Economía
mundial

 

La seguridad energética global y la política exterior de Putin

Por Dr. Petr Yakovlev (*)
RIA–Novosti / Argenpress, 24/07/06

1) Introducción

En los últimos varios años estamos en presencia de la modificación tectónica del balance de fuerzas energético. ¿De qué se trata?

Debido básicamente al crecimiento rápido de los precios de hidrocarburos tuvo lugar el traslado de los centros de acumulación del capital de los países importadores de portadores de energía (petróleo y gas) a los países exportadores. Durante 2003–2005 los Estados que suministran al mercado internacional las materias primas energéticas acumularon enormes recursos financieros. Así, por ejemplo las reservas monetarias rusas que equivalían en enero de 2000 (la subida al poder de Vladimir Putin) a U$S 12 mil millones, actualmente exceden U$S 200 mil millones y según estimaciones existentes podrán alcanzar U$S 300 mil millones en 2008.

Esa tendencia cambia a fondo la marcha de asuntos. Si en los años noventa Rusia representó a 'una persona enferma' que no dispuso de recursos necesarios para resolver esenciales problemas propios, ahora una de las preocupaciones más importantes del Kremlin  – cómo disponer de los haberes financieros rápidamente crecientes. Actualmente a pocas personas puede venir a la cabeza hablar de la debilidad de Rusia, como lo ocurría recientemente. 'Rusia existe y es muy fuerte', – escribe el periódico La Vanguardia y es pura verdad (12).

La base de la nueva fuerza de Rusia no son cohetes nucleares, sino las reservas más grandes del globo de los recursos energéticos lo que convierte a nuestro país al jugador muy importante de la economía global y por consiguiente también de la diplomacia internacional. Los empresarios y políticos extranjeros, al oír decir 'petróleo y gas' reaccionan como el perro de Pavlov – mostrando instantáneamente el interés elevado. De aquí surgen nuevas oportunidades para Moscú – apoyándose en las enormes reservas de hidrocarburos y otros materiales primarios – desempeñar el papel de protagonista en las relaciones internacionales. Se puede decir con alto grado de certeza que Rusia volvió a la política mundial a través del tubo de gas.

Esta circunstancia seriamente influenció sobre la agenda diplomática del Kremlin que esta estructurando una nueva doctrina de la seguridad energética internacional.

2) El nuevo rol de Moscú en las relaciones internacionales

Hace 15 años Rusia, al romper con el pasado comunista, conquistó la libertad y capacidad de tener una amplia concepción de muchas cosas y fenómenos, inclusive en los asuntos internacionales. Este hecho sirvió como punto de partida en el complejo proceso de articulación de una nueva política exterior del Estado nuevo – Federación de Rusia. 'Al finalizarse la guerra fría, – escribió hace poco el canciller Serguey Lavrov,– perdieron su atractivo el dogmatismo y enfoque ideologizado a los problemas de la vida internacional' (2).

Venciendo paulatinamente la inercia del pasado, se configuraron los principios básicos del rumbo actual de la política exterior del Kremlin: pragmatismo, orientaciones múltiples, promoción de los intereses nacionales, renuncia a la confrontación. También se cambiaron las prioridades de la política exterior rusa. La lucha por todos los azimuts contra el adversario principal potencial – EEUU –fue sustituida con otras tareas, a saber: aseguramiento del avance progresivo y dinámico de la economía rusa, la liquidación de la brecha todavía muy grande que existe entre Rusia y los países occidentales.

Los hechos muestran que el Kremlin da el papel muy importante a la diplomacia rusa por promocionar y defender los intereses nacionales, incluyendo los económicos y comerciales, en la escala global. El gobierno de V. Putin en general logró restablecer la integridad y capacidad de trabajo de la política exterior de Moscú, quebrantada a mediados de los años noventa.

Está claro que la diplomacia rusa no es ideal como tampoco exenta de errores, pero ahora es interiormente íntegra y se basa sobre las posibilidades reales del país, renunciando a los viejos mitos y complejos caducos. Se dio cima al período de incertidumbre y caos. Se puede constatar que la política exterior de Moscú deja de ser pos soviética y resulta cada vez más propiamente rusa, es decir defiende los intereses nacionales de país en general, así como de sus representantes jurídicos y físicos, incluidos los empresarios y otra gente de negocios.

Tiene lugar una especie de 'economización' de las relaciones internacionales de Moscú que es posible debido, por un lado, al fortalecimiento de gobernabilidad interna del país y por el otro – al debilitamiento de las amenazas externas políticas, a la normalización y desarrollo de relaciones con los Estados vecinos, en primer lugar con los más grandes e influyentes (China, Japón, Turquía, países euroorientales).

3) Sus majestades Gas y Petróleo: exportar o morir

En el siglo XIX, cuando Rusia atravesaba un período complejo de su historia, uno de los zares dijo que el país tenía solamente dos aliados: su ejército y su marina. Parafraseando esas palabras, se puede decir que hoy día Rusia en su estrategia de modernización también tiene dos aliados: petróleo y gas que componen el fundamento del potencial energético del Estado ruso y garantizan la parte de león de los ingresos en divisas (alrededor de 75%).

'Rusia debe ser el líder en la energética mundial. Nuestro país, su complejo de combustible y energía y la ciencia nacional están dispuestos a aceptar el reto', así definió hace poco el presidente Putin el objetivo estratégico nacional de la Federación de Rusia (13).

¿Cuánto realista es esta tarea? Vamos a dirigirnos a las cifras puntuales. Por las reservas de petróleo Rusia ocupa el tercer lugar en el mundo, correspondiendo su cuota a un 10% de las reservas mundiales o el 27% de las reservas exploradas del 'oro negro' fuera del marco de la OPEP. Por volúmenes de extracción de petróleo Rusia marcha a ras del líder mundial – Arabia Saudita y por volúmenes de exportación firmemente mantiene el segundo lugar (en 2005 – 242 millones de toneladas). Cabe subrayar que los yacimientos petroleros rusos en los últimos cinco años tenían la significación decisiva para el crecimiento de la oferta global, asegurando casi el 40% del aumento agregado de producción mundial (14).

En la esfera de gas Rusia es el líder absoluto, su cuota corresponde prácticamente al tercio de las reservas globales de 'combustible celeste', a la cuarta parte de la producción mundial y al un 30% de exportaciones internacionales, lo que en 2005 equivalió a casi 153 mil millones metros cúbicos (6, 27).

Eso no es todo. Las posiciones rusas son tradicionalmente muy fuertes en la energética nuclear. Rusia es uno de los pocos países que dispone en esta esfera del ciclo tecnológico completo. Precisamente en la línea de consolidación de la seguridad energética está el apoyo por el gobierno ruso de las ideas de diversificar las fuentes de energía, incluyendo el uso creciente de la energía de átomo. En particular esto se refiere a la iniciativa del jefe de la Agencia Federal de Energía Atómica Serguey Kirilenko de construir 40 bloques de energía nuevos y elevar la cuota de producción de energía eléctrica en las centrales atómicas del 16% de hoy al 25% (14).

La significación muy positiva y de largo alcance en lo económico y en lo político puede tener la materialización de la reciente propuesta de V. Putin de reducir perceptiblemente la dependencia de la economía mundial del combustible orgánico y crear un sistema eficiente de centros internacionales por prestación de servicios del ciclo completo de combustible nuclear.

No obstante, lo esencial para el futuro de la Federación de Rusia en la perspectiva previsible quedará la exportación de petróleo y de gas. La cuestión está planteada de siguiente manera bien severa: o el país podrá aumentar de manera estable los suministros de hidrocarburos al extranjero, o sus planes en la esfera económica y sociopolítica se expondrán a un gran peligro de ser completamente frustrados.

El gobierno de V. Putin simplemente no estará en condiciones de financiar los programas sociales ambiciosos y proyectos nacionales de cierta envergadura que son absolutamente necesarios para la supervivencia de la sociedad rusa y mantenimiento de la integridad del Estado.

4) La seguridad energética: las coordinadas principales

Actualmente el sector energético es la locomotora del desarrollo económico global. La situación en esta esfera clave de la economía mundial influye directamente en el bienestar de todos los habitantes del planeta. El suministro equilibrado y sostenido de energía constituye uno de los factores principales de seguridad y estabilidad internacional. Hoy día es sumamente importante elaborar principios universales para establecer una base energética sólida, eficaz y a largo plazo para nuestra civilización. Todos nosotros tenemos un compromiso compartido de dejar para futuras generaciones tal estructura del sector energético global, que les garantice un suministro seguro de energía.

¿Que significa eso en términos geoeconómicos y geopolíticos? Antes que nada hace falta asegurar un abastecimiento suficiente del combustible tradicional para la economía globalizada e interdependiente basándose en las condiciones aceptables tanto para los países proveedores, como para los consumidores. Otro desafío grande lo constituye la diversificación y la garantía de seguridad de los suministros de energía, incluso contra posibles atentados terroristas, así como la promoción de la energía nuclear, ahorro de la energía, el desarrollo de tecnologías avanzadas en esta área y fuentes ambientalmente sanas de recursos energéticos.

Vale destacar, por ejemplo, la amenaza terrorista. Según varias fuentes de información Al–Kaida y Usama Bin Laden en persona amagan con atacar las infraestructuras clave de la economía global, inclusive los objetos e instalaciones energéticos (25). Responder adecuadamente a este reto solo se puede unificando y coordinando los esfuerzos de muchos países en la escala global.

El año corriente Rusia preside en el G–8, lo que significa tanto el reconocimiento del creciente prestigio del país en el ámbito internacional, como una gran responsabilidad. El tema clave a discutir en la cumbre que se va a celebrar en San Petersburgo en mes de julio lo constituirá la elaboración de una estrategia universal de seguridad energética orientada a un abastecimiento de todos los tipos de energía para la economía mundial y población del planeta con daños mínimos para el medio ambiente.

Garantías de seguridad energética sólida de los consumidores resulta la piedra angular de la actividad económica y política externa rusa de hoy. La inestabilidad en el Oriente Próximo, los problemas en Africa y América Latina (en particular la agudización de las relaciones de EEUU con Venezuela) y crecimiento permanente de la demanda mundial de hidrocarburos convierten a Rusia en el garante principal de estabilidad de suministros de materiales energéticos a los mercados internacionales.

Vale reconocer verdades como puños: poniendo el tema de la seguridad energética en primer plano, Moscú trata de echar uno de sus pocos triunfos políticos y económicos de que dispone el país al haberse desintegrada la Unión Soviética. Pero la más importante es otra cosa. Rusia de ningún modo quiere 'pescar en río revuelto', pues la agenda sugerida por el Kremlin 'no ha sacado de su caletre', sino responde a las necesidades pendientes de todos los Estados del globo interesados en estabilidad y eficacia de la cooperación internacional.

¿En qué consiste la novedad del planteamiento del problema de seguridad energética? ¿Por qué se distingue del concepto existido y venido al mundo durante la crisis petrolera de 1973?

Vamos a señalar lo principal. El modelo actual de la seguridad energética hace hincapié en los métodos de salvar cualesquier frustraciones de suministros petrolíferos de los países productores. El modelo se basa sobre siguientes principios de conducta de los Estados importadores:

– diversificación de fuentes de materias primas;

– creación de reservas estratégicas de portadores de energía;

– reconocimiento de la integración real y de existencia del mercado del petróleo global;

– análisis de información y monitoreo de los mercados de materias primas.

Rusia considera que la noción de seguridad energética hoy día debe ser extendida, teniendo en cuenta las nuevas realidades político–económicas mundiales y nuevas amenazas, así como los intereses legítimos de los países exportadores de materias primas.

En realidad, en las condiciones modernas hay que esforzarse por profundizar la interdependencia energética global, entablar la cooperación permanente de los productores y consumidores de energía, defender solidamente toda la infraestructura y cadena de abastecimiento de energía.

El mismo V. Putin en un artículo, publicado en el periódico 'The Wall Street Journal', señaló también la necesidad de ampliar el acceso a la energía para la población de los países económicamente atrasados (con unos 2 mil millones de habitantes). 'No vale la pena de decir,– recalcó el Presidente,– que la energética por sí misma no acabe con el problema de la pobreza. Al mismo tiempo la falta de recursos energéticos en diferentes regiones impide el crecimiento económico, así como su consumo irracional puede provocar catástrofes ecológicas de escala global o local'. Por este motivo el líder ruso desaprobó el 'egoísmo energético' de los países industriales, subrayando que la redistribución de energía en intereses de un pequeño grupo de las naciones más ricas no corresponde a las tareas y objetivos del desarrollo global y es la 'vía que no conduce a ninguna parte' (1).

Para promocionar la cooperación internacional Rusia manifestó su disposición de ratificar el así llamado Tratado sobre la Carta de la Energía (36) que representa hoy día el único documento que estipula los enfoques comunes a los problemas de garantías de seguridad energética y suscrito por todos los miembros del 'G–8'.

5) Gazprom y la OPEP de gas

La compañía rusa Gazprom produce el 85% del gas natural nacional y realiza el 100% de exportaciones de este producto, controlando también el sistema de tuberías integrado y el acceso a este de otras empresas, frenando de esa manera la competencia en el sector de gas natural.

Apoyándose en el poder político, la Gazprom desempeña el papel de 'rompehielos' específico que traza nuevos caminos para el negocio ruso en el hielo poco practicable de la economía mundial. Debido a la reciente decisión del parlamento ruso Gazprom (el Estado sigue guardar el paquete de control) obtuvo el derecho de vender sus acciones a los inversores extranjeros lo que indudablemente permitirá al consorcio a aumentar su capital en el extranjero y entablar las relaciones de socios con los jugadores principales en el sector energético global.

¿Con qué problemas puede encarase el complejo de combustible y energía ruso y, en particular Gazprom, en el futuro inmediato?

Primero y lo más esencial. El mismo mercado ruso demanda los volúmenes cada vez más grandes de gas, petróleo y energía eléctrica. El recién crecimiento comparativamente rápido de la economía nacional (el 5–7% anual) de manera constante aumenta la demanda de recursos energéticos, lo que sirve de limitador natural del aumento de ventas al exterior. Para su acrecentamiento estable es necesario elevar la producción lo que supone nuevas inversiones colosales e introducción de las inovaciones y tecnologías de punta. Según cálculos de la Agencia Internacional de la Energía para cumplir los planes de extracción y exportación, las inversiones en el sector de gas ruso deben alcanzar como mínimo unos U$S 11 mil millones al año (18). Con esto hay que tomar en cuenta el crecimiento dramático de los gastos de explotación de la Gazprom. Si a fines de los años noventa, estos correspondían a U$S 2–3 por 1000 metros cúbicos, ahora – U$S 6 y en el futuro yacimiento de Yamal, según varias estimaciones, subirán hasta U$S 20 (14).

Hay una circunstancia importante más. A diferencia del petróleo, hasta ahora no existe el mercado internacional de gas natural. Por las peculiaridades de transportación (básicamente por gasoductos), los suministradores y consumidores están entrelazados de manera muy estricta. Por eso los precios del gas natural se establecen en los contratos bilaterales. No obstante esa situación puede cambiarse sustancialmente por el aumento radical de producción del gas natural licuado (GNL), que varios analistas caracterizan como 'el combustible del futuro' (6). En los últimos 15 años su producción creció en promedio en el 6,6% anual (la extracción del gas natural en el 2,2%) que resultó que la cuota del GNL en el volumen total de exportaciones mundiales de gas superó el 25% (16). Una de las ventajas principales del GNL es que su transporte no obligatoriamente está vinculado con el tránsito a través del territorio de terceros países que pueda comportar cierto riesgo económico y político. Las últimas contradicciones ruso–ucranianas sirven para eso de buen ejemplo.

Al mismo tiempo la divulgación amplia del GNL puede llevar a formar el mercado internacional de gas natural y acelerar la liberalización del sector de gas, en particular en la Unión Europea. Es previsible que el progreso de esas tendencias ocasione la formación de un cartel de gas de los países exportadores, por el estilo de la OPEP. Pero a diferencia del cartel petrolero la OPEP 'de gas' no puede surgir sin participación rusa, cuyo papel en una organización de países exportadores de gas pueda ser aún más importante que el de Arabia Saudita en la OPEP convencional.

El desenvolvimiento de producción del gas licuado abre nuevas oportunidades para Gazprom que literalmente a la vista se convierte en la corporación grandísima global. Así, en Septiembre de 2005, en EEUU se descargó el primer barco con el GNL ruso. En el año en curso se espera la llegada de cinco petroleros más lo que permitirá a Gazprom figurar entre los suministradores básicos del GNL al mercado norteamericano. De acuerdo con estimaciones existentes, para el año 2020 Rusia podrá satisfacer un 25% de todas las necesidades de la economía de EEUU en importaciones del gas natural (31).

En la perspectiva a largo plazo, la cooperación ruso–norteamericana es capaz de captar enormes inversiones en el sector energético, contribuir a desarrollar nuevas tecnologías, know–how y está llamada a jugar el papel clave para garantizar la estabilidad de los mercados energéticos mundiales.

6) Rusia y la Unión Europea: interdependencia y cooperación

Ultimamente los suministros del gas ruso a Europa se convirtieron en el objeto de discusiones calientes en los círculos económicos, políticos y públicos de Rusia, Europa Oriental y Occidental. Siendo el suministrador principal del gas natural para Europa, Rusia ejerce cierta influencia sobre el mercado de gas europeo que a menudo se convierte en el sujeto de especulaciones declaradas políticas y propagandistas. ¿Qué sucede en realidad?

A partir de los años setenta, la base de las relaciones comerciales de Gazprom y compañías europeas la componían los contratos a largo plazo según el principio 'Take–or–pay' ('toma–o–paga'). Esto significa que el cliente acepta pagar por cierta cuantía mínima de gas, aún si en realidad él utiliza el menor volumen de materias primas. En cuanto a esos contratos y problemas anexos la Federación de Rusia y la Unión Europea iniciaron un diálogo, orientado a construir un espacio energético común europeo, pero la harmonización de la política de Europa y Rusia se avanzaba lentamente.

En otoño de 2001, el presidente V. Putin, interviniendo en Bundestag alemán, habló de la disposición rusa de asumir responsabilidad por el abastecimiento energético de Europa. Concretamente la idea fue – organizar estrecha cooperación de la región siberiana rica de recursos naturales con los países avanzados de la UE. Fue el llamamiento de crear una alianza específica ruso–europea al por el estilo de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero que cimentó el fundamento del 'Mercado Común'. En aquel momento el Kremlin no recibió la respuesta clara a su oferta.

Pasaron casi cinco largos años, la Unión Europea se amplió, se dividió en agrupaciones por interés, experimentó varios ataques terroristas sangrientos y sensiblemente se quedó atrás de los líderes mundiales del crecimiento económico. Se manifestó claramente la tendencia al fortalecimiento de la dependencia de mayoría de los países europeos de las fuentes de materiales energéticos extranjeros. Así, según los datos del Director Ejecutivo de la Agencia Internacional de Energía Claude Mandil, la dependencia de 25 miembros de la UE de importaciones de gas en el período de 2006–2030 crecerá del 50 al 80% (18). Con esto ya ahora el gas proveniente de Rusia o transitado por su territorio corresponde al 70% de todas las importaciones europeas. De esa manera el gas es el fundamento de relaciones económicas ruso–europeas.

Como subrayó el Rey de España Juan Carlos I durante la visita de V. Putin a este país en febrero de 2006, los vastos recursos naturales de Rusia 'la han transformado en socio energético indispensable para Europa y para sus vecinos. Esa extraordinaria riqueza energética supone también una gran responsabilidad. De su gestión depende en buena medida la estabilidad política y económica de la región y de parte del continente europeo' (34).

En fines de marzo de 2006 los jefes de Estado y de Gobierno de los Veinticinco miembros de la UE formalizaron la creación de la Política Europea de la Energía con la aprobación de un paquete de acuerdos que afianzan la liberalización del sector energético y sitúan la energía como una prioridad de la política exterior de la Unión. Una de las decisiones más relevantes fue el encargo a la Comisión Europea y al Alto Representante, Javier Solana, la elaboración de un informe que tratara, de manera especial, de las relaciones con Rusia, el principal suministrador europeo de energía. Aún más, según la prensa española el objetivo inmediato de la UE es alcanzar un compromiso con Moscú (28).

Si es así, en las relaciones ruso–europeas pronto puede iniciarse una nueva etapa de la cooperación en el área energética.

Tomemos como ejemplo las relaciones ruso–españoles. Durante la visita de V. Putin a España en febrero de 2006 el Presidente ruso ha animado a mejorar 'mucho más' los lazos comerciales entre los dos países, sobre todo en el sector de la energía, en el que existen 'grandes oportunidades'. Asimismo, el dirigente ruso ha pedido al Gobierno español que contribuya a través de la UE al debate del G–8 sobre seguridad energética, no solo en Europa, sino también en el continente americano. Además V. Putin ha ampliado la agenda de su visita a España para mantener un contacto con un grupo de empresarios españoles, entre ellos – con Repsol. Esta importante compañía, según la prensa madrileña, decidió abrir una oficina en Moscú para impulsar su creciente presencia en Rusia, donde estudian crear una sociedad conjunta con empresas rusas para realizar un proyecto de gas natural licuado (33).

7) La marcha oriental del Kremlin

Según pronósticos existentes, el consumo mundial de energía puede crecer en tercio en los 15 próximos años. La demanda internacional del petróleo, conforme a los mismos pronósticos, crecerá para el año 2025 en el 40%, y de gas en el 60%. Mientras tanto la demanda de los recursos energéticos crecerá de manera más rápida en los países de Asia: el consumo petrolero aumentará en el 3–4% anualmente, de gas en el 4–6% (3). Esta tendencia convertirá a los principales países asiáticos en los consumidores muy importantes de materias primas energéticas. Por eso Moscú considera como estratégica la dirección oriental de su política económica y comienza a trabajar activamente sobre los programas de asimilación de los recursos petroleros y de gas de Siberia Oriental y Extremo Oriente lo que significa el nacimiento de nueva provincia de petróleo y de gas en el este ruso en la cercanía geográfica de los mercados asiáticos.

Formando una nueva estructura productiva en las regiones orientales del país, Rusia simultáneamente garantiza a sus compañías el acceso a los mercados de combustible y energía de los países asiáticos y estimula el desarrollo regional de Siberia y Oriente Extremo. Es imposible separar dos esos aspectos, como tampoco separar la política energética de la política exterior en general.

Vale la pena subrayar que tanto en Siberia como en Extremo Oriente no se trata solamente de extraer materias primas, sino de implantar nuevas tecnologías avanzadas y promover la formacion de los sectores modernos de industria manufacturera. En particular, en el marco del proyecto 'Sajalin 2' se construye una fábrica de gas licuado lo que representa una ruptura real para nuestro sector de petróleo y de gas. Las posiciones de Rusia en el mercado del GNL son todavía débiles y puesta en marcha de esa fábrica permitirá realizar un rush adelante sumamente importante.

El otro proyecto de gran envergadura es la construcción del sistema de oleoductos Siberia Oriental – Océano Pacífico, cuya primera fase plantea a finalizarse a fines de 2008. Como resultado, los suministros de recursos energéticos de Rusia a los mercados asiáticos crecerán sustancialmente y en 2020 la cuota de esos Estados en las exportaciones petrolíferas rusas se elevará del 3% actual al 30% y de gas natural – del 5 al 25% (3).

No cabe duda que la realización exitosa de estos y otros proyectos grandes en el campo energético requiere las inversiones tan importantes y decisiones técnicas tan innovadoras que esto podrán materializar solamente las asociaciones de las compañías mundiales de primera línea con ayuda activa por parte de los Estados. Rusia, con todas sus nuevas capacidades financieras radicalmente crecidas, a solas no puede realizar los megaproyectos energéticos y está interesada en la interactuación amplia de índole internacional.

Al mismo tiempo la cooperación intensificada de Rusia con los países asiáticos, en primer lugar con China, en la esfera energética cimienta las bases para activar contactos en otras vías y diseñar proyectos conjuntos en campos más diferentes. Del testimonio probatorio sirve la visita de V. Putin a China en marzo de 2006 que resultó con firma de 22 convenios cuya realización asegure un nuevo nivel más alto de las relaciones bilaterales ruso–chinas.

8) Conclusiones

Ahora se está determinando el nuevo lugar de Rusia en el sistema económico y político global. Resulta cada vez más claro que el apoyo en la palanca de materias primas contribuirá a alcanzar de unos u otros objetivos estratégicos y que los recursos energéticos son instrumento eficiente de influencia en la arena internacional. Rusia claramente entiende que debido a eso el país es capaz de reconquistar el estatus de gran potencia.

Basándose en este nuevo poderío el Presidente V. Putin persigue dos blancos básicos entrelazados: convertir al país en la superpotencia energética e integrarlo en forma más adecuada y profunda en la economía mundial.

La nueva correlación de fuerzas en el campo energético, el movimiento por la seguridad energética internacional abren una vía extremadamente importante de la cooperación económica y política global que pueda ser la base del futuro orden mundial que en el grado máximo posible corresponda a los intereses de la mayoría de los países del globo terráqueo: tanto de los exportadores, como los importadores de insumos y de energía.

Según la opinión compartida de muchos analistas de renombre internacional, por su importancia para los intereses nacionales la seguridad energética – es el segundo, después de la defensa nacional, componente de la política estatal de cualquier país del mundo. Por eso los problemas de la seguridad energética global van a ocupar uno de los lugares principales en el contexto de la política exterior durante las décadas que vienen (6, p. XXI).

Los cambios del escenario económico global en cualquier momento puedan obligar a las compañías energéticas rusas a corregir su estrategia comercial exterior. Es inaceptable y contraproductiva la situación cuando esta se convierte en el sujeto de pretensiones políticas infundadas y críticas indiscriminadas.

De todo lo arriba dicho se deduce la tarea actual de la diplomacia rusa: librar las actividades de las compañías de combustible y energía nacionales de la politización y presión excesiva; así como consecuentemente defender el derecho de las corporaciones energéticas rusas de determinar autónomamente como suscribir y ejecutar contratos de exportación. Con eso es racional guiarse solamente por la legislación, coyuntura de mercado y principios de la nueva seguridad energética a articular y aprobar.

Por fin lo último. El nuevo concepto de la seguridad energética internacional, por el cual opta Rusia, en el futuro inmediato deberá pasar por una prueba muy severa de conveniencia práctica y viabilidad estratégica. De los resultados de esa prueba van a depender en mucho el derrotero de la política exterior de Moscú y en general la situación internacional.


(*) Petr Yakovlev integra el Instituto de Latinoamérica (Academia de Ciencias de Rusia).

Bibliografía:

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5) Clyde Prestowitz. Three Billon New Capitalists: The Great Shift of Wealth and Power to the East. New York, 2005.

6) Energy and Security: Toward a New Foreign Policy Strategy/ Jan H. Kalicki and David L. Goldwyn (eds.). Washington – Baltimore, 2005.

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13) Postavshik energobezopasnosti. – Expert. Moskva, 26.12.2005, # 49.

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21) Judy Dempsy. Gas crisis a warning for Europe. – The International Herald Tribune. Paris, 15.02.2006.

22) Dominique Moisi. La imprevisible Rusia. – El País, 1.03.2006.

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28) Andreu Missé. La UE acuerda la liberalización total del gas y la electricidad para 2007. – El País, 25.03.2006.

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33) Zapatero y Putin califican el asunto de las viñetas de Mahoma de cuestión de 'sensibilidad y respeto'. – El Mundo, 9.02.2006.

34) Pilar Bonet, Peru Eguarbide. El Rey dice ante Putin que la energía de Rusia debe gestionarse responsablemente. – El País, 9.02.2006.

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