Asia Central

 

Quién y cómo es Islam Karimov, presidente desde 1991

Un dictador al que Bush no objeta

Por Rodrigo Fernández en Moscú
El País,
Madrid, 14/05/05

Reproducido por Página 12, Buenos Aires

Moscú. Islam Karimov es el dictador que gobierna Uzbekistán con mano de hierro desde que ese país centroasiático obtuvo la independencia en 1991. Ya en tiempos soviéticos, Karimov encabezaba la región como primer secretario del Partido Comunista. Con la excusa de la amenaza islámica, logró el apoyo político y económico de EEUU Después del 11-S, Karimov se convirtió en aliado clave del presidente George W. Bush en la zona y permitió al Pentágono el uso de su principal base militar para la guerra en Afganistán. Washington obvia la falta de democracia y las violaciones de los derechos humanos. Y Rusia lo considera un factor decisivo en Asia Central.

Ha sido el mismo Karimov, de 67 años, el que ha generado la oposición musulmana radicalizada al aplastar en 1992 a la oposición laica, representada por los partidos Birlik y Erk. Karimov ha emprendido una lucha contra los extremistas religiosos que desean acabar con su régimen, encarcelando a miles. A partir de los años ’90, los nuevos países que surgieron del desmoronamiento de la URSS comenzaron a vivir un agitado período de autoidentificación nacional en el que se activó el factor religioso. Tradicionalmente musulmanes, surgieron en Uzbekistán una serie de grupos fundamentalistas, como Akromia, Adolat (Justicia), Islom Lashkarlari (Soldados del Islam), Tablij (Sociedad para la Divulgación de la Fe), Touba (Arrepentimiento) y Nur (Luz), muy activos en el valle de Ferganá. Su objetivo es la creación de un Estado islámico teocrático, un nuevo califato.

Este superpoblado valle donde viven unos siete millones de personas está dividido entre Kirgistán, Uzbekistán y Tajikistán y es un auténtico volcán con erupciones periódicas. La revolución kirguiza de los tulipanes, en marzo, comenzó en ese valle, en Jalalabad y Osh. La tradicional influencia islámica en el valle se ve reforzada por la miseria y por la explosión demográfica; los jóvenes son presa fácil de los fundamentalistas.

Los radicales uzbekos han utilizado el terrorismo en varias ocasiones. El más extremista es el Movimiento Islámico de Uzbekistán, que aboga por la vía armada para instaurar un gobierno que se rija por la ley musulmana.

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