Estados Unidos

 

Presupuesto de guerra y retirada de Iraq

La madre de todas las batallas legislativas

Por Jim Lobe
Inter Press Service (IPS), 26/04/07

Washington.– La escena quedó montada para un prolongado enfrentamiento por el futuro de la guerra en Iraq entre el Congreso legislativo de Estados Unidos, de mayoría opositora, y el presidente George W. Bush.

La bandera de largada fue la votación de este jueves en el Senado, que marca para octubre el comienzo de la retirada de las tropas en Iraq. Los legisladores del opositor Partido Demócrata parecen dispuestos a volver a proponer la cuestión una y otra vez en los próximos meses.

Tendrán que hacerlo, porque Bush conserva, por ahora, la fidelidad de suficientes miembros del gobernante Partido Republicano en el Congreso como para asegurarse de mantener el veto presidencial a cualquier ley que lo obligue a retirar tropas de Iraq en un cronograma específico. Al ritmo en que han aumentado las bajas estadounidenses en los últimos meses, Bush tendrá cada vez más dificultades para mantener sofrenados a los nerviosos republicanos, en especial cuando esté más cerca el ciclo electoral de 2008.

Sus dificultades aumentan a medida que cae la popularidad del presidente, cuyos índices de apoyo de gestión, según las encuestas, cayeron al peor nivel de cualquiera de sus antecesores en más de medios siglo.

"Creo que en algún momento deberán romperse", dijo el senador demócrata neoyorquino Charles Schumer, reconocido como estratega, en referencia a la minoría republicana en el Congreso. La moción de retirada "no ganará tras una votación o dos, pero sí después de cinco, seis o siete."

De hecho, los líderes demócratas anunciaron que si, como se prevé, Bush veta la ley, aprobarán otra por la que el financiamiento para la guerra se agotaría en apenas dos meses. Eso obligaría al gobierno a volver al Congreso, a más tardar en julio, para dar otra batalla política.

La votación de este jueves fue por 51 votos positivos contra 46. La Cámara de Representantes había aprobado la cláusula por 218 a 208.

Se prevé que el proyecto sea enviado a la Casa Blanca el lunes, no por casualidad en vísperas del cuarto aniversario de la declaración de "misión cumplida" pronunciada por Bush para declarar concluida la guerra de Iraq a bordo del portaaviones USS Abraham Lincoln..

Se trata de una ley presupuestaria de emergencia de 124.000 millones de dólares, de los cuales 100.000 millones se destinarían a las guerras en Iraq y en Afganistán hasta el fin del año fiscal 2007, el 30 de septiembre.

Pero en su versión aprobada por el Congreso, la norma obliga al gobierno a comenzar a replegar las tropas de Iraq el 1 de julio, con el objetivo de completar la retirada de las fuerzas de combate para fin de año.

Si Bush determina que el gobierno iraquí cumplió ciertas metas en el camino hacia la reconciliación nacional ––como enmiendas constitucionales que fortalezcan el rol de la minoría sunita y leyes que garanticen un reparto justo de las ganancias petroleras––, la norma le permitiría a la Casa Blanca retrasar el comienzo de la retirada para el 1 de octubre, y completarla el 1 de abril de 2008.

De acuerdo con la ley, algunos de los 175.000 soldados de este país que estarán desplegados en Iraq el 1 de julio permanecerán allí para entrenar y equipar a las fuerzas armadas iraquíes, participar en operaciones antiterroristas específicas contra grupos como Al Qaeda y proteger a funcionarios e instalaciones estadounidenses.

La aprobación del proyecto fue aplaudido por activistas antibélicos como un hito de su campaña.

"El Congreso acaba de aprobar la primera ley que ordena la retirada. Es un enorme paso adelante en el proceso de sacar a Estados Unidos de Iraq", dijo Jim Cason, del Comité de Amigos sobre Legislación Nacional (FCNL).

Tanto el cronograma como las metas establecidas se basan, fundamentalmente, en las recomendaciones del Grupo de Estudios sobre Iraq, un equipo de trabajo creado por el Congreso e integrado por miembros de los dos partidos, copresidido por el ex secretario de Estado (canciller) James Baker, del Republicano, y el ex representante Lee Hamilton, del Demócrata.

El Grupo de Trabajo también exhortó al gobierno a comprometer a los vecinos de Iraq, incluidos Irán y Siria, en los esfuerzos diplomáticos para fortalecer la reconciliación nacional iraquí y asegurar que la violencia no desestabilice Medio Oriente.

El gobierno avanzó, con reticencia, hacia una posición diplomática más conciliadora, y también adoptó la herramienta de establecer metas hacia la reconciliación nacional iraquí. Pero se ha opuesto con fuerza a la fijación de cualquier cronograma para la retirada, una propuesta a la que calificó de "derrotista" y "entreguista".

De hecho, Bush anunció en enero que pretendía sumar unos 30.000 soldados a los 140.000 entonces apostados en Iraq para estabilizar Bagdad y recuperar el control sobre la provincia de Al–Anbar.

Ese anuncio galvanizó a la oposición demócrata, que, fortalecida con el avance de las elecciones de diciembre en las que recuperó la mayoría de ambas cámaras, decidió desafiar la escalada de la intervención en Iraq.

Sus propuestas en ese sentido se basaron, en parte, sobre encuestas que mostraban una creciente desilusión del público estadounidense con la guerra en Iraq y con el liderazgo de Bush.

Una encuesta publicada esta semana por la cadena televisiva NBC y el diario The Wall Street Journal indicó que casi la mitad de los entrevistados en Estados Unidos creían que la situación en Iraq había empeorado en los últimos tres meses. Solo 12 por ciento creían que había mejorado.

La misma encuesta, al igual que otras divulgadas este mismo mes, también detectó un apoyo mayoritario (55 por ciento) al plan demócrata de retirada, mientras 37 por ciento coincidían con la negativa de Bush a cualquier cronograma.


Presupuesto de defensa no fortalece seguridad

Por Eli Clifton
Inter Press Service (IPS), 26/04/07

Washington.– Aunque 57 por ciento de los entrevistados para encuestas en Estados Unidos creen que enviar tropas a Iraq fue un error, el presidente George W. Bush elevó al Congreso legislativo el mayor presupuesto militar desde la Segunda Guerra Mundial.

Para colmo, el proyecto prevé muy poco dinero para seguridad nacional, la principal preocupación detrás de los argumentos que abonan la "guerra contra el terror" lanzada por Bush tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.

El presupuesto suma 623.000 millones de dólares en gastos militares para el año fiscal 2008, que comienza el 1 de octubre de este año.

Funcionarios del Departamento (ministerio) de Defensa afirman que los presupuestos futuros registrarán aumentos considerables respecto de esa cifra, basados sobre el pequeño porcentaje que representa este rubro dentro del producto nacional bruto.

"Resulta curioso que estemos hablando sobre el tamaño de la economía privada, reflejado parcialmente en el producto nacional bruto, pues ese sector no financia a las fuerzas armadas", dijo a IPS la experta Miriam Pemberton, de la organización académica Foreign Policy in Focus (FPIF).

"Deberíamos concentrarnos en los dólares del sector público disponibles para inversión", agregó, pues los gastos de defensa representan hoy "más de 50 por ciento del presupuesto discrecional".

El presupuesto, elevado en febrero, refleja la doctrina de Bush sobre acciones unilaterales militares, que, según el informe divulgado este jueves por FPIF, "receta un rol global expansivo para las fuerzas armadas, a un grado que los actuales niveles de gasto no llegarían ni siquiera a estar cerca de cubrir".

El "Informe del grupo de trabajo sobre un presupuesto de seguridad unificado para Estados Unidos" indica que la doctrina de Bush, consistente en aumentar las dimensiones y el presupuesto de las fuerzas armadas porque "podemos", no se formula la pregunta de si "debemos".

El grupo de trabajo incluyó al ex secretario de Defensa adjunto (viceministro) Lawrence J. Korg, el general retirado Robert G. Gard Jr. y el funcionario profesional de la Comisión 9/11 William Johnstone.

El presupuesto de 2008 también parece ignorar las recomendaciones del Grupo de Estudios sobre Iraq, que promovió un cambio en la estrategia de política exterior de la fuerza militar a la diplomacia.

Las últimas encuestas indican que la mayoría del público de Estados Unidos analizado cree que la actual política unilateral socava la imagen y los intereses del país en todo el mundo y lo vuelve más susceptible a atentados terroristas.

FPIF promueve un presupuesto de seguridad unificado que reúna todos los mecanismos de seguridad de Estados Unidos, incluidas las fuerzas armadas, las agencias de seguridad interna y herramientas de acción internacional sin carácter militar.

Eso permitiría al Congreso evaluar con mayor facilidad el gasto global en ese rubio y asignar mejor los recursos disponibles.

El informe refleja varias críticas al presupuesto de 2008.

El programa de cazas–bombardero F–22, por ejemplo, recibió una asignación extraordinaria de más de 600 millones de dólares, a pesar de los serios cuestionamientos que se le han formulado.

El monto extra para ese único programa militar triplica lo que Estados Unidos planea gastar en la cancelación de deudas de países pobres, o aumentaría 50 por ciento las contribuciones de este país a operaciones internacionales de paz.

Además, más que triplica lo presupuestado para 2007 con destino a vías férreas y programas de seguridad en el tránsito.

FPIF también cuestionó los 800 millones de dólares destinados a armas ofensivas espaciales, que, según muchos expertos, podrían conducir a una nueva carrera armamentista.

Esa suma duplica la suma solicitada originalmente por la Oficina de Reconstrucción y Estabilización de Iraq y otros países en etapa de posguerra, organismo de expertos civiles del Departamento de Estado (cancillería) que cuenta con el apoyo del Pentágono.

El presupuesto dejó de lado aspectos no militares de seguridad y política exterior, según FPIP.

El vicepresidente Cheney "y otros elaboraron este plan según el cual la respuesta es ser la superpotencia única y mantener un nivel de superioridad militar que impida a cualquier país pensar siquiera en desafiarnos. Pero, ¿cuánto es suficiente?", sostuvo Pemberton, principal autor del informe.

El presupuesto de seguridad nacional de 2008 asigna 90 por ciento de sus fondos a gastos militares, mientras los programas preventivos reciben cuatro por ciento y el Departamento de Seguridad Nacional, apenas seis por ciento.

El grupo de trabajo propone un recorte de 56.000 millones de dólares a los gastos militares ofensivos y un aumento de 50.000 millones de dólares en defensa y prevención.


Avance de su libro de memorias

El anterior jefe de la CIA denuncia que se decidió invadir Irak "sin debate serio"

Agencia EFE, 27/04/07

Nueva York.– El exdirector de la CIA, George Tenet, afirma en un nuevo libro que la Administración de George Bush decidió invadir Irak sin estudiar la verdadera necesidad de tal medida ni tener en cuenta alternativas, según ha informado The New York Times.

"Nunca hubo ningún debate serio que yo sepa, dentro de la Administración, sobre la inminencia de la amenaza iraquí" y tampoco "hubo discusión significativa" sobre la posibilidad de evitar una invasión, escribe Tenet en sus memorias, siempre según el diario neoyorquino. El libro, titulado At the center of the storm (En el centro de la tormenta), no saldrá a la venta hasta el lunes pero The New York Times ha conseguido un ejemplar.

Chivo expiatorio

Tenet se queja de que, cuando la situación en Irak empeoró tras la invasión y la guerra se hizo cada vez más impopular, la Administración le convirtió a él en el chivo expiatorio. El exdirector de la CIA recuerda con amargura cómo el vicepresidente, Dick Cheney, en una entrevista televisada en septiembre pasado, aludió en dos ocasiones a un comentario de Tenet, antes de la invasión, sobre las supuestas armas de destrucción masiva en Irak.

Cheney recordó que, en una reunión en la Casa Blanca en diciembre del 2002, Tenet utilizó la frase "un mate de baloncesto" en relación con la presencia de armas de destrucción masiva en Irak y el vicepresidente dejó entrever que esta calificación convenció a la Casa Blanca para invadir Irak.

Tenet afirma que la frase fue sacada de contexto y se refería en realidad a lo fácil que sería convencer a la sociedad estadounidense de la necesidad de invadir Irak y derrocar al presidente Sadam Husein. Sobre la entrevista televisiva de Cheney, Tenet escribe: "Me acuerdo que la veía y pensaba: 'Como si necesitaras que yo dijera mate de baloncesto para convencerte de entrar en guerra con Irak".

Dimisión en junio del 2004

Tenet reconoce que se equivocó al asegurar en el 2002 que el presidente iraquí Sadam Husein contaba con armas de destrucción masiva, pero afirma haber acertado al negar que fuera tan claro que existieran vínculos entre Irak y Al Qaeda como pretendían algunos altos cargos de la Administración Bush.

Tenet dimitió como director de la CIA en junio del 2004, en medio de tensiones con Cheney, el entonces número dos de éste, Paul Wolfowitz, y con la entonces asesora de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice.