Estados Unidos

 

Neoconservadores acorralados

Análisis de Jim Lobe
Inter Press Service (IPS), 01/11/06

Washington.– Los neoconservadores de Estados Unidos, que dominaron la política exterior de Washington durante la primera mitad de la administración de George W. Bush, afrontan su peor momento cuando falta menos de una semana para las elecciones legislativas.

En los comicios del 7 de este mes podrían perder varios fieles partidarios en el Congreso, entre ellos el senador Rick Santorum, famoso por sus constantes advertencias sobre el "fascismo islámico".

Pero una clara victoria del opositor Partido Demócrata también podría incrementar la presión sobre el gobierno para que fije un plazo de retirada de Iraq y dificultar sus esfuerzos para obtener respaldo a una eventual ofensiva militar contra Irán, una de las prioridades neoconservadoras, en los dos años que le quedan a la presidencia de Bush.

"Un Congreso demócrata dificultará las cosas para los 'halcones'", el ala más belicista de la administración de Bush, señaló Kenneth Pollack, de la Brookings Institution y ex analista de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).

Por otra parte, la guerra en Iraq, de la que los neoconservadores fueron los principales propulsores, se constituyó este año en una pesada carga para los candidatos del gobernante Partido Republicano

Aun cuando los republicanos lograran mantener su control en el Senado, el apoyo entre sus filas a un compromiso a largo plazo en la ocupación de Iraq o a una nueva aventura en Irán sería muy débil.

Muchos candidatos republicanos ya se han distanciado de la Casa Blanca en el tema de Iraq, y el propio Bush se vio obligado a abandonar su idea de "mantener el curso" de la ocupación, que defendía desde hacía tres años.

Algunos incluso mostraron un cambio radical. El ex secretario de Estado (canciller) Alexander Haig, originalmente partidario de la invasión a Iraq, sorprendió a muchos al afirmar hace dos semanas en una entrevista para la cadena de noticias CNN que la guerra en ese país fue "dirigida por los llamados neoconservadores, que secuestraron" al Partido Republicano.

Haig encabezó el Departamento de Estado durante la presidencia del republicano Ronald Reagan (1981–1989).

En la entrevista, el ex secretario de Estado se refirió con nombre a Richard Perle, del conservador American Enterprise Institute, y al ex subsecretario de Defensa y actual presidente del Banco Mundial, Paul Wolfowitz, así como a los editorialistas del periódico The Wall Street Journal.

Perle, probablemente el neoconservador más influyente, parece cada vez más pesimista y crítico de la administración en los últimos meses.

"Creo que hoy tenemos una administración disfuncional", dijo esta semana ante una audiencia en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, aunque tuvo el cuidado de no culpar a Bush.

Tampoco ayudó a los neoconservadores el hecho de que Ahmad Chalabi, quien fuera el principal candidato de Perle y Wolfowitz para constituirse en primer ministro de Iraq, llamó al gobierno de Bush a iniciar negociaciones con Irán y a retirar sus tropas de territorio iraquí.

"Irán y Turquía, ambos poderosos países de Iraq, deben participar del proceso para ayudar a que mejore la situación de seguridad en Iraq, así como para garantizar su desarrollo económico y democrático", dijo Chalabi a la agencia de noticias Associated Press desde su hogar en Londres.

Estas afirmaciones son consideradas un anatema para los neoconservadores, que ven a Irán como una amenaza existencial para Israel que sólo puede extinguirse con una ofensiva militar.

En los últimos dos años, los neoconservadores tanto dentro como fuera del gobierno han acusado a los líderes iraníes de pretender desestabilizar al Iraq "liberado" y de fomentar la violencia contra las tropas estadounidenses.

Pero la idea de la cooperación iraní, en conversaciones directas o multilaterales, para estabilizar a Iraq es considerada clave por muchos políticos estadounidenses para concretar un repliegue.

Entre estos hay varios republicanos, como el ex subsecretario de Estado Richard Armitage y el presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, Dick Lugar, así como destacados legisladores demócratas, entre ellos la senadora Hillary Clinton.

En los últimos dos meses, el ex secretario de Estado James Baker y los informes del Grupo para el Estudio de Iraq, integrado por congresistas de ambos partidos y que él mismo preside, recomendaron a Washington que inicie contactos directos con Irán y Siria, así como con otros actores regionales, para estabilizar Iraq.

"Yo creo en (la utilidad de) hablar con tus enemigos", afirmó el mes pasado tras reunirse con el embajador iraní en la Organización de las Naciones Unidas, quien responde en forma directa al líder supremo de la Revolución Islámica de Irán, el ayatolá Alí Jamenei.

Las palabras de Baker desataron protestas de los miembros del American Enterprise Institute, en particular de Michael Ledeen, para quien el enfoque del ex secretario de Estado es una "contemporización activa", y de Michael Rubin, quien advirtió que "los cálculos de Baker podrían rendir a Iraq ante Irán".