Europa

 

Otro episodio de barbarie capitalista

Por Claudio Testa
Socialismo o Barbarie, periódico, 07/10/05

Las masivas avalanchas de miles de desesperados inmigrantes africanos que tratan de cruzar las vallas que rodean el enclave español de Melilla, en territorio de Marruecos, dejaron un saldo de siete muertos en los últimos días. Un soldado español que estaba custodiando la valla durante la última avalancha, resumió así este drama: "Cuando los vi, me hice a un lado para que no me cayeran encima. Me dieron órdenes de capturarlos, pero ellos corrían y corrían... Yo les decía que no saltaran, pero saltaron igual. No tenían intención de agredir ni lastimar a nadie. Sólo tienen hambre". Y su reflexión final: "¿Pegarle a un negro porque tiene hambre? ¿Por qué?" [1]

Estos episodios despertaron la santa indignación de la prensa burguesa española. ¿Indignación por el hambre de los africanos? ¡Por supuesto que no! “¿El Ejército arrollado por un puñado de inmigrantes? ¡Un bochorno! ¡Una situación que afecta gravemente la credibilidad del Estado español!", rugía indignado al día siguiente el diario El Mundo de Madrid. Y esos rugidos no son sólo de los burgueses ibéricos: todos los gobiernos de la Unión Europea se han puesto de pie para ayudar a parar la “invasión africana”.

De todo esto, lo que más bronca da no es ver lo desalmados que son estos canallas de Zapatero, Chirac, Schröder, Berlusconi & Cía. Tampoco que, al mismo tiempo, jamás se les quitan de la boca los sermones sobre los “derechos humanos” (“humanidad” que evidentemente no abarca no abarca ni a los africanos... ni a los árabes). Lo más siniestro es que Europa capitalista es la principal responsable del hambre en África, incluso más culpable aún que EEUU (que, por supuesto, hace también lo suyo para que los africanos vayan de mal en peor).

Como de costumbre, los falsi-medios, la TV y la prensa “seria” no aclaran mucho de dónde sale tanta hambruna. ¿Acaso África no tiene inmensas riquezas naturales? ¿No hay tierras como para producir suficiente comida? En ambos casos la respuesta es sí. Entonces, ¿cuáles son las raíces de la miseria y el hambre africanas?

Fue Europa quien comenzó hace siglos la destrucción del África negra y hoy, junto con los hermanos imperialistas del otro lado del Atlántico, succiona las riquezas africanas.

Primero fue la esclavitud. Su labor “civilizadora” comenzó en el siglo XVI organizando a gran escala la cacería de africanos para enviarlos por decenas de millones a América, a trabajar de esclavos en las plantaciones de azúcar, cacao, café, algodón... ¡Fue principalmente gracias a ese genocidio (y al de los pueblos originarios de América) que el capitalismo pudo hacer la fabulosa acumulación de riquezas que le permitió luego realizar la Revolución Industrial y así dominar todo el mundo!

Luego, el capitalismo europeo llegó a la conclusión que era más rentable la esclavitud asalariada (los obreros) que la de los esclavos con cadenas. Pero eso no trajo el fin de los sufrimientos de África. Después de la esclavitud vino el colonialismo. Así, en el siglo XIX, las potencias imperialistas europeas invadieron y se repartieron África. La explotación brutal de las masas africanas y el saqueo de sus riquezas naturales fueron las dos principales notas del colonialismo. Interesadamente, las potencias coloniales mantuvieron todo en el mayor atraso. De esa manera, cuando después de la Segunda Guerra Mundial (1939-45) los colonialistas ingleses, franceses, belgas, españoles tuvieron que hacer las valijas, corridos por las rebeliones de los pueblos africanos, dejaron otros tantos desastres detrás suyo.

Pero el peor desastre fue que, en verdad, se fueron a medias... En África quedaron (o volvieron) sus capitales, sus multinacionales, sus bancos. Los estados africanos, formalmente “independientes”, son simples semicolonias, gobernadas por lacayos del imperialismo tan corrompidos como sanguinarios.

Cuando a fines de los 80 se va imponiendo la “globalización” del capitalismo y las políticas neoliberales, se inicia entonces la tercer catástrofe económico-social y humana de la historia de África. ¡Después de la esclavitud y del colonialismo, llegaba la hora de la “globalización, el “libre mercado” y el neoliberalismo! Sus resultados se ven en Melilla.

Pero digamos que los sucesos de Ceuta y Melilla son menudencias. Allí se han enfocado los reflectores de los falsi-medios mundiales porque los hambrientos han tenido la descortesía de armar escándalos en las puertas de Europa, perturbando la digestión de Zapatero, Blair, Schröder, Berlusconi y otros benefactores de la humanidad. Las últimas dos décadas han sido infernales para esa región, pero algunos millones de africanos menos casi no son noticia agonizan convenientemente lejos de Europa y sin hacer mucho ruido.

Un analista resumió bien, en una frase, la situación de los países africanos: “no son países pobres; son países empobrecidos”.

“En los hechos –señala este comentarista–, hoy la dinámica imperialista hacia África se camufla bajo la ideología de la globalización. Los países más pobres y de los cuales más emigrantes mueren en el intento de pasar a Europa vía España por Gibraltar o Marruecos provienen de Liberia, Costa de Marfil, Ghana o Sierra Leona, ricos en producción de diamantes. No son países pobres, son países empobrecidos donde Occidente juega un papel fundamental: es cómplice de mantener gobiernos corruptos y favorecer políticas tiránicas a cambio de materias primas para sus nuevas estrategias de producción. Ni qué decir del uranio, potasio, oro, fosfatos, cobalto, níquel, bauxita, colombita, cobre, estaño, petróleo, cromo, gas, hulla, hierro, grafito, mica, plomo o amianto producido por los países del continente africano, sin contar la flora y fauna y los caladeros marítimos. Requiere mano de obra barata, en condiciones de semiesclavitud y desde luego con regímenes políticos dóciles y amigos. Todo ello es necesario para vivir bien en los países del primer mundo”. [2]


Notas:

1.- “Melilla, la ciudad que mira a los ojos a la pobreza africana”, Silvia Pisani, enviada especial a Melilla, La Nación, 05/10/05.

2.- “El emigrante africano: sangre y muerte”, Marcos Roitman Rosenmann, La Jornada, 03/10/05.

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