Arde Bolivia

 

¡Que se vayan todos!

Por Vincent Gómez-García (*)
Bolpress, 08/06/05

Ésta fue la frase acuñada por el pueblo argentino luego de la renuncia/huída en helicóptero del Presidente argentino De la Rúa en diciembre del 2001, representando el repudio generalizado a la clase política causante del descalabro económico traducido en corralito, default y una fuerte contracción del Producto Interno Bruto, con sus concomitantes efectos de pauperización de la población argentina.

Rescatamos este hito histórico como analogía para lo que está sucediendo actualmente en Bolivia, donde en medio de una profunda crisis estatal que tiene paralizada a la mayoría de la población boliviana todavía se percibe la soberbia y miopía de su clase política que pretende preservar sus privilegios y el de sus representados –transnacionales y operadores locales- bajo la muletilla de preservar la institucionalidad, cuando en los hechos han perdido toda legitimidad política y social fáctica; siendo mayoritariamente repudiados por la ciudadanía boliviana.

En estos graves momentos, no cabe la menor duda que cualquier solución pacífica pasa por la renuncia de por lo menos las cabezas del Poder Legislativo a la sucesión presidencial, desencadenada por la renuncia del Presidente Mesa, sino la autodisolución del conjunto del Congreso. En este contexto, también queda claro que el único eslabón entre el orden agonizante y lo que tendrá que venir a futuro constituye la figura del Presidente de la Corte Suprema de Justicia, quién no sólo tendría la obligación de convocar a la brevedad posible a Elecciones Generales, sino que tendría que dar respuestas concretas, efectivas, viables e inmediatas a las demandas de convocatoria a una Asamblea Constituyente, Referéndum Autonómico y nacionalización de hidrocarburos; dentro del acuerdo político que tendría que viabilizar esta solución integral.

Este es el gran desafío que confronta la Iglesia Católica en sus esfuerzos por mediar y facilitar una solución a la actual crisis que vive Bolivia. Sin embargo, para ello es imprescindible una actitud verdaderamente neutra y evitar susceptibilidades por parte de los actores en escena. Al respecto, causa preocupación la información vertida en el semanario La Época donde se menciona que los operadores de la Iglesia que empezaron a trabajar ya el anterior jueves para propiciar una solución orientada a la convocatoria de Elecciones Generales son el señor Herbert Müller, representante de empresas petroleras y operador del proyecto político del ex presidente Jorge Quiroga y el señor Fernando Campero, muy allegado al empresario Samuel Doria Medina.

Retomando nuevamente la experiencia argentina, conviene recordar que la clase política tradicional es extraordinariamente experta en camuflarse y volver a aparecer en la palestra una vez que pasan las tempestades, no otra cosa se puede deducir del reciente retorno de Menem en la escena política argentina. Justamente por ello, la insistencia del establisment boliviano para que se propicie una nueva justa electoral, pero al mismo tiempo su resistencia a la Asamblea Constituyente. Ambos eventos tienen la particularidad de hacer prevalecer el voto ciudadano, sin embargo no queda duda que los aparatos políticos apoyados por recursos económicos y mediáticos desproporcionados están mejor posicionados para reciclarse en unas Elecciones Generales que en una Asamblea Constituyente.


(*) Es PhD. en Ciencias Políticas con mención en Economía Internacional del Instituto Universitario de Altos Estudios Internacionales (IUHEI) de Ginebra, Suiza. Tiene una maestría en Econometría y Estadística en la Universidad de Ginebra, Suiza. En su experiencia profesional fue Consultor de la Corporación Andina de Fomento (CAF) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), entre otras organizaciones internacionales. Fue viceministro de Comercio Exterior e Inversión. Es docente universitario de maestrías en varias universidades bolivianas y columnista de varios periódicos.

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