EEUU ante el
fracaso en Iraq

 

Bush desafiante frente las demostraciones antiguerra. La Casa Blanca crecientemente aislada mientras incluso los republicanos se unen a la condena
del aumento de tropas en Iraq

Protestas masivas contra la guerra

Por Rupert Cornwell
Corresponsal en Washington

The Independent / Página 12, 28/01/07
Traducción de Virginia Scardamaglia

Mientras cien mil manifestantes protestaron ayer contra la guerra de Irak en las afueras del Congreso, importantes congresistas republicanos advirtieron al presidente George W. Bush que su controversial incremento de tropas tiene como mucho algunos meses para mostrar resultados. La amenaza de que su propio partido se ponga en su contra es la señal más clara de la redoblada presión que tiene Bush después de su pedido a los legisladores en el discurso del Estado de la Unión de “dar una oportunidad” a su plan para enviar 21.500 efectivos extra a Bagdad y a la provincia Al Anbar, sede de la insurgencia sunnita. Pero el público estadounidense se opone al plan, por una mayoría de dos a uno, mientras la debacle de Irak ha llevado la popularidad de Bush a apenas un 30 por ciento, un nivel raramente alcanzado desde Richard Nixon en la cumbre de Watergate.

La marcha denominada “Traigan las tropas a casa”, realizada bajo un sol brillante en el Washington Mall, pretendía resaltar no sólo los 3100 soldados norteamericanos muertos, sino también los incontables miles de civiles iraquíes que fallecieron. En el césped donde se reunieron los manifestantes había un tacho transparente gigante lleno de zapatos, cada uno con una etiqueta con el nombre de un iraquí y los detalles de cómo murió. “El plan de aumento de tropas de Bush no tiene sentido, es tarea del Congreso bloquearlo”, dijo Scott Smith, un manifestante que tiene a su hijo en Irak.

Entre los oradores de ayer estuvo Jane Fonda, que lideró protestas contra la guerra de Vietnam hace cuatro décadas, las estrellas de Hollywood Danny Glover y Susan Sarandon, y el líder de derechos civiles Jesse Jackson. El único candidato presidencial de 2008 presente fue el congresista demócrata de Ohio Dennis Kucinich, quien hizo campaña con una plataforma en contra de la guerra en 2004.

De hecho, el peligro real para Bush no viene de los militantes de izquierda, sino de su propio partido, nerviosos ante las perspectivas de otra derrota electoral en 2008 si la guerra no termina pronto. Al menos seis de los 49 senadores republicanos se han opuesto públicamente al plan, forzando a Bush a participar de una reunión de legisladores de su partido el viernes, en un intento de unir a sus seguidores. “Yo soy quien toma las decisiones”, dijo, desafiando a sus opositores a proponer una alternativa al incremento de tropas que permita que Estados Unidos prevalezca en Irak. En un mensaje radial ayer, Bush acusó a algunos demócratas de ser “partidistas” al rechazar de plano el aumento de tropas y las iniciativas domésticas presentadas en el discurso del Estado de la Unión.

Pero la prueba de fuerza se verá en el Senado esta semana, ya que los legisladores votarán resoluciones referidas a la guerra. El Comité de Relaciones Exteriores del Senado ha votado 12 a 9 en favor de un texto que dice que el incremento de tropas “no se condice con el interés nacional norteamericano”, y el senador Edward Kennedy está demandando al Congreso cortar el financiamiento para tropas extra. Sin embargo el mayor peligro es una resolución muy crítica, presentada por el influyente senador republicano John Warner. Con el nombre de Warner como cubierta, la Casa Blanca teme que más republicanos se unan a los demócratas en su apoyo. No es vinculante, pero si la resolución se aprueba sería una cachetada en la cara de la asediada administración.


Una multitud salió a la calle contra la guerra de Irak

Por Leonardo Mindez
Enviado especial a Washington

Clarín, 28/01/07

Entre los manifestantes había varios rostros famosos, como los de Jane Fonda, Susan Sarandon, Tim Robbins y Sean Penn. Hubo durísimas críticas al gobierno y también pedidos de juicio político a Bush.

De jeans grises, campera azul eléctrico y anteojos tintados de verde, Sean Penn pasó frente a un cartel que decía "Ni un día más, ni un dólar más". Ya enfilaba hacia el escenario cuando se encontró cara a cara con Clarín. "Que Argentina y el mundo sepan que la democracia no es la que Bush llevó a Irak. La democracia es esta movilización. En nuestro gobierno, podemos ponernos de pie para decirles a nuestros líderes qué deben hacer", afirmó el actor que viajó a Bagdad en 2002 y se opuso a la invasión desde un comienzo.

Cuando hablaba de enviar un mensaje a sus líderes, Penn se refería a George Bush pero también al nuevo Congreso en manos demócratas. No fue casual que ayer el punto de encuentro de la multitudinaria manifestación contra la guerra no fuese, como otras veces, la Casa Blanca, sino el Capitolio. Por ahora, sólo parece haber suficiente consenso entre los legisladores para una resolución simbólica, no vinculante, de repudio a la decisión del presidente de enviar 21.500 soldados adicionales a Irak. Pero los casi 100 mil manifestantes que colmaron ayer el centro de Washington reclamaron acciones más concretas a sus representantes.

"Antes decían que aprobaron la guerra porque no disponían de buena información. Ahora saben todo. Se acabaron las excusas. Deben votar una resolución vinculante para traer ya a nuestras tropas a casa", reclamó Penn.

Unos metros más atrás, una Susan Sarandon sin maquillaje, de jogging y zapatillas, le seguía los pasos. Le preocupaba otra cara de esta guerra: los recortes en los fondos para atención médica y financiera a los 53.000 veteranos heridos en combate. "Es obsceno lo que hace este gobierno. Nos piden que nos callemos y apoyemos a las tropas y no les dan el verdadero apoyo que necesitan cuando vuelven destrozados", dijo Sarandon a Clarín, y contó que piensa recorrer los despachos de varios legisladores para hacerles entender que "la guerra no es algo que pasa allá lejos, como nos quieren convencer. La guerra continúa acá, en los cuerpos y las mentes de nuestros soldados y sus familias".

Penn, Sarandon, Tim Robbins y Jane Fonda fueron los últimos oradores de un acto de más de dos horas en el mediodía de Washington que continuó con una marcha alrededor del Capitolio. Antes de las estrellas de Hollywood, pasaron las "abuelitas furiosas", un grupo de ancianas ataviadas de Caperucita que hicieron cantar a la multitud el pegadizo estribillo de su canción: "George dijo que nuestras tropas serían recibidas/ con flores y gritos de alegría/. Pero no puedes invadir otro país/ sin ser pateado en el trasero".

El diputado demócrata por Ohio, Dennis Kucinich, el único precandidato presidencial que se sumó a la manifestación, afirmó que "llegó la hora de cortar los fondos a esta guerra". Eso era lo que pedían centenares de carteles. Pero hasta hora, esa posición es minoritaria en el Congreso. Los republicanos no quieren saber nada y los líderes demócratas creen que "vaciarle la billetera" al presidente es un recurso extremo que todavía prefieren evitar.

Contra ese movimiento cauteloso del nuevo Congreso reclamaban miles. El veterano de Vietnam John Dowell traía una carta para el legislador de California por el que votó en noviembre pidiéndole que haga todo lo posible para detener la guerra. "Soy un conservador y amo a nuestras fuerzas armadas. Si el gobierno ha perdido mi apoyo, significa que ya ha perdido esta batalla", dijo a este diario.

En un escenario despojado, apenas unas botas militares sobre un ataúd envuelto en la bandera norteamericana recordaba en un rincón a los más de 3.000 soldados muertos en Irak. Las palabras de sus compañeros y familiares fueron las más emotivas. Entre ellas, las de Juan Torres, un cordobés emigrado a Texas hace 25 años, que perdió a su hijo en la campaña en Afganistán y reclamó el retorno inmediato de sus compañeros. "¡Tráiganlos!", rogó ante el micrófono. Y agregó una palabra más en español: "¡Juicio!". Se refería al impeachment, como llaman en EE.UU. al juicio político. Esa alternativa, que hasta ayer sonaba lejana para el presidente Bush, fue repetida una y otra vez en los discursos más combativos.

El actor y director Tim Robbins, el mismo que dirigió e interpretó a El ciudadano Bob Roberts, aquel cínico y populista candidato conservador a la presidencia, reclamó: "Saquemos al presidente de su cargo antes de que dirija este país desde un búnker. ¡Saquémoslo antes de que el único que quede a su lado sea su perro, Barney!".


Familiares de militares, veteranos y soldados en activo exigen el regreso de las tropas. Se realizaron más de 100 mítines en todo Estados Unidos, y una masiva protesta en Los Ángeles

Marchan cien mil en Washington por el fin de 
la guerra en Irak

Por David Brooks
Corresponsal en EEUU
La Jornada, 28/01/07

Mas de 100 mil manifestantes rodearon por completo el Capitolio este sábado en una masiva marcha y manifestación para demandar el fin de la guerra de Irak y oponerse al envío de más tropas a la región.

Junto con miles de activistas antiguerra, estudiantes, religiosos, sindicalistas, entre otros, lo más notable fue la participación de familiares de militares, veteranos de guerra y algunos soldados en activo pero vestidos de civil.

Bob Watada, padre del teniente Ehren Watada, el primer oficial que rehusó ser enviado a Irak por consideraresla guerra "ilegal", participo junto con Jonathan Hutto, un marino en activo, y más de 3 mil familiares de militares estadounidenses que están destacados en Irak o han muerto ahí.

"Hey, hey, Tío Sam, nosotros recordamos Vietnam", coreaba un veterano de esa guerra desde el estrado en la manifestación.

También estaba presente la amplia gama de organizaciones sociales que participan en diversas luchas ­Nueva Orleáns, ambientalistas, defensores de comunidades pobres y las famosas "abuelas furiosas"­, que consideran la guerra en Irak y Afganistán, y sus costos humanos, políticos y económicos, como un tema central para todo estadounidense.

El reverendo Jesse Jackson, uno de los oradores, declaró que "la conflagración en Irak esta causando aquí en casa una guerra contra los pobres. No necesitamos más tropas en Irak. Lo que necesitamos son más fondos (para los pobres) aquí en casa".

Jane Fonda, la actriz que visitó Vietnam del Norte durante esa guerra y provocó la ira de los conservadores estadounidenses, quienes la apodaron Hanoi Jane, tomó el micrófono para declarar que ésta fue la primera vez en 34 años que participaba en una manifestación antiguerra, porque "el silencio ya no es una opción".

Agregó: "estoy muy triste porque aún tenemos que hacer esto, ya que no aprendimos las lecciones de la guerra de Vietnam".

Los actores Sean Penn, Tim Robbins y Susan Sarandon también hablaron, y varios legisladores, incluyendo el nuevo presidente del Comité Judicial de la Cámara de Representantes, John Conyers, y sus colegas Maxine Waters y Dennis Kucinich, entre otros.

La marcha en torno del Capitolio fue para expresar el mensaje central de la acción, la demanda de que el Congreso ponga fin a la guerra y detenga el envío de más de 20 mil tropas adicionales que el presidente George W. Bush ha ordenado como el eje de su nueva estrategia para la guerra. Poco después se llevó a cabo un mitin masivo en el gran parque ubicado frente al Capitolio.

Hoy, un vocero de la Casa Blanca informó que el presidente Bush reconoce que la mayoría de los estadounidenses desea ponerle fin al conflicto, y que su nueva estrategia está diseñada justamente para lograr ese objetivo.

United for Peace and Justice (Unidos por la Paz y la Justicia), la coalición nacional que organizó la marcha ­formada por cientos de movimientos religiosos, sindicales, comunitarios y pacifistas­, junto con grupos de veteranos, la Organización Nacional de Mujeres, Moveon.org, Código Rosa y decenas más, informaron que ésta era una de las manifestaciones más diversas contra la guerra.

Agregaron que junto con esta protesta en Washington se realizaron más de 100 protestas simultáneas en todo el país, con una marcha masiva en Los Angeles y otra más pequeña en San Francisco.

Cindy Sheehan, madre de un soldado estadounidense que falleció en Irak y la cara más famosa de este movimiento contra la guerra, participó en la marcha que se realizó en Los Angeles.

Cientos de activistas permanecerán en Washington para realizar una intensa campaña de cabildeo de legisladores el próximo lunes, en la segunda fase del esfuerzo para presionar al Congreso de que detenga la política bélica de Bush.