Economía
mundial

 

Petróleo

Ha comenzado la batalla mundial [1]

Por Frédéric Niel 
InfoMORENO Nº 155, 08/06/06

Entre Estados Unidos, que se aferra a su modo de vida consumista, y China, que le toma peligrosamente el gusto, se agudiza la rivalidad energética mundial, trayendo consigo un aumento de los precios del oro negro. ¿Amenaza al planeta la guerra por el petróleo?

A mi derecha los estadounidenses: 4% de la población mundial que absorbe el 25% del petróleo (12,5 millones de barriles por día). A mi izquierda, los chinos: 21% de los habitantes del planeta, que consumen ya 2,5 millones de barriles por día y sueñan con el “american way of life”: cada uno con su auto [2] Si lo logran, no les bastará todo el petróleo de Medio Oriente. Entre la superpotencia americana y el nuevo gigante asiático del siglo XXI, es inevitable el enfrentamiento... En realidad, ya ha comenzado, aunque de manera sigilosa. Su voracidad es una de las causas del aumento de los precios del petróleo, que en 2005 alcanzó los 70 dólares el barril, tres veces más caro que en 2002. Y su rivalidad petrolera corre el riesgo de degenerar en rivalidad a secas, en múltiples temas.

China ve rojo cuando se la quiere privar de su oro negro

China firma contratos de explotación en todos los continentes, comenzando por los países mal vistos por Estados Unidos, como Sudán, Irán, Birmania, Venezuela... Terreno de entrenamiento de Al Qaeda en otros tiempos, dirigido por islamitas, Sudán es una de las bestias negras de Washington. Hoy en día, 4.000 chinos protegen un oleoducto que transporta petróleo hasta una terminal en el Mar Rojo. [3] China obtiene allí el 5% de su petróleo. Como una justa vuelta de las cosas, en septiembre de 2004, Pekín vetó una resolución de la ONU que calificaba de genocidio las masacres por las fuerzas sudanesas de minorías no musulmanas en Darfour.

La nueva amistad entre China e Irán tampoco tranquiliza a Washington. Pekín pagará 70.000 millones de dólares durante treinta años a Teherán en virtud de acuerdos petroleros y gasíferos. Washington teme que China se oponga a las sanciones de Naciones Unidas contra Irán, que está acusado de llevar a cabo un programa nuclear militar prohibido.

Para poder explorar sus campos de gas, China hace incluso amistad con Arabia Saudita, cuya larga amistad con Estados Unidos se ha enfriado desde que Washington descubrió hasta que punto este país financia al islamismo internacional... Más al este, el petróleo alimenta la hostilidad entre China y Japón, fiel aliado de Estados Unidos. No sólo Tokio tiene los medios para comprar el petróleo ruso deseado por Pekín (pagando gran parte del costo de un oleoducto entre Siberia y el Mar del Japón), sino que ambos países se disputan la soberanía sobre los campos petroleros que se esperan encontrar en el mar de China Oriental.

Todos estos conflictos de intereses ¿podrían degenerar hacia un conflicto directo entre China y Estados Unidos? Después de todo, en 1941, Japón atacó a Estados Unidos en parte porque le impedía apropiarse de los campos petrolíferos del Sudeste Asiático. Pero no hay que asustarse: por el momento, una guerra petrolera es improbable. “A pesar de que firme contratos en todas partes, China seguirá siendo vulnerable ante un embargo . Por el momento, no buscará un conflicto con Estados Unidos” , insiste François Godement, presidente del Centro de investigación sobre Asia Central. [4] Una alusión a Taiwán, la isla que China quiere recuperar pero que le podría valer un embargo petrolero...

Ahora bien, para el régimen chino, encontrar petróleo es una cuestión de supervivencia. Como se niega a otorgar libertades políticas, compra la paz social dejando a los chinos libres... para enriquecerse. El crecimiento, al increíble ritmo anual del 9%, requiere combustible. Se han movilizado todas las fuentes de energía. Para su electricidad, China dispone de carbón (la tercera reserva mundial) y construye centrales nucleares, hidráulicas, a gas... Pero para el transporte y los automóviles de los nuevos ricos, el petróleo es irreemplazable.

Pekín importa un tercio de su consumo, que aumenta 5,3% por año, sin que se vea frenado por el aumento del barril, porque el Estado le pone un techo al precio de la nafta y también, en este caso, para no generar descontento en las multitudes. Los dirigentes recuerdan que los motines que voltearon al presidente indonesio Suharto en 1998 fueron provocados por el aumento en el precio de la nafta...

En Estados Unidos, los dirigentes han afirmado que el “modo de vida norteamericano” (basado en el petróleo barato) no es negociable. El crecimiento chino tampoco. La pulseada entre glotones recién comienza.


[1].– Dossier de la revista francesa Phosphore , 03–02–2006.

[2].– Hay 20 autos cada 1.000 habitantes en China, contra 800 en Estados Unidos y 500 en Europa, estima Jean–Pierre Favennec, director del Centro de Economía y Gestión de la Escuela Nacional Superior del Petróleo y los Motores. Publicará próximamente Geopolítica de la Energía en el siglo XXI , en la editorial Technip.

[3].– Según el universitario David Zweig, en la revista estadounidense Foreign Affairs de septiembre de 2005.

[4].– Sitio: www.centreasis.org