Estados Unidos

 

Baby Bush apuesta al terror global (¿nuclear?) antes de las elecciones de  noviembre

Por Alfredo Jalife–Rahme
La Jornada, 13/08/06

Ya habíamos advertido que la "escenografía del terror" les asienta a los estrategas del Partido Republicano para perpetuarse en el poder (ver Bajo la Lupa, 2–08–06). Con la salvedad de que fuesen sumamente tontos, si los supuestos "terroristas islámico–fascistas" deseasen que fuera defenestrado Baby Bush (el famoso impeachment) por el próximo Congreso de Estados Unidos (EEUU), lo que menos perpetrarían son atentados de aquí a las elecciones de noviembre.

La "escenografía del terror" beneficia al Partido Republicano para no perder el control del Congreso. Al igual que legitimó la espuria presidencia de Baby Bush (v. gr. el fraude de la elección bananera de Florida) de su primer mandato mediante el montaje hollywoodense del 11 de septiembre, y le volvió a redituar frutos en su relección, pese al fraude de Ohio. CQPolitics.com, relevante periódico político, exhibe el declive de las preferencias por el Partido Republicano (Raw Story, 11–08–06) al que ha perjudicado el deterioro de la imagen pública de Baby Bush (myway, 11–08–06), quien "busca ganancias de la conspiración fallida" de los aviones en suelo británico: "debido a su guerra impopular en Irak, Bush y sus ayudantes han tratado de cambiar el debate político nacional de dicho conflicto a la más amplia y popular (sic) guerra global contra el terrorismo en vísperas de las elecciones del Congreso el 7 de noviembre" (Afp, 11–08–06).

Bill Schneider, relevante comentarista en política de CNN (11–08–06), aborda cómo el Partido Republicano pretende "usar el terrorismo de nuevo" (sic) con el fin de ganar: "Bush y su partido usaron el tema de la seguridad para su beneficio en las dos elecciones previas, y los republicanos han dado todas las indicaciones de que reintentarán usar el tema en 2006".

La sonora derrota del senador judío–estadounidense Joe Lieberman en las primarias del Partido Demócrata en Connecticut sacudió al gobierno de Bush (revista hebrea Forward, 11–08–06), y sus reverberaciones alcanzaron a Israel. Lieberman es un fanático de la guerra contra Irak, por lo que se alió a los neoconservadores straussianos y al gobierno bushiano. Justamente al día siguiente de la derrota de Lieberman, Blair se sacó de la manga lo de los atentados celestiales y la inevitable "conexión paquistaní".

No vamos a abundar sobre cuántas escépticas y asépticas cejas (entre ellas las de Bajo la Lupa) ha hecho levantar esta nueva historieta anglosajona de atentados celestiales programados, cuando Bush y Blair ni siquiera se dignaron a interrumpir sus vacaciones, pese a la supuesta gravedad que amerita el caso. El feroz sitial Wayne Madsen Report (11–08–06) afirma que el gobierno de Blair, calificado de "perro faldero" de Bush por la irreverente prensa británica, "cocinó cuidadosamente (sic) un nuevo temor de "terror", basado en un viejo guión que fracasó en 1995 (la conspiración "plan Bojinka") para desviar la atención de la revuelta de su partido", cuando "Bush y Blair se han desplomado en los sondeos" por sus peripecias en Irak y Líbano.

El mismo Bush confiesa que el conflicto de Israel contra Líbano es una "guerra de EEUU contra Irán por procuración" (Financial Times, 11–08–06), curiosamente, la tesis de Bajo la Lupa (2–08–06).

En el contexto de la grave crisis del sistema monetario de la banca israelí–anglosajona –la verdadera causal de la guerra global en proceso, como sucedió en la Primera Guerra Mundial–, el mismo día 8 de agosto se soltó la jauría nuclear que anhela la tercera guerra mundial, representada por Bernard Lewis, Newton Leroy Gingrich y el pastor bautista–sureño Pat Robertson, para borrar a Irán del mapa con base en delirantes profecías paleobíblicas.

El antidemócrata y filoplutócrata Enrique Krauze Kleinbort es el distribuidor en México de las ideas arabófobas del israelí–británico Bernard Lewis, quien repite en forma aburrida toda la propaganda negra y racista de los neoconservadores straussianos en referencia a la supuesta cosmogonía "apocalíptica" que envuelve a la teocracia de los ayatolas de Irán y el retorno del "imán oculto" (The Wall Street Journal, 8–08–06).

En el rotativo portavoz del neoliberalismo financiero de EEUU (¿para que adelanten sus apuestas?), Lewis considera "probable" que el próximo 22 de agosto el presidente iraní Ahmadinejad lance un ataque contra Israel con armas nucleares, quizá dotadas por Norcorea. Las imprecisiones son flagrantes a la medida de la ausencia de evidencias: ¿desde cuándo dispone Irán de armas nucleares?, ¿cuándo y cómo se las entregó Norcorea?

Es triste ver cómo el "profesor emérito" (estuve a punto de escribir "emético") de Princeton, quien ha engañado a tantas generaciones de ingenuos, se degrade a sus 88 años en el esoterismo vulgar con el fin de defender las tesis maximalistas de sus correligionarios neoconservadores: "este año, el 22 de agosto corresponde en el calendario islámico al día 27 del mes de Rajab del año 1427, que por tradición es la noche cuando muchos musulmanes conmemoran el vuelo nocturno del profeta Mahoma en su caballo alado Buraq" a la mezquita de Jerusalén y luego a los cielos; "ésta puede (sic) ser considerada una fecha apropiada para el final apocalíptico de Israel y para el mundo (sic) si es necesario".

Los sofismas de Lewis y sus extrapolaciones baratas no tienen límite: retoma frases del ayatola Jomeini que acomoda a modo a lo que a su juicio simboliza el MAD (acrónimo en inglés que significa Destrucción Mutua Asegurada). Nada más que hay que recordar al "profesor emérito" que la "teoría MAD" constituyó de facto la doctrina militar de EEUU de "disuasión nuclear" durante la guerra fría, cuyos principales adherentes fueron sus correligionarios, los hoy neoconservadores Paul Dundes Wolfowitz y Richard Norman Perle. Desconocemos que la teocracia iraní posea una doctrina nuclear similar.

Pravda (11–08–06) retoma las advertencias de Lewis y las interpreta al revés, de acuerdo con la óptica de destacados generales y politólogos rusos: Israel y EEUU atacarán las plantas nucleares civiles de Irán, lo que "llevaría a la interrupción de las exportaciones de petróleo a Europa y China, cuyas economías sufrirían y el caos se apoderaría de toda Asia. EEUU desea controlar los territorios con los mayores recursos de petróleo", lo cual "provocará fuertes resistencias de Asia y Europa. Rusia probablemente sería provocada para participar en el último acto del drama nuclear".

Muy previsores, los amanuenses del establishment estadounidense, David Ignatius y Fareed Zakaría (The Washington Post, 11–08–06) preguntan en forma mañosa si China e India, junto a toda Asia, "¿prodrían prosperar realmente (sic) si el Medio Oriente permanece inestable?"

Es evidente que a EEUU –en plena quiebra financiera y a menos de un trimestre de lo que podría ser el inicio del desafuero de Baby Bush–, le conviene incendiar la periferia inmediata de sus cuatro principales competidores geoeconómicos: China, India, la Unión Europea y Rusia, quienes curiosamente comparten fronteras con el "Islam–fascismo" que pregona Baby Bush.