Estados Unidos

 

Europa y Asia preocupados por los efectos de la caída

El dólar podría perder su status mundial

The Economist
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eeditado en La Nación, Buenos Aires, 04/12/04
Traducción de Gabriel Zadunaisky

EEUU dejaría de tener el privilegio de emitir la divisa de reserva internacional si sigue aumentando su déficit público

* En los últimos tres años cayó un 35% respecto del euro y un 24% en relación con el yen

* La persistente declinación está afectando el sistema financiero y provoca una tensión global.

* Si el dólar cae otro 30 por ciento, como predicen algunos analistas, equivaldría al mayor default de la historia

Londres. Si Estados Unidos sigue gastando y endeudándose a su ritmo actual, el dólar eventualmente perderá su poderoso status en las finanzas internacionales.

y eso sería doloroso: el privilegio de poder emitir la divisa de reserva del mundo, ahora en riesgo, permite a EE.UU. tomar crédito barato y así gastar mucho más de lo que gana, en términos mucho mejores que los que están accesibles para otros.

Imagine que usted pudiera escribir cheques que fueran aceptados como pago, pero nunca cobrados. De eso se trata. Si se le hubiese dado esa capacidad, usted se aseguraría de preservarIa. EE.UU. no lo está haciendo y puede llegar a lamentarlo.

El dólar ya no es lo que era. En los últimos tres años ha caído un 35 % respecto del euro y un 24 % en relación con el yen. Pero su más reciente caída es apenas un símbolo de un mal peor: el sistema financiero global está en fuerte tensión. Estados Unidos tiene hábitos que, como mínimo, son inapropiados para el guardián de la principal moneda de reserva del mundo: endeudamiento desbocado del gobierno, consumo galopante y un déficit de cuenta corriente lo suficientemente grande como para haber quebrado a cualquier otro país hace tiempo.

Una devaluación en puerta

Esto hace inevitable la devaluación del dólar, y no es la causa menor de ello el hecho de que se ha vuelto una opción aparentemente atractiva para los líderes de un Estados Unidos muy endeudado, cuyos funcionarios ahora parecen decir cosas para que baje el dólar. Pero esto es un juego peligroso. ¿Por qué querría alguien invertir en una divisa que casi con certeza se depreciará?

Un segundo rasgo preocupante es que se ha convertido en una casa de la moneda gigantesca, al derramarse la política de plata dulce fuera de las fronteras de EEUU. La liquidez global total está creciendo en términos reales más aceleradamente que nunca antes.

Las economías emergentes que tratan de atar sus monedas al dólar, en particular en Asia, se han visto obligadas a amplificar la política monetaria superlaxa de la Reserva Federal: los bancos centrales se ven obligados a emitir cuando compran dólares para mantener bajas las cotizaciones de sus propias monedas. Este flujo de liquidez global no ha hecho subir la inflación. En vez de ello ha ido a los valores de las acciones y de las viviendas en el mundo, inflando una serie de burbujas de precios de activos.

El déficit de cuenta corriente estadounidense está en el centro de estas preocupaciones globales. El último informe de Perspectivas Económicas de la OCDE predice que el déficit llegará a US$ 825.000 millones en 2006 (6,4% del PBI de EE.UU.) suponiendo que no se modifiquen los tipos de cambio. Los optimistas argumentan que los extranjeros seguirán financiando el déficit porque los activos estadounidenses ofrecen ganancias elevadas y un santuario seguro contra el riesgo. En realidad, los inversores privados ya le han dado la espalda a los activos en dólares: las ganancias sobre inversiones en EE.UU. en los últimos tiempos han sido más bajas que en Europa o Japón. ¿Y se puede considerar segura a una moneda que ha estado cayendo por 30 años frente a las dos que la siguen en peso?

Esta vez es mala señal que cada uno trata de apuntar el dedo acusatorio a los demás. Estados Unidos dice que su déficit externo es debido principalmente al bajo crecimiento en Europa y Japón y al hecho de que China mantiene un tipo de cambio fijo demasiado bajo. Europa, alarmada por la "brutal" alza del euro, dice que el alto endeudamiento estatal de EE.UU. y su baja tasa de ahorro de los hogares son los verdaderos culpables. Hay algo de cierto en ambas acusaciones.

China y otras economías asiáticas por cierto que debieran permitir la revaluación de sus monedas, aliviando así la presión sobre el euro. También es cierto que Asia en parte es culpable del alto consumo estadounidenses: las grandes compras de bonos del Tesoro de sus bancos centrales han deprimido los rindes de los títulos, alentando a los hogares en EE.UU. a obtener más crédito hipotecario y gastar el dinero.

Y Europa tiene que aceptar lo que no quiere: que un dólar más débil será una buena cosa si ayuda a reducir el déficit norteamericano y contener el riesgo de una crisis futura. Al mismo tiempo, Europa también tiene razón: la mayor parte de la culpa por el déficit es de Estados Unidos, que tiene que reducirlo. No es cuestión de una cosa o la otra: se necesita tanto un dólar más barato como una mayor tasa de ahorro para evitar una crisis.

Remedio unilateral

Muchos funcionarios estadounidenses hablan como si fuera mejor confiar en que la caída del dólar de alguna manera resolverá todos sus problemas.

Es concebible que ello suceda, pero un remedio tan unilateral probablemente sería mucho más doloroso de lo que se imaginan. El desafío para EEUU no es sólo la reducción de su déficit de cuenta corriente a un nivel en el que los extranjeros estén dispuestos a financiarlo comprando más activos en dólares, sino también persuadir a acreedores externos de que retengan sus vastos stocks de activos en dólares, estimados en casi US$ 11 billones. Una caída del dólar suficiente para reducir el déficit de cuenta corriente podría destruir su status de santuario. Si el dólar cae otro 30%, como predicen algunos, equivaldría al mayor default de la historia: no un default convencional sobre el servicio de la deuda, sino un default furtivo, que eliminaría billones de dólares del valor de los activos estadounidenses en manos de extranjeros.

Los estadounidenses que se pronuncian a favor de un dólar más débil debieran pensar bien lo que están deseando. Comparado con lo que ello significa, reducir el déficit fiscal se ve como un costo menor.

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