Brasil

 

Volvamos a las calles

Presentamos la editorial del último numero de Praxis, órgano de la corriente marxista revolucionaria del PSOL, donde los compañeros analizan lo que puede ser el comienzo de un nuevo proceso de grandes luchas y llaman a la más amplia unidad y frente único para luchar de todas las corrientes opositoras a Lula y antiburocráticas

Después de más de una década en que los trabajadores y estudiantes casi no protagonizaron grandes luchas ni acciones en las calles, comienza a cambiar la situación.

Desde hace más de tres meses, vivimos una serie de importantes movilizaciones, algunas muy radicalizadas, como por ejemplo la manifestación del 8 de marzo en San Pablo, cuando enfrentamos al mismo tiempo a la policía del gobernador Serra y a la política traidora de la CUT, la UNE y la CMS.[1]

La temperatura aumentó en mayo. Se inició con buenos actos del 1º de mayo en varios lugares del país. Luego tuvimos la ocupación del Rectorado de la Universidad de San Pablo, que hoy es el principal hecho político nacional.  Por último, el día nacional de lucha contra las reformas de Lula, realizado el 23 de mayo, reunió 1,5 millones de trabajadores del norte al sur de Brasil. Ese día fueron realizados cortes de rutas por el MST, ocupación de una hidroeléctrica por parte de trabajadores rurales, huelgas en diversos gremios y una gran manifestación en San Pablo hasta la Asamblea Legislativa, donde se produjo un duro enfrentamiento de los manifestantes con la policía.

Podemos estar asistiendo a los primeros rayos de luz de un nuevo y vigoroso proceso de retomada de las luchas. Si es victorioso, puede cambiar la correlación de fuerzas, que desde hace mucho tiempo ha sido desfavorable para los trabajadores.

Para que eso suceda, es preciso superar el gran freno que las direcciones burocráticas intentan imponer. En la actual coyuntura nacional, avanzaremos en la lucha yendo contra la CUT, la UNE y la CMS, y no del brazo de esas entidades. Eso no quiere decir que en cada lugar de trabajo y vivienda no vamos a disputar la base social de esos sectores que, desgraciadamente, siguen siendo la dirección de hecho del movimiento sindical, estudiantil y popular.

La izquierda clasista y opositora al gobierno tiene una gran responsabilidad en este proceso. Tenemos que ser capaces de transformar en acción, en influencia social, la gran influencia política que se refleja en el gran número de sindicatos y entidades del movimiento estudiantil que dirigen las diversas corrientes socialistas revolucionarias. Es decir, transformar esto en capacidad de movilización.

Para eso, será necesario forjar el más amplio frente único para luchar de todas las corrientes opositoras al gobierno y antiburocráticas. Por eso, ya mismo tenemos que terminar con la división entre Conlutas y la Intersindical. La clase trabajadora necesita una referencia clara de alternativa de dirección. La división entre ambas organizaciones es un crimen que sólo contribuye a que la CUT continúe siendo la dirección de los principales gremios nacionales.

Una nueva organización que surja de la fusión superadora de Conlutas y la Intersindical serviría para aglutinar a los nuevos activistas, alrededor de un programa que apunte al no pago de la deuda, la anulación de todas las reformas realizadas por Lula y anterior gobierno de FHC, salario mínimo según la canasta familiar, reducción de la jornada de trabajo, reforma agraria y reestatización de las empresas privatizadas bajo control de los trabajadores.


[1] CUT: Central Única de Trabajadores; UNE: Unión Nacional de Estudiantes; CMS: Coordinadora de Movimientos Sociales.