EEUU ante el
fracaso en Iraq

 

“Nueva estrategia” para Iraq: escalada en la guerra

Bush decide “huir hacia delante”

Por Claudio Testa
Socialismo o Barbarie, periódico, 25/01/07

La catástrofe en Iraq, el descontento popular expresado en el “voto castigo” de las elecciones de noviembre y las divisiones de la burguesía estadounidense y de sus políticos llevaron al gobierno de Bush a un cruce de caminos. Se alcanzó así ese momento frecuente de las crisis políticas, en que se llega a una encrucijada y hay que decidir qué camino tomar. Hasta ese momento, la cantinela diaria de Bush era: “mantener el curso en Iraq”. Pero el “curso” quedó seriamente cuestionado, tanto por el pueblo norteamericano como por amplios sectores de la burguesía.

La derrota y la crisis han abierto así un gran debate en la burguesía, los políticos y la sociedad estadounidense (debate distorsionado por el hecho de que las masas –hasta ahora– sólo han “opinado” pasivamente con el voto o en las encuestas).

En el campo de la política burguesa, la necesidad de encontrar una salida a este embrollo sangriento en que se juega el porvenir del imperialismo yanqui, se expresó en la constitución oficial de una comisión extraordinaria: el Grupo de Estudio de Iraq. Este Grupo presuntamente reunía a los más destacados “cerebros” de ambos partidos burgueses. Estaba presidida por el republicano James Baker –ex secretario de Estado, dirigente de la política exterior durante la presidencia del padre de Bush (1989-1993) y opuesto a los neoconservadores– y por Lee Hamilton, un “prócer” demócrata, viejo asesor de la CIA y del Consejo de Seguridad Nacional.

Al principio, Bush apareció como dispuesto a “rectificarse”, esperando humildemente que los sabios del equipo Baker-Hamilton le marcaran el nuevo curso. El informe final del Grupo de Estudio pintó un panorama catastrófico de la situación en Iraq e hizo una serie de recomendaciones para tratar de crear condiciones políticas para una retirada aunque sin plazos ni formas concretas. Una de sus orientaciones fundamentales era negociar con Siria e Irán –dos destacados miembros del “eje del mal”– para que ayudaran a “pacificar” Iraq.

La orientación propuesta por los sabihondos del Grupo de Estudio no era, por supuesto, liquidar de inmediato la infame aventura colonial ni renunciar al dominio imperialista en Medio Oriente. Simplemente, a partir de reconocer el fracaso, proponía dar pasos atrás (no muy bien definidos) para “despegarse” y, al mismo tiempo, evitar un final vergonzoso “estilo Saigón”: es decir, una huída como la que se produjo en 1975 en Vietnam.

Baker y su comisión expresan a sectores de la burguesía más sensatos, que han comprobado que el “negocio” de Iraq está en bancarrota y tratan de ver cómo liquidarlo con las menores pérdidas posibles. La negociación con Siria e Irán apunta a eso.

Pero Bush y el equipo neoconservador decidieron finalmente un rumbo muy distinto: doblar la apuesta, huir hacia adelante. En vez de buscar las vueltas para una progresiva reducción de las tropas, Bush plantea aumentarlas, y desatar una matanza en Bagdad para por lo menos intentar controlar la capital.  En vez de negociar con Siria e Irán, Bush (y su perro de presa, Israel) proponen abiertamente bombardearlos, incluso con armas nucleares.

Esta orientación, presentada por Bush como la “nueva estrategia” para Iraq, ha sido copiada textualmente de la propuesta lanzada el 14 de diciembre pasado por uno de los centros neoconservadores más extremistas... y chiflados –el “American Enterprise Institute” (AEI)–.

Con el nombre de “Elegir la victoria: Un plan para tener éxito en Iraq” (“Choosing Victory: A Plan for Success in Iraq”) el AEI desarrolla un proyecto delirante de escalada del conflicto iraquí. Como EEUU no tiene suficientes tropas para controlar el país, el “plan” del AEI propone no sólo aumentarlas, sino concentrarlas casi todas en Bagdad para hacer una “limpieza” de “insurgentes” barrio por barrio y casa por casa. Es obvio que esto significaría un baño de sangre de la población civil. Un “detalle” no menor de este plan es que las tropas, después de –supuestamente– “limpiar” de “insurgentes” el barrio, no se irían sino que se quedarían indefinidamente...

El redactor de este “plan” –tan genocida como militarmente disparatado– es Frederick W. Kagan, hermano de Robert Kagan, cofundador del difunto “Proyecto para el Nuevo Siglo (Norte)Americano”.

Este American Enterprise Institute está regenteado por la esposa del vicepresidente Dick Cheney, y su “plan” para “elegir la victoria” y “tener éxito en Iraq” es el que ha sido finalmente adoptado por Bush y los neoconservadores, contra los consejos del Grupo de Estudio.

La decisión de escalar la guerra, enviar más tropas y desatar la “batalla por Bagdad” parece haber sido tomada no sólo contra la opinión pública, sino también contra la opinión de gran parte de los jefes militares. Aunque en este terreno es difícil conocer los pareceres de militares en actividad, las declaraciones públicas de numerosos oficiales retirados reflejan una amplia opinión adversa. Otro dato en ese sentido son las “purgas de oficiales descreídos” (en la “nueva estrategia” de Bush), denunciadas por el Washington Post.

Todo indica que las fuerzas armadas de EEUU están pasando por una seria crisis y desmoralización, especialmente de las tropas que tienen que combatir en el terreno. En ese sentido, un hecho insólito, fue la presentación el 16 de enero de una petición al Congreso, firmada por más de mil militares en actividad, exigiendo poner fin a la guerra.

Esta petición, lanzada por el sargento Liam Madden, un marine de 22 años, reunió por Internet más de mil firmas. Aunque la mayoría son militares de baja graduación, la firmaron también algunos coroneles. Por supuesto, son sólo una pequeña fracción de los casi 150.000 soldados estadounidenses en Iraq. Pero que mil se hayan atrevido a eso, debe reflejar un estado de ánimo mucho más amplio.

¿Cómo puede compaginarse esa situación moral de las tropas de ocupación, con los planes de escalada del conflicto? Uno de los puntos del delirante plan del American Enterprise Institute es que las tropas desplegadas en Iraq deberán “aceptar largas estadías por muchos años” (¡textual!). Pero, para darles ánimo, el último punto del Plan Kagan propone que Bush “haga un llamamiento personal a la juventud estadounidense para combatir en este conflicto decisivo de nuestra época”.

Si las arengas de Bush van a ser la clave de la “nueva estrategia” en Iraq, la burguesía yanqui tiene razón para estar muy preocupada...