Estados Unidos

 

Informes de inteligencia de EEUU detallan el deterioro en Irak

Misiva de ex altos mandos militares y ex funcionarios rechazan un eventual ataque a Irán

Por David Brooks
Corresponsal en EEUU
La Jornada, 18/08/06

Washington, 17 de agosto. Con el hecho que desde junio pasado han muerto más de seis mil civiles en Irak y que el número de ataques contra las fuerzas estadounidenses e iraquíes son más frecuentes que nunca, líderes militares, ex altos funcionarios y hasta políticos nacionales que antes apoyaban la llamada guerra contra el "terror" cuestionan ahora la política bélica de George W. Bush no sólo en Irak, sino la llamada guerra global contra el "terror".

Los análisis de la inteligencia militar estadounidense detallan el deterioro de las condiciones de seguridad en Irak y advierten que el país arriesga una guerra civil, mientras que otros observadores y expertos señalan que eso ya está sucediendo.

Un funcionario del Departamento de Defensa dijo al New York Times que "la insurgencia ha empeorado casi todas las medidas con ataques a niveles sin precedente. Cuenta con mayor apoyo público, tiene mayor capacidad numérica y es más hábil para conducir la violencia". Estadísticas obtenidas por el Times demuestran que el número de ataques diarios contra las fuerzas de seguridad estadounidenses e iraquíes se ha duplicado desde enero y el número de bombas colocadas en vías públicas alcanzó el total más alto de la guerra en julio.

Sin embargo, la Casa Blanca reiteró esta semana que no hay una guerra civil en Irak, hay "mejoras" en la situación, y que el presidente no está frustrado con esa situación. El gobierno de George W. Bush continúa insistiendo en que el frente de Irak es el campo de batalla central en la "guerra contra el terrorismo", y que la democracia está floreciendo en Irak, Afganistán y hasta en Beirut.

Pero un promedio de más de 110 iraquíes murieron a diario durante julio, llegando a un total para ese mes de 3 mil 439, un incremento de 9 por ciento sobre el total del mes anterior, y casi el doble del total de enero.

Los reportes del gobierno iraquí indican que por lo menos 17 mil 776 civiles han muerto violentamente en los primeros siete meses de 2006, esto es, un promedio de 2 mil 539 al mes.

Ante las cifras de muertes y la posición del gobierno de Bush, el New York Times opinó en su editorial de este miércoles: "mientras los estadounidenses debaten dónde proceder desde aquí sobre Irak, una cosa debe quedar clara: mantener el curso actual hasta que el presidente Bush deje el puesto, no es opción". El Times concluye que el curso promovido por el presidente "ha fracasado".

Para muchos políticos iraquíes, como para algunos soldados estadounidenses, "el peor temor... es que los altos funcionarios y oficiales realmente no entienden lo qué está sucediendo", reporta Tom Lasseter, del buró de Bagdad de la cadena de periódicos McClatchy. Cita a un oficial de inteligencia estadounidense, quien comenta que el mayor problema de esta guerra es que "nuestro liderazgo no tiene una comprensión real de la verdad sobre el terreno".

Y tal vez no quieren comprender, ya que implicaría aceptar que tal vez su proyecto ha fracasado con un costo de casi 3 mil soldados estadounidenses muertos, cerca de 20 mil heridos, decenas de miles de civiles iraquíes muertos y miles de millones de dólares desperdiciados. Hendrik Hertzberg, columnista político de la revista The New Yorker concluye que "el proyecto neoconservador de un Medio Oriente democrático y amistoso, con Israel y Palestina conviviendo en paz, es peor que una ruina carbonizada; es un infierno flameante".

¿Rebelión militar?

Por todo esto, por lo menos siete ex generales de los más altos rangos han declarado su oposición a la política bélica de Bush en los últimos meses, incluyendo el pedido de la renuncia del secretario de Defensa Donald Rumsfeld.

Hoy 21 ex generales, ex diplomáticos de alto rango y ex altos funcionarios de seguridad nacional difundieron una carta abierta expresando su oposición al uso de la opción militar contra Irán e instaron por una negociación diplomática directa con Teherán. Además, al presentar la misiva, afirmaron que la política bélica actual de "línea dura" está socavando la seguridad de Estados Unidos y llamaron a revertir la política actual en Irak.

"Nosotros creemos que la ocupación estadounidense de Irak continúa desviando los recursos de nuestra nación para abordar adecuadamente la amenaza más seria para nuestra seguridad nacional: Al Qaeda", declaró en conferencia de prensa telefónica el teniente general retirado, Robert Gard. El general, un ex asistente del Secretario de Defensa y ex presidente de la Universidad Nacional de Defensa, añadió que "este gobierno ha fracasado repetidamente en buscar soluciones diplomáticas a problemas que sólo son exacerbados por el uso del poder militar". También advirtió que quienes han servido al país no pueden guardar silencio ante ataques del gobierno de Bush contra críticos de sus "políticas profundamente fallidas".

Entre los firmantes de la carta están varios generales y almirantes retirados como Joseph Hoar, ex comandante en jefe del Comando Central de Estados Unidos; John Johns, ex subsecretario asistente de Defensa, Claudia Kennedy, ex subjefe para inteligencia, entre otros, junto con ex embajadores, miembros del Consejo de Seguridad Nacional y altos funcionarios del Pentágono y del Departamento de Estado.

Aunque líderes militares en funciones no están en libertad de hablar en contra de sus mandos civiles, otros han comunicado sus inquietudes. El representante demócrata conservador John Murtha, veterano de guerra condecorado, y con íntimas relaciones con altos mandos militares en Estados Unidos, se convirtió en figura nacional al pronunciarse en favor de un retiro de las tropas en Irak. Murtha, coinciden muchos, está hablando a nombre de varios líderes militares preocupados por la aventura bélica ordenada por los jefes civiles encabezados por Bush.

Disidencia en las trincheras

Pero no es sólo en la cúpula militar donde hay expresiones de disidencia, también abajo, en las trincheras de la guerra. Hoy el teniente Ehren Watada tiene cita con un tribunal militar para determinar si el ejército procederá con un juicio marcial en su contra, ya que está acusado de seis cargos que podrían implicar una condena de hasta 7 años de prisión. Watada es, hasta ahora, el soldado de mayor rango que ha rehusado, públicamente, participar en la guerra en Irak.

Watada desobedeció órdenes de desplegarse a Irak el 22 de junio y ya había declarado su oposición a la guerra en una conferencia de prensa por considerarla injusta e ilegal. Aunque el ejército desea presentarlo como un caso aislado de disidencia militar, el hecho es que cada día hay más evidencia de un creciente apoyo a Watada y mayor resistencia a la guerra entre las fuerzas estadounidenses.

El sargento Geoffrey Millard de la Guardia Nacional del Ejército es uno de ellos, y con sus ocho años en las filas militares y un año en Irak, no teme hablar sobre por qué apoya a Watada, informó la periodista Sarah Olson en TruthOut.org. Millard le comentó que "los soldados estadounidenses están empezando a respetar los Principios de Nuremberg; están resistiendo órdenes, están siendo enviados a la cárcel, huyendo a Canadá o desertando. Y están hablando de por qué lo están haciendo". Otro veterano reciente de la guerra, Prentice Reid, le escribió una carta a Watada, donde le indica: "sólo espero que todos nosotros tengamos los güevos para defender la verdad cuando llegue ese momento. Tú arriesgaste no sólo tu reputación, sino potencialmente también tu libertad, por la verdad, y por esto todos nosotros te damos nuestro saludo, teniente".


Revelación de la revista The New Yorker

EEUU apoya a Israel en la ofensiva a Líbano, como estrategia para atacar a los iraníes

Por David Brooks
Corresponsal en EEUU
La Jornada, 15/08/06

Nueva York, 14 de agosto. El presidente George W. Bush culpó hoy a Hezbollah de provocar el conflicto con Israel, consideró que esa agrupación sufrió una derrota en Líbano y responsabilizó a Irán y Siria por la situación bélica en Medio Oriente.

A la vez, un reportaje en The New Yorker revela que Washington participó en la elaboración de los planes militares de Israel en esta guerra y que esto podría haber servido de ensayo para un posible ataque 'preventivo' estadounidense contra Irán en un futuro próximo.

En declaraciones en conferencia de prensa en el Departamento de Estado, Bush afirmó que espera que la resolución de la Organización de Naciones Unidas implementada para obtener un cese del fuego en la batalla entre Hezbollah e Israel, logre establecer la paz en la región, y calificó este conflicto como parte de la "guerra contra el terrorismo" encabezada por Estados Unidos.

Agregó que "el conflicto en Líbano es parte de una lucha más amplia entre la libertad y el terror que se está extendiendo a través de la región" y recordó que antes, la política estadounidense hacia la región era para mantener la "estabilidad", pero ésta sólo nutrió la ira y el "radicalismo" por falta de "libertad" cuyas consecuencias incluyeron los atentados del 11 de septiembre de 2001. "Por eso -añadió- hemos lanzado una estrategia de libertad en Medio Oriente. Y esa estrategia ha ayudado a llevar la esperanza a millones y nutrido el nacimiento de democracias jóvenes desde Bagdad a Beirut".

Al colocar este conflicto en su esquema de la gran lucha entre "la libertad y el terrorismo", Bush caracterizó nuevamente a Irán y Siria como los enemigos en la región. Al acusar sólo a Hezbollah de provocar la guerra con Israel y de ser responsable por "el sufrimiento" de los civiles en Líbano e Israel, Bush también responsabilizó a los "patrocinadores estatales" de Hezbollah, Irán y Siria. "El régimen en Irán otorga a Hezbollah apoyo financiero, armas y capacitación. Irán ha dejado claro que busca la destrucción de Israel. Sólo nos podemos imaginar qué tanto más peligroso sería este conflicto si Irán tuviera el arma nuclear que busca", afirmó.

Aunque Estados Unidos ha acusado siempre a Irán y Siria de casi todo lo que ocurre en la región, en el caso de Teherán afirma ahora que su gobierno es una de las grandes amenazas al mundo por sus intentos de construir una arma nuclear.

De hecho, la guerra de Israel contra Hezbollah fue apoyada por Washington, no sólo como firme aliado de Tel Aviv, sino como parte de la estrategia contra Irán, sostiene el influyente periodista Seymour Hersh en su reportaje más reciente para la revista The New Yorker. La estrategia israelí de bombardeo intenso en Líbano, fue "la imagen de espejo de lo que Estados Unidos había estado planeando para Irán", declaró un ex alto oficial de inteligencia estadounidense citado por Hersh.

Washington, informa Hersh, estaba muy involucrado en el desarrollo de los planes militares de Israel en este último conflicto. "El presidente Bush y el vicepresidente Dick Cheney estaban convencidos, me dijeron actuales y ex oficiales de inteligencia y diplomáticos, de que una campaña exitosa de bombardeo de la Fuerza Aérea de Israel contra los complejos subterráneos de misiles y comando y control fuertemente fortificados de Hezbollah en Líbano, podrían relajar las preocupaciones de seguridad de Israel y también servir de preludio a un ataque preventivo estadounidense para destruir las instalaciones nucleares de Irán, algunas de las cuales también están enterradas muy profundamente debajo de la tierra", escribe Hersh.

Las propuestas iniciales de la Fuerza Aérea estadounidense para destruir la capacidad nuclear de Irán incluyen la opción de un bombardeo intenso a la infraestructura civil de ese país (igual que la de Israel en Líbano), reporta Hersh. Sin embargo, estas han sido resistidas por los líderes de las otras ramas de las fuerzas armadas preocupados de que esta estrategia llevará inevitablemente a la necesidad de desplegar tropas en el terreno del conflicto (igual, otra vez, como acaba de suceder con Israel en Líbano).

La Casa Blanca dijo que el propio Bush desmintió la versión de Hersh, calificándola como "totalmente falsa". Pero Hersh respondió que cuando reportó sobre la cárcel de Abu Ghraib, se le acusó de la misma manera y señaló que sus fuentes son confiables y han reafirmado sus declaraciones a los editores del The New Yorker.

¿Sigue Irán?

Pero el resultado del conflicto, con la "sorprendente" capacidad de respuesta bélica de Hezbollah aparentemente sería un revés para aquellos que deseaban aplicar este modelo en Irán. Sin embargo, las declaraciones de hoy de Bush y otros funcionarios nutren la preocupación entre algunos observadores de que la Casa Blanca observa todo esto con una óptica optimista, y emplea la "inteligencia" sólo para apoyar las conclusiones que desea para continuar la gran campaña para transformar Medio Oriente.

Vale recordar que al estallar el conflicto con el bombardeo y la invasión de Líbano por Israel, Bush declaró ante la cumbre del Grupo de 8: "ahora queda claro por qué no tenemos paz en Medio Oriente", y añadió que las "raíces de inestabilidad" son Irán y Siria y su relación con Hezbollah. Hoy reafirmó esta posición, culpando a estos dos países de fomentar el conflicto entre Hezbollah e Israel.

Eso preocupa a quienes temen que el gobierno de Bush esté preparando la próxima etapa de su guerra para promover "la libertad" en toda la región. Aunque hay versiones de que sectores importantes de la cúpula militar y diplomática se oponen a esta estrategia, señalando que Irán, para empezar, no es Líbano, ni que la reacción tanto dentro como fuera de la región será positiva, circulan versiones de que el vicepresidente Cheney en particular, junto con otros en los más altos niveles del gobierno de Bush, promueven la idea de un ataque 'preventivo' contra Irán.

Sin embargo, el público cada vez está menos convencido de la política bélica de su gobierno. A pesar de las declaraciones sobre Hezbollah, Irán y Siria como enemigos de "la libertad", más las noticias recientes de los complots "terroristas", alertas y amenazas que nutrieron una vez más los argumentos oficiales para justificar la guerra contra el "terrorismo", no ha rendido los frutos esperados por algunos políticos; y seguramente por la Casa Blanca.

En lugar de elevar el apoyo del presidente y a sus políticas, las últimas encuestas continúan registrando escepticismo y desencanto con la dirección del país y los líderes políticos. Según una encuesta de Ap/Ipsos, Bush registra sus niveles más bajos de aprobación: 33 por ciento. Además, una abrumadora mayoría --71por ciento-- opina que el país avanza en una dirección equivocada, contra sólo un 26 por ciento que considera lo contrario.

Tiene el jefe de la Casa Blanca sólo 36% de aprobación

Una encuesta de CBS News difundida esta noche registra el mismo pesimismo, sólo un 36 por ciento aprobó la labor del presidente (sin cambio desde el mes pasado) y aproximadamente uno de cada tres encuestados aprueban su manejo de la guerra en Irak y la política exterior en general. Peor aún, un número creciente cree que la guerra en Irak ha causado que la amenaza "terrorista" contra Estados Unidos es mayor (un 48 por ciento comparado con un 40 por ciento hace un año) y 9 por ciento cree que la guerra ha reducido la amenaza.