Estados Unidos

 

De cómo los halcones convirtieron un huracán en una operación racista y –sin Mandrake– transformaron una tragedia en un negocio de 100.000 millones de dólares solamente compartido por la "red de amigos" de la administración Bush.

La cacería, los NN que no hablan y el "Irak reciclado"

El plan para reconstruir Nueva Orleáns como una "ciudad sin negros"

Por Manuel Freytas
IAR–Noticias, 12/09/05

Los NN que no hablan

Las primeras versiones de que algo "estaba pasando" con los negros surgieron a partir de conocerse que fuerzas especiales del ejército de EEUU –aprovechando el caos y la confusión dejados por el Katrina– habían realizado asesinatos en masa de pandilleros negros que se habían lanzado al asalto y a las violaciones aprovechando que Nueva Orleans se había convertido en "tierra de nadie".

Pero luego –a través de testimonios y denuncias por Internet– surgió la información de que ciudadanos pobres de raza negra que se habían apoderado de alimentos en supermercados, también fueron exterminados por la policía y las unidades especiales.

Los testimonios –filtrados en bloggers y correos electrónicos– señalaban que la policía local primero, y las fuerzas especiales que llegaron luego, exterminaban "selectivamente" a los "saqueadores" negros, dejando con vida a los blancos.

También se habló de "cacerías de negros" organizadas por blancos ultraderechistas y racistas que –con la excusa de los saqueos– aprovecharon la confusión para capturar y asesinar a negros inocentes.

Entre los miles de cadáveres putrefactos y en descomposición, sostienen los especialistas, sería imposible practicar autopsias para determinar si fueron muertos por causas naturales, o por balas o ahorcamiento.

Además, la zona está fuertemente acordonada por el ejército y la policía, los cadáveres (en máximo estado de descomposición) son depositados en bolsas sin ninguna revisión, y un peritaje sólo podría ser realizado con denuncias de familiares, que tampoco pueden hacerlas por no tener acceso a los cuerpos.

El jefe del Estado Mayor Conjunto, general Richard Myers, confirmó la semana pasada que más de 58.000 efectivos del ejército y la Guardia Nacional se encuentran en la región para colaborar con las agencias civiles de rescate.

Para confirmar la dimensión de este despliegue de tropas hay que consignar que en Irak, un país de 24 millones de habitantes ocupado militarmente desde hace más de dos años, se encuentran estacionados 150.000 soldados de EEUU.

La información de medios de la zona señalaba que la policía local (que reportaba al alcalde negro de la ciudad) había sido relevada al segundo día de las tareas de seguridad y de rescate por efectivos de la Guardia nacional y rescatistas del FEMA que sólo reportaban a las autoridades federales de Washington.

Los rescatistas del FEMA eran (y son) acompañados por efectivos del ejército con vehículos blindados Hummers y armados con fusiles M–16, que se encargaban de "despejar la zona" y apartar a otras personas de la vista de los cuerpos.

El depósito de los cadáveres se centralizó en una morgue gigantesca al norte de Nueva Orleáns, con capacidad para miles de cuerpos, custodiada por efectivos de las fuerzas federales y bajo control estricto de las autoridades de Washington.

La semana pasada, el alcalde negro de Nueva Orleans, Ray Nagin, confesó tener "problemas" luego de su gestión y declaraciones durante el huracán Katrina.

Señalando el "origen" de sus problemas no tuvo empacho en decir –durante una entrevista en vivo con la CNN– que teme que la CIA lo asesine por haber realizado declaraciones altamente explosivas contra el desempeño de la administración Bush durante el desastre. "Si me pasa algo y la próxima semana no me ven, ustedes ya sabrán lo que me sucedió", repitió dos veces ante las cámaras.

En posteriores entrevistas con Associated Press y otras agencias, Nagin se negó a revelar qué había "descubierto" sobre la actuación de la administración Bush durante el Katrina para que la CIA lo tomase como blanco de un asesinato, pero el funcionario guardó silencio, deslizando sólo suspicacias, y reiterando que estaba "amenazado".

¿Qué había descubierto Nagin, un alcalde negro que mantiene conocidas diferencias políticas con la administración federal republicana y con el "poder blanco" de la ultraderecha racista de Nueva Orleans.

¿Acaso solamente por denunciar un "mal manejo" de la administración federal se hizo pasible de las amenazas de muerte que denunció?

Por su cargo, Nagin fue el único que tuvo acceso a las zonas devastadas en las primeras horas del desastre, cuando aún los cadáveres de las víctimas no se hallaban en estado de descomposición.

¿Qué vio, o de qué se enteró el alcalde de Nueva Orleáns amenazado de muerte?

Las fuerzas federales y las autoridades de Washington, durante los tres primeros días de la catástrofe, informaron de continuos "enfrentamientos" entre las tropas y "pandillas armadas" que supuestamente realizaban saqueos y violaciones, información que era corroborada por testimonios que relataban la persistencia de disparos constantes y tableteos de ametralladoras en toda el área afectada por la catástrofe.

Cuando comenzaron las informaciones oficiales de que el ejército estaba actuando para reprimir a "saqueadores armados", Kathleen Blanco, gobernadora de Louisiana había advertido: "Contamos en Nueva Orleáns con 300 soldados de la Guardia Nacional de Arkansas, acaban de regresar de Irak y están bien entrenados. Estarán bajo mis órdenes para recuperar el control de la seguridad en las calles. Están equipados con fusiles de asalto M–16 cargados. Saben disparar a matar, y estoy segura de que lo harán si es necesario".

El alcalde de la ciudad, Ray Nagin, había confirmado los "enfrentamientos" con muertos y heridos, mientras el presidente Bush advertía que habría “tolerancia cero” para los saqueadores, y anunciaba la llegada de más tropas para garantizar la "seguridad" de la zona de desastre.

¿Porqué nunca se dieron a conocer las cifras de muertos y heridos de esos enfrentamientos?

A pesar de la corroboración oficial de la existencia de esos enfrentamientos con muertos y heridos, las autoridades nunca dieron a conocer las cifras y las identidades de las víctimas, así como su origen racial.

¿Que hacía en Nueva Orleáns, en las primeras horas del desastre, uno de los batallones de marines (entrenado para la matanza "contrainsurgente", casa por casa) que había formado parte de las vanguardias de ataque en Faluya y Nayaf?

Cientos de testimonios dieron cuenta de que el sonido de disparos y tableteos de ametralladoras fueron constantes durante más de dos días en Nueva Orleáns ¿contra qué disparaban?.

Otro punto que sostiene las versiones de "matanza en masa de negros pobres" se sustenta en la decisión de las autoridades de postergar la información de la cifra de muertos y de sus identidades, a pesar de que las mismas pueden ser rastreadas en los padrones de denuncias por "desaparición" que realizan los familiares ante las autoridades.

La existencia de la masacre militar explicaría porqué las autoridades federales no aceptaron equipos de rescate internacionales, cuyas ofertas fueron dejadas en suspenso como es el caso de Rusia y de Cuba.

¿Que sabían los servicios de inteligencia de Fidel Castro y de Putín sobre la masacre de negros cuando sus gobiernos insistieron en enviar sus propios equipos de ayuda al terreno de la tragedia?

¿Porque el Departamento de Estado sólo permitió que únicamente los equipos federales estadounidenses actuaran en los primeros tramos de la tragedia?

De esta manera, señalan los especialistas la masacre, no dejó rastros que pudieran permitir el hilo de una investigación en una zona devastada donde todas las pruebas quedaron borradas por el desastre.

Por lo pronto, ya se dice que desde el FEMA (un organismo de la ultraderecha más reaccionaria y racista creado durante el gobierno de Reagan), se amparó y se protegió estas matanzas.

Ronald Reagan designó en 1981 a su antiguo jefe de la Guardia Nacional en California (donde fue gobernador) el general retirado Louis Giuffrida, como director del área de emergencias, que luego se convertiría en el FEMA.

Se dice que Giuffrida, ultraderechista y racista, utilizando al organismo preparó una lista con los negros que debían ser exterminados aprovechando cualquier contingencia o emergencia por catástrofe natural.

Cuando Giuffrida asumió en el FEMA, comenzó a diseñar proyectos represivos contra los negros utilizando un banco de datos con aproximadamente12.000 nombres que había obtenido de los archivos internos de inteligencia del FBI.

Siguiendo la misma "tradición", la administración republicana de George W. Bush utilizó el organismo para ejecutar el plan de "ocultamiento de cadáveres" y de "despoblamiento de negros" en la ciudad arrasada de Nueva Orleans.

Ese fue el punto de partida para el mega–proyecto de "reconstrucción" de una Nueva Orleans "sin negros", cuya primeras puntas comenzaron a hacerse visibles la semana pasada.

El negociado capitalista con la Nueva Orleans "sin negros"

A) la reconstrucción y el "poder blanco"

Según relata en su sitio web el periodista Waine Madsen, sólo las familias más acaudaladas de Nueva Orleans, incluyendo los descendientes directos de franceses establecidos en Nueva Orleans (no los Acadians [Cajuns] que eran refugiados pobres de la tiranía británica en Nova Scotia–Canadá) se reúnen en Dallas con funcionarios de la administración Bush para "planificar la reconstrucción de Nueva Orleans" destruida por el Katrina.

De esta reuniones para hablar de la "reconstrucción" (muchas realizadas en Washington) también participan funcionarios de Nueva Orleáns, ricos petroleros de Texas, contratistas de la secretaria de Defensa, altos jefes del Pentágono, banqueros de Wall Street, y los más altos funcionarios de la administración Bush como es el caso de Condoleezza Rice y el vicepresidente Cheney, ligados a la petrolera Chevron–Texaco, una, y al consorcio Halliburton, el otro.

Incluso Cheney, jefe del llamado "lobby judío" de la Casa Blanca y el Pentágono (grupo operador de negocios para los grandes consorcios empresariales) visitó la semana pasada la zona del desastre para "interiorizarse" de los daños y de la magnitud que va a adquirir el emprendimiento de la "reconstrucción".

Tal movimiento del "poder capitalista blanco" de Nueva Orleans con los representantes de los consorcios empresariales y financieros que participan de las "reconstrucciones" de los países arrasados por los bombardeos norteamericanos (casos de Irak, Afganistán y Serbia, particularmente), alentó inmediatamente la idea de que Nueva Orleáns se había convertido en "zona de guerra" para el establishment capitalista norteamericano.

B) La "red de conexiones" Bush

De acuerdo a lo informado por la agencia Reuters este domingo, La "red de conexiones" de la administración Bush está atrayendo renovada atención por los grupos que controlan la apresurada reconstrucción posterior de Nueva Orleans después del Katrina.

El Congreso ya ha asignado más de 60.000 millones de dólares en financiación de emergencia como un anticipo de los esfuerzos de recuperación que costarán más de 100.000 millones de dólares, según la agencia.

El Congreso de EEUU dio una "pauta" de las cifras que van a comenzar a barajarse para "reconstruir" la ciudad a partir de la aprobación de una primera partida de emergencia de 51.800 millones de dólares para financiar las tareas de rescate y la reconstrucción en la zona arrasada por el huracán Katrina.

"Restauraremos los poblados que fueron afectados y reconstruiremos la ciudad de Nueva Orleans", señaló Bush la semana pasada.

Antes de su renuncia al cargo se había confirmado que el director de FEMA, Michael "Brownie" Brown, actuaba como un reconocido lobbista de Kellogg Brown & Root, una empresa de Halliburton que habría sido beneficiaria de los primeros contratos en al zona de catástrofe.

Además, al consorcio Halliburton, vinculado al vicepresidente Cheney, se le concedieron contratos lucrativos para reparar las tres bases de la Marina de EEUU (la Base Conjunta Aérea y Naval de Nueva Orleans, el Centro de Construcción Naval en el puerto del Golfo, en Mississippi, y la base aérea Keesler en Biloxi) dañadas por el Katrina.

Auditorías del Pentágono publicadas por los demócratas en junio mostraron 1.030 millones de dólares en costos "dudosos" y 422 millones en costos "infundados" por los contratos de Halliburton en en Irak.

Según la agencia Reuters, un cliente empresarial de Joe Allbaugh, ex gerente de la campaña del presidente George W. Bush, y otro del ex presidente (recientemente echado) de la Agencia Federal de Gestión de Emergencias (FEMA) Michael Brown, han sido escogidas para empezar los trabajos de recuperación a lo largo de la maltrecha costa del Golfo de México.

Uno es Shaw Group y el otro es la filial de Halliburton, Kellogg Brown & Root. El vicepresidente Dick Cheney es un ex presidente de Halliburton.

Bechtel National ha sido seleccionada por FEMA para proveer alojamiento a corto plazo para las personas desplazadas por el huracán. Bush ha nombrado al consejero delegado de Bechtel para su Consejo de Exportación y ha colocado a un ex consejero delegado de Bechtel Energy al frente de la Corporación de Inversión Privada en el Exterior.

"El Gobierno tiene que dejar de colocar en posiciones de responsabilidad a personas que se está beneficiando constantemente del crédito público para fomentar intereses comerciales privados", comentaba Danielle Brian, director ejecutivo del Proyecto de Supervisión del Gobierno.

C) Irak reciclado en Nueva Orleáns

Hasta ahora, las "reconstrucciones" de países arrasados (un monumental negocio capitalista en el que intervienen bancos, trasnacionales empresariales, armamentistas, petroleras, etc) se hicieron en países invadidos militarmente por EEUU, pero, la paradoja de la "catástrofe natural" del Katrina posibilitó que ese negociado pueda ser realizado en territorio estadounidense.

Inmediatamente después de conocerse las primeras informaciones sobre la "reconstrucción", y la gran convulsión bancaria y empresarial que había desatado la noticia, en círculos del poder estadounidense se empezó a hablar de que la Casa Blanca y el Pentágono habían lanzado un nuevo "Operativo Irak" sobre la devastada ciudad de Nueva Orleans.

Esto fue corroborado en terreno por el gigantesco y desproporcionado despliegue de tropas lanzadas "tipo invasión" sobre la zona de catástrofe, y de la cual participaron fuerzas especiales de "avanzada" como en cualquier invasión militar.

Simultáneamente medios estadounidenses lanzaban la versión de que contratistas militares privados del Pentágono en Irak (Compañías Privadas Militares–PMC), ya han tomado a su cargo el control de la seguridad en la áreas metropolitanas de Nueva Orleáns.

Audobon Place, un sector de la ciudad cerca del Garden District repleto de helipuertos particulares personales que todavía tienen servicios de agua corriente y desagües cloacales y sólo fueron afectados ligeramente por el huracán Katrina, estaría siendo patrullado por fuerzas de seguridad privadas israelíes, según The Wall Street Journal.

Posteriormente a los anuncios de la "reconstrucción", y a la acelerada carrera de los monopolios empresariales por participar de las "conversaciones sobre la planificación", comenzó el operativo militar para evacuar, incluso por la fuerza, a los habitantes (la mayoría negros) que se resistían a abandonar sus casas en la zona del desastre.

D) Un paraíso capitalista "sin negros"

Según el periodista Waine Madsen, la operación para dejar vacía de pobladores Nueva Orleáns (bajo el argumento de la contaminación y las pestes) fue una acción encubierta para "despoblar de negros" la ciudad, y luego reconstruirla sólo con blancos y convertida en un paraíso de casinos y de diversión nocturna.

La idea predominante entre el establishment y los funcionarios que se reúnen para "planificar la reconstrucción" de Nueva Orleans sería la de construir un gigantesco complejo turístico con helipuertos, hoteles cinco estrellas, y terminales de cruceros y casinos que superen en magnificencia a los de las Vegas.

Pero el "poder blanco" ultraderechista y racista de Nueva Orleans, del cual depende la orientación y legalización "local" del negocio de la "reconstrucción", habría puesto como condición que el proyecto de reconstrucción de la nueva ciudad se hiciera "sin negros".

Hay información –según Madsen– que con la catástrofe del Katrina fueron arrasados la mayoría de los registros de escrituras de propiedad de la clase media y pobre almacenados en las oficinas del gobierno.

Esto posibilitaría que la mayoría negra fuera despojada "legalmente" de sus propiedades por medio –quizás– de algún seguro estatal exiguo en compensación por la vivienda "perdida" durante la catástrofe.

Lo importante es que las periferias urbanas robadas a los negros pobres quedarían a disposición del Estado provincial (en manos del "poder blanco") que podría licitarlas para construir la "ciudad de ensueño" que seguramente va a precipitar una orgía de rentabilidad capitalista en la zona del desastre.

Una operación racista que devino en "negocio capitalista"

Esta operación racista–capitalista (sin guerra) supuestamente detonó como "idea" a partir de la "masacre de negros" que el "poder blanco" y las fuerzas militares habrían lanzado en la zona arrasada aprovechando la impunidad que les otorgaba el caos y el desastre reinantes.

Lo que en principio empezó –según algunos analistas, entre ellos Waine Madzen– como una operación racista (matanza de negros) promovida por las clases altas y medias altas del "poder blanco", devino luego en un proyecto de súper–negocio capitalista utilizando a los negros como víctimas principales.

El FEMA y el ejército norteamericano, en cuyas manos se encuentra la evacuación y la "repatriación" de los negros pobres, fueron instrumentos claves que utilizaron el "poder blanco" local y las autoridades de Washington para posibilitar que la ciudad se reconstruya "sin negros", o al menos con sólo unos pocos, en los próximos meses.

Una "ciudad sin negros" significa reconstruir Nueva Orleáns sin las periferias pobres anteriores al huracán demoledor, y convertir a la ciudad en un emporio del "consumismo blanco" y sin rastros de marginalidad que arruinen las fotos de los turistas.

Y –tal vez sin quererlo– los halcones se conviertan en los precursores de un nuevo método de exterminio y "limpieza étnica" para terminar con el material "sobrante" que afea el planeta: los más de 2.000 millones de excluidos del mercado y del sistema capitalista que pueblan la tierra.

Eso también ya está pasando con la bandas de pandilleros lúmpenes hispanos "criminalizados" que están siendo exterminados por unidades de la "guerra contraterrorista" en EEUU y Latinoamérica.

Sabiamente la estrategia imperial capitalista –ya sin el enemigo "comunista"– delimitó el mundo en tres grandes hipótesis de conflicto: la "guerra contraterrorista", el "combate contra la drogas" y la "lucha contra las pandillas", todo resuelto dentro de un mismo "paquete militar".

Después del Katrina se agrega la "guerra contra la pobreza", no ya por medio de planes "asistencialitas" de la ONU sino por vías del exterminio militar contra los "saqueadores" durante las catástrofes.

¿Y quienes venden los chalecos antibalas, el equipamiento de los ejércitos propios y cipayos, los M16, los radares, los helicópteros, la tecnología de rastreo e intercepción, la seguridad en aeropuertos?, por supuesto que los "amigos de Bush", y cuando vengan los demócratas serán "los amigos de los demócratas".

Antes del Katrina se sabía que el imperialismo norteamericano y sus asociados capitalistas europeos habían convertido el planeta en un gran mercado de "negocios" motorizado por las guerras y las invasiones militares.

Después del Katrina, y a la luz de la experiencia en Nueva Orleans, se abre la posibilidad de que el Imperio norteamericano y el capitalismo utilicen habitualmente las catástrofes naturales para eliminar la población pobre "sobrante" y convertir en lucrativos negocios las tragedias y muertes colectivas.

Volver