Economía
mundial

 

Caída del dólar y alza del crudo, ¿una mezcla tóxica?

Por Joanna Slater
The Wall Street Journal, 08/11/07

Una mezcla tóxica de un dólar que está en niveles históricamente bajos y el petróleo acercándose a US$ 100 el barril, junto a la preocupación por las enormes pérdidas de los bancos, provocaron un nuevo remezón bursátil.

Ayer, el Promedio Industrial Dow Jones cayó 360 puntos. Esta baja de 2,64% borró todo el aumento que el índice había acumulado desde la primera reducción de las tasas de interés realizada por la Reserva Federal el 18 de septiembre.

Además, Wall Street está nervioso sobre cuánto daño más puede causar la crisis del crédito, la que ya ha provocado pérdidas multimillonarias en las grandes firmas financieras.

Recuerdos de los años 70

Sin embargo, hay algo más que inquieta a los inversionistas. El dólar y el petróleo se están moviendo en direcciones contrarias. Además, el oro ha vuelto a superar la barrera de US$ 800 la onza. Se trata de un cóctel que recuerda a los caóticos años 70, cuando Estados Unidos estaba asediado por la inflación, varias recesiones sucesivas y un mercado bursátil que no iba a ninguna parte.

La economía global de hoy es muy diferente de la de entonces. La inflación está bajo control y, en general, se confía en que los bancos centrales mantendrán esta situación. La economía estadounidense muestra un crecimiento sólido a pesar de la debilidad del dólar y los altos precios de la energía que afectan a los consumidores.

Aun así, los paralelos están ahí. Un temor es que se produzca una amplia pérdida de confianza en el dólar y en Estados Unidos, país que durante mucho tiempo ha sido el lugar favorito de otras naciones para invertir sus reservas.

"Estamos en un momento crítico", dice Jim O’Neill, jefe de la investigación económica global de Goldman Sachs. "En los últimos días, el dólar se ha comportado de una manera que sugiere que el mercado está poniendo a prueba su estatus de la divisa de reserva."

Ayer, el dólar sufrió una abrupta caída, bajando a un nuevo nivel histórico frente al euro. Poco después de su creación, la moneda de la zona euro valía menos de un dólar. Ahora, un euro puede comprar un dólar y 46 centavos.

El petróleo, mientras tanto, se está acercando a los US$ 100 por barril. Hace sólo unos años, la mayoría de los economistas habría pronosticado una dura recesión debido a esos precios. La fuerte demanda por parte de los países emergentes, la estrechez del suministro global y la presión especulativa se están uniendo para empujar el crudo a territorios cada vez más altos. A su vez, el oro cerró ayer a US$ 833 la onza en la Bolsa Mercantil de Nueva York, su mayor nivel desde 1980. Esto sugiere que los inversionistas se están refugiando en las supuestas bondades anti-inflacionarias de ese metal.

La trayectoria de los tres activos —el dólar, el oro y el petróleo— apunta a una mayor inflación. Sin embargo, aún no hay señales que sugieran un repentino brote inflacionario. En cualquier caso, nada que se asemeje a los años 70. De hecho, los precios al consumidor en Estados Unidos registraron un alza de 2,8% en los 12 meses terminados en octubre.

Aumenta el pesimismo

Una de las gotas que contribuyó a la más reciente caída del dólar fue un comentario de un regulador chino que sugirió que el país debía comprar más euros. Pese a que él no es el encargado de la política financiera y que posteriormente corrigió sus comentarios, lo cierto es que el mercado se ha vuelto cada vez más pesimista sobre las posibilidades del dólar debido a la desaceleración de la economía de Estados Unidos.

Por ahora, las noticias del declive del dólar han sido bien recibidas por los exportadores estadounidenses, debido a que sus productos y servicios se vuelven más baratos en los mercados extranjeros. La debilidad de la moneda estadounidense también ha ayudado a incrementar las ganancias de las multinacionales de ese país. Esto porque el dinero que ganan en otras partes del mundo en otras divisas vale más cuando se vuelve a convertir a dólares. A su vez, eso ha ayudado a impulsar el precio de las acciones.

El problema es que si la caída del dólar se acelera y se empiezan a ver señales de pánico, podría indicar una mayor pérdida de confianza en la economía estadounidense, lo cual perjudicaría las acciones.