hay otra posibilidad –si se es revolucionario- que la de pelar, de militar, de esforzarse, de elaborar y construir, desde la perspectiva de ser parte y colaborar a un desenlace revolucionario del proceso abierto, en nuestro caso, revolucionario socialista. Y queremos decir con claridad, que opinamos que esta “disyuntiva objetiva” esta planteada en la lógica de los acontecimientos, en la lógica de la etapa abierta, aunque no sea así, hoy por hoy, desde el punto de vista de las condiciones subjetivas para la misma, condiciones (conciencia, organismos y partidos y / o movimientos revolucionarios) en los que hay que esforzase, denodadamente, para cerrar la brecha entre el proceso revolucionario abierto y las posibilidades de su desenlace socialista.

Por el contrario,  creemos que la posición que la compañera expresa es sumamente peligrosa. “Creemos que esta disyuntiva histórica no nos sirve para orientarnos en la realidad presente” . ¿Y desde que perspectiva nos orientamos en la realidad presente, sino es desde la perspectiva histórica de “barbarie capitalista o revolución socialista”? ¿Desde que otra perspectiva se puede hacer cotidianamente nuestra actuación?  En esto creemos que es de enorme vigencia y de actualidad política para el proceso en curso en la Argentina, las reflexiones de Rosa Luxemburgo contenidas en su texto” reforma o revolución”: “pero puesto que el objetivo final del socialismo es el único factor decisivo que distingue al movimiento socialdemócrata de la democracia y el radicalismo burgueses, el único  factor que transforma la movilización obrera de conjunto, de vano esfuerzo por reformar el orden capitalista en lucha de clases contra ese orden (...) la pregunta “reforma o revolución” tal como la plantea Bernstein es, para la socialdemocracia, el “ser o no ser”. (Rosa Luxemburgo, “Reforma o Revolución”. Obras escogidas. Tomo 1. Editorial Pluma, 1976)

Volver