Arde Bolivia

 

Dos sectores batallan dentro de la COB

Econoticiasbolivia, 29/04/04

Casi en las puertas de la huelga general y del bloqueo nacional de caminos, una despiadada lucha sin cuartel se ha desatado al interior de los sindicatos y de las organizaciones sociales y populares. Unos, sindicalistas seguidores del cocalero Evo Morales, intentan boicotear la lucha emprendida contra el gobierno neoliberal, mientras que otros, más radicales y que siguen a la dirección de la Central Obrera Boliviana (COB), buscan profundizar la movilización popular en la perspectiva de la insurrección popular de octubre y de la revolución social.

En las últimas escaramuzas, la victoria ha estado del lado del bando de los radicales, en los que están el minero Jaime Solares, líder de la COB, y del campesino Felipe Quispe, el "Mallku" de la Confederación Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB).

Sin embargo, los seguidores de Morales siguen trabajando para que más sectores sociales y sindicales se sumen a los cocaleros y a los campesinos de Cochabamba en su boicot a la huelga y al bloqueo de caminos. "Hay que parar de una buena vez a ese llockalla (jovenzuelo, en aymara) de Solares que está en el juego de la Embajada de Estados Unidos", instruyó Filemón Escobar, senador e ideólogo del Movimiento al Socialismo (MAS) de Evo Morales.

Pero decirlo es muy diferente a hacerlo. Y eso lo comprobaron en el ampliado minero, realizado ayer en Oruro, los dirigentes del MAS y de los partidos neoliberales, como Hilarión Mamani, secretario de organización de la Federación de Mineros, que solicitaron la renuncia de Solares y el rechazo a la huelga y el bloqueo. 

El ampliado de dirigentes sólo los escuchó, tal como establece la democracia sindical que ha vuelto a florecer en la vanguardia del proletariado boliviano, pero decidió que la huelga va, que el bloqueo será total y que Solares seguirá a la cabeza de la COB.

Un duro golpe para el MAS y su líder Evo Morales, que también fracasó en fracturar la dirigencia campesina en La Paz, que volvió a respaldar al "Mallku" Quispe y su declaratoria del bloqueo de todos los caminos y accesos del Altiplano.

Lucha ideológica

En los ampliados laborales y asambleas de los sindicatos, la conciliadora línea política e ideológica del MAS y de Evo Morales tiene muy poca acogida. El "apoyo crítico" que brindan al gobierno neoliberal de Carlos Mesa no es nada fácil de explicar para los dirigentes "masistas" que controlan las direcciones intermedias en la Centrales Obreras Departamentales de Oruro, Cochabamba, Chuquisaca, Tarija, Potosí y Pando, la Confederación de Fabriles de Bolivia, algunas federaciones departamentales de fabriles y un sector de los gremiales de Bolivia y La Paz, así como en el Movimiento de los Sin Tierra, los desocupados, la Asociación Nacional de Cooperativas Mineras y la Universidad de El Alto y la UMSA.

Y es que en los sindicatos y organizaciones populares es muy difícil, casi imposible, defender al gobierno de Mesa, que ha ratificado, una a una, todas las políticas neoliberales del ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, derrocado por la insurrección popular de octubre.

La inconsulta venta de gas a la Argentina, una propuesta de nueva ley de hidrocarburos que ratifica el asalto a la riqueza nacional, y renovados intentos por descargar el peso de la crisis fiscal sobre los sectores populares no ha hecho más que ensanchar el abismo que separa a los gobernantes y a los sindicatos y organizaciones populares.

Por ello, en la lucha ideológica, se imponen con facilidad los argumentos de los sectores radicalizados y revolucionarios que apuntan a la huelga general y al bloqueo de caminos para enterrar a las transnacionales, al neoliberalismo y a su gobierno.

El fantasma del golpe

Es, por esta misma razón, que el MAS y Evo Morales han desenterrado, aunque con poco éxito, el fantasma del golpe de Estado, como arma para detener el avance de las organizaciones sociales, frenar la lucha popular y dar un balón de oxígeno a Mesa que le permita respirar por lo menos hasta el 2007, cuando se realizarán elecciones nacionales en las que el MAS tiene cifradas todas sus esperanzas de triunfo.

Según el razonamiento del MAS, no es posible que en Bolivia triunfe la lucha revolucionaria, por lo que un ataque frontal contra Mesa podría precipitar un golpe militar fascista, en el que estarían involucrados los partidarios del ex presidente Sánchez de Lozada y la Embajada de Estados Unidos.

"Jaime Solares y el Mallku están atentando contra la democracia al decretar la huelga general y el bloqueo de caminos", acusó el ex dirigente fabril y diputado del MAS, Gustavo Torrico, que ha sido calificado, al igual que Filemón Escobar y Evo Morales, como "serviles" a los organismos internacionales y a las transnacionales, según dijo Solares.

El argumento del golpe militar tampoco ha tenido eco en las organizaciones laborales y populares. "Con la huelga general y el bloqueo de caminos también podemos derrotar un posible golpe militar (...) El pueblo y los trabajadores ya derrotamos los tanques y la bala que nos metió el genocida de Sánchez de Lozada. No tenemos miedo", aseguró el líder de la COB, blanco de duras críticas de los medios de comunicación, de los funcionarios gubernamentales y de partidarios de Evo Morales.

Campaña de desprestigio

Casualidad o no, la campaña del MAS para liquidar el liderazgo de Solares ha coincidido con recientes declaraciones del sanguinario ex dictador Luis García Mesa, recluido en la cárcel de máxima seguridad de Chonchocoro, en El Alto, en las que afirmaba que el líder de la COB era en 1980 un informante de las Fuerzas Armadas.

Munidos de estas denuncias, ayer los sindicalistas del MAS intentaron en el ampliado minero defenestrar a Solares. "Colquiri (distrito minero al sur de La Paz) pide que Solares baje a las bases", dijo su ejecutivo, Alfredo Aguilar, el que se molestó mucho cuando su propuesta fue dejada de lado por el ampliado.

Los intentos por desconocer a Solares también se verificaron en otras regionales de la COB y en otros sindicatos timoneados por los militantes del MAS, aunque con poco éxito, tras que una multitudinaria concentración ratificara el 14 de abril su confianza en Solares, en la huelga general y el bloqueo de caminos.

Sabotaje

Por ello, en las vísperas del primero de mayo, a los sindicalistas del MAS que quieren "parar a Solares" no les queda otro camino que hacer fracasar las medidas de la COB. Algunos, como Juan Melendres, de la Central Obrera de El Alto, ya han dicho que no acatarán las movilizaciones. En esta misma línea están la COD de Santa Cruz y los sindicatos mineros de los distritos que son propiedad del ex presidente Sánchez de Lozada.

En la percepción del MAS, un eventual fracaso de la COB permitiría debilitar el liderazgo de Solares, dar un nuevo respiro al gobierno de Mesa y garantizar la realización de las elecciones municipales este año y las nacionales del 2007, comicios en los que el MAS y Evo Morales creen que serán los vencedores.

En cambio, Solares y otros dirigentes de la COB confían en que los trabajadores acudan masivamente a la convocatoria del primero de mayo y allí, cara a cara con las bases, puedan lograr el impulso necesario para que la rebelión de los pobres ande con pie firme. "El primero de mayo será un referéndum de lo quieren los trabajadores y los pobres de Bolivia", aseguró el líder de la COB.

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