Europa

 

La UE, en Melilla, y EEUU, en California, usan todos los medios para frenar a los pobres del sur. Un jefe policial de San Diego dice que la verja es "muy humanitaria"

Dos vallas, dos mundos

Por Mustafa Hamed en Melilla e Idoya Noain en EEUU
El Periódico, 29/09/05

La cólera contenida de África

La valla de Melilla es una antigua alambrada militar de un metro de altura levantada por el Ejército en 1971 tras una epidemia de cólera en Marruecos. La instalación quedó obsoleta por la aparición del fenómeno de la inmigración a primeros de los años 90 y la continua entrada de subsaharianos llevó al Gobierno a construir en 1999 una doble valla en todo el perímetro, con ayuda de la UE. Eran dos verjas de tres metros de altura, con una separación entre ambas de dos a tres metros, con las que se logró frenar el alud. La entrada de subsaharianos llegó a ser testimonial en Melilla, mientras los argelinos se colaban por los puestos fronterizos haciéndose pasar por marroquís.

Las primeras avalanchas surgieron en el 2004 y el Ministerio del Interior elevó la valla a seis metros en la zona central, por donde ocurrían esas entradas masivas valiéndose de rudimentarias escaleras de madera. Pero los inmigrantes no tiran la toalla y desde agosto lo intentan por los dos extremos de la frontera, donde la alambrada sigue a tres metros de altura. Ante la certeza de que toda la valla se blindará antes de que termine el año, los sin papeles han decidido intentarlo a la desesperada. Se trata de dos vallas metálicas coronadas por una concertina cortante; la más cercana a Marruecos es de tres metros, y la segunda, en el lado más próximo a España, de seis.

Cuando los inmigrantes logran salvar esos obstáculos, aleccionados por sus compañeros que han entrado a Melilla, buscan cómo llegar hasta la comisaría sin ser interceptados por la Guardia Civil, que los devolvería a Marruecos. Una vez allí, logran ser identificados y que la Policía Nacional les abra una expediente de expulsión, que en realidad es su salvación. Con ese documento, pueden lograr una plaza en el centro de acogida y en unos meses conseguir un salvoconducto que permite desplazarse a la Península con el compromiso de volver a sus lugares de origen, aunque se quedan en España u otros países de la UE.

En el mundo: El 'muro tortilla' de San Diego

Para Raúl Ramírez, portavoz de la policía fronteriza en San Diego (California, EEUU), es una valla "muy humanitaria". Para Christian Ramírez, director de la ONG America Friends Service Committee, es un símbolo en metal y cemento de una endurecida política migratoria. Es lo que se conoce como el muro tortilla, una barrera que se empezó a levantar hace 11 años en la zona occidental de la frontera entre EEUU y México y cuya efectividad ha sido condena de muerte para muchos pues ha creado nuevas rutas en los peligrosos desiertos de Nuevo México, Arizona y Tejas.

El muro, que nace en el Océano Pacífico y protege sólo 48 de los 3.130 kilómetros de frontera, empezó a alzarse cuando arrancó la operación Gatekeeper. Inicialmente era sólo en una valla metálica culminada por púas. Luego se construyó una segunda valla doble: un muro de alambrada seguido por otra barrera --"muy bonita", según el agente Ramírez-- con altos postes de cemento separados unos de otros por apenas 21 centímetros. La triple protección ha reducido el número de inmigrantes que tratan de colarse, aunque algunos siguen intentándolo con escaleras y cuerdas. La mayoría quedan atrapados en esta red de barreras vigilada con cámaras infrarrojas y sensores de movimiento, siempre iluminada y patrullada por dos helicópteros y 1.800 agentes.

El éxito del muro tortilla también ha abierto nuevas vías para los coyotes --que cobran entre 750 y 1.250 euros a los inmigrantes mexicanos y hasta 33.000 euros a los de otros países-- que llevan lanchas desde el puerto de Ensenada y abren túneles bajo las vallas.

Una vez detenidos, los inmigrantes son identificados y registrados. Luego pueden abrir un proceso legal o aceptar la deportación voluntaria. Lo segundo es lo más frecuente, como lo es que vuelvan a intentarlo. Lo sabe Ramírez: "Dicen que si han logrado cruzar fronteras mortales como las de Guatemala y México, ésta la pasan con los ojos cerrados".

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