Las vueltas

del Argentinazo

 

Primera crisis política del gobierno de Kirchner

Alerta amarillo

Editorial de Socialismo o Barbarie, periódico, 02/04/04

“Tras su impulso atronador, el gobierno nacional comenzó a emitir sus primeros síntomas de cansancio. Refugiado en la negociación de la deuda publica y en el debate sobre nuestro pasado trágico, pareció dejar de lado otros aspectos de la realidad, no menos candentes. Desempleo, pobreza e inseguridad –cabe recordarlo– siguen al tope de las preocupaciones de la opinión publica” (La Nación, 29/03/04)

En los últimos días (como nunca hasta ahora bajo la administración K.), una serie de elementos de crisis en distintos terrenos se han juntado, encendiendo luces de “alerta amarilla” al gobierno. Estos elementos son la escalada de los precios, la crisis energética, la crisis en el PJ y con las Fuerzas Armadas alrededor del acto en la ESMA el 24/3, así como también (aunque sin mayor proyección política aún) una serie de importantes conflictos de trabajadores en distintas provincias y en Buenos Aires (ver aparte).

Sin embargo, lo que terminó abriendo la primer crisis política del gobierno, fue la multitudinaria movilización de ayer jueves 1/04  de las clases medias por la seguridad. ¿Por qué ha ocurrido esto? ¿Cuáles son sus razones y naturaleza?

El balance del 24/3

Las consecuencias políticas del desencadenamiento de esta crisis aún no están del todo claras. En parte, esto es así porque alrededor del nudo del acto en el ESMA (el 24 al mediodía), de la deliberación abierta en las FF.AA. y sobre todo del bochornoso congreso del PJ del 25/3, el gobierno logró quedar a la “izquierda de los cuestionamientos”...

Esto fue producto –sobre todo– por la grave responsabilidad de los organismos de derechos humanos profundamente coptados por el gobierno de Kirchner y la misma democracia de los ricos, los que con la inestimable colaboración de la CCC, el PC y el MST, lograron evitar que la contundente movilización de 60.000 personas del 24 por la noche, terminara de aparecer realmente como opositora al gobierno.

Si en medio del desarrollo de estos elementos de crisis esa movilización hubiera aparecido más claramente contra el gobierno, probablemente el fiel de la balanza se hubiera inclinado más hacia fortalecer la oposición por la izquierda al gobierno.

Sin embargo, esto no fue así. Y la oposición que amenazó con esbozarse (indirectamente) ayer jueves 1/4, pareció más venir “por el centro” (o la “derecha”), como subproducto del hecho evidente y reiterado de la connivencia del propio aparato del Estado, del PJ y de la policía en hechos delictivos sufridos por familias de la propia clase dominante o de las altas clases medias.

1° de abril:  una movilización de las clases medias altas

Las idas y venidas alrededor de las políticas cosméticas de relegitimación de las instituciones, de intentos de disolución del reclamo de “que se vayan todos” y la propia base de sustentación con la cual Kirchner llegó al gobierno el año pasado (el aparato del PJ de Buenos Aires) han desatado contradicciones de importancia con estos mismos sectores privilegiados, a los que –obviamente– no les interesa la condena al golpe del ´76, sino (por el contrario) su seguridad amenazada aquí y ahora por la crisis social desatada por el propio capitalismo en crisis estructural.

Como venimos diciendo, esta misma orientación “cosmética” (por su naturaleza), desata contradicciones. Completamente favorable al gobierno cuando se trata del “enfrentamiento” (fácil) con el descompuesto régimen de los Juárez en Santiago del Estero, más desigual cuando se trata del PJ. Pero mucho mas dificultoso cuando lo que se pone sobre el tapete es el planteamiento de “seguridad” de sectores de la clase media alta (parte de la cual, viene sosteniendo al gobierno).

Así, ante el “lavado de cara” de la marcha del 24/3 por parte de los organismos y los partidos que le hicieron de comparsa, la “oposición” tendió a salir por otros temas y –en cierta medida– desde otros sectores sociales. Este es el caso de la marcha del 1 de abril, con una impronta (o con una conducción de hecho) proveniente de sectores acomodados de las clases medias altas (o de la misma burguesía), que viven la crisis social tremenda que sigue atravesando la Argentina capitalista obviamente no desde el lado del desempleo de masas, de la exclusión y de la miseria salarial, sino desde el ángulo de la “seguridad”, esto es, de la vivencia de la amenaza de perder las conquistas que tienen adquiridas.

Es a esta “misma” clase media (aunque en este caso en sentido más amplio e incluyendo a la mayoría empobrecida, o sea que no es exactamente la misma, sino, en cierto sentido “otra”) a la que el gobierno tiene pánico que salga masivamente a “cacerolear” en caso de un corte masivo de luz (o de gas) producto de la crisis energética.

.Esto no quita que la movilización del 1° de abril no haya tenido elementos contradictorios. Por ejemplo, detrás de Blumberg se “engancharon” padres y familiares de extracción mucho mas pobre (de sectores populares) afectados por casos de gatillo fácil policial, de asesinatos de la patota del PJ, de la desprotección en los propios barrios populares, etc. Asimismo, parte de los que se movilizaron ayer son integrantes de la “clase media media” que salió a “cacerolear” el 19 y 20 de diciembre.

No hay verdadera solución a los problemas democráticos y de seguridad de la mano de K y los capitalistas

El operativo de limpieza de las instituciones de  parte del gobierno es una trampa. Bajo las condiciones del capitalismo semicolonial argentino, no puede haber una verdadera salida progresiva en el terreno de la impunidad y de las instituciones. Esto no puede venir de la mano de una burguesía y un imperialismo atado por mil lazos... con estas mismas instituciones descompuestas.

El planteo “que se vayan todos”, tenía sin embargo (desde el inicio) un gravísimo límite de clase: al ser por la negativa, no expresaba sobre que terreno social se podía resolver. Porque esto sólo puede venir de la mano no simplemente de la alianza de “piquete y cacerola” (ni muchos menos de gobiernos patronales como el de Kirchner) sino de una alianza de los trabajadores (ocupados y desocupados), los sectores populares y las clases medias empobrecidas, que apunte a acabar con el sistema capitalista, y sus flagelos concomitantes como el desempleo de masas, la marginalidad y la exclusión.. Esto es, superando la experiencia de la democracia de los ricos, hacia una verdadera democracia de los trabajadores y el pueblo: un gobierno de los trabajadores y el pueblo pobre.

Esto –desde ya– no quiere decir que no se deban levantar “consignas” de lucha democráticas aquí y ahora. Esto se debe hacer, pero no desde el ángulo “de la seguridad” de los más privilegiados, sino desde la movilización de los propios trabajadores y el pueblo pobre.

Pero esto pasa –a diferencia– de lo que vergonzosamente hicieron los organismos de derechos humanos el 24/3, por no capitular frente al Estado patronal y el gobierno burgués de Kirchner. No hay pelea democrática (y por la “seguridad”) desde los intereses de los trabajadores y el pueblo que no pase por rechazar que nos pretendan cambiar los ladrillos de la ESMA por la impunidad estructural de las Fuerzas Armadas, la Gendarmería y todas las policías. La Policía de la provincia de Buenos Aires, nunca podrá “ser buena” como reclama Blumberg: hay que tender a la disolución de este aparato estructuralmente represivo y antipopular y pasar a la organización de los vecinos (junto a los trabajadores) de su propia seguridad, independiente de todo vínculo con la misma policía.

Sabemos que ésta es una tarea muy difícil, pero no vemos otra alternativa, cuando se trata de una sociedad –como la nuestra– dividida entre clases antagónicas: no puede haber “seguridad” para todos. O hay seguridad  para los trabajadores y el pueblo, o la hay para los privilegiados. Son dos “seguridades” distintas.

¡No a la reconciliación: no queremos ladrillos por impunidad!
¡Castigo efectivo y popular a todos los genocidas!
¡Disolución de la corrupta y represora policía!
¡Basta de barrios privados para ricos!
¡Basta de seguridad privada para privilegiados!
¡Que la seguridad de los barrios populares pase a manos de los vecinos y trabajadores!

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