Bolivia

 

Hacia las elecciones del 18 de diciembre

¿Continuismo neoliberal o "capitalismo de estado"?

Editorial de Socialismo Revolucionario
Periódico de SoB Bolivia, noviembre 2005

Por semanas, la población de La Paz (y sobre todo de El Alto), han sufrido las consecuencias de la escasez de gas producto del chantaje de las petroleras. A su vez, se había abierto una crisis política en las alturas en torno a los escaños, crisis que puso en duda y amenazó el propio plan burgués de desvío electoral.

A principios de noviembre, finalmente, llego el decreto de Rodríguez por el cual se le otorgan 3 escaños más a Santa Cruz y uno a Cochabamba. Parece despejado entonces el camino hacia las elecciones, finalmente fijadas para el 18 de diciembre.

¿De que se trató esta crisis? Del juego de presiones por el que las distintas fracciones burguesas y, sobre todo, la Cruceña, pretenden asegurarse el control sobre el próximo gobierno en la eventualidad de que este esté en manos del MAS de Morales. Esto, mediante el expediente de garantizarse para sí una mayoría parlamentaria. Al mismo tiempo, parte de esta crisis también reflejó el pavor de los partidos de la ex–megacoalición agonista, que temen ser prácticamente barridos del Parlamento.

En estas condiciones, el país se encamina hacia los comicios, estando polarizada la elección en torno a la candidatura neoliberal continuista del "Tuto" Quiroga y el abierto reformismo de Evo Morales que busca ciertos cambios en el "modelo", pero el en marco de dar garantías a los poderosos acerca de la continuidad del capitalismo en Bolivia.

De las calles a las urnas

Luego de mayo junio decíamos que los partidos tradicionales de la ex "megacoalición", junto a Evo Morales y el MAS, habían decidido por encima de toda voluntad popular, designar un nuevo presidente para el país y llamar a elecciones generales anticipadas a fin de año. Dijimos también que se trataba de una trampa y un engaño. Todavía resonaban las consignas de los sectores movilizados:"Hormando ni cagando", "Mesa a su casa, Vaca al matadero". El pueblo no había peleado para cambiar un presidente por otro. Miles y miles habían salido a la lucha en las calles para que el gas sea para los bolivianos. Miles y miles clamaban por la nacionalización de todos los recursos naturales. En este marco, alertábamos que el plan de desvío electoral había sido negociado y acordado como un paso fundamental en el objetivo central de ir cerrando la rebelión popular iniciada en Octubre 2003 y corroborada con las jornadas revolucionarias de mayo y junio.

Lastimosamente (una vez más) la falta de una dirección política que posea y pelee consecuentemente por una programa y una salida clasista e independiente (de la burguesía, sus partidos y sus agentes reformistas) a la crisis, han sido los factores que, tanto en Octubre como en Mayo y Junio, facilitaron que se impusieran las maniobras de la burguesía de recambio por arriba. Esto es, encausando los levantamientos populares dentro de las instituciones del régimen. De esta manera, se volvió a ser funcional a los intereses y propósitos de los partidos tradicionales. Y también del MAS, que desde hace años viene apostando a una vía puramente reformista y dentro de las propias instituciones de esta "democracia" colonial, patronal y racista.

Se les dio así vía libre a los políticos como Quiroga, Doria Medina y el propio Evo, cuestionados por amplios sectores en las calles, a que emprendan la carrera electoral sin ningún tipo de obstáculo. Del clima de rebelión que se vivía, se paso al furor de la campaña electoral. El Imperialismo y los capitalistas agradecidos.

Por esto mismo, hay que decir que del lado de las direcciones de organizaciones y movimientos sociales, es lamentable, a pesar de los típicos discursos revolucionarios, que no se haya logrado poner en pie una expresión política propia e independiente de los trabajadores y el pueblo pobre para representar y pelear por sus intereses. Que enfrente las maniobras de la burguesía y los reformistas en todos los terrenos, incluso en el de estas elecciones (Ver nota "Por un Instrumento Político de los Trabajadores").

A cinco meses de aquellos heroicos episodios, la maniobra mancomunada entre el desprestigiado Parlamento y el MAS está cumpliendo sus objetivos. Se está logrando imponer el paso de la rebelión popular y la democracia directa en las calles a la "democracia de las urnas" y las cada vez mas abiertas expectativas entre amplios sectores de masas ante un eventual gobierno de Evo Morales. Es decir, de conseguir "por arriba" lo que hasta ahora no se ha logrado "desde abajo".

Reacomodamiento electoral

El cambio de escenario ha sido claro y notorio. Si en las jornadas de mayo y junio, las consignas que unificaba las masivas marchas y bloqueos de trabajadores y campesinos eran la nacionalización sin indemnización, fuera Mesa y cierre del Parlamento, hoy, meses después, las calles quedaron vacías. Lo que se planteó en las calles, se tiene la ilusión ahora de obtenerlo por el voto.

Los reciclados politiqueros de siempre, los tránsfugas de los cuestionados y en extinción partidos tradicionales, los nuevos buscadores de "oportunidades" del MAS y la mayoría de los dirigentes de los movimientos sociales, se lanzaron a la búsqueda frenética de pactos y alianzas en una desenfrenada y feroz carrera sin principio alguno por ubicarse en algún lugar expectable frente al nuevo panorama electoral que se abría.

Los movimientos sociales se retiraban y sus dirigentes dirigían su mirada a los frentes electorales que comenzaban a armarse. La mayoría de ellos se olvidaban de sus bases, de sus reclamos y de su protagonismo, dejando al descubierto su verdadero rostro prebendal y sin principios, al negociar (hasta último momento), cargos con el MAS. En el caso de la COR y FEJUVE, mantuvieron reuniones con empresarios de la Cainco y coquetearon con tantos otros. Y los que hasta último momento no cerraban acuerdo con el MAS, no lo hacían por tratarse de diferencias políticas, programáticas o de proyectos, sino por no poder pactar pegas y cargos. Se allanaba de esta manera el camino y se prestaban al juego electoral.

Así, Tuto regresaba de la mano de María René Duchén pero ahora con nuevo nombre "Podemos". Doria, el empresario cementero, cerraba filas con Dabdoub, un típico representante de la oligarquía cruceña. El MAS, fortalecido por la ubicación y la perspectiva que le daban las encuestas luego del acuerdo con García Linera, terminaba de fagocitar los restos al descompuesto Frente Amplio de los Alcaldes y se dedicaba a negociar con distintos sectores sociales y sindicales apoyo y votos por favores, pegas y cargos. Y así todos comenzaron sus campañas proselitistas.

Crisis y perspectivas

Cuando el proceso de mayo y junio se descomprimía (gracias a la "tregua" otorgada por las mayor parte de las direcciones de las organizaciones de masas), el plan de desvío electoral parecía marchar sin problemas. El sorpresivo fallo del Tribunal Constitucional (claramente respondiendo a los intereses y exigencias de Santa Cruz de una nueva redistribución de los escaños en función del último censo poblacional del 2001), rompió el "cuarto intermedio" desatando una fuerte crisis política en las alturas (pero que no dio lugar a ninguna movilización desde abajo) que ha desembocado en el Decreto Supremo de Rodríguez y la postergación de las elecciones para el 18 de diciembre. Se reveló así, la profunda crisis que continúa abierta y acechando la vida política del país.

Durante el transcurso de la crisis y en un clima de incertidumbre, los trabajadores y la población en general, asistieron preocupados y expectantes al provocador espectáculo que ofrecían el gobierno, los parlamentarios de los desprestigiados partidos tradicionales, los comités cívicos y los sectores reaccionarios.

Los tres principales candidatos a la presidencia se limitaron a proseguir con sus campañas, atinando solo a decir que las elecciones "debían realizarse si o si". Pero no se les ha movido ni un pelo a pesar de tener (tanto Podemos como el MAS) una amplia representación parlamentaria ya. Como si nada hubiera pasado, no hubo programa de radio o TV que no los tuviera explicando las bondades de sus propuestas.

A su vez, la COB y las demás organizaciones, dejaban pasar los días en un "inexplicable" silencio, dando tiempo y limpiando el terreno para que, otra vez nuevamente las decisiones se resuelvan y vengan desde arriba.

Esta claro de que se trataba la cosa: de evitar por todos los medios, que se desatara una movilización de los sectores populares que pudiera hacer saltar por los aires el plan de desvió electoral.

Esta movilización no se desato. No solo porque Evo Morales de ninguna manera iba a llamar a las calles para dirimir este conflicto con los Cruceños, sino también porque funcionando el desvió electoral, entre las masas explotadas y oprimidas crecen las expectativas en que el MAS, desde el gobierno, de respuesta satisfactoria a las demandas populares... Cuanto más crezcan estas expectativas, seguramente más fuerte será el desengaño y la eventualidad del desarrollo de duras luchas obreras, originarias y populares contra los que muchos compañeros consideraran como "su gobierno".

Los tiempos se acortaban, la incertidumbre aumentaba y el Parlamento parecía jugar con fuego al no dar ninguna solución. Finalmente, el 1 de noviembre, el presidente Rodríguez presentaba el D. S 28428 por el cual se determina una nueva redistribución de las diputaciones (favoreciendo con 3 a Santa Cruz y con 1 a Cochabamba mientras se le restan 2 a La Paz, y uno a Oruro y Potosí respectivamente) y se define la fecha de las próximas elecciones generales para el próximo 18 de diciembre.

A pesar de la propuesta del ejecutivo (con lo cual se pone fin a un mes de tensión y encarnizada lucha por algunos curules), la crisis política desatada en torno a los escaños y las elecciones generales reflejó problemas de fondo que están muy lejos de haberse resuelto y que serán como una "papa caliente" en manos del gobierno que asuma en enero del año próximo.

Porque se han puesto en juego fuertes intereses políticos, económicos, personales y regionales. Un conflicto profundo, que nos hace prever, de manera casi inevitable, nuevos choques políticos y de clase en el futuro próximo. Por lo que, la amenaza de que la situación estalle nuevamente, está latente, sobre todo, en el caso de que ninguno de los candidatos obtenga el 50% +1 y tenga que ser (otra vez) el Congreso el que decida el futuro del país entre los más votados. Es decir, entre Evo Morales y el "Tuto" Quiroga.

A su vez, y a pesar del clima electoral que se está viviendo, las demandas de los trabajadores y el pueblo en mayo / junio no se han resuelto. Sobre todo pesa y va a pesar cada vez más, el reclamo por la nacionalización del gas, porque el gas pase a manos de los trabajadores y el pueblo; así como la realización de una Constituyente en el cual amplios sectores populares tienen expectativas en que se acabe con la histórica opresión del Estado burgués oligárquico sobre la mayoritaria población originaria.

Casi inevitablemente, el futuro estará condicionado por esta dinámica, siendo una prueba de fuego para el mismo cómo intentará resolverlas.

Ni Tuto Quiroga ni Evo Morales son solución

El desarrollo de la crisis reveló que no se trataba solamente de la pelea por ganar o perder algunas bancas. Se han puesto de manifiesto problemas políticos e intenciones de fondo.

Por un lado, la crisis demostró que la misma burguesía tiene dudas acerca de los resultados de su propio plan de desvío electoral y evidencia la fragmentación política de la clase dominante, que no aún ve ni en Tuto ni en Doria proyectos representativos ni aglutinadores de sus intereses. En sencillo: tiene miedo de perder las elecciones; es decir, que no gane uno de sus representantes directos, sino el Evo Morales que viene a ser algo así como un agente "indirecto" de la clase dominante.

Por otro lado, expresó la puja entre distintos sectores burgueses respecto a como quedará la representación parlamentaria y como preparar las mejores condiciones para hacerle frente y condicionar un eventual gobierno del MAS. La crisis advierte que la derecha y los sectores más reaccionarios van a necesitar de varios litros de la bebida más fuerte, y varias pastillas del laxante más efectivo para dejar pasar y digerir el pesado y amargo bocadillo de un "indio" en el gobierno. Esto es así, aún este sea un originario aggiornado y reformista que por su propia boca (y la de García Linera), se ha pasado toda la campaña dando garantías totales de que no solo no se van a tocar los intereses de los capitalistas en general, sino que tampoco va a ocurrir esto respectos de las compañías imperialistas del gas y del petróleo en particular.

Es decir, un gobierno de "frente popular", de supuesta "conciliación" de intereses entre explotados y explotadores, un gobierno que sostendrá un "capitalismo de Estado", un "capitalismo andino" como ha dicho el propio Linera.

En estas condiciones, hace ya largas semanas que Evo Morales ha pasado a encabezar las encuestas con un 34%, seguido por Tuto con 28% y Doria con el 17%; se perfila como el posible ganador...

Al mismo tiempo, lo más probable que es ninguno alcance el 50%. E, incluso en el caso de salir primero el Evo, no ganaría en prácticamente ninguna de las grandes ciudades salvo La Paz, El Alto y Oruro. Esto, seguramente, va a plantear un escenario de febriles negociaciones (anticipado por la crisis de los escaños) donde eventualmente se juegue con la idea de que asuma Quiroga, justamente para arrancarle a Evo Morales y García Linera, más garantías de que llevarán adelante un gobierno de conciliación de clases y capitalista.

Poner bien alto la agenda de Octubre

En este contexto, los obreros, campesinos y sectores populares no se deberán dejar chantajear por el nuevo gobierno, sea cual sea el que asuma. Desde el primer momento se deberá poner bien en alto las reivindicaciones de la agenda de Octubre, una y otra vez postergadas. No podrá haber justificaciones de que "hace falta tiempo" o que "si se ataca al gobierno popular se le hace el juego a la derecha". Estas no serán más que maniobras para garantizar que el gas siga en manos de las multinacionales o que se convoque a una Constituyente amañada y pactada que solo sirva para salvar al régimen con un cambio cosmético aquí y allá.

Ya lo hemos dicho. Si un eventual gobierno de Quiroga sería el continuismo neoliberal, el "reformismo" capitalista de Morales y Linera (por más expectativas populares que estén generando), no traerán soluciones a los explotados y oprimidos del país. Tarde o temprano vendrán nuevamente los choques de clases, ahora contra el nuevo gobierno.

En la pelea con cualquiera de las dos variantes burguesas que finalmente gane las elecciones, en la pelea por el Gas y una Constituyente auténticamente democrática, se deberá ir construyendo la verdadera alternativa independiente, el Instrumento Político de los Trabajadores. Instrumento que hace falta para acabar con el imperialismo y el capitalismo en Bolivia y abrir el camino a una Bolivia Socialista, obrera, originaria, campesina y popular por la vía de una auténtico gobierno de los trabajadores y no el falto engaño del frente popular.

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