Europa

 

Denuncia de organizaciones humanitarias

El gobierno de Marruecos lleva encadenados a mil inmigrantes, sin agua ni comida, al desierto del Sahara

AFP y Reuters, 10/10/05

Ouxda, Marruecos. Un millar de indocumentados eran llevados hoy, esposados sin agua y sin alimentos, por autoridades de Marruecos al desierto del Sahara, en las fronteras con Argelia y Mauritania, denunciaron hoy organizaciones no gubernamentales (ONG).

El traslado, con cuyos países Rabat no tiene acuerdos de repatriación, se produjo mientras más de mil migrantes fueron llevados a sus países de origen, Senegal y Malí, desde la norteña ciudad marroquí de Ouxda; sin embargo, muchos insistieron en que volverán a intentar llegar a Europa.

El gobierno marroquí repatrió, vía aérea, a un primer grupo de 140 senegaleses, de un total de 500, y esta noche realizaba un segundo traslado, informó un responsable de la prefectura de Ouxda.

Durante las próximas 48 horas están previstos tres vuelos con destino a Senegal y tres más trasladarán a unos 600 malienses a Bamako, explicó una fuente de la seguridad marroquí.

Tras varios meses, en algunos casos años, de haber abandonado sus países para huir de la miseria, los más de mil migrantes senegaleses y malienses fueron llevados entre el domingo y el lunes en autobuses hacia Ouxda, próxima a la frontera argelina.

Muchos volvieron a ser localizados en el desierto, donde de acuerdo con sus declaraciones fueron abandonados por autoridades marroquíes sin agua ni alimentos.

Con suerte peor, otro millar de subsaharianos son llevados en autobuses hacia zonas desérticas, en los confines de Argelia y Mauritania. Los responsables marroquíes manifestaron que los migrantes son conducidos hacia los puntos por donde ingresaron.

Afp señaló que uno relató que una caravana de nueve autobuses que transportan a unos 400 africanos, desde el norte de Marruecos, atravesaba el lunes por la mañana el desierto marroquí con rumbo desconocido, al sudeste de Akka, 200 kilómetros al oeste de Agadir.

"Partimos anteayer y nos dieron de comer sólo una vez", denunció Emmanuel, camerunés de 23 años de edad, contactado por teléfono desde Madrid.

"Nos detuvimos un poco en Agadir, nos han separado y no sabemos adónde nos llevan. Acabamos de atravesar Akka, según leí en un cartel." Akka se encuentra prácticamente en la frontera con Argelia.

Como tantos otros, Emmanuel fue detenido en las proximidades del enclave español de Melilla, por donde intentaba entrar. Luego fue llevado por autoridades marroquíes a un autobús que partió de Nador el viernes, el mismo día que Médicos sin Fronteras (MSF) reveló la existencia, en pleno desierto, de centenas de migrantes abandonados a su suerte por autoridades marroquíes.

Militares de Marruecos se encuentran con los migrantes, hombres y mujeres, a bordo del autobús, relató Emmanuel, con voz casi imperceptible por el agotamiento.

Varias ONG aseveraron el lunes que seguían a dichos autobuses a poca distancia, pero Emmanuel aseguró que no los vio. "Estamos solos, no hay nadie que nos ayude", declaró.

Miembros de la Women Link World Wide reportaron que siguen junto con otras ONG a dos autobuses que transportan a aproximadamente un centenar de subsaharianos, entre ellos al menos 30 mujeres y 10 bebés, ante el temor de que sean abandonados en la frontera con Mauritania, lo que supondría su muerte ante el intenso frío del desierto. Estas personas no son repatriadas ante la falta de un convenio con sus respectivos países.

La Asociación Independiente Marroquí de Derechos Humanos (Amdh) condenó "la violencia bárbara" de España y Marruecos contra los africanos, e hizo un llamado a una manifestación, en solidaridad con los indocumentados, para el 13 de octubre en Rabat.

La asociación se dijo en contra de la "xenofobia" de Marruecos contra los subsaharianos, tras denunciar "la violencia bárbara que condujo a la muerte de numerosos inmigrantes y causó también gran número de heridos".

Al menos 14 indocumentados han muerto desde comienzos del pasado verano (boreal), en su intento por saltar la doble valla metálica que separa el territorio marroquí de los enclaves españoles de Ceuta y Melilla, norte de Marruecos.

La Amdh condenó la cooperación en seguridad entre Madrid y Rabat, "que protege y oficializa las fronteras artificiales entre Marruecos y las dos ciudades expoliadas de Ceuta y Melilla".

Rabat reclama la soberanía de esos dos enclaves, pero Madrid rechaza dichas reivindicaciones.

El prefecto de la ciudad de Ouxda, Mohamed Ibrahimi, expresó que Marruecos no podrá resolver solo el problema y que tampoco puede ser el "basurero de Europa.

"La Unión Europea no puede limitar el problema al único enclave marroquí–español", dijo. Añadió: "los países subsaharianos deben ser asociados con la reflexión sobre el tema".

En España, el secretario de Relaciones Exteriores, Bernardino León, reconoció que el abandono de cientos de indocumentados africanos en el desierto marroquí es un "drama que nos desborda", y se caracteriza por la "falta de medios y la necesidad de aportar soluciones".

Por lo pronto, el canciller español, Miguel Angel Moratinos, llegó a Rabat para hablar con autoridades marroquíes sobre el problema, asunto que, dijo, debe "tratarse con firmeza pero con humanidad.

"No podemos quedarnos de brazos cruzados ante el sufrimiento, el drama y la tragedia" de cientos de subsaharianos dispersados en el desierto tras haber sido rechazados en los enclaves españoles de Ceuta y Melilla, declaró poco antes de viajar a Rabat.

El ministro español del Interior, José Antonio Alonso, aseguró por su parte que Madrid trata de responder de la manera más humanitaria posible a la crisis.

Pero, señaló, hace falta una respuesta internacional. "La Unión Europea (UE) tendría que encauzar políticas de ayuda, se tendría que implicar a (la Organización de) Naciones Unidas y no practicar políticas reactivas y dogmáticas para resolver el problema".

Por su parte, el eurodiputado español Willy Meyer afirmó que la dramática presión ejercida por los subsaharianos, que el jueves costó la vida a seis, servirá para que los europarlamentarios de izquierda tomen la iniciativa de impulsar un cambio de fondo a la política migratoria de la UE.

Meyer, quien llegó a Melilla al frente de un grupo de europarlamentarios de la Izquierda Unitaria Europea–Izquierda Verde Nórdica, acusó al presidente del gobierno español, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, de ser corresponsable en el drama de los inmigrantes por haber solicitado ayuda a Marruecos, país que, subrayó, "no respeta los derechos humanos.

"No queremos ser cómplices de estas flagrantes violaciones a los derechos humanos", dijo Meyer, del partido Izquierda Unida. Agregó que esas personas "deberían ser acogidas", tras calificar de "inaceptable" que se haya pedido ayuda a Rabat, "pues todo el mundo sabe que Marruecos no respeta los derechos humanos", reiteró.

El eurodiputado emplazó al presidente Rodríguez Zapatero a rectificar, pues tanto Amnistía Internacional como MSF informan que "la situación de las personas enviadas al desierto es apocalíptica".

Meyer denunció igualmente el fracaso político de la UE en materia de inmigración, al convertirse "en fortaleza y sólo defender su bienestar". Anunció que el grupo parlamentario de Izquierda Unitaria Europea–Izquierda Verde Nórdica piensa tomar la iniciativa en el Parlamento Europeo para que se abra un debate que busque soluciones concretas al problema planteado por "la terrible tragedia humana" de los indocumentados.

Además de Willy Meyer llegó a Melilla, para constatar el problema de los migrantes, Sylvia Yvonne Kaufman, vicepresidenta del Parlamento Europeo.

En Ginebra, el secretario general de la Organización de Naciones Unidas, Kofi Annan, aseguró que "tratar de contener los movimientos migratorios de manera drástica es algo que no funciona", en relación con las personas que tratan de ingresar a España desde Marruecos, reportó Kyra Núñez, corresponsal de La Jornada.

Tras calificar de "muy seria" la situación de los subsaharianos, explicó que las migración es necesaria para que algunos países europeos mantengan su ritmo de crecimiento económico.

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