Estados Unidos

 

Coro de críticas de la comunidad negra por desidia gubernamental para ayudar a miembros de esa raza. El disminuido apoyo a la guerra de Irak podría desplomarse, estima The New York Times.

"Vergüenza", la respuesta de Bush a la tragedia, dicen estadounidenses

Enfrenta el presidente su peor crisis política

Por David Brooks
Corresponsal en EEUU
La Jornada, 04/09/05

Nueva York, 3 de septiembre. De costa a costa en este país, la opinión editorial, de ciudadanos, de diversos políticos parecen coincidir en que la respuesta del gobierno federal a la devastación del huracán Katrina es "una vergüenza".

Esta pesadilla humana no se desvanecerá a corto plazo, y los políticos en Washington apenas se están dando cuenta de ello. No pocos opinan que la respuesta tardía fue porque los damnificados son en su gran mayoría pobres y de raza negra.

El diario The Washington Post reportó que al hacer cálculos con base en datos del censo, unos 150 mil desalojados por el huracán vivían bajo la línea de pobreza oficial, y más de 50 mil de ellos ya superaban la edad de jubilación. Dos tercios de la población de casi medio millón de habitantes de Nueva Orleáns son negros.

Otros preguntan cómo es posible que un gobierno cuya prioridad es la "seguridad interna" no estaba preparado para las consecuencias de un evento catastrófico.

Casi todos preguntan por qué tardó tanto, por qué estaba tan mal preparado y por qué no se atendieron los pronósticos que desde hace años anunciaban que este desastre era muy probable y que tendría estas dimensiones.

Hasta el momento, cuando ya han transcurrido cinco largos y terroríficos días desde el paso del meteoro, no hay respuestas del gobierno federal.

Hoy el New York Daily News ofreció su opinión editorial a lo ancho y alto de su primera plana con un enorme encabezado: "Vergüenza de una nación".

Señaló que "es absolutamente atroz que Estados Unidos no pudo confortar a decenas de miles de almas desoladas, espantadas, enfermas y hambrientas. ¿Quién tiene la culpa por algo que es nada menos que un escándalo nacional", pregunta en su editorial.

Esa opinión no es la excepción, sino el razonamiento cada vez mas generalizado en medios nacionales como el New York Times, el Miami Herald y el Los Angeles Times, entre decenas más, que critican -y condenan en algunos casos- la respuesta del gobierno de George W. Bush a este desastre durante estos últimos días.

Hoy una vez más el presidente Bush intentó buscar la forma de enfrentar y controlar el torrente de críticas y furia al anunciar que ha ordenado el envío de 7 mil fuerzas militares activas, con las cuales ascenderá el número de tropas a aproximadamente unas 40 mil (la mayoría de la Guardia Nacional) que se desplegarán en la zona de desastre en los próximos días.

Entre los que serán enviados estarán los integrantes de la unidad 82 aerotransportada y de los marines, dos fuerzas que han sido empleadas en diversas intervenciones bélicas internacionales.

La Casa Blanca está considerando la realización de un segundo viaje del presidente republicano a la zona de desastre, el próximo lunes, el Día del Trabajo oficial en este país.

Una vez más, en su mensaje radial semanal a la nación, Bush aseguró que está respondiendo a la crisis, y se vio obligado, por enésima vez, a admitir que su gobierno no había logrado otorgar asistencia a tiempo.

"Sé que aquellos de ustedes que han sido fuertemente golpeados por Katrina están sufriendo. Muchos están enojados y desesperados por ayuda", dijo.

"Las tareas ante nosotros son enormes, pero también lo es el corazón de Estados Unidos. Aquí, no abandonamos a nuestros ciudadanos en hora de necesidad. Y el gobierno federal hará su parte".

Además, aceptó que "muchos de nuestros ciudadanos no están recibiendo la asistencia que necesitan, especialmente en Nueva Orleáns, y eso es inaceptable".

Pero para muchos, todo esto, inclusive la aparente disculpa, es "muy poco, muy tarde". Y no sólo son los opositores a Bush, sino que entre ellos está Newt Gingrich, ex líder republicano de la Cámara, varios legisladores de ambos partidos, ex funcionarios encargados de agencias de respuesta de emergencia y más.

"Estoy avergonzado de Estados Unidos, estoy avergonzado de nuestro gobierno", comentó por su parte Carolyn Kilpatrick, legisladora federal negra de Michigan. "Estoy enfurecida por la falta de respuesta", agregó, al sumarse a un amplio coro de críticas de sus colegas del Caucus Negro.

"Esta incapacidad para retomar el control, o por lo menos, movilizarse contra el desastre ha sorprendido el sentido de ser del país", opinó ayer el editorial del Los Angeles Times.

Los reporteros y editores de los medios nacionales han descartado las justificaciones del gobierno, de que "nadie podría haber pronosticado las consecuencias de este desastre", tras recordar una y otra vez las investigaciones federales y locales, los pronósticos de expertos, las advertencias de las propias agencias federales y del Cuerpo de Ingenieros del Ejercito y muchos organismos más, que durante años habían dibujado casi perfectamente lo que acaba de ocurrir.

"La respuesta de Washington a Katrina se intensificara en los próximo días, pero la pregunta de por qué tardó tanto continuará más tiempo que las aguas de la inundación", concluyó el rotativo.

"Ha habido fracasos en todos los niveles del gobierno al intentar reaccionar" al desastre, opinó el editorial de ayer del periódico Miami Herald. A pesar de las dimensiones de la catástrofe natural, "la responsabilidad final para las condiciones deplorables, a veces fatales, en la costa del Golfo (de México) esta semana reside en gran medida en el gobierno federal. Podría haber hecho mucho más, más rápidamente, pero no lo hizo".

Concluyó que si "el 11 de septiembre de 2001 para siempre cambió la creencia colectiva de los estadounidenses en la invencibilidad de la nación, seguramente las escenas del Golfo de México esta semana han cambiado para siempre nuestra idea de que somos inmunes a desastres tipo tercer mundo. Nuestro gobierno tiene que hacerlo mejor".

El Washington Post, en su editorial de ayer, reiteró la pregunta que se hace todo el país: "¿Pero cómo podría estar tan poco listo el gobierno para una crisis que fue tan ampliamente pronosticada? Cómo es posible que las autoridades municipales, estatales y federales carecieran de un plan de emergencia que podría ser activado rápidamente?"

Estas opiniones circulan por todas partes. En el primer evento cultural nacional para recaudar fondos para los damnificados -un concierto trasmitido en vivo por NBC y otros canales nacionales de esa cadena- no se logró evitar expresiones de ira en contra del gobierno de Bush.

Entre los 18 presentadores y músicos que participaron -actuó el gran trompetista de Nueva Orleáns Wynton Marsalis y el artista Harry Connick Junior, y Faith Hill, de Mississippi; se presentó el rapero famoso Kanye West, quien sorprendió a los televidentes cuando comentó al aire que "a George W. Bush no le importa la gente negra".

West, ganador del Premio Grammy, criticó que este país está organizado para ayudar "lo más lento posible" a los pobres y a los negros. Agregó que las tropas en Nueva Orleáns tienen ordenes para disparar "contra nosotros", refiriéndose a los jóvenes negros que están cometiendo delitos en las calles.

Ciudadanos, más allá de los damnificados, que han sido testigos de la respuesta del gobierno alrededor del país han expresado en las calles su sorpresa, ira y dolor en los medios de comunicación y por Internet.

"¿Cuándo fue que Estados Unidos se convirtió en un país en que nuestros pobres se ahogan en sus casas? La vergüenza de la incompetencia del gobierno se trasmite a todo el mundo. ¿El mensaje? Los pobres no le importan a nuestro presidente", escribió un lector al rotativo Los Angeles Times.

Otro dijo: "Si Katrina hubiera devastado Galveston, Texas o Miami y dejado a más de 500 mil "gentes blancas" sin nada, ¿el gobierno de Bush habría sido tan lento y desorganizado en su respuesta?"

El New York Times reportó que el presidente está enfrentando "una de las peores crisis políticas de su presidencia", ya que varios republicanos y analistas señalaron que si no logra controlar la situación y sus secuelas, todo esto podría socavar la agenda política presidencial en todos los rubros, incluyendo posiblemente minar aún más el apoyo popular a la guerra en Irak si se determina que el despliegue de fuerzas allá contribuyó a la falta de respuesta aquí.

"Existe la posibilidad de un daño muy serio para este gobierno -consideró el politólogo Donald Green, de la Universidad de Yale, en entrevista con el Times-. La conclusión inequívoca a que uno llegaría de todo esto es que fue un fracaso masivo del gobierno federal".

Frente a todo esto, la Casa Blanca intensifico hoy su esfuerzo por reparar y controlar el daño político. El anuncio del envío de más tropas fue hecho por Bush ante las cámaras de televisión en el Jardín de las Rosas.

A su lado estaban los funcionarios encargados de seguridad y emergencia, incluyendo al secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, y al titular de Seguridad Interna, Michael Chertoff, además del vicepresidente Dick Cheney y el alto mando militar, para intentar subrayar la importancia política que ahora tiene la respuesta federal.

Ahora se verá si Bush logra sobrevivir, ante los vientos políticos y sociales de Katrina. A la vez, toda la nación tendrá que responder frente a un fenómeno histórico con consecuencias a largo plazo.

El Washington Post reportó que "el desplazamiento más grande desde la guerra civil reverberó a través del país desde su punto de inicio en Nueva Orleáns, ayer", al señalar que más de medio millón de personas han salido y ahora están en búsqueda de vivienda, necesidades básicas y algo que permita empezar a reconstruir sus vidas.

El Post señaló que este río humano ya ha llegado a varios estados, ya había abrumado los albergues de la Cruz Roja en siete estados, y apenas empieza el éxodo. Katrina ha desalojado al doble de personas que el sismo de San Francisco, en 1906, y más gente que los famosos refugiados de las tormentas de polvo de la Gran Depresión.

"Esta no es una crisis de un día o un año (...) Este es un problema social de una magnitud jamás vista en Estados Unidos", comentó al Post el diputado federal republicano Richard Baker, de Luisiana.

Hay reportes de que miles de personas de todo el país, incluso en la ciudad de Nueva York, están ofreciendo posada en sus casas y departamentos a los damnificados del Golfo de México, y que hay ofrecimientos de todo tipo, tanto de ricos como pobres.

Hay voluntarios de todo este país que han acudido a la zona del desastre para ofrecer su apoyo y talento, desde expertos en rescates de emergencia hasta médicos, policías, entre varios más. Al parecer, la gente -alguna- sabe responder más rápida y directamente que el gobierno.

Ese hecho, como el de que este gobierno que ha sido tan efectivo en responder a las necesidades de los ricos (reducciones de impuestos, subsidios y favores que benefician a industrias enteras, entre otras cosas), y tan lento ante las emergencias de los pobres, parece reflejarse en que mientras en Nueva Orleáns las madres rogaban por agua y alimentos para sus hijos, la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, se divertía comprando zapatos en la Quinta Avenida.

De la misma forma, el día que entró el huracán, Bush se fue a San Diego y el líder de la Cámara, Dennis Hastert, decidió no interrumpir su participación en un acto de recaudación de fondos electorales con un grupo de ricos, por eso llegó tarde ayer al Capitolio para votar por el paquete de emergencia para los damnificados. Todo esto podría costarles mucho a la cúpula política.

Ahora muchos analistas están esperando ver si este pueblo está dispuesto y/o desea cobrarle la factura política de Katrina a sus dirigentes políticos.


Rumsfeld y Myers se autoelogian por la "masiva y eficaz" intervención militar. Halliburton, dueña del contrato para evaluar los daños de Nueva Orleáns: Houston Chronicle

La madre de Bush opina que “esto está resultando muy bien" para los pobres

Por David Brooks
Corresponsal en EEUU
La Jornada, 07/09/05

Nueva York, 6 de septiembre. Todos los políticos nacionales, incluyendo al presidente, están prometiendo investigaciones de la respuesta federal al huracán Katrina ante el clamor popular que insiste en saber por qué Washington tardó tanto en brindar asistencia a Nueva Orleáns y otras poblaciones de la zona devastada, que ha costado incontables vidas y sufrimiento.

En lo que para unos fue tal vez una de las declaraciones más sorprendentes, el presidente George W. Bush, culpado por expertos, editoriales, y damnificados, como el responsable del fracaso en brindar una respuesta federal más ágil y efectiva, anunció que promovería una "investigación" de los errores cometidos. "Tengo la intención de encabezar una investigación para saber qué sí funcionó y qué no ", dijo Bush esta mañana al responder a si estaba considerando despedir a algunos de sus funcionarios responsables de la acción federal.

Pero para un amplio sector de la población, eso es una mala broma en dos sentidos: primero, cómo se investigará el presidente a sí mismo, y si lo hiciera, qué tan difícil es determinar que el responsable del "error" fue el propio mandatario. La líder de la minoría demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, respondió que si Bush iba a encabezar la investigación, lo único que debía hacer "es verse en el espejo".

Como parte de su esfuerzo para manejar las consecuencias políticas de este desastre, Bush acaba de regresar de su segunda visita a la zona devastada (donde dedicó más tiempo a Mississippi, ya que el gobernador es su aliado, y menos a Nueva Orleáns y Luisiana, donde la gobernadora, una senadora y el alcalde han sido críticos de su liderazgo), y este martes anunció que enviará al vicepresidente Dick Cheney a la zona el jueves. Asimismo, el jefe de la Casa Blanca y los líderes legislativos están hablando de enviar decenas de millones de dólares más en asistencia a la zona.

Pero todo este esfuerzo no logra ahogar la ira y críticas al presidente y su equipo ni en la zona damnificada. En una carta abierta dirigida al presidente por el periódico de Nueva Orleáns, el Times-Picayune, se responsabiliza directamente al gobierno de Bush y a los funcionarios que él acababa de felicitar por su "buen trabajo" al responder a la crisis: "la gente entrenada para proteger nuestra nación, la gente cuya chamba es llevar asistencia rápidamente, estaba ausente. Aquellos que deberían haber desplegado tropas estaban cantando una canción triste de que era imposible llegar a nuestra ciudad. Estamos enojados, señor presidente, y muchos estaremos enojados después de que nuestra querida ciudad y los condados a su alrededor hayan sido bombeados y queden secos. Nuestra gente merecía ser rescatada. Esa es la vergüenza del gobierno", declaró el rotativo.

El editor del Times-Picayune, Jim Amoss, declaró a The Oregonian que decidieron publicar la opinión de su periódico en forma de carta a Bush, ya que "necesitábamos dirigirnos directamente al presidente... Creemos que esto es, a final de cuentas, su fracaso, y uno colosal, pues podría haber costado vidas, y ciertamente, mucho daño físico a nuestra comunidad".

Críticas más allá de la zona damnificada

Pero las críticas se expresan desde más allá de la zona damnificada, y el gobierno de Bush todavía no ha logrado superar la impresión generalizada, nutrida todos los días por reporteros y editores, ciudadanos, expertos, ex funcionarios y más, de que el desastre fue de estas dimensiones en parte por los resultados de sus políticas de largo plazo, así como la falta de respuesta a esta emergencia en particular.

Los críticos señalan que las medidas para recortar impuestos y limitar el gasto público federal dejó física y socialmente vulnerable a esta región y otras partes del país. A la vez, la emergencia provocó severas interrogantes sobre la ausencia de un liderazgo político en Washington.

Por un lado, los testigos de la falta de respuesta transmitida en vivo a toda la nación (y al mundo), y de revelaciones de que el gobierno sabía que un desastre de estas proporciones era más que probable (y lo sabía desde hace años), y que su única respuesta fue reducir el gasto para fortalecer las defensas contra huracanes y en cambio, desviar fondos y desplegar tropas de la Guardia Nacional (fuerza principal para enfrentar estos desastres) a Irak, está generando furia.

Además, con la inundación se descubrió que varios niveles del gobierno estadounidense están podridos de ineptitud y corrupción. De hecho, el jefe de la Agencia Federal de Manejo de Emergencias fue instalado ahí por Bush, a pesar de tener nula experiencia (antes manejaba una asociación dedicada a caballos árabes), porque era amigo de uno de sus principales aliados electorales. ¿Y dónde está el ex jefe de la agencia? En Halliburton, la empresa que antes dirigía el vicepresidente Cheney y una de las que más ha lucrado con contratos de la guerra en Irak. ¿Y quién tiene el contrato para evaluar los daños del puerto de Nueva Orleáns?, según el Houston Chronicle: Halliburton.

Al iniciar una reunión de su gabinete hoy, el presidente Bush comentó: "la burocracia no va ha obstaculizar cumplir con la tarea para el pueblo". Pero las palabras siguen sonando huecas para los que fueron obligados a sufrir y ver sufrir sin que nadie en Washington se presentara a su lado.

"No fue sólo Katrina lo que causó todas estas muertes en Nueva Orleáns. La burocracia ha cometido homicidio aquí... y la burocracia tiene que ser juzgada ante el Congreso", declaró el domingo en un programa de noticias nacional Aaron Broussard, presidente del condado Jefferson, donde se encuentra Nueva Orleáns. "Hemos sido abandonados por nuestro propio país", subrayó.

Broussard contó una anécdota que, junto con las declaraciones anteriores del alcalde de Nueva Orleáns, Ray Nagin, han dado la vuelta por todos los medios e Internet. Dijo que la madre de su jefe de manejo de emergencias estaba atrapada en un asilo para ancianos, y que cada día le llamaba y le preguntaba si alguien venía por ella, y él respondía, "si mamá, alguien vendrá por ti. Alguien va por ti el martes; alguien llegará por ti el miércoles; alguien viene por ti el jueves; alguien viene por ti el viernes". La mujer se ahogó el viernes por la noche".

Broussard, quien empezó a llorar, y con él miles de televidentes, concluyó: "nadie viene por nosotros, nadie... Todos prometieron, dieron conferencias de prensa, estoy harto de conferencias de prensa. Por Dios, cállense y envíen a alguien".

Hoy Broussard declaró a CBS News que no se necesitan grandes investigaciones, porque sólo es necesario que "encuentren al idiota" que estuvo en el nivel más alto y quitarlo, "dénme un idiota que le importe, no me den al mismo idiota". Para el alcalde de Nueva Orleáns Ray Nagin, sólo hay una pregunta: "¿dónde demonios estaban"?

Se multiplican las historias de horror

Las historias de sufrimiento y horror se multiplican, los recuerdos de la pesadilla contados por "refugiados", ubicados ahora a cientos de kilómetros de donde nacieron y vivieron sin saber dónde están sus hermanos, padres, hijos, bebés, esposos, amantes. En medio de estadios de futbol, en medio de albergues en lugares desconocidos, y con el gran privilegio de tener acceso a una televisión o periódico para que los políticos les cuenten por qué no se hizo más, lo preocupados que están por su bienestar y de su compromiso para rescatarlos, o peor aún, por qué se hizo tanto bien.

Hoy el secretario de Defensa Donald Rumsfeld y el jefe del estado mayor, el general Richard Myers, no sólo no ofrecieron disculpas o autocríticas, sino se autoelogiaron por la respuesta masiva y eficaz del sector militar, y se ampararon una y otra vez con la justificación de que el Pentágono sólo desempeña un papel de apoyo a la agencia federal responsable ante estos desastres en territorio estadounidense: el Departamento de Seguridad Interna.

Ambos afirmaron, en rueda de prensa, que habían movilizado equipo y personal antes de que llegara la tormenta, y que la respuesta fue lo más organizada y rápida posible bajo las circunstancias.

El general Myers anunció que hay un total de 58 mil efectivos militares (41 mil de ellos Guardia Nacional) en la zona damnificada en apoyo de las operaciones de las agencias civiles, y ofreció una lista de lo que se ha logrado.

Pero Rumsfeld deseaba asegurar al país y al mundo que el Pentágono tiene la capacidad para hacer dos cosas a la vez. "Quiero dejarlo claro: tenemos las fuerzas, la capacidad y la intención de llevar plenamente a cabo la guerra global contra el terror mientras respondemos a esta crisis humanitaria sin precedente aquí en casa. Podemos y haremos ambas cosas".

El Congreso, al regresar de su receso de verano, se sumó a la danza política en torno al desastre. Junto con la Casa Blanca, el liderazgo señaló que están por considerar otro paquete financiero para la próxima fase de operaciones de asistencia y recuperación de unos 40 mil millones de dólares, aunque algunos calcularon que al final el gobierno federal podría tener que dedicar hasta 150 mil millones de dólares al asunto.

Los legisladores de ambos partidos hoy prometieron realizar investigaciones de la crisis y la respuesta del gobierno. Los republicanos, en control del Congreso, seguramente desean limitar el enfoque de esta investigación, mientras que demócratas como la senadora Hillary Clinton, quien pidió una "investigación independiente", huelen la posibilidad de usar políticamente esta crisis en su favor.

La presidenta del Comité de Seguridad Interna del Senado, la republicana Susan Collins, anunció hoy que realizará las primeras audiencias sobre el desastre. "El gobierno fracasó en todos los niveles", dijo, y agregó: "es difícil entender la falta de preparación y la respuesta inicial inefectiva a un desastre que había sido pronosticado durante años, y que en específico, se habían emitido advertencias graves durante días".

Pero todo esto son palabras para muchos que siguen en la zona devastada, y para los "refugiados" que han sido trasladados a varios puntos del país, en algunos casos sin ser informados adónde los llevaban, y sin saber qué harán ahí, durante cuánto tiempo. En los noticieros nacionales esta noche, casi todos comentaron sobre las versiones casi opuestas de lo ocurrido entre Washington y el resto del país.

Ayer unos reporteros rescataron a un inmigrante guatemalteco en Nueva Orleáns. El joven de 18 años no habla inglés y no deseaba ser llevado a un albergue por temor de ser deportado ya que es indocumentado. Lo encontraron solo con una pertenencia que había mantenido seca, a toda costa. Era un taladro. Trabaja en construcción, informaron fuentes en esa ciudad a La Jornada.

Los pobres y la madre del presidente,.Bárbara Bush

Mientras estas historias se repiten en mil versiones, y los políticos hablan de su compasión y su compromiso con las víctimas, pocos se fijan en que este desastre revela uno mucho mayor. El columnista Nicholas Kristof del New York Times escribió hoy que las escenas de Nueva Orleáns son sólo un recuerdo de cómo este país, y este gobierno, tiene cada vez más abandonados a los más pobres aquí, y de "un ciclón que nunca acaba, de estadounidenses atrapados por la pobreza".

La pobreza, recuerda, está creciendo bajo el gobierno de Bush, con el censo reportando un incremento de más de un millón de personas viviendo en pobreza en 2004 comparado con un año atrás. "Si es vergonzoso que tengamos cadáveres inflados en las calles de Nuevo Orleáns, es aun más ignominioso que la tasa de mortalidad infantil en la capital de Estados Unidos es dos veces más alta que en la capital de China". Bajo el gobierno de Bush, agregó Kristof, la tasa de mortalidad infantil nacional se ha incrementado por primera vez desde 1958. O sea, este gobierno abandonó a los pobres mucho antes que en Nueva Orleáns.

Pero sólo son pobres. La madre del presidente, Barbara Bush, dijo ayer en una entrevista por la radio pública nacional. después de visitar a los refugiados del huracán en el Astrodome en Houston, que todo está resultando bien, y que se ha dado cuenta que muchos desean quedarse en Texas, ya que "la hospitalidad ha sido abrumadora". Y con eso, explicó: "y tanta de la gente en la arena, aquí, sabes, de todas maneras eran subprivilegiados (forma diplomática de referirse a los pobres); entonces esto está resultando muy bien para ellos".


Analistas políticos advierten que podría ser "el fin de la fiesta" para el mandatario. La población estadunidense, polarizada ante la actuación del jefe de la Casa Blanca

Bush, a la defensiva política debido a dos crisis: el huracán y la guerra

Por David Brooks
Corresponsal en EEUU
La Jornada, 08/09/05

Nueva York, 7 de septiembre. Katrina y Cindy están provocando tal vez la peor crisis política que ha enfrentado el presidente George W. Bush, y hasta los anteriores defensores de su gobierno están aceptando que ahora mucho ha cambiado y que de repente esta Casa Blanca está enfrentando algo diferente: su propia incertidumbre.

Katrina, el huracán, y Cindy Sheehan, la madre del soldado muerto en Irak que sitió al presidente durante sus vacaciones, han colocado a Bush a la defensiva políticamente, y representan dos desafíos que han mostrado la vulnerabilidad de un gobierno hasta ahora invencible en el ámbito político.

Con los índices de aprobación popular en los niveles más bajos de su presidencia, aun antes de Katrina, ahora Bush ha generado una mayor polarización entre el pueblo estadounidense con su respuesta a las crisis en dos golfos, el Pérsico y el de México.

Una nota analítica aparecida hoy en el Washington Post señala que en los días después de los atentados del 11-S, Bush gozó de un extraordinario apoyo unido de la nación, pero que justo lo opuesto ha ocurrido después de Katrina, donde el país está más dividido que nunca entre simpatizantes y opositores de esta presidencia.

"Esta gran brecha ha dejado al presidente sin ninguna reserva de buena voluntad entre sus opositores políticos en un momento de necesidad nacional crítica y ya ha provocado un nuevo debate sobre si él podría haber hecho algo para prevenir (esta división)", señala Dan Balz en el Post.

En su editorial de hoy Los Angeles Times advierte que "la tragedia humana deambulará durante el resto de la presidencia de Bush. El presidente descartaba (el concepto) de construcción de nación en 2000; ahora su presidencia será juzgada en gran medida por su desempeño como constructor de la nación, tanto en Irak como en casa".

El Wall Street Journal, cuya opinión editorial ha sido siempre favorable al gobierno de Bush, hoy advirtió (sumándose a las posiciones de un gran número de medios) que podría haber llegado el fin de la fiesta para este presidente, opinando que "con la guerra en Irak y el terrorismo, precios energéticos al alza y ahora un desastre natural, estos son también tiempos ansiosos. Los votantes perdonarán muchos errores a un presidente pero ningún líder puede sobrevivir al hecho de que el público lo perciba inseguro de sí mismo, y como rehén de los eventos". Agregó que "lo que está verdaderamente en juego en los próximos meses es la afirmación de los republicanos de que son el partido gobernante".

Sheehan, quien después de sitiar al presidente frente a su rancho en Texas junto con otros familiares de militares caídos en Irak y miles de simpatizantes, ahora está realizando una caravana por varias regiones del país, señaló que Katrina y la guerra demuestran las políticas erróneas de este gobierno.

Las prioridades, al revés

En una carta abierta enviada por Sheehan convocando a los activistas a la protesta nacional contra la guerra, programada para el 24 de septiembre en Washington, señaló que "los eventos horrendos en Nueva Orleáns y otras partes de Luisiana, Mississippi y Alabama... son recordatorios de qué tan al revés están las prioridades de nuestra nación. Recursos que podrían haber sido empleados para salvar vidas están desplegados en una guerra que continúa matando a iraquíes y militares estadounidenses. Nuestra nación está en una encrucijada ¿continuaremos desperdiciando recursos y tomar vidas en una guerra que jamás debería de haber ocurrido, o nos comprometeremos a la reconstrucción de la costa del Golfo y las vidas deshechas por Katrina?"

Mientras tanto, una de las organizaciones que apoyaron a Sheehan, Veteranos por la Paz, ahora han trasladado equipo y voluntarios desde Texas a un pueblo cercano a Nueva Orleáns para ofrecer asistencia directa a damnificados.

Hoy, el cineasta y crítico Michael Moore instó a los ciudadanos a enviar recursos a este grupo. Advirtió en una carta difundida al público por Internet que "hay mucho qué decir y qué hacer sobre el aniquilamiento por obra humana de Nueva Orleáns, causada no por un huracán, sino por decisiones muy específicas tomadas por el gobierno de Bush en los últimos cuatro años y medio. No escuchen a nadie que diga que hay que discutir todo esto mas tarde. No, no podemos. Nuestro país está en un estado inmediato de vulnerabilidad. Más huracanes, guerras y otros desastres están en camino, y un grupillo perezoso de orates autocomplacidos aún están a cargo del show".

Antes, las opiniones de gente como Sheehan y Moore frecuentemente eran descartadas por los analistas, al igual que las declaraciones de los mismos opositores de siempre de este gobierno, pero ahora ya no se encuentran tan fuera de los márgenes de la opinión pública en general. Las opiniones editoriales y mensajes a medios continúan manifestando que Katrina no sólo devastó la costa del Golfo; también dejó al descubierto las políticas económicas y bélicas de Bush, y sus consecuencias para este país.

El New York Times continuó insistiendo en que el gobierno tiene que rendir cuentas al país por lo ocurrido y, a la vez, advierte sobre aceptar las justificaciones del gobierno recordando cómo engañó al país sobre Irak.

En su editorial de hoy desecha el anuncio de Bush de que encabezará una investigación sobre la respuesta federal al desastre al señalar "que ningún gobierno podría creíblemente investigar un fracaso tan inmenso durante su administración. Y hemos aprendido de una agria experiencia: la pesadilla de Abu Ghraib, que es sólo un ejemplo de que cuando este gobierno inicia una investigación interna, sólo implica un encubrimiento en el cual nadie importante es responsabilizado y donde ningún cambio real ocurre".

En las secciones de cartas de lectores en casi cualquier periódico estadounidense, hay un torrente de condenas, ira, y desprecio dirigido al gobierno de Bush. "Estoy sorprendida, avergonzada y disgustada por la respuesta del gobierno federal a Katrina y sus secuelas... estoy enfurecida y tengo el corazón quebrado por ver a tantos que murieron después de sobrevivir la tormenta. Esta no es mi América", comentó Kathleen Sorce, en carta publicada por el Times. Como ésta, cientos de misivas más -con una minoría que intenta defender al gobierno- se publican en los diarios de este país.

La división nacional sobre la respuesta federal al desastre registra la división partidista que continua ampliándose en el país. Según sondeo de CNN/Gallup/USA Today difundido hoy, 42 por ciento de los encuestados califica la respuesta de Bush y el gobierno federal al desastre como "mala" o "terrible", mientras que 35 por ciento opina que fue "buena" o "estupenda".

Pero esto apenas empieza y todo político lo sabe. Las autoridades en la zona de desastre están advirtiendo al público nacional que lo peor está por verse cuando aparezcan los cadáveres atrapados y ahogados al drenarse las aguas de Nueva Orleáns y sus alrededores.

Tal vez por eso el gobierno de Bush de nuevo intenta emplear la misma táctica que en Irak: tratar de evitar que las imágenes de la muerte de estadounidenses sean trasmitidas por los medios. Reuters informó hoy que la agencia federal encargada de los esfuerzos de rescate -la muy criticada Agencia Federal de Manejo de Emergencias, o FEMA- ha solicitado que los medios no tomen o difundan fotografías de las víctimas muertas en el desastre.

El gobierno de Bush prohibió a los medios fotografiar los ataúdes de soldados muertos en Irak al regresar a Estados Unidos, lo cual provoco críticas de que Washington deseaba ocultar imágenes que podrían generar impresiones negativas de su guerra

No pocos sospechan que Bush y su equipo continuarán haciendo todo lo posible para evitar tener que responder directamente a las preguntas que le hacen ahora todos los días Katrina y Cindy.

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